El potencial chaqueño y la revolución que ya atravesó fueron aspectos destacados en la charla “El Chaco que se viene, desarrollo y agricultura” realizada por la firma Everdem, este lunes en la Expo de MRA. Foto: Eduardo Velázquez
Potencial de rendimiento del Chaco puede multiplicarse por dos, afirman
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El crecimiento del Chaco paraguayo fue una revolución por todo lo que ya se logró desarrollar en su árido suelo en cuanto ganadería, cuyo rendimiento puede multiplicarse por dos. Pero todavía hay mucho techo por la realidad que ya se conoce en tales aspectos y los nuevos que se están forjando en la zona, como el agrícola y el industrial.
“El Chaco es un escenario espectacular, solo no se tenían las condiciones para explotarlo, y lo que se está haciendo ahora es comenzar a utilizar esa potencialidad enorme como su suelo de extrema calidad, fertilidad, potencial productivo, régimen de lluvia, abundante cantidad de tierra y muy bueno que tiene el Paraguay”, expresó a La Nación/Nación Media Rodrigo Artagaveytia, de la firma Everdem.
Fue parte del repaso que dieron los expertos, tanto Artagaveytia como director de Everdem, y Osvaldo Cubecino, responsable de GASA, quienes dictaron la charla “El Chaco que se viene, desarrollo y agricultura”, actividad que se realizó este lunes en horas de la noche, en el salón Germán Ruiz en el marco de la Expo MRA 2023.
Rodrigo Artagaveytia, director de la firma Everdem, previo a la charla ofrecida en el marco de la Expo 2023. Foto: Eduardo Velásquez
A las potencialidades de la zona, fueron sumados los conocimientos de los colonos que desarrollaron la región, además de las nuevas tecnologías y procesos de gestión, por lo que todavía hay otra revolución más por delante que es todo lo que hay por crecer. Y que según los datos actuales, se habla de un rendimiento de 180 kilogramos por hectárea, cuyo potencial se puede multiplicar incluso por dos, destacaron.
“Esto refleja que tenemos dos Chacos ahí, lo que significa que no necesitamos aumentar las tierras para producir más, y la ganadería fue la primera que logró desarrollarse gracias a los pioneros e intrépidos que se aventuraron, que hoy empieza a potenciarse con los que hacen agricultura, complementándose y subiendo techos y todavía hay escalones por subir”, acotó Artagaveytia.
Es así que el objetivo de la charla fue actualizar la realidad de lo que está pasando en el Chaco, que es una película de hace muchos años por el potencial y las posibilidades que tiene, por la revolución que ya fue en la ganadería y seguirá siendo con la introducción de inversiones en la agricultura, en tierras y en industria”, mencionó Cubecino.
Respecto a lo que ya se vio durante los últimos 25 años, Artagaveytia resaltó el aumento en la producción y el uso del suelo de lo que un día fue un Chaco inhóspito al que nadie podía llegar, donde no había servicios, ni comunicaciones, cuyas barreras ya fueron superadas y hoy se puede ver esa transformación de la matriz productiva.
A este proceso denominaron como la revolución de la transformación del Chaco y la revolución de lo que se va a dar en adelante, porque si bien, mucho ya cambió y mejoró en la zona de dicha región, todavía queda un largo recorrido por delante por el potencial de sueldo del Chaco y por su fertilidad extrema.
Siete claves para reducir la brecha entre el cultivo tecnificado y tradicional
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Por Willian Legal
En un país sumamente productivo como Paraguay, es fundamental hablar de tecnología en el sector agrario. La mayoría asocia el concepto de tecnología con herramientas de última generación o dispositivos sofisticados como la robótica. Sin embargo, también forman parte de la tecnología los manejos productivos, el conocimiento sobre el manejo del suelo y del cultivo.
En una nueva entrega de Ellos saben de La Nación/Nación Media, el presidente del Instituto Paraguayo de Tecnología Agraria (IPTA), Édgar Esteche, explicó que el país se encuentra en una zona agroecológica particular, lo que implica que las tecnologías aplicadas deben ser validadas y ajustadas a estas condiciones.
Mencionó que las proyecciones muestran que en los próximos 25 años se logrará más progreso que en los últimos 10.000 años. Esto implica pensar estratégicamente en el rol del país dentro de ese escenario. Parte del enfoque debe centrarse en reducir la brecha entre los productores altamente tecnificados y aquellos que aún dependen de herramientas rudimentarias.
1- Transferencia de tecnología
El IPTA es el ente encargado de la investigación, desarrollo de tecnología, innovación, transferencia y difusión. Trabaja sobre cuatro pilares: agricultura, pecuaria, forestal y agricultura familiar. La misión institucional es la generación, rescate, adaptación y validación de tecnologías agrarias, así como el manejo de recursos genéticos.
Se busca desarrollar variedades y prácticas de manejo que se adapten a las condiciones del país. La transferencia de tecnología implica enseñar a los productores a utilizar la tecnología en su cultivo. Por ello, es fundamental que los sistemas de producción se vuelvan mucho más amigables con el ambiente.
2- Agricultura sostenible
Hablamos de una agricultura resiliente y más sostenible. La sostenibilidad contempla tres enfoques: económico, social y ambiental. Anteriormente, el productor se adaptaba a lo que el clima le ofrecía en ese momento. Sin embargo, con los nuevos conceptos en el sector agrario, proponemos una agricultura sostenible, lo que significa tener la oportunidad de construir el futuro y definir cómo se quiere producir en los próximos años.
3- El manejo del suelo
Paraguay cuenta con suelos inmensamente ricos, pero también muy degradados. Es necesario empezar una corrección del suelo, lo que implica su manejo adecuado, el uso de abonos verdes, la labranza mínima y dejar de lado el uso de la rastra.
Se debe avanzar hacia la siembra directa, como ya lo hace el gran productor. El pequeño y mediano productor también debe enfocarse en este modelo, lo que les permitirá ser más resiliente y adaptarse con mayor rapidez a los cambios climáticos.
4- El manejo del agua
Al hablar de cambios climáticos, también se debe hablar del agua. Aunque el pequeño productor fue muy golpeado por la sequía reciente, el país está rodeado de grandes ríos que ofrecen oportunidades. Solo el 18 % de la superficie cultivable en el mundo se produce bajo sistema de riego, pero esa superficie aporta el 45 % de los alimentos.
Paraguay y la región tienen acceso al 38 % de la disponibilidad de agua, lo que representa un potencial enorme, y para ello se deben aplicar prácticas responsables de manejo del recurso hídrico.
Hablar de tecnología en el sector agrario no se limita a herramientas de última generación o dispositivos sofisticados, dijo el titular del IPTA. Foto: Mariana Díaz
5- Biotecnología
La biotecnología es clave para el desarrollo del país. Es fundamental avanzar en el desarrollo de tecnologías en laboratorio que permitan obtener materiales genéticos resistentes y accesibles para los productores. Son herramientas que no se pueden dejar de desarrollar.
6- Digitalización
La digitalización y la modernización son procesos importantes. La asistencia técnica, la gestión, los pronósticos, la predicción, el uso de sensores remotos y la agricultura de precisión son factores clave. Hoy todos los productores tienen un celular. Se deben utilizar esas plataformas para que ellos puedan acceder a sensores remotos, manejar microcuentas, predecir fenómenos climáticos, saber cuándo habrá lluvias, excesos hídricos o altas temperaturas.
El acceso a drones y sistemas más sofisticados permite una aplicación más eficiente y la posibilidad de reducir costos. Si bien son herramientas disponibles, la eficiencia aumenta con agricultura de precisión. Estos avances pueden alcanzarse con la digitalización y la modernización de los procesos productivos.
7- Capacitación
La capacitación es esencial. En los próximos años, se generará más conocimiento del que se creó en toda la historia de la agricultura. Es indispensable formar nuevas generaciones en tecnología, incluyendo herramientas como la edición genética o la edición CRISPR, que permiten desarrollar materiales genéticos con características adaptadas a las necesidades del productor: variedades resistentes, adaptadas a estrés hídrico y climático, como exceso o falta de agua y altas temperaturas.
La modernización de la agricultura es lo que permite mantener la competitividad sin comprometer los recursos naturales, afirmó Héctor Cristaldo. Foto: UGP
UGP destaca tres aspectos clave a tener en cuenta para el fortalecimiento agrícola
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La agricultura sigue siendo uno de los pilares del desarrollo económico y social de nuestro país, pero su fortalecimiento requiere mucho más que trabajo diario en el campo, explican desde la Unión de Gremios de la Producción (UGP), agregando que este trabajo demanda preparación, información precisa, sostenibilidad en las prácticas y políticas públicas efectivas que respondan a la realidad rural.
Cada uno de estos elementos actúa como un engranaje para que la producción agrícola pueda sostenerse, crecer y generar oportunidades para miles de familias campesinas, expresó el Ing. Héctor Cristaldo, presidente de la UGP.
Manejo de información
Para quienes buscan trabajar en el campo, Cristaldo explicó que es fundamental cultivar la vocación, adquirir conocimientos y mantener la perseverancia. Sostuvo que trabajar en el sector agrícola requiere de una buena planificación complementada con un manejo correcto de las variables que hacen a la productividad.
“Teniendo en cuenta el comportamiento cíclico, con años buenos, regulares y malos, es clave gestionar información sobre el clima y el mercado para realizar un análisis adecuado y manejar los riesgos”, precisó. Además, dijo que para evaluar la rentabilidad se recomienda analizar los resultados en períodos de cinco años y no centrarse únicamente en el resultado de un solo ciclo.
Políticas públicas
La agricultura reúne a un sector que necesita mejorar su calidad de vida, y las políticas públicas deberían enfocarse en incluir plenamente en la economía real y en las cadenas de valor, señaló Cristaldo. “No se puede seguir teniendo como paradigma el mboriahu ryguatã (pobre, pero sin hambre)”, enfatizó.
Estas políticas deben abordar el déficit de infraestructura rural, como caminos, sistemas de riego, acceso a electricidad, agua y conectividad digital, facilitar el acceso al crédito y financiamiento diferenciado, además de promover la educación, capacitación y asistencia técnica gratuita para los pequeños productores.
Sostenibilidad
La modernización de la agricultura es lo que permite mantener la competitividad sin comprometer los recursos naturales. Cristaldo mencionó que este proceso comenzó en los años 80 con la mecanización y tecnificación, continuó en los 90 con la siembra directa y se consolidó en los 2000 con la introducción de variedades mejoradas genéticamente.
Finalmente, expuso que el productor agrícola tiene un compromiso inquebrantable con las buenas prácticas en sus fincas, porque de ello depende la conservación de sus principales recursos para garantizar el consumo propio y la generación de ingresos.
¿Invertir en agricultura? Las razones para elegir el rubro
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Por Melissa Palacios
El sector agrícola en Paraguay exige vocación, conocimiento y perseverancia para quienes buscan emprender en el segmento. Actualmente en el país, entre los rubros agrícolas con mayor potencial de crecimiento se encuentran la soja, maíz, trigo y el arroz, este último con posibilidades de expansión significativa.
En esta edición de Ellos saben, Héctor Cristaldo, presidente de la Unión de Gremios de la Producción (UGP), habló con La Nación/Nación Media sobre las principales recomendaciones para emprender en el rubro, el interés de los productores por seguir cultivando, así como las necesidades que enfrentan los agricultores en estos años.
1. Manejo de información
“Para ser agricultor se necesita vocación, conocimiento y perseverancia. Trabajar en el sector agrícola requiere de buena planificación complementada con un manejo correcto de las variables que hacen a la productividad”, empezó diciendo.
Resaltó además que se debe manejar información de clima y mercado, que afectan los resultados y el agricultor no controla, requiere de permanente análisis y manejo de riesgos.
La producción agrícola tiene un comportamiento cíclico de años muy buenos, años regulares y años malos por lo que, para evaluar una rentabilidad se debería analizar por períodos de cinco años y no medir solo el resultado de un año. “Somos eficientes y eso constituye la base de los resultados y de la rentabilidad”, mencionó.
2. Rubros de mayor potencial
En el país existen rubros ya consolidados como soja, maíz, trigo con la rotación de cultivos en la misma parcela que constituyen un combo junto con los abonos verdes y que ocupan en mayor proporción la superficie sembrada; estos rubros aún tienen un potencial de crecimiento importante.
“El arroz tiene un potencial enorme, se siembran unas doscientas mil hectáreas, pero se puede llegar a un millón de hectáreas”, aseguró. Otros rubros en proceso de consolidación y expansión son el sorgo (biocombustible), maní, chía, sésamo y algodón que está en expansión en el Chaco especialmente.
Cristaldo vaticinó que en la medida que no se vea el trabajo del campo como generador de ingresos para llevar una vida digna habrá desestimulo sobre todo entre los jóvenes pequeños productores. No obstante, entre los jóvenes que trabajan en fincas más tecnificadas hay más estímulos para dedicarse al campo, ya sea en forma directa o a través de tareas relacionadas a la prestación de servicio a la producción agropecuaria.
Las políticas públicas deberían enfocarse en incorporar a la economía real generando ingresos genuinos al productor para salir de la pobreza, dijo Héctor Cristaldo. Foto: Mariana Díaz
3. Sostenibilidad en las prácticas
Entre las prácticas agrícolas que se están promoviendo para mantener la competitividad sin comprometer el medio ambiente apuntan al sistema de siembra directa con la rotación de cultivos como práctica de manejo de suelos que se aplica en más del 95 % del área agrícola tecnificada, y constituye el motor del uso y manejo sostenible de los recursos naturales.
“El productor cuida los recursos naturales en su propiedad porque de ellos depende para vivir y producir alimentos para el mundo colaborando con la seguridad alimentaria”, resaltó el presidente de la UGP.
Poniendo en contexto el proceso de 50 años que vivió el desarrollo de la agricultura paraguaya existen tres momentos en su evolución que llevaron al aumento de la eficiencia de la productividad y la producción. En los años 80 la mecanización y tecnificación en la agricultura, los años 90 con la siembra directa y en la década de los 2000 con la introducción y la utilización de variedades mejoradas genéticamente.
En ese lapso pasamos de producir en 1991 unas 2.000.000 de toneladas de granos en cinco rubros a producir 17.000.000 de toneladas en los mismos cinco rubros a partir del 2017.
4. Recursos para iniciar en el rubro
Los principales son: tener profesionales comprometidos con el emprendimiento, recursos humanos capacitados en los roles a desempeñar y un manejo administrativo sólido basado en buena planificación, manejo de riesgos y manejo de información de clima y mercado.
Existen diversos programas, cursos de formación, jornadas de intercambio de experiencia que sirven para mantenerse al día. La sumatoria del conocimiento y de la experiencia es la que permite ir mejorando el manejo y la administración del emprendimiento.
Existen desafíos internos y externos en el sector agrícola para un mayor crecimiento, indicó el titular de la UGP. Foto: Mariana Díaz
5. Principales desafíos
Existen desafíos internos y externos. Internamente el prejuicio de ciertos sectores en relación a la actividad agropecuaria, las regulaciones y normas que frenan el desarrollo, según Cristaldo, la burocracia y la consolidación del proceso de incorporación de los pequeños productores a las cadenas de valor.
Externamente, la tendencia a imponer unilateralmente normas y exigencias no basadas en ciencia que distorsionan el comercio creando barreras no arancelarias y dejando de lado las normas y acuerdos logrados en la Organización Mundial del Comercio o el Código Alimentario.
“Quienes trabajan en la economía familiar campesina necesitan oportunidades y no regalos ni ayudas que lo vuelvan cliente del Estado”, dijo, asegurando que necesitan ser actores y sujetos del proceso y no objetos del desarrollo y la política.
6. Incorporar más políticas públicas
Las políticas públicas deberían enfocarse en incorporar a la economía real generando ingresos genuinos al productor para poder salir de la pobreza. “No se puede seguir teniendo como paradigma el mboriahu ryvata (pobre, pero sin hambre)”, puntualizó.
Infraestructura rural: con fuerte inversión en caminos rurales, electrificación, riego y acceso al agua potable (necesidad impostergable) y conectividad digital para mejorar la competitividad del sector.
Acceso al crédito y financiamiento diferenciado: creando líneas específicas para pequeños productores y nuevos emprendedores rurales, con tasas bajas y plazos adecuados a los emprendimientos definidos, inversiones, capital operativo con los períodos de espera correspondientes.
Educación, capacitación y asistencia técnica en el segmento de productores de menos de 50 hectáreas, ya que según el último censo agropecuario, el 84 % no recibe asistencia técnica y el 62 % no terminó la educación escolar básica.
Acceso a tierras y formalización con fuerte apuesta por la titulación de las tierras destinadas a la reforma agraria, donde cerca de dos millones de hectáreas entregadas hace décadas siguen sin ser regularizadas. Organización y capital social: el proceso de formalización sectorial debe extenderse a las organizaciones y asociaciones de productores que hoy se unen “ocasionalmente” para demandar algún bien o servicio al Estado.
7. Reglas claras
“En un escenario tan dinámico y cambiante a nivel global, con episodios externos de alto impacto en economías pequeñas como la nuestra, tan dependiente de los ingresos generados por la actividad agropecuaria, la economía y la política deben ir de la mano, con reglas claras y un mínimo de previsibilidad”, alegó.
Por último, sería indispensable contar en el mercado con ferias y cadenas de valor, pues si todo lo anterior estuviese en marcha, se requerirán programas claros de acceso a mercados locales, participación en ferias agropecuarias y vínculos progresivos con cadenas de valor nacionales con alto potencial de desarrollo.
La cifra representa un crecimiento del 42 % en comparación con la campaña 2023-2024. Los departamentos que registraron mayor repunte son: Misiones, Ñeembucú y Paraguarí. Foto: AFP
Cultivo de arroz se expande y suma 78.000 hectáreas más
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El cultivo de arroz con riego se expandió enla campaña 2024-2025 alcanzado 78.417 hectáreas más en la producción, pasando de 187.910 en la zafra pasada a 266.327 hectáreas, cifra que representa un crecimiento del 42 %, según el informe semanal de la Unión de Gremios de la Producción (UGP).
El reporte del gremio destaca el repunte registrado en departamentos de la región Oriental, tales como, Misiones, Ñeembucú y Paraguarí, donde este rubro “mostró un crecimiento importante” respecto a la superficie cultivada en la zafra 2023-2024.
Misiones pasó de sembrar 57.335 hectáreas a 82.220 en esta campaña, totalizando 24.885 hectáreas más. En cuanto a Ñeembucú, de un área de 46.047 hectáreas, pasó a 70.778, sumando 24.731, mientras que Paraguarí en la zafra 2023-2024 llegó a 18.192 hectáreas y ahora a una superficie de 30.927, una diferencia de 12.735.
A estos números se suman los departamentos de Itapúa y Caazapá que también registraron un aumento, pasando, en el caso del primero, de un área de 12.611 hectáreas a 19.126, que representa 6.515 hectáreas más. En tanto que el segundo, de una extensión de 5.244 trepó a 9.767, logrando una expansión de 4.523 hectáreas.
El informe señala que este cereal se ha consolidado como uno de los rubros agrícolas de mayor expansión en los últimos años, impulsado por la incorporación de tecnología de riego y mejores prácticas productivas. A esto se suma que algunos productores comenzaron a utilizar la soja como cultivo de corte sanitario en sus rotaciones, una técnica que permite combatir enfermedades propias del arroz y mantener la sanidad de los lotes.
Rendimiento
Hay que resaltar que este crecimiento en el área de cultivo de arroz representaría además un mayor rendimiento. Las previsiones de la Federación Paraguaya de Productores de Arroz (Feparroz) señalaban que la producción de esta campaña estaría por encima del promedio de rendimiento nacional, que es de 6.000 kilos por hectárea.