El quiebre de la cosecha en el país genera gran incertidumbre en el sector agroindustrial respecto al abastecimiento de la materia prima para el segundo semestre del año. Resaltan que necesitan una respuesta urgente de parte del Gobierno en cuanto a la flexibilización del régimen de admisión temporaria para la importación de granos.
La caída en el sector agrícola en este año sigue siendo de gran preocupación para varios rubros, especialmente para las industrias procesadoras, debido a que señalan que la materia prima podría terminar para finales del primer semestre, lo que pone en jaque a todo el sector para el segundo periodo del año.
En ese sentido, desde la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro) aseguran que desde inicios de año, atendiendo a las condiciones en el sector productivo a consecuencia de la prolongada sequía, ya habían previsto lo que iba a ocurrir, por lo que recurrieron al Gobierno para solicitar el régimen de flexibilización para poder importar la materia prima.
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“A inicios de año solicitamos al Gobierno la flexibilización del régimen de admisión temporaria para importar materias primas de otros países de la región. Es clave que tengamos una respuesta de forma urgente para intentar minimizar las graves consecuencias del quiebre de la cosecha”, señalaron.
Desde el gremio aguardan que se dé esa posibilidad de modo de asegurar la operatividad de las industrias y mantener los puestos de trabajo que están en peligro con la situación actual. Indican que hasta el momento se está manteniendo a cada trabajador pese a la difícil situación del sector, que trabaja a pérdida por el encarecimiento de la materia prima.
“Los mercados no se abren en forma automática, una vez que tengamos la aprobación del régimen, debemos hacer los contactos y desarrollar la logística necesaria para hacer la importación, por eso no podemos seguir desperdiciando el tiempo”, señaló Sandra Noguera, gerente de la Cámara.
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Preocupa a Biocap que ajuste de cupo obligatorio en gasolinas distorsione el mercado
La Cámara Paraguaya de Biocombustibles y Energías Renovables (Biocap) comparte su preocupación tras la reciente aprobación por la Cámara de Diputados de modificaciones en la ley n.º 5444/2015, de fomento de consumo de alcohol absoluto y alcohol carburante, que dan preferencia al alcohol derivado de la caña de azúcar en un mínimo del 50 %, no así de otras materias primas, en la mezclas para obtener gasolinas de menos de 97 octanos. La ley vigente establece que el porcentaje sea definido en función a estudios técnicos realizados por el Ministerio de Industria y Comercio (MIC).
“Consideramos que esta legislación podría generar problemas significativos, como la especulación de precios, al establecer cupos obligatorios, por la intervención en el libre mercado, que además distorsiona la oferta y la demanda”, expresó el presidente del gremio, Massimiliano Corsi, en conversación con el diario La Nación/Nación Media. Dijo que el factor del porcentaje obligatorio del 50 % como mínimo en el uso de caña de azúcar puede generar más conflictos además de poner en riesgo la seguridad y soberanía energética del país.
En la sesión del martes 17 de setiembre, con 70 votos de los diputados se aprobó con nuevos ajustes el proyecto para modificar los artículos 7 y 11 de la ley 5444, que, en junio pasado, el Senado había aprobado fijando un cupo de “50 % etanol cuya materia prima sea caña de azúcar, y 50 % proveniente de otras materias primas”. Por su parte, Diputados aprobó una “preferencia al alcohol derivado de la caña de azúcar producido en el mercado interno nacional, garantizando un mínimo de 50 % de origen de caña de azúcar”. El proyecto original fue presentado por los senadores Lizarella Valiente, Antonio Barrios, Luis Pettengill, Gustavo Leite, Natalicio Chase, Patrick Kemper y Zenaida Delgado. Ahora vuelve al Senado para tratar las polémicas modificaciones introducidas.
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Ambigüedad regulatoria
Para el titular de la Biocap, la ambigüedad regulatoria que representa la modificación aprobada, podría llevar a decisiones arbitrarias y aumentar la incertidumbre para los inversores a la hora de querer incursionar en el rubro de los biocombustibles. Fundamenta a la vez que la ley como quedó, podría desincentivar la innovación al limitar la diversidad de materias primas.
“Es importante destacar que hasta ahora se ha vendido más etanol de maíz que de caña, con un 71.7 % en 2022 y 68.3 % en 2023, lo que resalta la desconexión de la ley con las realidades del mercado”, remarca Corsi. De ahí que sacan a luz las interrogantes como, por qué no dejan al libre mercado decidir cuál materia primar utilizar más para hacer un determinado tipo de biocombustible, o por qué condicionar algo que naturalmente debería pasar. Como medida alternativa, se debería poner énfasis en atajar el contrabando de azúcar, de unas 120.000 toneladas al año aproximadamente o casi toda la producción de caña de azúcar.
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Cappro apunta a la consolidación de la industria aceitera dentro del país
El gremio aglutina a las diez aceiteras más importantes del Paraguay.
La Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro), desde sus inicios (hace 18 años) hasta la fecha, ha tenido un desempeño destacado en la sustentabilidad ambiental, la logística fluvial, el combate al contrabando y coadyuvando con el esfuerzo de los productores de materias primas para la industria aceitera.
La Cappro es un gremio que agrupa a las 10 industrias aceiteras más importantes del Paraguay, cuyo volumen de producción representa el 95 por ciento de la cantidad de aceites y harinas oleaginosas producidas y exportadas por el país. Las firmas asociadas a Cappro son:
ADM, Bisa, Bunge, Caiasa, Cargill, Conti Paraguay, Copagra, LDC, Mercantil Comercial y Oleaginoza Raatz; las mismas canalizaron aproximadamente más del 60 por ciento de la soja cosechada en el país en la última década. Algunos de los asociados realizan otros procesos industriales conexos, como envasado de aceites comestibles, producción de grasas y margarinas, balanceados y aceite de coco.}
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“Luego del gran flujo de inversiones en el sector, a inicios de la década pasada, la industria aceitera paraguaya se posicionó como la principal actividad industrial en términos de saldo de inversión directa, con 861 millones de dólares al cierre de la última actualización realizada por el Banco Central del Paraguay”, comenzó diciendo Sandra Noguera, gerente general de Cappro, a La Nación/Nación Media.
Explicó que en ese periodo surgieron nuevas industrias y otras fueron ampliadas y mejoradas, con lo que la capacidad para industrializar se triplicó. Sin embargo, los constantes cambios de reglas redujeron la competitividad del sector, modificando de manera significativa los planes iniciales.
“Esto puso freno a las inversiones, ya que el escenario se volvió incierto, con lo cual actualmente no existe la previsibilidad necesaria para los inversionistas y el año se está volviendo crítico para la agroindustria”, explicó.
Las agroindustrias en el Paraguay, además de los beneficios directos en generación de empleos formales y de calidad, la creación de polos de desarrollo, el mayor ingreso de divisas al exportar productos industrializados de mayor valor que las materias primas, aportes fiscales, entre otros, indirectamente a lo largo de los años han impactado positivamente en rubros conexos, propiciando y facilitando el crecimiento de la cría de cerdos y aves, ganado lechero, piscicultura y otros.
Entre los planes de Cappro está la consolidación de la industria aceitera dentro del territorio como eslabón fundamental para el desarrollo del resto de la cadena. Sobre este último punto, las industrias asociadas a Cappro, con las políticas públicas adecuadas, pueden colaborar con los planes del Gobierno de convertir al Paraguay en capital del biocombustible, ya que son las proveedoras naturales del aceite crudo necesario para la producción de este.
Agregó que el desafío para este segundo semestre del año, y para los próximos años, es encontrar mecanismos que permitan a la industria local aprovechar su capacidad instalada y recuperar rentabilidad que se ha ido erosionando sistemáticamente en estos últimos años.
“Las previsiones de industrialización para el cierre de este año no superan los 2,5 millones de toneladas, representando una capacidad ociosa de más de 1,8 millones de toneladas, lo que pone en evidencia cómo van profundizando aún más las condiciones de competitividad negativas para la subsistencia de las industrias aceiteras nacionales que apostaron por el país”, comentó.
Explicó que para enfrentar un nivel más competitivo es crucial robustecer la agroindustria con políticas públicas enfocadas en lograr una mayor industrialización de la materia prima agrícola dentro del territorio nacional. “Se requiere de una política industrial clara que nos ayude a concretar el potencial del sector”, sostuvo.
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Satisfacción
Como gremio, la mayor satisfacción es haber adquirido un desempeño destacado en la cooperación integral en las actividades de las industrias aceiteras, en ocupar un espacio cada vez mayor en la instalación del diálogo abierto con las autoridades del Gobierno y con los otros actores de la economía nacional, entre otros aspectos.
“Otro punto que enorgullece a Cappro es el haberse convertido en un ente de referencia a nivel local e internacional en la generación de estadísticas del sector agroindustrial”, comentó. Asimismo, dijo que se debe reforzar el diálogo entre el Gobierno y los sectores que invirtieron o desean invertir en el país, con miras a transformar las ventajas comparativas del Paraguay en verdaderas ventajas competitivas.
“La Cámara tiene por misión impulsar la industrialización de oleaginosas y cereales en coordinación con el sector público, fomentando el crecimiento de la producción agrícola e industrial, generando mayores ingresos de divisas y puestos de trabajo, con responsabilidad social y medioambiental”, aseguró.
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Cappro apunta a la consolidación de la industria aceitera dentro del país
El gremio aglutina a las diez aceiteras más importantes del Paraguay.
La Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro), desde sus inicios (hace 18 años) hasta la fecha,ha tenido un desempeño destacado en la sustentabilidad ambiental, la logística fluvial, el combate al contrabando y coadyuvando con el esfuerzo de los productores de materias primas para la industria aceitera.
La Cappro es un gremio que agrupa a las 10 industrias aceiteras más importantes del Paraguay, cuyo volumen de producción representa el 95 por ciento de la cantidad de aceites y harinas oleaginosas producidas y exportadas por el país. Las firmas asociadas a Cappro son: ADM, BISA, BUNGE, CAIASA, CARGILL, CONTIPARAGUAY, COPAGRA, LDC, MERCANTIL COMERCIAL y OLEAGINOSA RAATZ; las mismas canalizaron aproximadamente más del 60 por ciento de la soja cosechada en el país en la última década. Algunos de los asociados realizan otros procesos industriales conexos, como envasado de aceites comestibles, producción de grasas y margarinas, balanceados y aceite de coco.
“Luego del gran flujo de inversiones en el sector, a inicios de la década pasada, la industria aceitera paraguaya se posicionó como la principal actividad industrial en términos de saldo de inversión directa, con 861 millones de dólares al cierre de la última actualización realizada por el Banco Central del Paraguay”, comenzó diciendo Sandra Noguera, gerente general de Cappro, a La Nación/Nación Media al hablar de la evolución de la industria nacional.
Explicó que en ese periodo surgieron nuevas industrias y otras fueron ampliadas y mejoradas, con lo que la capacidad para industrializar se triplicó. Sin embargo, los constantes cambios de reglas redujeron la competitividad del sector, modificando de manera significativa los planes iniciales.
“Esto puso freno a las inversiones, ya que el escenario se volvió incierto, con lo cual actualmente no existe la previsibilidad necesaria para los inversionistas y el año se está volviendo crítico para la agroindustria”, explicó.
Las agroindustrias en el Paraguay, además de los beneficios directos en generación de empleos formales y de calidad, la creación de polos de desarrollo, el mayor ingreso de divisas al exportar productos industrializados de mayor valor que las materias primas, aportes fiscales, entre otros, indirectamente a lo largo de los años han impactado positivamente en rubros conexos, propiciando y facilitando el crecimiento de la cría de cerdos y aves, ganado lechero, piscicultura y otros.
Entre los planes de Cappro está la consolidación de la industria aceitera dentro del territorio como eslabón fundamental para el desarrollo del resto de la cadena. Sobre este último punto, las industrias asociadas a Cappro, con las políticas públicas adecuadas, pueden colaborar con los planes del Gobierno de convertir al Paraguay en capital del biocombustible, ya que son las proveedoras naturales del aceite crudo necesario para la producción de este.
Agregó que el desafío para este segundo semestre del año, y para los próximos años, es encontrar mecanismos que permitan a la industria local aprovechar su capacidad instalada y recuperar rentabilidad que se ha ido erosionando sistemáticamente en estos últimos años.
“Las previsiones de industrialización para el cierre de este año no superan los 2,5 millones de toneladas, representando una capacidad ociosa de más de 1,8 millones de toneladas, lo que pone en evidencia cómo van profundizando aún más las condiciones de competitividad negativas para la subsistencia de las industrias aceiteras nacionales que apostaron por el país”, comentó.
Explicó que para enfrentar un nivel más competitivo es crucial robustecer la agroindustria con políticas públicas enfocadas en lograr una mayor industrialización de la materia prima agrícola dentro del territorio nacional. “Se requiere de una política industrial clara que nos ayude a concretar el potencial del sector”, sostuvo.
SATISFACCIÓN
Como gremio, la mayor satisfacción es haber adquirido un desempeño destacado en la cooperación integral en las actividades de las industrias aceiteras, en ocupar un espacio cada vez mayor en la instalación del diálogo abierto con las autoridades del Gobierno y con los otros actores de la economía nacional, entre otros aspectos.
“Otro punto que enorgullece a Cappro es el haberse convertido en un ente de referencia a nivel local e internacional en la generación de estadísticas del sector agroindustrial”, comentó.
Asimismo, dijo que se debe reforzar el diálogo entre el Gobierno y los sectores que invirtieron o desean invertir en el país, con miras a transformar las ventajas comparativas del Paraguay en verdaderas ventajas competitivas.
“La Cámara tiene por misión impulsar la industrialización de oleaginosas y cereales en coordinación con el sector público, fomentando el crecimiento de la producción agrícola e industrial, generando mayores ingresos de divisas y puestos de trabajo, con responsabilidad social y medioambiental”, aseguró.
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Baja disponibilidad de granos complicará a su industria
La Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro) advirtió en su informe mensual que si bien la industrialización de oleaginosas se incrementó en 14 % al cierre de julio de este año, la baja disponibilidad de granos complicaría la actividad del rubro en el segundo semestre.
Así, se da cuenta de una tendencia a la baja en los últimos años del procesamiento del principal cultivo agrícola del país, la soja. Según la Cappro, la industrialización de oleaginosas acumulada al cierre del séptimo mes del 2024 alcanzó 1.970.600 toneladas, que representa un incremento del 14 % frente al mismo periodo del año pasado y 158 mil toneladas más con respecto al promedio para este periodo de los últimos 5 años.
Si bien en este julio se puede ver un leve incremento del volumen procesado de oleaginosas con respecto al mismo periodo del 2023, aún se mantiene lejos de los mejores registros para este mes.
Desde el gremio destacan que aunque este panorama parece apuntar hacia un año positivo para la industria aceitera, la realidad es que el aumento de la molienda guarda más relación con la presión sobre la industria local por el aumento de la exportación de granos en estado natural.
“El considerable aumento de la exportación de granos en estado natural, principalmente hacia la Argentina, reduce considerablemente la disponibilidad de granos para este segundo semestre del año y podría llevar a un cierre muy prematuro en las actividades de molienda en muchas de las industrias aceiteras del país”, indica en su informe mensual.