Este sábado 9 de abril se desarrolló la primera feria de saldos de calzados nacionales, marroquinería y artesanía en la que participaron micro, medianas y pequeñas empresas del sector, quienes manifestaron que la actividad tuvo muy buenos resultados por lo que fue provechosa y esperan más ediciones.
La feria fue organizada en el marco del proyecto de Fortalecimiento de la Capacidad del Sistema de Orientación para las Mipymes del Paraguay (Fomipymes) de la Misión Técnica de Taiwán en conjunto con el Viceministerio de Mipymes del Ministerio de Industria y Comercio (MIC), con el apoyo de la Cámara Paraguaya de Supermercados (Capasu).
El objetivo de la feria es brindarles oportunidades de comercialización a las mipymes, dando de esta forma un seguimiento de apoyo al sector que se vio muy afectado por la pandemia, y proporcionar de esta manera espacios como canales de ventas a través de las alianzas estratégicas de las instituciones involucradas.
“Fue superexitosa la primera feria, los 10 feriantes están muy satisfechos y agradecidos, además de que tuvieron buena venta según nos comentaron”, expresó Adriana Delgado, Directora de Promoción Empresarial del Viceministerio de Mipymes.
Habrá más ferias
Así, las 10 mipymes ofrecieron sus productos de excelente calidad con materia prima nacional en la primera edición, pero se tiene previsto realizar una serie de ferias de los saldos los primeros sábados de cada mes, buscando captar de esta forma más oportunidades de comercialización.
Lo interesante de la feria es que pudieron ser partícipes emprendimientos del departamento Central como Calzados Yeye, Arte el Pueblo, Artesanía Carmencita, María Laura Calzados, Cosette Kids, Che Pó Rembiapó, Sol Creaciones, NDe Tererera, MyL Artesanías y Artesanía en Cuero JC, provenientes desde Ypacaraí, San Antonio, Limpio, Loma Pytá, Atyrá, J. Augusto Saldívar e Itauguá.
Esta vez la actividad se realizó en el Hiperseis de Avda. Mcal. López y Tte. Casco. La actividad tuvo un acto de apertura, que contó con la presencia del viceministro de Mipymes, Isaac Godoy; el gerente del Proyecto Fomipymes, Max Chen; el directivo de la Capasu, Gustavo Lezcano, y el director de Relaciones Institucionales de Retail, Mario Goia.
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El ñandutí: una tradición que lleva el pan a los hogares
- Jimmi Peralta
- Fotos: Matías Amarilla
El ñandutí, tejido tradicional del Paraguay, presenta en sí misma una sutil metáfora de su naturaleza dentro de la ciudad que sin dudas es su hogar, Itauguá. Situado a 30 kilómetros de Asunción, el distrito es conocido como el centro de producción de vestidos, cuadros, blusas y manteles confeccionados a base de este tejido artesanal, que representa al suelo guaraní en todo el mundo en diversas instancias y certámenes. Las artesanas redoblan la apuesta y ahora van por el Récord Guinness.
El ñandutí es realizado generalmente de manera individual por manos de mujeres. En su desarrollo, tejen más allá del bastidor una trama de producción en comunidad que traza formas, líneas rectas y curvas interconectadas en la diversidad de colores y direcciones.
Como artesanía, el ñandutí se aprende en la casa, con la magia de la formación no sistemática, que da vuelo y vida a su esencia. Al mismo tiempo, pone el sentido de la transmisión de conocimiento de madres a hijas y de hijas a madres, entretanto se cimenta parte del sustento familiar. Este tejido primero pone pie en la función más elemental: llevar el plato de comida a los hogares de los itaugüeños para después barnizar el vínculo colectivo de una ciudad que cuenta con varios centenares de tejedores y tejedoras.
“Mi abuela no sé si tejía, pero yo aprendí de mi mamá, de muy chiquita, y ni bien cuando yo empecé a hacer los bordados, me daba la plata mi mamá. ‘Este es tu trabajo. Te va a servir para comprar otra vez tus materiales’, me solía decir mi mamá. Y así nunca dejé de hacer. Este trabajo también ayudó para criar a mis tres hijas”, comenta Antonia Morínigo, tejedora itaugüeña que esta semana se sumó a la Red Tejiendo Cultura, una plataforma que nuclea a más de 500 artesanas del ñandutí del Paraguay y de países como Australia, Puerto Rico, Chile, Reino Unido, España y Argentina.
Más de 150 de estas artesanas son de Itauguá, algunas jóvenes y otras de más de 90 años. Ahora forman parte de este proyecto que busca sumar el trabajo individual para armar el tejido de ñandutí más grande el mundo, que será de 120 metros de largo por 5 metros de ancho, buscando el récord mundial.
TEMPRANA INICIACIÓN
Como la mayoría de las tejedoras, Antonia empezó de niña. Ahora es abuela y ya no puede producir en bastidores grandes como antes. Ella tiene a su cargo las labores del hogar y todos los días, después del almuerzo, se sienta en su dormitorio a dibujar con el hilo y la aguja sobre su tela. “Este bastidor armado yo termino en un día, porque yo soy ama de casa, tengo que cocinar todo, yo soy la mamá de la casa. A la tarde, puede comer la comida, me suelo sentar acá en mi pieza y hago mi ñandutí, a la noche ya quiero descansar”, comenta. El proceso de producción arranca con el dibujo sobre el papel “y regla”, recuerdan las tejedoras. Luego se estira la tela en el bastidor, se dibuja en la tela y se comienza a tejer. Terminado el trabajo, se separa el tejido de la tela, se lo lava y finalmente se le pone el almidón para que se endurezca.
“Hay gente que tuvo que migrar a otros países, pero se llevaron parte de sus culturas y otras que se dedicaron a enseñar y así esparcir por todo el mundo. La ciudad de Itauguá es conocida como la capital del ñandutí y cuna de la misma. En cada compañía de Itauguá te encontrarás con un o una artesana elaborando su trabajo porque la técnica fue otorgada de generación a generación y se ha vuelto una tradición para las familias. Es por ello que hay más cantidad de artesanos en la localidad de Itauguá”, comenta Guillermo Acosta, coordinador de la Red, itaugüeño y profesor de ñandutí, quien en su propio perfil vital narra la historia del tejido y las familias de su ciudad.
“Todo se inició desde la tristeza de mi querida Maximina Quiñónez. En una tarde se puso triste y observaba su ñandutí y me dice ‘qué pena que ninguna de mis hijas va a legar esto que yo hago, ninguna de ellas dos sabe hacer’. Sentí tanta pena al oírla decir eso que entonces le pregunté cuál era el dechado más difícil y complicado de hacer. A lo que ella me respondió el arasape y la filigrana, que coincidentemente estaba haciendo. Entonces me fijo en sus idas y vueltas que realizaba sin decirle nada en absoluto. Como ella trabajaba cama adentro y venía a casa los fines de semana, la sorprendí con un trabajo que estaba realizando sin decirle nada. Era una imagen de san Blas, pero en ñandutí. Me pregunta quién hizo y le digo que yo.
Me mira y dice que no me cree. Para que me pudiera creer, me siento y le muestro que sí lo podía hacer y desde entonces le tomé como hobby”, narra Acosta sobre cómo en el ñandutí se reafirma el tejido social y el empoderamiento económico de las mujeres de una ciudad.
TRANSMISIÓN INTERGENERACIONAL
Juliana Centurión (88) y Esmérita Antonia Centurión (91) son dos hermanas tejedoras que viven junto a la hija de la segunda en una humilde casa en el centro de Itauguá, donde las tres comparten además el amor al ñandutí y su creación.
Las hermanas aprendieron el oficio desde pequeñas. Su madre transmitía el conocimiento a su descendencia femenina, “porque los varones buscaban otras formas de aportar, como trabajando en la carpintería y otras cosas”.
“Cuando teníamos entre 7 u 8 años nosotros mirábamos a escondidas cómo trabajaba nuestra mamá y hacíamos que practicábamos en papel. No podías hacerlo bien porque ella no quería que nosotras trabajemos. Pero cuando se dio cuenta de que ya lo hacíamos, finalmente decidió mostrarnos cómo hacerlo bien”, comenta Esmérita.
“Cuando me siento puedo producir rápido, pero ahora ya no puedo sentarme por mucho tiempo, ya estoy grande”, explica Juliana.
“Antes valía más nuestro trabajo, se pagaba mejor por el ñandutí. Nosotras ya no salimos a vender ahora, no nos vamos a ninguna parte. Vienen a hacernos el pedido y hacemos. Antes salíamos, ahora tenemos una patrona. Antes producíamos muchísimo más”, explica Esmérita.
El oficio que le legó su madre le sirvió para sostenerse durante una larga vida y para la crianza de su hija, que también teje. Las hermanas se sumaron esta semana al proyecto que busca batir el récord mundial con un tejido de producción colectiva.
ENSAMBLE
Actualmente la producción de las tejedoras se realiza de diversas maneras, pero la preferida es la realización individual de piezas que después son acopiadas e integradas a vestidos, manteles y otras piezas.
Los precios pueden variar y los productos se realizan en algunos casos bajo pedido y en otros es un proceso a la espera de clientes. Las pequeñas piezas se suman entre sí y de esta manera diversas tejedoras pueden finalmente articular sus trabajos en un producto final, que provee a sus hogares de sustento y de prendas a las principales tiendas especializadas de la ciudad o, como varias de ellas dicen, “a mi patrona”.
Entre tanto, para el proyecto del tejido más grande del mundo se les proveerá a todas las artesanas de insumos (bastidores, lienzos, hilos, agujas) y ellas decidirán cuántos módulos realizarán de acuerdo a sus capacidades y habilidades. Las piezas serán posteriormente certificadas para el ensamble. Como es dable esperar, la producción del tejido significará un ingreso económico.
Se estima que se juntarán unas 2.200 piezas a través de la red. Esta será de los diez dechados (dibujos) seleccionados para la ocasión: jazmín poty, mbokaja poty, buey pypore, machete punta, arasape, arapaho un lado, estrella de cuatro puntas con kurusu’i, takuru con karê’i doble, margarita y pensamiento. A los costados la pieza contará con randas con cadenilla doble y en las esquinas estrellas de cuatro puntas con filete. La puesta en valor del ñandutí a través de este proyecto genera un aporte inmediato mediante la generación de pedidos para las tejedoras. A mediano plazo centralizará una red de trabajadoras, lo que podría facilitar a futuro la producción, la adquisición de insumos y la comercialización. A largo plazo se busca la valoración cultural y pecuniaria a nivel nacional e internacional de este tejido que data del XVI, y que surgió en estas tierras de la unión de una técnica europea y la creatividad de la mujer paraguaya.
“CADA VEZ QUE TE TENGO PEDIDO VENDO TODO MI ÑANDUTÍ”
Porfiria González (61), de Itauguá Guasu Costa Dulce, teje desde los 13 años. Ella valora la iniciativa del proyecto y celebra que significará más trabajo para ella.
“Aprendí a hacer ñandutí viendo a mi tía y mi prima. Al darle el primer trabajo que hice, mi tía ya lo llevó, vendió y me trajo ya directamente materiales para hacer más”, comenta Porfiria, quien trabaja mechando su artesanía con las labores domésticas con la ayuda de su hija.
“Yo me levanto a la mañanita y en medio de mi mate hago mi ñandutí. Después me levanto a hacer para el almuerzo, hago todo eso y ya me siento otra vez a trabajar. Si no hay pedido, igual nomás hago yo. En algún momento va a venir el pedido. Cada vez que tengo pedido vendo todo mi ñandutí; si no hago mi ñandutí, hago chipa”, comenta.
Relata que para ella la parte más difícil es el dibujo. “Eso se hace primero, el dibujo, con la regla se hace, se hace bien eso en el papel, después tenés que estirar con el bastidor la tela y dibujar. Ahí se trabaja”, narra sobre el proceso de producción.
“DESDE MUY CHIQUITA ME PAGABAN POR MI TRABAJO”
Felipa López (63) desde los 7 años se sumó a su mamá, su abuela y sus hermanas, todas de la ciudad del ñandutí, en el oficio de tejedora.
“Hago diferentes dibujos, con hilo fino y con hilo grueso, de ambas formas. Eso también me enseñó mi mamá. A ella le enseñó mi abuela. Desde muy chiquita me pagaban por mi trabajo. La plata me servía para mi escuela, para mis útiles. Tengo siete hijos, ahora conmigo ya solo vive uno. A tejer le enseñé solo a dos hijas mías”, comenta Felipa, quien desde sus manos y el arte dio de comer a su familia junto con su marido, quien es constructor.
“JAGANA´I, PERO JAGANA, UPÉA LA HE´ISÉVA”
Filemona Figueredo (68) arrancó como tejedora a los 12 años con su madre y sus seis hermanas. Ella también se sienta con su bastidor entre las actividades de cuidado y de la labor doméstica en su hogar itaugüeño.
“Recuerdo que cuando era chiquita cada 15 días nos tocaba a cada una ir a vender. De esa plata comprábamos para nuestra ropa para farrear”, comenta entre risas.
“Nunca trabajamos para otra persona”, refiere acentuando que nunca tuvo un trabajo en situación de dependencia.
“Siempre jagana’i, pero jagana, upéa la he’iséva. Igusto remba’apo, revende ha rejúma nde platamíre” (siempre ganamos poco, pero ganamos, eso es lo que importa. Da gusto trabajar, vender y venir con tu platita), explica Filemona, quien es madre de tres hijos.
SOBRE EL PROYECTO
Tejiendo Cultura – El Ñandutí Más Extenso del Mundo es una iniciativa impulsada por Innovaciones Comerciales y la Asociación de Ñandutí en Japón, con el acompañamiento de la Municipalidad de Itauguá y la alianza estratégica de la EBA.
Su objetivo no solo es confeccionar de forma colaborativa la pieza de ñandutí más grande del mundo, sino también visibilizar el trabajo artesanal, fortalecer el turismo cultural y abrir nuevas oportunidades económicas para las tejedoras del país a través del arte textil.
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Este finde, abrígate con artesanía
Una oportunidad perfecta para apoyar el talento nacional y llevarse piezas con historia, ideales para regalar o disfrutar.
Este sábado 05 y domingo 06 de julio, el Centro Cultural del Puerto se convertirá en el punto de encuentro ideal para quienes buscan abrigo con identidad propia. Se trata de la feria de Invierno “Artesanías que abrigan” en el Centro Cultural del Puerto.
Artesanas de diferentes puntos del país se reúnen este fin de semana para celebrar el talento y el abrigo hecho a mano, en una nueva edición de la Feria de Invierno, con propuestas únicas para esta temporada.
El evento invita a disfrutar de una experiencia que combina arte, tradición y diseño. Se podrá encontrar tejidos, cueros, lanas, cerámica, indumentaria, objetos decorativos y mucho más, todo creado de manera artesanal, pero con el valor agregado del trabajo hecho a mano.
La feria reunirá a artesanos de las ciudades de San Miguel, Santiago, Carapeguá, Caacupé, Itacurubí de la Cordillera, Atyrá, Capiatá, Areguá, Tobatí e Itá.
Además de la variada oferta de productos, la feria contará con un espacio gastronómico para compartir sabores invernales y actividades para toda la familia.
Habrá talleres para los más pequeños, con enfoque en la cultura y artesanía, así como demostraciones de las técnicas de artesanía, que sumarán como atractivos en esta gran fiesta de invierno.
De esta manera, la actividad se convierte en una oportunidad perfecta para apoyar el talento nacional, a más de llevarse piezas con historia, ideales para regalar o disfrutar. No te pierdas la cita con el talento en artesanía local, este sábado y domingo de 09:00 a 20:00, en el Centro Cultural del Puerto, con acceso libre y gratuito.
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El CAH impulsa el desarrollo de más de 44.000 familias paraguayas
El Crédito Agrícola de Habilitación (CAH) se consolida como un actor clave en el desarrollo económico y social de Paraguay. Entre julio de 2024 y junio de 2025, la institución benefició a 44.737 familias de pequeños productores y microemprendedores mediante créditos por G. 529.606 millones, dinamizando así las economías locales y generando empleo.
Uno de los datos que destacan desde el CAH es que el 40 % de los créditos otorgados fue destinado a mujeres, mientras que el 26 % benefició a jóvenes. Estos sectores son considerados estratégicos por el Crédito Agrícola para potenciar la equidad, la innovación y la sostenibilidad de los proyectos productivos, tanto en zonas urbanas como rurales.
Así también, el CAH acompaña a las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) con productos financieros exclusivos, respaldados por fondos de garantía, lo que facilita el acceso al financiamiento para quienes generan empleo y valor agregado en las comunidades. Esta estrategia se complementa con asesoramiento técnico y acompañamiento en la gestión de los emprendimientos.
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Con el objetivo de impulsar la educación financiera, más de 69.500 personas fueron capacitadas en todo el país durante este periodo. Estos espacios formativos fortalecen las capacidades de los productores y emprendedores, en alianza con organizaciones y actores locales, reforzando así el impacto del crédito otorgado.
La red de 81 Centros de Atención al Cliente (CAC) permite al CAH garantizar el acceso efectivo a los servicios financieros incluso en las comunidades más alejadas. Esta infraestructura operativa refuerza el compromiso institucional con la descentralización, la equidad territorial y el acompañamiento permanente al sector productivo.
Finalmente el CAH reafirma su compromiso de seguir trabajando por la inclusión financiera, el crecimiento económico y el bienestar de las comunidades en todo el país. La institución asegura que continuará generando oportunidades con un enfoque cercano, eficiente y transparente, priorizando a los sectores rurales, mujeres y jóvenes, motores del crecimiento sostenible.
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Reducción de comisiones, un impulso para la digitalización de las mipymes
Desde este martes 1 de julio, las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) de todo el país tendrán un beneficio en sus costos operativos gracias a una resolución del Banco Central del Paraguay (BCP), que reduce los porcentajes máximos de comisiones por transacciones con tarjetas.
La medida busca incentivar el uso de medios de pago electrónicos, facilitar las ventas y contribuir a la formalización del sector.
Con la nueva disposición, las comisiones por pagos con tarjeta de crédito bajan al 4 % y las correspondientes a tarjetas de débito se reducen al 3 %. Estos porcentajes representan un descenso frente a los valores que se venían aplicando hasta ahora, y se traducen en menores costos para los comercios que aceptan pagos digitales.
El BCP informó además que está prevista una nueva reducción de estas comisiones a partir del 1 de julio de 2026, en el marco de un plan gradual de incentivo al uso de medios electrónicos. El viceministro de Mipymes, Gustavo Giménez, celebró la resolución y destacó que se trata de un paso importante para los emprendedores y pequeños negocios.
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“Es una noticia sensacional, porque esto permite que más mipymes puedan utilizar medios electrónicos para cobrar. Hoy hay millones de tarjetas en circulación y cada venta que no se cobra con tarjeta es una oportunidad perdida”, afirmó y alentó a los empresarios a sumar opciones de cobros digitales.
Desde el Ministerio de Industria y Comercio (MIC), impulsan la transformación digital del sector como una estrategia clave para aumentar las ventas, mejorar la competitividad y promover la formalización de las mipymes. La reducción de las comisiones por transacciones con tarjetas es vista como un complemento a estas acciones, que buscan fortalecer el tejido empresarial de los pequeños negocios en todo el país.
El acceso a medios de pagos electrónicos no solo amplía las oportunidades de venta, sino que también mejora la trazabilidad de las operaciones y contribuye a la inclusión financiera. Con estas medidas, se espera que más comercios adopten terminales POS y otras herramientas digitales que faciliten las transacciones y permitan a los clientes contar con más opciones a la hora de pagar.
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