El emprendedor de hoy es Julio Manuel Sanabria, quien adecuándose a los tiempos actuales lleva al frente ahora El Panadero, un negocio familiar de 100 años de historia. Foto: Gentileza.
Emprendedores LN: Siguió tradición centenaria de la bisabuela y hoy sostiene El Panadero
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En una nueva entrega de emprendedores LN y de la mano del nuevo año que comenzó hace cinco días, arrancamos con una historia de arraigo y tradición de cien años, de un rubro que a la mayoría, si no es a todos, gusta y acompaña en su alimentación diaria, el de la panadería.
Es el caso de El Panadero, de la ciudad de Caacupé, que tuvo sus orígenes en una empresa familiar, ya que la primera panadería de la ciudad cordillerana, hoy ubicada en General Roa esquina Teniente Aquino, en el barrio Industrial, y emprendida desde hace cinco años por Julio Manuel Sanabria Ozuna (30), pero la pionera fue la bisabuela de éste, ña Lachi, allá por 1920, cuando se adentró al sabroso y tentador mundo de la panadería para el sustento de la familia.
El emprendimiento consiste en la elaboración y producción de panificados, pero también es acompañado por los segmentos de confitería y rotisería en general, ya que cuando esta cuarta generación se adentró al rubro, tomó la posta, se actualizó y mecanizó para ser más competitivo y brindar un mejor servicio. Para ello, también está en las redes sociales como @el._panadero en Instagram y El Panadero en Facebook.
“Lo que hicimos fue afrontar el negocio familiar para responder a la demanda actual, adecuándonos con innovaciones constantes, con el firme propósito de seguir mejorando y brindando productos de calidad”, expresó Julio.
La primera panadería en Caacupé
En sus inicios fue la primera panadería de Caacupé, emprendida por ña Lachi de forma tradicional, quien junto con sus dos nietos abastecía con los panificados a toda la ciudad, y una vez fallecida la propulsora, ambos siguieron con el negocio ya bajo del nombre de Hermanos Sanabria hasta el 2015.
Fue en ese tiempo que Julio tuvo la visión de seguir el mismo camino que la bisabuela, ofreciendo productos tradicionales de calidad, y decidió abrir El Panadero, sumándose su padre con él, para recientemente volver al antiguo y conocido local de la panadería Hermanos Sanabria, hoy ya como El Panadero.
El Panadero busca mantener la tradición familiar con calidad en el rubro de la panadería. Foto: Gentileza.
“Hoy podemos decir que somos una panadería moderna, cuando arrancamos con esto hace cinco años, adquirimos maquinarias modernas, de calidad industrial, hornos eléctricos y todo lo necesario para ofrecer cantidad y, por sobre todo, mantener la calidad de una panadería tradicional, pero en formato actual”, explicó el emprendedor.
Pero para lograrlo, como emprendedor Julio sabía que era importante y crucial la actualización constante para seguir ofreciendo una diversificación que guste a los clientes, y por sobre todo mantener la calidad basada en la trayectoria de nada más que un siglo.
Apoyo familiar
Y para que El Panadero siga representando el arraigo de una tradición familiar y el gusto por el rubro, a más de sostenerse, Julio pudo hacerlo gracias al apoyo de familiares y amigos, la voluntad para el trabajo, la fe y confianza para poder seguir con el emprendimiento.
Hoy trabaja codo a codo con Elvira Elena la Rosas Noguera, quien es su compañera y madre de sus dos hijas, Giuliana Valentina Sanabria la Rosas y Giulia Martina Sanabria la Rosas, dedicándose exclusivamente a este rubro en lo laboral, a la par de cursar el segundo año de la carrera de administración de empresas.
Julio Manuel Sanabria y familia llevan al frente desde hace cinco años el emprendimiento panadero, tradición de hace un siglo. Foto: Gentileza.
Así, El Panadero está dirigido a clientes exigentes que visitan el local diariamente, a más de extenderse la demanda en algunos distritos de Cordillera, para lo cual cuenta con personales capacitados para la elaboración de los productos, quienes reciben constantemente capacitación de profesionales idóneos.
Actualmente, la panadería emplea a 20 personas en total para abastecer la demanda, con una atención de 6:00 a 19:00, de lunes a sábados, y los días domingos de 7:00 a 12:00.
Productos
Los productos que se ofrecen son galletón, pan felipe, pan para sándwich, galleta criolla, galleta seca, prepizza, productos secos a la manteca, productos integrales, pan para hamburguesa, a más de innovar en panes para hamburguesa gourmet.
En la confitería, se realza por la aceptación de los productos, sobresaliendo la torta marmolada elaborada en forma artesanal por la casa. Mientras que en la rotisería cuentan con empanadas fritas, al horno, croquetas, sándwich de milanesa, sándwiches de verdura, pollo, jamón y queso, y la coxinha como especial de la casa.
El Panadero innova desde productos integrales a panes para hamburguesa gourmet en colores y en forma de calabaza. Foto: Gentileza.
Sobrellevar una pandemia
Como a todos, la pandemia afectó bastante a El Panadero, dándose una baja muy importante en la línea gastronómica. No obstante, se manejó con nuevas estrategias en la promoción de nuevos productos como pan hamburguesa de colores, pan hamburguesa con moldes de calabaza, siendo pioneros en su elaboración, el cual fue muy aceptado por la clientela. Asimismo, fue implementado el servicio de delivery a domicilio sin costo, lo que ayudó suficiente.
Lo bueno del rubro es que se trata de un producto de primera necesidad, por lo que tanto como negocio y la clientela reaccionaron y se sumaron con responsabilidad al cumplimiento a cabalidad del protocolo sanitario, de modo de poder llegar a todos los clientes pese al confinamiento.
En ese sentido, Julio mencionó que se puede considerar al rubro como perspectiva cíclica, ya que la factibilidad se enfoca en un producto de primera necesidad, por lo cual la rentabilidad es el resultado de la oferta y la demanda.
Y como todo emprendedor, Julio quiso brindar su grano de arena con base en su experiencia, transmitiendo su entereza y principios para lograr emprender y que el negocio sea exitoso. “Todo emprendimiento debe basarse en principios y valores; fe, respeto, responsabilidad, confianza, saber hacer y sobre todo saber ser para llegar a la meta anhelada con éxitos”, subrayó.
Eusebio Ayala: un distrito con historia y parada obligatoria de los amantes de la chipa
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La ciudad que lleva el nombre del expresidente de la República, Eusebio Ayala, está estratégicamente ubicada en el departamento de Cordillera a 72 kilómetros de Asunción. Fue fundada en 1770 con el nombre de Barrero Grande, pero en 1940 fue “refundada” con su nombre actual.
Es una ciudad visitada por miles de personas todos los días, ya que se llega por la ruta PY02 y constituye una parada casi obligatoria de transportistas, visitantes y sobre todo de viajeros que quieren gustar de las tradicionales “chipa Barrero”, durante su trayecto.
Así lo expresó el intendente de la ciudad, Víctor Giménez, a La Nación/Nación Media. Explicó que hoy uno de los pilares económicos de la ciudad es la producción de chipa, con reconocidas chiperías como la de María Ana. “Este rubro representa la principal fuente de ingresos para muchas familias”, dijo.
El rubro de la chipa representa la principal fuente de ingresos para muchas familias en la ciudad. Foto: Gentileza
Además de esto, mencionó que existe una fábrica que produce balanceados para aves, una acopiadora de maní y chía que complementa a la agroindustria local, varias entidades bancarias y cooperativas, que son parte de la economía de Barrero, además de los comercios que están apostados sobre la ruta principal y en el centro de la ciudad.
“Hace un tiempo vinieron empresarios bolivianos con la intención de abrir un frigorífico de aves. Avanzó bastante, pero al final optaron por la ciudad de Valenzuela, por el tema de la subestática. Igual siempre vienen personas interesadas por nuestra ubicación, ya que estamos en el centro del departamento”, acotó el intendente.
Turismo y festividades
El intendente Giménez expuso que Eusebio Ayala es reconocida por su relevancia histórica, especialmente por ser escenario de la batalla de Acosta Ñu, librada el 16 de agosto de 1869 durante la Guerra de la Triple Alianza. En ese contexto, precisó que los sitios históricos más destacados son: Campo de Acosta Ñu y Cerro de la Gloria. Reiteró que ambos lugares atraen a turistas nacionales e internacionales y se consideran espacios de memoria histórica en honor a los niños mártires.
Así también, Giménez mencionó que existe un espacio literario dentro de la ciudad conocido como Chipa Literario, donde las personas pueden acudir para leer libros de autores nacionales, mientras disfrutan de las tradicionales chipas además de la gastronomía local.
Respecto a la fiesta patronal de la ciudad, que se celebra el 16 de agosto, pero que inicia ya antes, dijo que las actividades festivas se extienden durante todo el mes, pero el día más importante se puede apreciar un desfile cívico-militar que tiene relevancia nacional. Según el intendente, ese día se recibe a más de 10.000 visitantes, lo que genera una importante dinámica económica para la ciudad.
El espacio literario dentro de la ciudad conocido como Chipa Literario es un punto muy visitado. Foto: Gentileza
Población y demografía
El distrito tiene una extensión de 338 km², con una población aproximada de 22.000 habitantes. Está regada por las aguas de los arroyos: Tacuatí, Ropé, Yuquyry, Paso Malo y Piribebuy, que conjuntamente con el arroyo Ropé forman un salto.
Si bien al distrito de Eusebio Ayala se accede por la ruta PY02, que es la vía más importante, también se accede, desde el sur, por la ruta PY01, conectando a través del departamento de Paraguarí.
La ciudad es reconocida por su relevancia histórica, especialmente por ser escenario de la batalla de Acosta Ñu. Foto: @ipparaguay
Historia
Eusebio Ayala ocupó cargos públicos, sin pausas, desde ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública y Hacienda, hasta ministro de Relaciones Exteriores en los gobiernos de: Emiliano González Navero, Manuel Gondra, Eduardo Schaerer, Manuel Franco y José Montero. Es conocido como El presidente de la victoria por su gestión durante la Guerra del Chaco.
El presidente Eusebio Ayala, invitado especial, pronunciando su discurso en la inauguración de ZP 9 radio Prieto en 1933. Foto: Gentileza
En 1920 fue senador, pero antes fue diputado. Ante la renuncia de Manuel Gondra, fue designado presidente provisional de la República, por voto unánime del Congreso, cargo que cumplió desde el 7 de noviembre de 1921 al 12 de abril de 1923. Le tocó gobernar en los difíciles años de la revolución del 22.
Triunfó luego como candidato presidencial en las elecciones de febrero de 1932 y el 15 de agosto de ese año juró como presidente de la República, cuando comenzó la Guerra del Chaco. Eusebio Ayala murió en Buenos Aires, el 4 de junio de 1942, a los 66 años.
Sir Tony Blair recibió a Peña, en intensa agenda para promover al país en Londres
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El presidente de la República, Santiago Peña, abrió este miércoles una importante agenda en su visita de Estado a Londres, invitado por el rey Carlos III, siendo recibido por Sir Tony Blair, que fuera primer ministro del Reino Unido entre 1997 y 2007, así como líder del Partido Laborista desde 1994 hasta 2007. Actualmente, el líder político se desempeña como asesor para diversas empresas del sector energético y financiero.
“Hoy en Londres tuve el honor de reunirme con Sir Tony Blair, ex Primer Ministro del Reino Unido. Hablamos de lo que más me apasiona: cómo hacer de Paraguay un país de oportunidades, innovación y futuro”, refirió Peña en una publicación en la red social X.
El canciller Rubén Ramírez Lezcano; el ministro de Industria, Javier Giménez; el asesor jurídico de la Presidencia, Roberto Moreno; y el embajador paraguayo en el Reino Unido, Juan Ernesto Snead, también participaron en la reunión entre ambos líderes.
Posteriormente, Peña acudió a una reunión con Canning House, el principal foro de las islas británicas que, durante más de 80 años, ha sido un puente entre las relaciones de América Latina, la Península Ibérica y el Reino Unido, y que hoy se extiende hacia Paraguay, según informó el mandatario a través de sus redes sociales.
El jefe de Estado presentó ante líderes del sector privado británico todo lo que está construyendo el Gobierno paraguayo, resaltando una economía sólida, un entorno seguro y previsible, así oportunidades concretas para invertir y crecer juntos.
“Paraguay ofrece hoy una propuesta única: energía limpia, estabilidad macroeconómica, recursos estratégicos y una visión clara de desarrollo sostenible. Seguimos construyendo confianza, generando alianzas y posicionando a Paraguay como un destino confiable para invertir”, enfatizó el presidente.
El embajador Juan Ernesto Snead, el canciller Rubén Ramírez y el presidente Santiago Peña en Londres. Foto: Presidencia
Importantes referentes
Informó que en la mesa de trabajo estuvieron participando referentes del mundo empresarial y político del Reino Unido, como Jeremy Browne, CEO de Canning House; Fabian Hamilton, enviado comercial para el Cono Sur; y Susana Berruecos, experta en política pública.
Además, estuvieron presentes Katie Doherty, referente del comercio cárnico en Londres; Lucia Casals, asesora en British Petroleum; Nicholas Ravazzani, líder en infraestructura sostenible; y William Turner, especialista en inversiones basadas en la naturaleza; entre otros.
Por otra parte, el presidente Peña mantuvo otra importante reunión con los principales accionistas del Grupo Hinduja, el mayor conglomerado empresarial de la India. Conversaron sobre oportunidades de inversión en Paraguay en energía, tecnología y automatización.
El mandatario resaltó que Ashok P. Hinduja, uno de los líderes más influyentes del grupo, con presencia en India, Europa, Asia y América, mostró un gran interés en nuestro país. “Estoy convencido de que seguiremos atrayendo inversiones que generen empleo, desarrollo y más oportunidades para todos los paraguayos”, enfatizó.
Younique celebra 15 años, promoviendo una belleza auténtica y el bienestar integral
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Una de las empresas más especializadas en estética y cuidado personal, celebra este mes su aniversario número 15. Younique se consolida como una de las marcas referentes del sector. Tiene una trayectoria marcada por la innovación y el enfoque holístico, y presenta su nueva campaña: “Find your WOW”, que invita a las personas a redescubrir su autenticidad a través del autocuidado.
Desde sus inicios, Younique apostó a un modelo que va más allá de los estándares estéticos tradicionales, centrando su propuesta en la conexión cuerpo-mente y en el bienestar integral. “Creemos que la belleza se encuentra cuando conectas con lo que sos”, expresan.
Este enfoque ya logró posicionar al centro como un espacio de transformación personal, con servicios que combinan tecnología de vanguardia y atención profesional altamente especializada. Para celebrar un año más, Younique ofrece durante todo julio, importantes descuentos y beneficios exclusivos.
Entre ellos, se destacan alianzas con el Banco Basa, hasta un 40 % de descuento para clientes con Mastercard Black, y 35 % de descuento todos los días en tratamientos con aparatos y manuales. Con el banco Sudameris, un 25 % y hasta un 30 % de descuento los martes y miércoles, válido para tratamientos con aparatos, manuales y productos Germaine de Capuccini.
Además de los descuentos, el aniversario incluye experiencias únicas para las clientas, con espacios diseñados para mimarlas y generar momentos especiales en cada visita. También se lanzó una promoción que sortea premios entre quienes realicen compras iguales o superiores a G. 500.000. El primer premio es un viaje al destino que elija el ganador, seguido de vouchers en tratamientos por USD 500 y USD 300.
Con una evolución constante, Younique supo adaptarse a las nuevas tendencias y necesidades del mercado, integrando nuevos equipos, protocolos y productos de última generación. Esto le permitió mantenerse vigente en un sector competitivo, diferenciándose por su apuesta por la autenticidad y el bienestar emocional de cada persona.
Para más información o para agendar turnos, se puede contactar al (0984) 900-376 o visitar @YouniqueParaguay en Instagram y Facebook.
Ovecha rague, el legado de “la ciudad que te abriga”
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En junio pasado fue declarado como Patrimonio Cultural Inmaterial Nacional y se reconoció a dos de sus artesanas como Tesoros Nacionales Vivos. Aquí un panorama de la artesanía en lana en “la ciudad que te abriga”, San Miguel, y un diálogo con algunas de las artesanas que lo hacen posible.
“Toda la historia del pueblo se fue tejiendo, por así decirlo, en torno a la artesanía, no solo su economía, sino la identidad de su propia gente”, apunta Enrique Correa, director de Cultura de la Municipalidad de San Miguel, en el departamento de Misiones.
Distante a 180 kilómetros de Asunción, a la vera de la ruta PY01, esta localidad se enorgullece de ser la capital de la lana, “la ciudad que te abriga”, la cuna del ovecha rague. A la vera de la ruta existen unas 15 tiendas/talleres que producen y venden tejidos, pero también hay un número mayor de tejedores que se reparten en el casco urbano de la ciudad y en las compañías Arasape y Hugua.
“Es una realidad bastante compleja porque por un lado están los aspectos patrimoniales, que es lo que hemos logrado o tratado de salvaguardar, por ejemplo, con esta declaratoria, los saberes técnicos que los artesanos han transmitido de generación en generación que tiene un alto valor y que le da un valor agregado importantísimo a la artesanía”, apunta Correa.
Habla de la declaración como Patrimonio Cultural Inmaterial Nacional del Ovecha Rague, que hiciera el gobierno en junio pasado en un paso importante para buscar apuntalar la actividad.
Después está lo económico porque “es la fuente principal de ingreso y el sustento de varias familias”, describe.
Las técnicas son heredadas de generación en generación
MOTOR ECONÓMICO
“El hecho de que sea el motor económico de la ciudad nos lleva a trabajar en cómo ofrecer el producto, buscar nuevos mercados, el tema de la materia prima también. Hasta influye el cambio climático, los inviernos ya no son tan crudos hoy en día en nuestra región. Eso obligó a los artesanos a innovar, a buscar otros materiales, el algodón, por ejemplo, que fue ingresando bastante”, agrega Correa.
Recuerda que “la lana tiene su salida solamente en el invierno, en el verano hay que pensar en otros productos. Los artesanos se ingeniaron y le dieron con todo, con el tema del algodón, las colchas, las hamacas, que tienen bastante salida en el verano”.
La realidad económica impacta en las familias “que se van desintegrando, los hijos que emigran a otros lugares, entonces todo atenta contra el mantener este proceso, este conocimiento, este saber y este patrimonio que le otorga una identidad al pueblo”.
Correa entiende que es un desafío “para nosotros como un municipio, la gobernación, el Instituto Paraguayo de Artesanía y para la Secretaría de Cultura, la Senatur, cómo hacer alianzas estratégicas para que la artesanía se siga manteniendo, pueda seguir vendiéndose aquí y en el exterior y que nuestra gente siga produciéndola”.
La intermediación es otro elemento que se intenta resolver a la hora de conseguir un “precio justo” para los artesanos. “Es importante que puedan llegar directamente al consumidor”, apunta ya que “muchos al vender el producto final recuperan quizás lo invertido en materia prima, pero la mano de obra y las horas invertidas en cada uno de los procesos que conlleva elaborar esa prenda muchas veces no son tenidas en cuenta y no son monetizadas. Entonces esos son los grandes desafíos que estamos enfrentando”, indica.
Fermina Fernández, tejedora
TESOROS VIVOS
Ella está escardando la lana en su sillón favorito, en la galería de la casa, en compañía de gatos y gallinas. Fermina Fernández viuda de Correa tiene 84 años y desde que tiene memoria hila y teje. “Cuando tengo 7 años ya mi abuela me enseñaba cómo tengo que hacer por la lana”, memora la mujer que en junio pasado fue reconocida como Tesoro Nacional Vivo por la Secretaría Nacional de Cultura.
Fermina muestra su rueca, monta las fibras de lana con oficio y con el suave y mecánico impulso de un pedal va construyendo el hilo con el que luego elaborará sus finos tejidos.
La tarea también se puede hacer a mano con un huso, para conseguir un hilo más fino, como el que usa en sus fantásticos vichu, chales de fina lana, todo un símbolo de la cultura de los tejedores de San Miguel. Los teje a crochet y los vende desde los 120 mil guaraníes.
“El otro día vinieron las bailarinas y llevaron casi todo de mí”, dice entre risas, contenta por la particular venta que tiene la prenda, infaltable en las integrantes de los ballets folclóricos. Fue en junio durante el festival del Ovecha Rague que recibió a unas 50 delegaciones de artistas.
Mueve a reflexión cómo se valora este trabajo artesanal que tiene un proceso que incluye el lavado de la lana, el escardado, el blanqueo, que puede llevar un mes, de no mediar lluvias y humedad, antes de que las manos de Fermina aborden la prenda. “El tejido no tarda más de una semana”, cuenta.
Solo ella y otra artesana tejen los vichu en el centro de San Miguel, pero en la compañía Arasape queda todavía un grupo importante de tejedoras que ayudan a mantener esta bella tradición.
Fermina supo hacer frazadas, de gran factura, pero “ya me va es demasiado pesado manejar el telar, se hace complicado, se tiene que tener fuerza”, explica. Muestra una que confeccionaron con sus hilos unos artesanos asociados que cuesta 900 mil guaraníes. Se siente que vale más.
El tejido exige un compromiso de los cuerpos que los artesanos padecen. Dolores articulares, reuma y artritis aparecen cuando se convierten en adultos mayores.
Por eso se la ve contenta con el reconocimiento que se le hizo: “Me sentí demasiado bien. Estoy orgullosa con mi trabajo. Porque de chiquitita yo comencé y hasta ahora estoy trabajando gracias a Dios”.
Tiene 7 hijos que aprendieron con ella a trabajar la lana. “Ahora nomÁs ellos se van todos de acá por estudio, por trabajo… por acá no hay trabajo”, dice.
Relata que los precios en mucho responden al alto precio de la lana cruda. “Te venden a 60 o 70 mil guaraníes el kilo. ¡Muy caro ya es!”, considera . “ Por eso no podemos hacer más barato nuestro trabajo porque el material es demasiado caro. Tengo que lavar con agua oxigenada y jabón en polvo con agua caliente”.
Fermina aborda personalmente el hilado porque de ello depende la calidad de la prenda. “La gente quiere trabajar, pero no quiere hacer bien el trabajo, ese es el problema, el hilado es muy delicado, si el hilo se va a usar en el telar, entonces requiere torcer un poco más, hacerlo un poquito más firme. Si lo va a hacer a crochet tiene que ser un poco más suave”, explica.
“Yo ahora poco vendo porque no salgo más”, cuenta de su actualidad. Relata entonces que antes iba a la Expo de Mariano Roque Alonso, y recorría el interior llegando a Santa Rita, Saltos del Guairá, Colonia Yguazú, Ciudad del Este. También que hubo señoras que hicieron llegar sus tejidos al exterior con gran éxito y valoración.
Le gusta ir a descansar los domingos a la casa materna de Costa Hû, un barrio de San Miguel, en donde comenzó su historia como tejedora. “Cuando yo me muera ustedes van a vender, pero ahora no porque es mi herencia”, cuenta que les dice a sus hijos. Allí su mamá y su madrina le enseñaron los oficios de la lana y allí siempre vuelve.
La variedad de prenda es grande y el invierno es la época de mas
ventanal
UNA VIDA CON LA LANA
Eustaquia Palma de Garay tiene 95 años y fue también reconocida como Tesoro Nacional Vivo. “Y la verdad es que yo no sé, parece que les gustaron las cosas que hice”, comenta.
Hace un tiempo que ya dejó de tejer y ahora, con su marido, se dedican a la venta de piezas confeccionadas por otras manos en su negocio ubicado sobre el Paseo de los Artesanos, que se puede visitar a la vera de la ruta PY01 en San Miguel.
Eustaquia (izq.) y Fermina, tesoros nacionales vivos
Desde niña comenzó a tejer gorras, luego fue el tiempo de los vichu y más tarde su especialidad fueron las frazadas de lana bordadas. “Mi hermana empezó a hacer la frazada con otra artesana y después mandamos a hacer un telar y comenzamos esa tarea”, cuenta.
Sus ojos brillan al rememorar los motivos que adornaban cada pieza: “Una planta de rosa o de clavel nosotras hacíamos desde el tallo hasta la hoja, las flores y todo, quedaban muy lindas”. “En la feria yo vendía mi frazada antes, me fui a Roque Alonso, llevamos el telar y hacíamos las muestras”, recuerda de años pasados.
Ahí destaca: “Antes las frazadas se vendían, por ejemplo, en Yacyretá yo vendía muchísimo. Recorría las casas de los trabajadores y me compraban. Ahora mermó un poco la venta”, relata.
Eustaquia Palma tiene 95 años
Sobre la calidad de la artesanía refiere que “ahora la gente quiere rápido y no se hace así. Con atención tenemos que hacerlo. Lleva su tiempo y su paciencia también”.
“Desde los 7 años yo ya empecé a trabajar, cuando mi papá murió. Entonces teníamos que ayudarle a nuestra mamá. Ellos lavaban la lana y nosotros escardábamos”, recuerda.
Las tejedoras siguen utilizando los aparatos tradicionales para su trabajos
Las lanas naturales tienen diferentes colores, blancos, grisáceos, distintos tonos de marrón, algún exquisito negro más escaso y valorado. “Ibamos a comprar la lana a San Ignacio, a San Juan y eso y traíamos la bolsa encima de la cabeza, pobrísimos éramos. A veces las personas te ayudaban a traer un poco tu bolsa”, memora de su vida con la lana.
En setiembre cumple 96 años y le sigue gustando cocinar. “Hago guiso, locro, polenta, puchero. Tenemos que seguir únicamente porque ese es nuestro sustento. Si no trabajamos no vamos a comer”, dice mirando al cielo entre los tejidos colgados en su tienda.
Julia Cristina Álvarez, más conocida como Muñeca
MUÑECA, EL FUTURO Y LOS PONCHOS
Julia Cristina Álvarez García se llama, pero para todos es Muñeca y su taller de confecciones fue incluido en la Ruta de la Artesanía, una iniciativa que busca promocionar sitios destacados en el país.
Allí, además de una muestra muy bien seleccionada y cuidada de la artesanía local, se puede apreciar desde un llamativo ventanal el trabajo de los telares. Muñeca los va mostrando: “Aquí se teje una colcha de algodón, este es un poncho modelo triángulo y más allá se está por empezar un poncho masculino”. Cuenta que allí se teje de todo un poco: “Producimos individuales de algodón, alfombras, que serían más nuestras opciones de verano y ahora en el invierno ponchos, ruanas, mantas”, comenta.
“Ahora están saliendo mucho los ponchos”, dice recordando que tienen precios que van desde los 330 mil guaraníes. “Depende del material, porque nosotros trabajamos este tipo de lana industrializada importada de Argentina. También usamos la materia prima local, pero esos trabajos son más exclusivos y hacemos en menor cantidad. Por lo que lleva tiempo producir el hilo de lana de oveja”, explica. Un poncho de pura lana paraguaya se consigue desde 900 mil guaraníes.
Las prendas de lana nacional tienen un cuidado especial
En el muy bien montado local hay una rueca a pedal y un muestrario del proceso de la lana que ayuda a entender del gran trabajo que se necesita para tejer con hilo propio. Así un chal de lana pura se consigue desde 300 mil guaraníes.
Consultada sobre la posibilidad de industrializar la lana misionera, entiende que hay algo en la ecuación que todavía no cierra como para emprender esa inversión. “Es todo un tema, por ejemplo, para nosotros buscar la lana adecuada para hacer ese hilo, producirlo durante todo el verano para obtener material para febrero, marzo, para nosotros es mucho trabajo y mucho proceso. Sin embargo, si estuviera industrializado sería más fácil, vamos a ir a escoger medidas, colores y comenzamos a confeccionar”. Entre tanto se usa lana argentina que “es menos caliente, es un material más económico y más fácil de conseguir”.
Tejedora desde los 13 años más o menos, comenzó haciendo cosas pequeñas hasta llegar a los ponchos y frazadas, el derrotero tradicional de los cultores del oficio en San Miguel. “Era una tradición, antes todo el mundo tenía su frazada. Ahora creo que ya no se usan tanto porque son pesadas y aparecieron los edredones livianos que son calentitos también”, especula. “También son más caras, está el tema de las alergias… muchas razones, pienso yo”, dice.
Entiende que se debería interesar a los jóvenes en el trabajo y apunta el que hacen sus hijas con las redes sociales. “Toda promoción nos viene bien, ellas venden a través de las redes, está funcionando muy bien”, cuenta.
“María Elena Ruiz es la encargada de las fotos, de las redes sociales e inclusive también ella trabaja en la máquina porque terminó la carrera de diseño de moda. Mis cuatro hijos son profesionales y yo trabajo aquí con mi esposo, ojalá los jóvenes sigan adelante”, concluye.
Blanca González, la maestra de las jergas
BLANCA, LA MAESTRA DE LAS JERGAS
La lana natural se seca al sol que generoso baña la casa de Blanca González, artesana, especialista en jergas, unos paños que ayudan a alivianar el roce que la montura le produce al caballo. “Hago unas 20 semanales”, dice la mujer que con gran espíritu lava a mano la lana en el patio en un proceso que le lleva 24 horas. “Primero la dejo en remojo con jabón en polvo y al otro día la enjuago y la paso por el secarropas”, explica.
Blanca se entusiasma que la venta de su artesanía, muy demandada desde las estancias ganaderas del Chaco, le ayuden a afrontar una nueva operación de rodilla. “Yo siempre quiero tener mucha lana, esa es mi obsesión”, dice entre risas mostrando su acopio y explicando que es la manera de conseguir bajar el precio de su insumo.
“Está difícil el trabajo en la lana, necesitamos más ayuda de las autoridades. Imagine que todavía las personas de la generación que me sigue, los que tienen 40 años todavía trabajan la lana, pero los más jóvenes ya no, se van todos”, expone.
Una vez que tiene seca la lana se encarga de hilar en unas máquinas que hizo construir para acelerar los procesos. Primero hace el yva, el hilo fino y en otra parte de su tiempo se dedica a producir el poyvi, el hilo grueso.
Ya en el telar, que monta de manera ágil y eficiente, los entrecruzará de manera maestra para conseguir la jerga. Cada unidad se vende en precios que van de los 40 a 45 mil guaraníes.
“Esta es mi vida”, dice satisfecha del oficio que aprendió con sus mayores cuando tenía apenas 7 años. “En esa época tejíamos gorras porque se vendían muy bien”, cosa que ahora no pasa tanto.
Madre de cuatro hijos, solo una de las mujeres heredó el oficio y también teje jergas. “No se valora nuestro trabajo”, dice lacónica Blanca, para volver luego a una sonrisa transparente cuando posa para la foto en su cálido taller.
ESFUERZOS PARA LA PROMOCIÓN
Patricia Alvarenga es la directora de Formación y Coordinación Departamental del Instituto Paraguayo de Artesanía (IPA). “Nosotros nos encargamos de llevar adelante el Programa Nacional de la Ruta de la Artesanía, del cual forma parte de Artesanía Muñeca”, cuenta.
“Queremos acercar estas experiencias vivenciales de conocer el proceso de la producción de artesanía a todo el público”, apunta. El local junto a muchos otros en el país está incluido en un recorrido turístico. “A través de una página web tenemos la posibilidad de acercar de forma directa al público todos los datos para que puedan acceder a la experiencia de conocer el proceso de la lana acá en el taller de Muñeca”, informa.
La idea es que visitando la web: ruta.artesania.gov.py, las personas encuentren información que la ayude a escoger destino. “También estamos trabajando con agencias de turismo y organizaciones, también con la Secretaría de Turismo que nos apoya para este programa”, relata explicando que lo hacen en alianza con los gobiernos locales y departamentales.
Alvarenga apunta: “Sabemos que la realidad nacional afecta al sector de la artesanía por eso buscamos traer tanto a turistas nacionales como internacionales a visitar los espacios y a comprar de forma directa del artesano productor a su cliente directo para que pueda tener una ganancia justa”, señala.