Daca, Bangladés. AFP.
El premio Nobel de la Paz Muhammad Yunus fue declarado culpable de infringir la legislación laboral en Bangladés, en un caso calificado de “acoso” por Amnistía Internacional y que sus partidarios denuncian como políticamente motivado.
“El profesor Yunus y tres de sus colegas de Grameen Telecom fueron declarados culpables en virtud de la legislación laboral y condenados a seis meses de prisión”, declaró a la AFP el fiscal Khurshid Alam Khan en Daca, la capital.
Los cuatro fueron puestos inmediatamente en libertad bajo fianza a la espera de la apelación, precisó.
A Yunus, de 83 años, se le atribuye haber sacado de la pobreza a millones de personas gracias a su pionero banco de microcréditos, pero la primera ministra bangladesí, Sheikh Hasina, lo acusa de “chupar la sangre” a los pobres.
En agosto, 160 personalidades mundiales, entre ellas, el expresidente estadounidense Barack Obama y el ex secretario general de la ONU Ban Ki-moon publicaron una carta conjunta en la que denunciaban el “continuo acoso judicial” a Yunus.
Los firmantes, entre los que se encontraban más de 100 galardonados con el Nobel, aseguraron temer por “su seguridad y libertad”.
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Bangladés: condenan a seis meses de cárcel a un Nobel de la Paz
Muhammad Yunus, premiado con el Nobel de la Paz en 2006, fue declarado culpable el lunes de infringir la legislación laboral en Bangladés, en un caso calificado de “acoso” por Amnistía Internacional y que sus partidarios denuncian como políticamente motivado. “El profesor Yunus y tres de sus colegas de Grameen Telecom fueron declarados culpables en virtud de la legislación laboral y condenados a seis meses de prisión”, declaró a la AFP el fiscal Khurshid Alam Khan en Daca, la capital.
Los cuatro fueron puestos inmediatamente en libertad bajo fianza a la espera de la apelación, precisó. A Yunus, de 83 años, se le atribuye haber sacado de la pobreza a millones de personas gracias a su pionero banco de microcréditos, pero la primera ministra bangladesí, Sheikh Hasina, lo acusa de “chupar la sangre” a los pobres.
En agosto, 160 personalidades mundiales, entre ellas el expresidente estadounidense Barack Obama y el ex secretario general de la ONU Ban Ki-moon, publicaron una carta conjunta en la que denunciaban el “continuo acoso judicial” a Yunus. Los firmantes, entre los que se encontraban más de 100 galardonados con el Nobel, aseguraron temer por “su seguridad y libertad”.
Hasina, que se presenta a la reelección en las elecciones legislativas de este mes, ha proferido duros ataques verbales contra el internacionalmente respetado premio Nobel de la Paz 2006, considerado como un potencial rival político debido a su creciente popularidad.
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“Carece de fundamento”
Los cuatro condenados estaban acusados de violar las leyes laborales por no crear un fondo de asistencia a los trabajadores en Grameen Telecom, una de las firmas sociales fundadas por Yunus. Ellos niegan todos los cargos. Decenas de personas organizaron una pequeña concentración de apoyo a Yunus a las puertas del tribunal.
“Me han castigado por un delito que no he cometido”, dijo el premio Nobel de la Paz a los periodistas tras la vista. “Si quieren llamarlo justicia, pueden hacerlo”, agregó. Yunus enfrenta más de un centenar de casos separados en los tribunales bangladesíes por infracciones de la legislación laboral y presuntos sobornos, ligados a las firmas de emprendimientos sociales que creó en su país para generar empleos y brindar servicios a los pobres.
El mes pasado, tras una de las vistas, aseguró a los periodistas que no se ha beneficiado de ninguna de las más de 50 empresas que fundó. “No fueron para mi beneficio personal, ya sea el banco Grameen o muchas otras organizaciones”, afirmó Yunus. Otro de sus abogados, Khaja Tanvir, declaró a la AFP que el caso “carece de fundamento, es falso y está motivado” políticamente. “El único objetivo del caso es acosarle y humillarle ante el mundo”, afirmó.
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“Parodia de justicia”
Irene Khan, exresponsable de Amnistía Internacional que ahora trabaja como relatora especial de la ONU y que estuvo presente en el veredicto del lunes, dijo a la AFP que esta condena es “una parodia de justicia”. “Un activista social y premio Nobel que trajo honor y orgullo al país está siendo perseguido por motivos frívolos”, afirmó.
Sus detractores acusan a los tribunales bangladesíes de avalar las decisiones tomadas por el gobierno de Hasina, que casi con toda seguridad ganará otro mandato la próxima semana en unas elecciones boicoteadas por la oposición. Su administración se ha mostrado cada vez más firme en su represión de la disidencia política.
Amnistía Internacional acusó a su gobierno de “instrumentalizar la legislación laboral” cuando Yunus fue juzgado en septiembre y pidió el fin inmediato de su “acoso”. Los juicios contra Yunus son “una forma de represalia política por su trabajo y su disidencia”, afirmó.
Fuente: AFP.
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Entregan el Nobel de la Paz 2023 en ausencia de su ganadora
La prestigiosa ceremonia de entrega del Nobel de la Paz tendrá lugar este domingo con una ausencia notable: la de su ganadora, la activista iraní Narges Mohammadi, encarcelada en su país y representada por sus hijos en Oslo.
Mohammadi, que protesta contra el uso obligatorio del velo para las mujeres y la pena de muerte en Irán, ha sido detenida y condenada en numerosas ocasiones en las últimas décadas. Desde 2021 está encarcelada en la prisión de Evin en Teherán.
La activista de 51 años, que fue nombrada ganadora del Nobel de la Paz en octubre “por su lucha contra la opresión de las mujeres en Irán y su combate por promover los derechos humanos y la libertad para todos”, estará ausente durante la ceremonia de entrega del premio, que tendrá lugar a las 13:00 (12:00 GMT) en el ayuntamiento de la capital de Noruega.
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Sus mellizos de 17 años, Ali y Kiana, recibirán el galardón en su nombre y leerán un discurso que logró transmitir desde la cárcel. Según su familia, la ganadora iniciará simultáneamente una huelga de hambre en solidaridad con la comunidad bahaí, la mayor minoría religiosa de Irán, que afirma estar discriminada en muchos ámbitos de la sociedad.
Mohammadi, de salud delicada, estuvo en huelga de hambre unos días a principios de noviembre porque las autoridades penitenciarias no querían trasladarla al hospital por no querer cubrirse la cabeza con un velo.
Es una de las principales figuras del movimiento de protesta “Mujer, Vida, Libertad” en Irán, desencadenado por la muerte bajo custodia policial, el año pasado, de Mahsa Amini, una kurda iraní de 22 años detenida supuestamente por vulnerar el estricto código de vestimenta que rige en el país para las mujeres.
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¿Volver a verla con vida?
Sus dos hijos están exiliados en Francia desde 2015 y hace nueve años que no ven a su madre. Ninguno de los dos sabe si volverán a verla con vida. “Merece la pena sacrificarse y dar la vida por la causa ‘Mujeres, Vida, Libertad’, por la libertad en general y por la democracia, porque al final estas tres cosas no tienen precio”, declaró Kiana en una rueda de prensa el sábado.
“En lo que respecta a volver a verla viva algún día, personalmente, soy bastante pesimista”, confesó. “Quizá la vea dentro de 30 o 40 años, pero si no es así, no creo que vuelva a verla nunca. Pero no pasa nada porque mi madre siempre estará conmigo en mi corazón y con mi familia”.
Su hermano, Ali, se mostró “muy muy optimista”. “Creo en nuestra victoria”, afirmó, aún previendo que el reencuentro no ocurrirá “ni en dos, cinco o diez años”.
Las protestas en Irán fueron duramente reprimidas. Según la ONG Iran Human Rights (IHR), 551 manifestantes, entre ellos decenas de mujeres y niños, murieron a manos de las fuerzas de seguridad, y miles más fueron detenidos.
Los padres y el hermano de Mahsa Amini debían recibir el domingo en una ceremonia en Francia el premio Sájarov concedido a título póstumo a la joven. Sin embargo, las autoridades iraníes les impidieron viajar, afirmó su abogada en Francia.
Narges Mohammadi es la quinta galardonada en los más de cien años de historia del Nobel de la Paz que recibe el premio estando privada de su libertad, después del alemán Carl von Ossietzky, la birmana Aung San Suu Kyi, el chino Liu Xiaobo y el bielorruso Ales Bialiatski. Los premios Nobel de las demás disciplinas (literatura, química, medicina, física y economía) también serán entregados el domingo, en Estocolmo.
Fuente: AFP.
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Nobel de la Paz para la iraní Narges Mohammadi
El premio Nobel de la Paz fue otorgado este viernes a la defensora iraní de los derechos de la mujer Narges Mohammadi, actualmente encarcelada en Teherán. La activista y periodista de 51 años fue galardonada “por su combate contra la opresión de las mujeres en Irán y su lucha por promover los derechos humanos y la libertad para todos”, declaró Berit Reiss-Andersen, presidenta del Comité Nobel noruego en Oslo.
“Su valiente lucha ha tenido un tremendo coste personal. En total, el régimen la ha detenido 13 veces, la ha condenado en cinco ocasiones y la ha sentenciado a un total de 31 años de prisión y 154 latigazos”, declaró Reiss-Andersen. Mohammadi ha dedicado su vida a defender los derechos humanos en su país, oponiéndose al velo obligatorio o a la pena de muerte y siendo repetidamente detenida y encarcelada por ello.
Es un “momento histórico para lucha por la libertad en Irán”, declaró la familia de la activista al enterarse de la noticia. El comité Nobel dijo que “espera” que Irán libere a Mohammadi para que pueda recibir su premio en diciembre. La ONU por su parte celebró un premio que este año homenajea “el coraje y la determinación de las mujeres iraníes”.
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Mohammadi es también vicepresidenta del Centro de Defensores de los Derechos Humanos, fundado por la también Premio Nobel de la Paz iraní Shirin Ebadi, que lucha entre otras causas por la abolición de la pena de muerte.
El año pasado, con la guerra de Ucrania como telón de fondo, el premio recayó en un trío muy simbólico de defensores de los derechos humanos: la ONG rusa Memorial -oficialmente disuelta en Rusia-, el Centro ucraniano para las Libertades Civiles (CCL) y el militante bielorruso preso Ales Bialiatski. El premio está dotado con una medalla de oro, un diploma y una suma de 11 millones de coronas suecas (alrededor de un millón de dólares).
“La voz de los sin voz” en Irán
La activista iraní Narges Mohammadi, premiada con el Nobel de la Paz este viernes, ha dedicado su vida a defender los derechos humanos en su país, oponiéndose al velo obligatorio para las mujeres o a la pena de muerte, y siendo repetidamente detenida y encarcelada por ello. Esta periodista de 51 años, condenada por última vez en enero de 2022 a ocho años de prisión y 70 latigazos, lleva pagando muy caro su posicionamiento público desde hace 22 años, cuando fue detenida por primera vez.
Según Reporteros Sin Fronteras, Mohammadi, encarcelada actualmente en la prisión de Evin en Teherán, es objeto de “un hostigamiento judicial y policial para silenciarla”. Pero su determinación no flaquea pese a las torturas que asegura haber sufrido. El 16 de septiembre, ella y otras tres prisioneras quemaron sus velos en el patio de la cárcel, conmemorando el aniversario de la muerte de Mahsa Amini, según su cuenta de Instagram, gestionada por su familia.
Amini, una kurda iraní de 22 años, murió tras ser detenida por vulnerar presuntamente el estricto código de vestimenta para las mujeres, desatando un amplio movimiento de protesta en la República Islámica. Dos meses antes, Mohammadi publicaba en Instagram un texto contra el velo obligatorio: “En este régimen autoritario, la voz de las mujeres está prohibida, el cabello de las mujeres está prohibido. (...) No aceptaré el hiyab obligatorio”.
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Tortura y aislamiento
Nacida en 1972 en Zanyán, en el noroeste de Irán, Narges Mohammadi estudió Física antes de volverse ingeniera y se inició paralelamente en el periodismo, trabajando para diarios reformistas. En los años 2000 se unió al Centro de Defensores de los Derechos Humanos, fundado por la también Premio Nobel de la Paz iraní Shirin Ebadi y del cual es hoy vicepresidenta, luchando entre otras causas por la abolición de la pena de muerte.
“Narges podría haber salido del país, pero siempre se negó, (...) se convirtió en la voz de los sin voz. Incluso en prisión, no olvida su deber e informa sobre la situación de los prisioneros”, afirma Reza Moini, activista iraní basado en París que la conoce bien. En su libro “White Torture” (“Tortura blanca”), Mohammadi denuncia las condiciones de vida de las prisioneras, especialmente en aislamiento, abusos que ella misma afirma haber sufrido.
Entre mayo de 2015 y octubre de 2020, fue encarcelada por haber “formado y dirigido un grupo ilegal”, instando a abolir la pena capital, y fue condenada de nuevo en mayo de 2021 a 80 latigazos y 30 meses de detención por “propaganda contra el sistema” y “rebelión” contra la autoridad penitenciaria. En noviembre de 2021 fue detenida cerca de Teherán, donde asistía a una ceremonia en memoria de un hombre muerto en 2019 durante una manifestación contra el aumento del precio del combustible.
“Un corazón que se desgarra”
Sin embargo, “el precio de la lucha no es solamente la tortura y la cárcel, es un corazón que se desgarra con cada privación, un sufrimiento que penetra hasta la médula”, escribió Mohammadi a la AFP en septiembre. “Hace más de ocho años que no veo a Kiana y Ali, y hace más de un año y medio que no he escuchado siquiera su voz. Es un dolor insoportable e indescriptible”, lamentó. Sus hijos gemelos, de 17 años, y su esposo, Taghi Rahmani, viven en Francia.
“En 24 años de matrimonio, hemos tenido solo cinco o seis de vida común”, indicó Rahmani recientemente a AFP. Este último se preocupa por la salud de Mohammadi, quien tiene una dolencia cardíaca. Pero “es la persona más decidida que conozco. Nunca se ha rendido, no pueden romperla”, asegura.
Por su parte, Mohammadi admitió no tener “prácticamente ninguna perspectiva de libertad”. No obstante, “el pabellón de mujeres de Evin es uno de los pabellones de presas políticas más activos, resistentes y alegres de Irán”, agregó la activista. “La prisión siempre ha sido el corazón de la oposición y de la resistencia en Irán, y para mí también encarna la esencia de la vida en toda su belleza”, sentenció la nueva Premio Nobel de la Paz.
Fuente: AFP.
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Condenan a Nobel de la Paz bielorruso a 10 años de cárcel
Un tribunal de Bielorrusia condenó el viernes a 10 años de prisión a Ales Bialiatski, coganador del Premio Nobel de la Paz 2022 y figura destacada del movimiento democrático en esta exrepública soviética sometida a una severa represión. La organización de defensa de derechos humanos Viasna (“primavera”) precisó que otros dos activistas juzgados junto a Bialiatski, Valentin Stefanovich y Vladimir Labkovich, recibieron condenas de nueve y siete años de prisión, respectivamente. Un cuarto acusado, Dmitri Soloviev, juzgado en rebeldía tras haber huido a Polonia, fue condenado a ocho años de cárcel. Todos fueron además condenados a pagar una multa de unos 70.000 dólares.
Los activistas fueron encarcelados tras las históricas manifestaciones contra la controvertida reelección de 2020 del presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, a un sexto mandato. “Estas sentencias monstruosas son una venganza por defender los derechos humanos. Se trata de una orden política que viene de la cima de este poder dictatorial”, declaró Soloviev a la AFP.
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Bialiatski, de 60 años, y los otros activistas fueron acusados de financiación de “actividades que violan gravemente el orden público”, según la ONG. Detenido en julio de 2021, Bialiatski fue galardonado al año siguiente con el Nobel de la Paz por su defensa de los derechos humanos, junto con la organización rusa Memorial y la ucraniana Centro para las Libertades Civiles.
Este activista fundó y dirigió durante varios años Viasna, principal grupo de derechos humanos en este país autoritario, dirigido desde 1994 por el inflexible Lukashenko. Durante las manifestaciones de 2020, la ONG desempeñó un papel clave en la documentación de las medidas represivas y las detenciones de manifestantes.
“Injusticia vergonzosa”
La líder de la oposición bielorrusa, Svetlana Tijanóvskaya, calificó la condena como una “injusticia vergonzosa”. “Debemos hacer todo lo posible para luchar contra esta injusticia vergonzosa”, escribió en Twitter. Una portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos pidió el fin de las “persecuciones” contra los opositores en Bielorrusia.
La ministra alemana de Asuntos Exteriores, Annalena Baebock, calificó de “farsa” el proceso y señaló que fueron condenados por su “compromiso con el derecho, la dignidad y la libertad de las personas en Bielorrusia”. Y el primer ministro de Polonia tachó la condena de “escandalosa”. Durante el juicio los tres activistas clamaron su inocencia. Bialiatski ya pasó casi tres años en prisión en Bielorrusia entre 2011 y 2014 tras ser condenado en otro caso denunciado como político. Hasta el 1 de marzo, Bielorrusia tenía 1.461 presos políticos, según Viasna.
Los países occidentales han aprobado varios paquetes de sanciones contra Bielorrusia por su represión de las protestas de 2020, pero el régimen sigue contando con el apoyo inquebrantable de Rusia. A cambio, Bielorrusia aceptó servir de base de retaguardia para las tropas rusas en el conflicto en Ucrania. Pero hasta ahora el ejército bielorruso no ha participado directamente en los combates.
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Cascada de juicios
Además del juicio contra Bialiatski hay otros abiertos contra activistas del movimiento democrático en Bielorrusia. Tijanóvskaya, destacada figura opositora que vive exiliada, y varios de sus colaboradores, están siendo juzgados actualmente en rebeldía.
También están siendo juzgados varios periodistas encarcelados de la página web Tut.by, principal medio independiente de Bielorrusia. Sobre ellos recaen una serie de acusaciones como evasión fiscal e incitación al odio. En 2021, la web fue considerada como “extremista”. En febrero ya fue condenado a ocho años de cárcel el periodista y activista Andrzej Poczobut.
A mediados de febrero también se inició el juicio de los tres fundadores del medio de comunicación opositor Nexta, que desempeñó un papel importante en las protestas de 2020. Dos de ellos están siendo juzgados en rebeldía; el tercero, Roman Protasevich, fue devuelto por la fuerza a Bielorrusia en mayo de 2021.
Fuente: AFP.