Austria. AFP.
Irán anunció ayer que se apresta a reanudar en Viena las negociaciones sobre su programa nuclear auspiciadas por la Unión Europea (UE), en un nuevo intento de salvar un acuerdo moribundo. “De camino a Viena para discutir la vuelta a la plena aplicación del JCPOA”, tuiteó el coordinador de la UE, Enrique Mora, en referencia a las siglas del acuerdo internacional del 2015 destinado a impedir que Teherán se haga con arma nuclear.
El jefe negociador iraní Ali Bagheri también acudirá a la cita. Su equipo “partirá en unas horas”, dijo el ministerio de Exteriores de Teherán. El emisario de Estados Unidos, Robert Malley, también acudirá a la capital austriaca.
Malley escribió en Twitter que las expectativas de su país son acotadas, pero indicó que “Estados Unidos acoge con satisfacción los esfuerzos de la UE y está preparado de buena fe para tratar de llegar a un acuerdo”. Las conversaciones entre Irán y las grandes potencias, iniciadas en abril del 2021 con la participación indirecta de Estados Unidos, están estancadas desde marzo. En un último intento, el jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, presentó el 26 de julio un proyecto de acuerdo y pidió a las partes que lo aceptaran para evitar una “crisis peligrosa”.
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Irán: un reformista y un ultraconservador disputarán balotaje presidencial
El candidato reformista Masud Pezeshkian y el ultraconservador Said Jalili se disputarán la presidencia de Irán el 5 de julio, tras encabezar los resultados de la primera vuelta, marcados por la participación más baja desde la revolución islámica de 1979. “Ninguno de los candidatos obtuvo mayoría absoluta” en la primera vuelta el viernes pasado, por lo que habrá balotaje entre los dos más votados el 5 de julio próximo, declaró el sábado a la prensa Mohsen Eslami, portavoz de la oficina electoral del ministerio del Interior.
De las 24,54 millones de papeletas escrutadas, el diputado Masud Pezeshkian obtuvo 10,41 millones de sufragios, un 42 % del voto, y Said Jalili, que participó en las negociaciones internacionales sobre el programa nuclear iraní, 9,47 millones, un 38 %. De las 14 elecciones presidenciales celebradas desde la revolución islámica de 1979, sólo una se ha decidido hasta ahora en segunda vuelta, en 2005. Ambos candidatos se situaron claramente por delante del presidente conservador del Parlamento, Mohamad Bagher Ghalibaf, con 3,38 millones de votos, y del cuarto aspirante, Mostafa Purmohammadi, el único religioso en liza, con 206.397 sufragios.
Jalili obtuvo el sábado el apoyo de Ghalibaf para la segunda vuelta. “Pido a todas las fuerzas revolucionarias y a mis seguidores” tratar de “elegir al candidato del frente revolucionario”, declaró. Otros dos candidatos conservadores, que abandonaron la contienda antes de la primera vuelta, llamaron a votar para el aspirante ultraconservador.
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Récord de abstención
Para ganar los comicios, Pezeshkian deberá contar con una movilización de los abstencionistas decididos a bloquear a Jalili. Pero la tarea no se anuncia fácil: de los 61 millones de electores llamados a las urnas el viernes, sólo votó el 40 %. Algunos opositores, y en particular de la diáspora iraní, habían llamado a boicotear los comicios.
El guía supremo, el ayatolá Ali Jamenei, el cargo más importante en la estructura política y religiosa de la República Islámica, había instado a la población a participar en el voto. Durante las presidenciales de 2021, en las que no se había autorizado a ningún candidato reformista o moderado, la tasa de abstención alcanzó el 51 %, lo que en su momento fue un récord.
Las elecciones tuvieron que organizarse precipitadamente tras la muerte del presidente Ebrahim Raisi en un accidente de helicóptero el 19 de mayo. Estos comicios acaparan la atención a nivel internacional porque Irán, un peso pesado en Oriente Medio, está en el centro de varias crisis, desde la guerra en Gaza hasta la cuestión de su programa nuclear. El presidente de Irán tiene poderes limitados y es el responsable de aplicar, al frente del gobierno, las principales líneas políticas marcadas por Jamenei.
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Candidatos muy distintos
La segunda vuelta opondrá a dos candidatos con perfiles y programas muy distintos. Pezeshkian, el candidato reformista de 69 años, es un diputado de Tabriz, una ciudad del noroeste de Irán. Su experiencia gubernamental es limitada. Ocupó el cargo de ministro de la Salud de 2001 a 2005 durante el gobierno reformista del presidente Mohammad Jatami.
El candidato se dio a conocer por su franqueza a la hora de expresarse, y no dudó en criticar al poder durante el movimiento de protestas que sacudió el país tras la muerte de la joven Mahsa Amini en septiembre de 2022 bajo detención policial, por incumplir presuntamente el estricto código indumentario impuesto a las mujeres.
Con su apariencia discreta, este médico de origen azerí aboga por un acercamiento entre Irán y los países occidentales, con Estados Unidos a la cabeza, para levantar las sanciones que están afectando duramente a la economía. Said Jalili, en cambio, es partidario de aplicar una política inflexible hacia las potencias occidentales. El candidato, de 58 años, lo demostró durante los seis años en que participó en las negociaciones sobre el programa nuclear iraní, entre 2007 y 2013.
También aboga por políticas de mano dura en cuestiones como el uso del velo para las mujeres. A lo largo de su carrera, Jalili ascendió a puestos clave gracias a la confianza del ayatolá Jamenei. Actualmente es uno de los dos representantes del consejo supremo de seguridad nacional, la mayor instancia de seguridad del país.
Fuente: AFP.
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Líbano, entre la espada y el Hezbolá
La República del Líbano es una democracia parlamentaria, cuyos principales poderes, según su Constitución Nacional, deben ser liderados por ciudadanos que pertenezcan a una determinada religión. El presidente debe ser uno de confesión cristiana maronita; el presidente del Parlamento, musulmán sunita (la rama islámica que predomina en casi todos los países árabes), y el primer ministro, musulmán chiita (la misma rama del islam que predomina en Irán).
Hezbolá, en árabe “Partido de Dios” y de ideología chiita, controla de facto gran parte del país y sus instituciones. Al igual que Hamás en la Franja de Gaza y Cisjordania, nació con la firme intención de hacer desaparecer al Estado judío que se encuentra al sur del país y es considerado un grupo terrorista global, por el alcance de sus acciones.
Desde el 8 de octubre, al día siguiente del ataque de Hamás a poblaciones del sur de Israel, Hezbolá ha realizado ataques diariamente contra el norte de Israel y en algunos casos también hacia el centro de ese país.
Una vez resuelta la guerra en Gaza, el gobierno de Israel ha aprobado los planes para neutralizar al grupo libanés. Esto ha desatado una fuerte campaña en todo el Líbano, conscientes de lo que puede representar que Israel pierda la paciencia contra el grupo terrorista sometido por Irán. La situación económica en Líbano dista mucho de los buenos años, antes de la irrupción de Hezbolá y su agenda proiraní.
Los libaneses saben que sería insostenible la vida en su país si se produce una guerra entre el grupo terrorista y el país vecino, y lo peor, todos se verían involucrados aún sin desearlo.
Las imágenes de armamento procedentes de Irán y almacenados en el aeropuerto de Beirut trajeron a la memoria de los libaneses lo sucedido hace algunos años en el puerto de la misma ciudad, cuando un cargamento de fertilizantes que se utilizan también para la fabricación de explosivos, propiedad del grupo terrorista y almacenado en sus depósitos, estallara provocando centenares de víctimas fatales inocentes.
Los periodistas, influencers y personalidades libanesas han comenzado una masiva campaña en contra del Hezbolá, convencidos de que no quieren la agenda de muerte que a través del grupo terrorista plantea Irán. Las cosas no están fáciles porque los militantes del grupo terrorista no dejan de atacar al territorio israelí y aunque la respuesta de este último es bastante localizada, la posibilidad de escalar hasta una situación descontrolada es mucho mayor de lo que se piensa. Y lo peor, dudo mucho de que se limite a un enfrentamiento entre Israel y Hezbolá.
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Expresidente iraní Ahmadineyad busca reemplazar a Raisi
El expresidente iraní Mahmud Ahmadineyad registró el domingo su candidatura para las elecciones presidenciales del 28 de junio, informaron medios estatales. Irán acude a las urnas para reemplazar al presidente ultraconservador Ebrahim Raisi, fallecido en un accidente de helicóptero el 19 de mayo.
Ahmadineyad, de 67 años, ocupó el cargo durante dos mandatos consecutivos de 2005 a 2013, un período marcado por el enfrentamiento con Occidente, especialmente por el programa nuclear de Irán y sus comentarios incendiarios sobre Israel.
Como todos los aspirantes a presidente, su candidatura está pendiente de la aprobación del Consejo de Guardianes, un organismo dominado por los conservadores y formado por 12 juristas, que examinan a todos los candidatos a cargos públicos.
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En las presidenciales de 2021 y 2017, el conservador Ahmadineyad quedó descalificado. “Confío en que todos los problemas del país se puedan resolver haciendo el máximo uso de las capacidades nacionales”, dijo el domingo tras presentar su candidatura en el Ministerio del Interior.
También aspiran a la presidencia el expresidente moderado del Parlamento, Ali Larijani y el exnegociador nuclear ultraconservador Saeed Jalili, entre otros. El Consejo de Guardianes anunciará la lista final de candidatos el 11 de junio. Ahmadineyad se dio a conocer en 2005 cuando dijo que Israel estaba condenado a ser “borrado del mapa” y por afirmar que el Holocausto es un “mito”.
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Fuente: AFP.
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Presidente iraní será sepultado este jueves en su ciudad natal
Una gigantesca multitud se congregó este miércoles en el centro de Teherán para la procesión funeraria del presidente iraní Ebrahim Raisi, fallecido el domingo en un accidente de helicóptero. “Estoy triste. Vine a tratar de sanar mi corazón”, dijo Maryam, una profesora de 41 años vestida con chador que vino con su marido y su hijo desde una ciudad al sur de Teherán.
El guía supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, encabezó la plegaria durante la ceremonia para despedir a Raisi y a los otros siete fallecidos en el accidente, entre los cuales figura el ministro de Relaciones Exteriores, Hossein Amir Abdollahian. Con Raisi, “hemos perdido a una personalidad excepcional. Era un muy buen hermano. Un funcionario eficaz, competente, sincero y serio”, declaró Jamenei.
Jamenei, que es la autoridad de más alto rango en Irán, se prosternó ante los ataúdes de los fallecidos cubiertos con la bandera verde, blanca y roja, símbolo de la República Islámica. El ayatolá encabezó la ceremonia en la Universidad de Teherán escoltado por los principales jerarcas del clero chiita, los miembros del gobierno, incluyendo a Mohammad Mokhber, designado como presidente interino hasta la celebración de elecciones el 28 de junio.
También estuvieron presentes los altos mandos del ejército y de los Guardianes de la Revolución, y el jefe del brazo político del movimiento islamista palestino Hamás, Ismail Haniyeh, y el número dos del Hezbolá libanés, Naim Qassem.
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“Estamos convencidos de que la República Islámica de Irán seguirá apoyando al pueblo palestino”, declaró Haniyeh, que habló brevemente, en medio de gritos de la multitud que pidió: “Muerte a Israel”. Estos movimientos, miembros del llamado eje de resistencia contra Israel, son apoyados por Irán en el contexto de la guerra en Gaza entre Israel y Hamás.
Decenas de miles de personas se congregaron en las principales avenidas de Teherán, donde este miércoles fue decretado feriado y los residentes recibieron mensajes en sus teléfonos para instarlos a acudir al funeral. Muchos levantaron enormes pancartas honraban al difunto presidente y agitaron banderas iraníes, constataron periodistas de AFP.
El accidente se produjo el domingo en una zona montañosa en el noroeste de Irán cuando la comitiva iba camino a la ciudad de Tabriz tras inaugurar una presa en la frontera con Azerbaiyán. La operación de rescate, dificultada por la lluvia y la niebla, implicó a decenas de equipos y contó con la ayuda de Turquía, Rusia y la Unión Europea. El lunes por la mañana, la televisión estatal anunció el deceso del presidente de 63 años, elegido en 2021 y considerado como uno de los favoritos para suceder a Jamenei, de 85 años.
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En su ciudad natal
Tras el deceso, Jamenei declaró cinco días de luto nacional y las exequias para el presidente y su entorno empezaron el martes con decenas de miles de asistentes al traslado de los féretros desde Tabriz a la ciudad santa chiita de Qom. Desde Teherán, los restos de Raisi y su comitiva serán trasladados a la provincia de Jorasán del Sur y de allí a Mashhad, la ciudad natal de Raisi, donde será enterrado el jueves.
Los funerales masivos se enmarcan en una tradición muy arraigada desde la fundación de la República Islámica en Irán y tienen un cariz político. En 2020 una inmensa multitud despidió al general Qassem Soleimani, un importante mando de los Guardianes de la Revolución muerto en un ataque estadounidense.
Tras la muerte de Abdollahian, el cargo de ministro de Relaciones Exteriores lo ocupará Ali Bagheri, hasta ahora adjunto del canciller y principal negociador del programa nuclear iraní. El jefe del Estado Mayor de las fuerzas armadas de Irán ordenó una investigación sobre la causa del accidente. El ultraconservador Raisi sucedió en 2021 al moderado Hassan Rouhani en un momento complicado para la economía del país, diezmada por las sanciones impuestas por Washington contra el programa nuclear iraní.
Durante su mandato enfrentó una ola de protestas en 2022 tras la muerte tras el deceso en custodia policial de la joven Mahsa Amini, una crisis económica agravada por las sanciones estadounidenses y un aumento de las tensiones con su enemigo jurado, Israel, por la guerra en Gaza. Aliados de Irán como Rusia, China y Venezuela expresaron sus condolencias, al igual que potencias regionales y movimientos afines a Teherán.
Fuente: AFP.