El gobierno de Luis Arce convocó este martes al encargado de negocios de Perú en La Paz, para expresarle su rechazo por las declaraciones “inadmisibles” de la presidenta Dina Boluarte, según las cuales Bolivia es un “país fallido”.
En su último mensaje a la nación desde el Congreso, Boluarte señaló que de no haber sido por su administración Perú habría caído en el caos económico.
“Estaríamos en un país sin inversiones, sin obras ejecutadas, con mayor pobreza, camino a convertirnos en un país fallido, como Cuba, Venezuela o Bolivia, y otros tantos más”, sostuvo.
El vicecanciller boliviano Elmer Catarina dijo en una conferencia de prensa que Bolivia le manifestó al diplomático peruano, Carlos Montoya, “un rechazo contundente por esas declaraciones inadmisibles”.
Bolivia y Perú se encuentran sin embajadores desde fines de 2022, cuando la entonces vicepresidente Boluarte asumió en reemplazo del izquierdista Pedro Castillo, destituido y encarcelado por su intento de disolver el Congreso peruano.
El gobierno de Arce señaló entonces que no reconocían al nuevo gobierno. La Paz tomó la decisión junto a México, Argentina y Colombia.
- Fuente: AFP
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Duelo de derechas: bolivianos van a las urnas este domingo, hartos de crisis económica
Los bolivianos, hartos de la crisis económica, buscan un cambio de rumbo en las elecciones generales de este domingo, con la derecha como favorita para poner fin a dos décadas de gobiernos de izquierda que inició Evo Morales.
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Un país desabastecido de dólares y combustibles y con una inflación interanual de casi el 25 %, la alcaldesa en 17 años, va a las urnas dispuesta a castigar al Movimiento Al Socialismo (MAS), que ha gobernado desde 2006, primero con Morales y luego con Luis Arce, hoy adversarios.
El millonario Samuel Doria Medina, de 66 años, y el expresidente Jorge Tuto Quiroga (65) parten con holgada ventaja entre los ocho aspirantes.
Prácticamente empatados en las encuestas, ambos disputarían una segunda vuelta el 19 de octubre en un inédito duelo de derechas. El oficialista Eduardo del Castillo y el izquierdista y jefe del Senado, Andrónico Rodríguez, marchan rezagados.
El cambio parece inminente ante la difícil situación económica que la mayoría achaca al gobierno de Arce.
Otra rica productora de gas, y con importantes recursos de litio por explotar, casi agotó sus reservas en dólares en los onerosos subsidios a los combustibles que llegan a los 11,3 millones de bolivianos.
“La gente se ha cansado, yo veo mal (la situación): no hay gasolina, no hay diésel y tampoco gas” de uso doméstico, señala a la AFP Saturnina Sahuira, una vendedora ambulante de 47 años de La Paz.
Acompañada de sus cinco hijos, esta indígena aimara le fue fiel al MAS por años. Ahora retrata el desencanto incluso del sector más favorecido con sus políticas asistencialistas, pues votará por un cambio, sin revelar cuál.
Miguel Ángel Miranda, un estudiante de 21 años, cree que después de dos décadas la gente se dio cuenta de que el socialismo “no funcionó”. “Va a costar un poco adaptarse a un nuevo modelo político”, comenta. Pero como él, muchos creen que es inevitable.
Además de presidente y vicepresidente, 7,9 millones de bolivianos están llamados a votar de manera obligatoria por un nuevo un nuevo Congreso.
Plan de choque de 100 días
Doria Medina y Quiroga encarnan el deseo de ruptura. Sus propuestas confluyen: implantar una economía de mercado y desmontar el modelo que implantó el MAS.
El primero promete un plan de choque de 100 días: “vamos a recuperar la estabilidad económica y después de hacer una serie de cambios profundos en Bolivia para salir del estatismo”, dijo a la AFP.
El empresario hizo fortuna en la industria del cemento, el sector hotelero y en el de las comidas rápidas.
Su rival es un conocido de la política. Quiroga fue mandatario entre 2001 y 2002, cuando siendo vicepresidente ganó el poder en reemplazo de Hugo Banzer, un exdictador de los 1970 que luego fue elegido democráticamente pero renunció al enfermar de cáncer.
Anticipa un remezón: “Vamos a cambiar todo, absolutamente todo. Son 20 años perdidos”.
Ambos fracasaron en más de un intento de llegar a la presidencia. También los junta su propósito de que Evo Morales rinda cuentas ante la justicia.
Fuente: AFP
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Bolivia: cambian cúpula militar a tres días de las presidenciales
El mandatario boliviano Luis Arce cambió este ayer a todo el alto mando militar de Bolivia, a tres días de las elecciones presidenciales en las que la derecha se perfila como favorita luego de 20 años de gobiernos socialistas. La última vez que Arce renovó la cúpula militar fue en octubre de 2024, en un momento crítico, cuando partidarios del expresidente Evo Morales bloquearon vías nacionales que pusieron en aprietos su gestión durante más de tres semanas.
Los nuevos comandantes tienen la misión de “mantener la paz y la gobernabilidad del estado” y “garantizar la estabilidad de todos los gobiernos legalmente y democráticamente constituidos”, dijo Arce en la ceremonia de nombramiento en el palacio de gobierno, en La Paz.
El nuevo comandante de las Fuerzas Armadas será el contralmirante Gustavo Anibarro. También renovó las jefaturas del Estado Mayor, general Mario Sempertegui; del Ejército, Pablo Delgadillo; de la Fuerza Aérea, Marco Choquehuanca y Freddy Pozo de la Armada (Marina de Guerra).
En medio de la peor crisis económica desde la década de 1980, este domingo los bolivianos acudirán a las urnas para elegir un nuevo presidente. Dos candidatos de derecha, el millonario Samuel Doria Medina, con 21,2 % de opción de voto, y el expresidente Jorge “Tuto” Quiroga, con 20 %, son claros favoritos para ir a un balotaje, según la encuestadora Ipsos-Ciesmori.
Ambos prometen cambios radicales al modelo económico y desmontar las políticas estatistas que el gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) impulsó por dos décadas, primero con Morales (2006-2019) y luego con Arce (2020-2025). La inflación interanual llegó al 24,8 % en julio y la escasez de dólares y combustibles golpea a la clase media y baja. “Hay que respetar el proceso democrático. Tenemos diferencias y las diferencias se deben arreglar en las urnas democráticamente”, dijo Arce.
Fuente: AFP.
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Presidenciables prometen acabar con modelo de izquierda en Bolivia
El millonario Samuel Doria Medina y el expresidente Jorge Quiroga, favoritos para las elecciones del domingo en Bolivia, cerraron sus campañas este miércoles con la promesa de desmontar las políticas estatistas implementadas por los gobiernos de izquierda en los últimos 20 años. Bolivia, con 11,3 millones de habitantes, está por experimentar un golpe de timón en medio de una profunda crisis económica.
Prácticamente empatados en las encuestas, los dos candidatos de derecha disputarían un balotaje el 19 de octubre. De confirmarse esta proyección, terminará la hegemonía del diezmado Movimiento al Socialismo (MAS), que lideraron Evo Morales y su sucesor y exaliado Luis Arce. Una mayoría culpa al gobierno de Arce de la peor crisis que enfrenta Bolivia - otrora un país rico en gas - desde la década de 1980.
Doria Medina y Quiroga prometen planes de choque muy similares para Bolivia, basados en un recorte drástico del gasto público y en el desmonte progresivo de los millonarios subsidios estatales a los combustibles que agotan las divisas del país. “En 100 días vamos a lograr parar la inflación, vamos a lograr que vuelvan los combustibles, vamos a lograr que vuelvan los dólares”, dijo Doria Medina frente a sus votantes. Anticipó un gobierno de austeridad.
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La inflación interanual a julio llegó al 24,8 % y la escasez de dólares y combustibles golpea los bolsillos de la clase media y de los pobres. Por su lado, Quiroga anunció un “cambio radical” si fuera elegido. “Vamos a cambiar todo, absolutamente todo, son 20 años perdidos”, dijo Quiroga en su cierre de campaña en La Paz.
Anunció nuevas leyes para explotar los recursos naturales, hoy nacionalizados, y reducción de impuestos. Marcela Sirpa, una comerciante aimara de 63 años y de polleras rosadas, marchó en La Paz junto a la caravana de Quiroga, el expresidente (2001-2002) que fue brazo derecho del exdictador Hugo Banzer.
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Sirpa confió dos veces en la izquierda, pero no lo hará más. “Nos ha metido a todos al barranco”, dijo a la AFP. En una avenida de El Alto, a 4.100 metros de altura, Jonathan Vega, chef de cocina de 25 años, espera que “vuelva la estabilidad al país” durante el cierre de campaña de Doria Medina. A partir del jueves no habrá actividad proselitista.
La encuestadora Ipsos-Ciesmori otorga un 21,2 % de las preferencias a Doria Medina y un 20 % a Quiroga. Con Morales inhabilitado para postular y sin Arce en busca de una reelección, el candidato de la izquierda mejor posicionado es el presidente del senado Andrónico Rodríguez. Marcha en quinto lugar con 5,5 % de intención de voto.
Fuente: AFP.
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Bolivia va a las urnas en medio de escasez de pan, gasolina y dólares
En una esquina del centro de La Paz, a días de las elecciones generales del 17 de agosto, Wilson Paz recorre más de una decena de puestos, pero no encuentra pan fresco: la crisis económica dejó de nuevo sin harina a los panaderos. “Estamos esperando con muchas ansias que lleguen de una buena vez las elecciones para cambiar este modelo que nos ha empobrecido bastante”, afirma este trabajador independiente de 39 años, con una familia de siete miembros.
La escasez de alimentos, de combustibles y de dólares exacerban el malestar en Bolivia antes de los comicios presidenciales y legislativos. Por primera vez en 20 años, la izquierda no figura en las encuestas como alternativa de poder. Dos candidatos de derecha, el empresario Samuel Doria Medina y el expresidente Jorge Quiroga (2001-2002), dominan las preferencias electorales.
El gobierno del presidente Luis Arce, que no buscará la reelección, casi ha agotado sus reservas internacionales de dólares para sostener su política de subsidios. Importa gasolina y diésel y algunos insumos como el trigo, para hacer la harina panadera, y los vende a menor precio en el mercado interno.
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Pero sin divisas para estas compras internacionales, la disponibilidad de estos bienes se ha vuelto inconstante y se generan largas filas. Ligia Maldonado, un ama de casa de 70 años, se va sin marraqueta, el pan favorito y subsidiado de los paceños. “Con este gobierno no hay esperanza. Tiene que irse y entrar uno que sepa cómo viven los pobres”, dice.
En medio de una inflación interanual de 24,8 % en julio, la más alta desde 2008, la marraqueta es uno de los pocos productos que no se encareció debido al control de precios del gobierno. Otros panes, sin subsidio, asoman en los mostradores. Pero como muchos productos, su precio se disparó y no están al alcance de todos. La escasez de marraqueta es un padecimiento crónico en el mercado, de la misma manera que el aceite o el arroz.
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“Cualquiera es mejor”
En las gasolineras, los conductores se resignan a perder horas de trabajo en filas extensas que serpentean entre las calles. “Esta mañana he venido a las 6 de la mañana y a las 11 recién estoy entrando a cargar” gasolina, dice Manuel Osinaga, un taxista de La Paz. La exportación de gas natural, antes el principal motor de la economía boliviana que mantenía un importante ingreso de divisas para el país, viene en caída libre desde 2017.
Según el gobierno, el año pasado las ventas de este hidrocarburo solo representaron 1.600 millones de dólares, mientras que los desembolsos que la administración hizo al exterior, por deuda externa e importaciones, alcanzaron los 5.000 millones. El valor de la divisa estadounidense se duplicó en el mercado paralelo y disparó el precio de varios productos básicos.
Carlos Tavera, un socialista jubilado de 65 años, asegura que apoyará al mejor ubicado de la oposición, aún si es de derecha. “Cualquiera es mejor que esto”, asegura. “Ahora no tenemos dólares. Hay filas para la gasolina, para el pan, para todo. En los hospitales no hay medicamentos”, agrega.
“Sangre, sudor y lágrimas”
El economista Napoleón Pacheco, profesor de la estatal Universidad Mayor de San Andrés, indica que los bolivianos ahora son más pobres en general. “Lo poco que se había ganado en los años anteriores se ha ido perdiendo porque la economía se ha contraído”, ha crecido la informalidad laboral y la inflación, señala.
Un estudio de la boliviana Fundación Jubileo advierte que la pobreza actual sería de 44 % si se toma en cuenta la subida del costo de vida, una cifra mucho mayor a la que reporta el gobierno (36 %). “Yo diría que estamos al borde de iniciar un proceso hiperinflacionario”, dice Pacheco, pues el gobierno busca estabilizar la economía a través de la emisión de moneda local. Entre 2023 y 2024, la masa de dinero circulante creció en 20 %.
Según el especialista, para contener la crisis son necesarias medidas de shock, como un cambio en la política de subvenciones y el cierre de empresas públicas deficitarias. “Yo creo que viene un período, parafraseando a Churchill, de sangre, sudor y lágrimas. Hay que abrocharnos los cinturones”, concluye.
“No me voy a escapar”
“No me voy a escapar”: el expresidente Evo Morales, prófugo de la justicia, dijo en entrevista con la AFP que seguirá dando “batalla en las calles y caminos” de Bolivia, ante la probable victoria de sus opositores de derecha en las elecciones del domingo. El líder indígena, que gobernó entre 2006 y 2019, pretendía buscar un cuarto mandato en estos comicios, pero quedó inhabilitado por un fallo del tribunal constitucional que señaló que nadie puede gobernar el país más de dos períodos.
Desde el año pasado se refugia en Lauca Eñe, un pequeño poblado del Trópico de Cochabamba, para evadir una orden de captura por un caso de presunta trata de una menor cuando era presidente, cargo que él niega. Según Morales, no saldrá de Bolivia si gana la derecha tras 20 años de dominio del Movimiento Al Socialismo, que lideró hasta antes de abandonar sus filas este año por su disputa con el presidente Luis Arce.
“Me voy a defender, no me voy a ir. Dicen: ‘Se va a escapar a Cuba’. No me voy a escapar”, señaló el dirigente cocalero. Las encuestas anticipan un duelo reñido entre el millonario Samuel Doria Medina y el exmandatario Jorge Quiroga (2001-2002), quienes se verían en una segunda vuelta el 19 de octubre.
Ambos son enconados adversarios de Morales. “Estoy con mi pueblo, no voy a abandonar al pueblo boliviano”, remarcó el expresidente, que en el 2019 se exilió por un año tras verse forzado a renunciar en medio de protestas, después de que fue acusado de cometer un fraude en las elecciones de ese año.
En ese sentido, dio a entender que no dará tregua al próximo gobierno y que estará de vuelta en la “batalla en las calles y en los caminos”. Morales encabezó violentas protestas y bloqueos de vías contra Arce, a quien acusó de excluirlo de la carrera electoral en complot con los jueces.
Fuente: AFP.