- Ciudad de Panamá. AFP.
El presidente de Uruguay, Yamandú Orsi, pidió el lunes pasado avanzar en los procesos de integración en América Latina para enfrentar la incertidumbre económica, durante una visita a Panamá. Las declaraciones del mandatario izquierdista de este país miembro del Mercosur tienen lugar tras la imposición de aranceles por parte del presidente estadounidense Donald Trump a países de todo el mundo, incluidos los de la región.
“En aquel sur de América, donde nosotros somos uno de los dos países pequeños de la alianza Mercosur, hemos entendido que nuestra vocación permanente es la de articular, integrar en un mundo que, todas las semanas o todos los días nos encontramos con sorpresas, con incertidumbre”, dijo Orsi. “Nosotros queremos ser el camino de la certeza, de la certidumbre”, agregó Orsi en una breve comparecencia ante la prensa junto al mandatario panameño, el derechista José Raúl Mulino.
Ambos presidentes sostuvieron una reunión de más de una hora y media en el Palacio de Las Garzas, sede del gobierno panameño, en la primera gira de Orsi al exterior desde que asumió el mando el 1 de marzo. Uruguay forma parte del Mercosur junto a Brasil, Argentina, Paraguay y Bolivia. En diciembre, Panamá ingresó a este bloque comercial como Estado asociado.
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“El hecho de que Panamá haya empezado una era de ver hacia el sur es buscando oportunidades, no solamente de trabajo, de negocio, de amistad, sino de integración de la región y hoy creo que hemos dado un paso certero en esa dirección”, afirmó Mulino.
La economía mundial seguía tambaleándose este lunes por el anuncio de Trump de imponer aranceles a las importaciones provenientes de sus socios comerciales, incluidos los latinoamericanos. Desde Panamá, Orsi viajará a Honduras, donde tiene previsto participar el miércoles en la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
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EE. UU.: exención a productos tecnológicos puede tener corta duración
Las recientes exenciones arancelarias a ciertos productos tecnológicos pueden ser de corta duración, dijeron ayer domingo altos funcionarios de Estados Unidos, en momentos en que Donald Trump advierte que “nadie se libra” de sus medidas y China reclama la supresión de los gravámenes.
Las dos mayores economías mundiales se han enfrascado en una guerra arancelaria “ojo por ojo” desde que el presidente estadounidense anunció este mes tarifas globales más duras, que en el caso de los bienes chinos llegaron a 145 %. El gigante asiático impuso aranceles de represalia del 125 %.
La parte estadounidense pareció moderar ligeramente la presión el viernes, al anunciar exenciones para teléfonos inteligentes, computadoras portátiles, semiconductores y otros aparatos electrónicos de los que China es un proveedor importante.
Sin embargo, Trump afirmó ayer domingo que no habrá ninguna “excepción” arancelaria para esos productos, al precisar que seguían sujetos a un gravamen del 20 % en “una categoría arancelaria diferente”.
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En una publicación en su plataforma Truth Social, afirmó: “Nadie ‘se libra’ debido a los injustos equilibrios comerciales”. Y agregó: “¡Y mucho menos China que, de lejos, es la que peor nos trata!”. Más temprano, el Ministerio de Comercio de Pekín había declarado que la decisión del viernes sobre las excepciones solo “representa un pequeño paso” e insistió en que la administración Trump debería terminar con su estrategia arancelaria.
“Instamos a Estados Unidos (...) a dar un gran paso para corregir sus errores, suprimir completamente la práctica errónea de los aranceles recíprocos y volver al camino correcto del respeto mutuo”, afirmó un portavoz en un comunicado. Los anuncios de Washington beneficiarán a empresas tecnológicas estadounidenses como Nvidia y Dell, así como a Apple, fabricante de iPhones y otros productos de alta gama en China.
¿De corta duración?
El alivio, sin embargo, podría ser de corta duración, ya que algunos de los productos electrónicos de consumo exentos serán objeto de próximos aranceles específicos sobre bienes considerados clave para las redes de defensa nacional de Estados Unidos.
Trump declaró la víspera que el lunes daría una respuesta “muy específica” a la pregunta sobre gravámenes a los semiconductores. Y su secretario de Comercio, Howard Lutnick, afirmó que los aranceles a los chips probablemente entrarían en vigor “en uno o dos meses”.
Añadió que los productos farmacéuticos “también quedarían fuera de los aranceles recíprocos”. Después de que sus medidas provocaran una fuerte caída en los mercados globales, Trump anunció una prórroga de 90 días para la mayoría de los países, aunque China quedó excluida.
La Casa Blanca afirma que el magnate republicano se mantiene optimista sobre la posibilidad de alcanzar un acuerdo con la potencia asiática. El representante comercial de Trump, Jamieson Greer, declaró, sin embargo, el domingo en el programa “Face the Nation” de la cadena CBS que Washington “no tiene ningún plan” sobre conversaciones entre el presidente estadounidense y su homólogo chino, Xi Jinping.
China mira a otra parte
Frente a la guerra comercial, China ha buscado presentarse como una alternativa estable, al cortejar a países asustados por la tormenta económica mundial. Xi inicia este lunes una gira de cinco días por el sudeste asiático para mantener conversaciones con los líderes de Vietnam, una potencia manufacturera, así como de Malasia y Camboya.
Esto se produce después de que el mandatario chino afirmara que su país y Europa deberían “resistir conjuntamente las prácticas intimidatorias unilaterales”.
Los aranceles de Trump “no solo no han resuelto ninguno de los problemas de Estados Unidos, sino que han socavado gravemente el orden económico y comercial mundial”, añadió el Ministerio de Comercio de Pekín en su comunicado del domingo. El ministro de Comercio, Wang Wentao, había advertido el viernes que los aranceles “causarían graves daños” a los países en desarrollo.
Fuente: AFP
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Aranceles y el Mercosur
- Carlos A. Primo Braga
- Profesor de la Fundación Dom Cabral, Brasil
El 2 de abril (denominado Liberation Day por el presidente Trump), el Gobierno de los Estados Unidos anunció la imposición de aranceles recíprocos que afectan a cerca de 185 países. A partir del 5 de abril, se sumaron aranceles del 10 % a los ya existentes, y desde el 9 de abril deberían imponerse aranceles adicionales a los países considerados como los peores infractores, con base en una “evaluación” sobre cómo sus políticas afectan las exportaciones estadounidenses.
Los mercados financieros en todo el mundo, y particularmente en EE. UU., reaccionaron de forma dramática en los días posteriores al anuncio. El índice NASDAQ, por ejemplo, que refleja el desempeño del sector tecnológico, cayó alrededor de un 9,8 % en los dos días siguientes, una corrección significativa en relación con su nivel máximo anterior.
Estos aranceles se suman a otros anunciados previamente por la administración Trump, dirigidos principalmente a China (incluyendo un arancel del 20 % como sanción por el comercio ilícito de fentanilo y aranceles del 25 % sobre automóviles, acero y aluminio). En síntesis, los productos chinos pasarán a enfrentar aranceles totales del 54 % (20 % vinculados al tema del fentanilo y 34 % por el cálculo de reciprocidad) y, en algunos casos, específicos (como los automóviles, considerados una amenaza a la seguridad nacional), los aranceles podrían alcanzar hasta un 79 %. China respondió con una tarifa adicional del 34 % sobre exportaciones estadounidenses. Posteriormente, el gobierno de Trump reaccionó a esta decisión imponiendo un arancel adicional del 50 % sobre productos chinos el 8 de abril.
El cálculo de los aranceles recíprocos por parte de la Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos (USTR) fue recibido con escepticismo y críticas sobre la arbitrariedad del método utilizado. La fórmula adoptada se basa, esencialmente, en dividir el déficit comercial de EE. UU. en bienes con cada país entre el valor de las importaciones provenientes de dicho socio comercial, como una proxy de un arancel que equilibraría los flujos comerciales. La fórmula también incluye en el denominador una estimación de la elasticidad de las importaciones respecto a los precios y de los precios respecto a los aranceles; sin embargo, al haber asignado arbitrariamente los valores 4 y 0,25, el producto de dichas elasticidades es igual a 1. El valor resultante de esta división fue reducido a la mitad, según el presidente Trump, para reflejar la magnanimidad estadounidense. En el caso de países con superávit comercial con EE. UU. (como Brasil), así como en situaciones especiales (como Afganistán), se estableció un arancel recíproco del 10 %.
El 9 de abril, el presidente Trump anunció una pausa de 90 días en la implementación de estos aranceles para la mayoría de los países, con excepción de China. Para los países que no respondieron con represalias, solo se aplicará el arancel adicional del 10 % hasta junio. En el caso de China, sigue vigente un arancel acumulado del 145 %, mientras que para Canadá y México se aplicarán aranceles del 25 % sobre productos que no cumplan con las normas del acuerdo USMCA (que sustituyó al NAFTA). China respondió de inmediato, elevando sus tarifas a un 125 % sobre productos estadounidenses.
El arancel medio en EE. UU. se incrementará a aproximadamente un 22,5 %, con picos importantes para ciertos países (como China) y productos. Este nivel remite a lo ocurrido en la década de 1930 y sus consecuencias negativas para la economía global. Asimismo, la lógica de la fórmula (centrada únicamente en el comercio de bienes, ignorando los servicios donde EE. UU. suele registrar superávit), la elección arbitraria del año 2024 como base para los cálculos —a pesar de que los déficits comerciales varían con el tiempo—, el desconocimiento de las estructuras proteccionistas de los socios comerciales, y las causas macroeconómicas de los desequilibrios en la balanza de pagos (como el desajuste entre ahorro e inversión) han sido señalados como puntos críticos de esta metodología.
Para los países del Mercosur, hay tanto buenas como malas noticias. Es cierto que los miembros del bloque fueron “beneficiados” con un arancel recíproco mínimo del 10 %, muy por debajo del promedio general y de los valores máximos aplicados a otros países. Sin embargo, el impacto puede ser perjudicial, no solo por los efectos sobre los flujos globales de comercio (la Organización Mundial del Comercio —OMC— estima que estos aranceles podrían generar una contracción del 1 % en el volumen del comercio mundial en 2025), sino también por los desvíos comerciales que pueden surgir (como la redirección de exportaciones chinas hacia la región). No obstante, el “superarancel” y sus externalidades (como la adopción de medidas de represalia por varios países, especialmente China) pueden generar oportunidades para el agronegocio del Mercosur, como ocurrió durante el primer mandato de Trump.
Desde una perspectiva estratégica, la política comercial de EE. UU. crea incentivos para una postura más favorable en relación con la implementación del acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea. Cabe destacar, sin embargo, que Argentina y Brasil mantienen visiones divergentes sobre el impacto de estas medidas. El presidente Milei, por ejemplo, ha expresado interés en ajustar la política comercial argentina y eventualmente negociar un acuerdo bilateral con EE. UU.
En resumen, las medidas adoptadas por EE. UU. pueden interpretarse como una decisión de facto de abandonar las normas de la OMC. Esto incrementará los niveles de incertidumbre en la economía global. El Programa “Parceiros para Excelência” PAEX de la Fundación Dom Cabral puede asistir a sus clientes en la navegación de este escenario incierto.
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Estabilidad económica paraguaya, ventaja frente a la incertidumbre mundial
La economía mundial está atravesando por una inestabilidad y una de sus principales razones es la guerra comercial que se desató entre potencias como Estados Unidos y China, por el aumento de aranceles del país norteamericano a este y otros países del mundo.
Si bien en América Latina el aumento del arancel es del 10 %, mucho menos que lo impuesto en otros continentes, el impacto de esta política no llega con fuerza a Paraguay, y en comparación a países vecinos que sí serán más afectados, el nuestro podrá aprovechar esa oportunidad y tener un crecimiento más estable, indicó a La Nación/Nación Media, el economista Wildo González.
“Nuestros vecinos exportan casi lo mismo que nosotros exportamos. Entonces, no veo que en ese punto haya una oportunidad para nosotros; lo que creo que sí podemos aprovechar es que vamos a tener una economía con un crecimiento más estable que ellos”, explicó González a LN.
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Con respecto a los cambios principales en general que se pueden notar hoy en comparación a meses atrás, es el fuerte ajuste en los mercados financieros. Existe una depreciación de las monedas y movimiento en las tasas internacionales. Esto sí tiene una injerencia en el tipo de cambio local.
“Además, se observan menores precios de commodities, lo cual es negativo porque implica peores términos de intercambio y también genera presión al dólar”, precisó, y mencionó que esta tendencia sería causada principalmente por la menor producción de soja, que es el sector que más mueve la economía y genera ingreso de divisas.
El economista expuso que no es descartable que la divisa incluso llegue a los G. 8.100 hacia fin de año, impulsada por el comportamiento de la soja. También hizo énfasis en que hoy nuestra economía está funcionando a dos velocidades, es decir que, mientras los sectores relacionados con los recursos naturales se verían afectados, aquellos no transables son los que mantienen una estabilidad.
“Es altamente probable que ese escenario se materialice este año, ya que los sectores como comercio, construcción y servicios pueden dar un buen sustento a la actividad económica. Entonces, puede cumplirse la proyección de crecimiento”, sostuvo. El rango de crecimiento del producto interno bruto (PIB) para este año es de 3,5 % y 4 %, teniendo en cuenta la incertidumbre actual.
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Mercosur flexibiliza aranceles ante actual escenario internacional
Los cancilleres de los países miembros del Mercosur anunciaron que se ampliará temporalmente la lista de productos con excepciones al Arancel Externo Común del bloque. Se incluirán hasta 50 códigos arancelarios en las excepciones, de tal modo que se pueda “hacer frente a los desafíos del actual contexto internacional”.
De acuerdo con el comunicado conjunto de los cancilleres, se dieron instrucciones a los respectivos coordinadores nacionales para implementar esta medida. Igualmente, se tratarán otras medidas durante la reunión del Grupo Mercado Común (GMC), prevista para el 23 y 24 de abril, y en una próxima reunión de cancilleres el 2 de mayo.
Los cancilleres se reunieron en Argentina, país que ostenta la presidencia pro tempore hasta julio. Participaron los ministros del país anfitrión, Gerardo Werthein; de Paraguay, Rubén Ramírez Lezcano; de Brasil, Mauro Vieira; de Uruguay, Mario Lubetkin; y de Bolivia, Celinda Sosa, país recientemente incorporado como socio pleno.
Cabe recordar que días atrás el Gobierno de los Estados Unidos, encabezado por Donald Trump, anunció el aumento de aranceles comerciales para todos los países del mundo, con tasas que van del 10 % al 49 % en algunos casos, lo que ha creado una fuerte reacción en el mercado internacional. No obstante, el presidente Trump dio un golpe de timón el pasado miércoles en su guerra comercial con una “pausa” de 90 días en los aranceles aplicados a decenas de países, excepto a China, a la que se los sube al 25 %.