El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, recibe este miércoles en Brasilia a su par chino, Xi Jinping, para conversar sobre economía y comercio, después de que ambos se encontraron en la cumbre del G20 en Rio de Janeiro.
La visita de Estado del mandatario chino, con una multitud de acuerdos bilaterales previstos, buscará consolidar una robusta relación entre los dos gigantes del Sur global, en un mundo en “turbulencia”, en palabras de Xi. Xi espera sostener conversaciones con Lula “sobre una mejora de las relaciones entre China y Brasil promoviendo la sinergia de las estrategias de desarrollo de los dos países”, según la agencia estatal china Xinhua.
Brasil buscará diversificar sus exportaciones “con productos brasileños con mayor valor agregado”, dijo el secretario para Asia de la cancillería brasileña, Eduardo Paes. Con 160.000 millones de dólares en intercambio bilateral en 2023, China es el mayor socio comercial de Brasil. La potencia agrícola suramericana envía a China soja y otras materias primas, mientras el país asiático vende semiconductores, teléfonos, vehículos y medicamentos.
Xi se reunirá con Lula en la residencia presidencial de la Alvorada, bajo una fuerte presencia policial en el distrito gubernamental de la capital brasileña, una semana después de que un individuo cometiera lo que la policía investiga como un “acto terrorista” al hacerse estallar con explosivos frente a la corte suprema.
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La cita entre los líderes de China y Brasil, segundo y séptimo país en población en el mundo, respectivamente, se da en un marco internacional complicado, demostrado por los tímidos avances logrados por la cumbre del G20 en las guerras en Ucrania y Medio Oriente y la cuestión climática.
El regreso de Donald Trump augura un enfoque aislacionista y de más confrontación en la Casa Blanca, especialmente en el comercio con China. “El mundo está entrando en un nuevo período de turbulencia y cambio”, dijo Xi en Rio de Janeiro, al margen de la cumbre de las veinte principales economías.
“El Sur Global está en ascenso colectivo”, señaló el líder chino en un artículo publicado en la prensa brasileña previo a su visita. Xi llega a Brasilia después de sostener reuniones bilaterales con varios mandatarios al margen del G20 en Rio, entre ellos el argentino Javier Milei, fuerte aliado de Trump.
“Xi Jinping busca claramente llenar el vacío que surgirá con la elección de Trump, que no valora el multilateralismo”, dijo Oliver Stuenkel, profesor de Relaciones Internacionales de la Fundación Getulio Vargas.
El gobierno de Lula no obstante ha sido ambiguo frente a la iniciativa “Belt and Road” (Iniciativa de la Franja y la Ruta, IFR) para obras de infraestructura, un pilar de Xi para ampliar la influencia de China en el mundo, y que ha sido adoptada por otros vecinos latinoamericanos.
Brasil “intenta balancear su interés por una relación política, comercial y hasta militar cada vez más fuerte con China, con mantener una buena relación con Estados Unidos”, dijo a la AFP Evan Ellis, analista del centro de estudio CSIS en Washington.
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Natalia Molano, portavoz en español del Departamento de Estado, dijo a la AFP que Washington alienta a Brasil a “evaluar con ojos abiertos los riesgos y beneficios de un acercamiento con China”. “Como dice un proverbio chino: quien usa unos zapatos es el único que sabe si realmente le van bien esos zapatos”, dijo en respuesta una fuente diplomática china.
“China y América Latina y el Caribe son los que tienen la última palabra sobre el desarrollo de su vínculo”, agregó.
Fuente: AFP