Ha sido acusado penalmente cuatro veces, atravesado dos procesos de destitución y declarado políticamente muerto en múltiples ocasiones... Sin embargo, el expresidente estadounidense Donald Trump nunca ha estado tan bien encaminado para volver a ganar la Casa Blanca.

Tras imponerse holgadamente en las primarias de su partido, el polémico magnate se ha asegurado por tercera vez la candidatura republicana a las elecciones presidenciales.

Enfrentado al mandatario demócrata Joe Biden, de 81 años y criticado repetidamente por su edad, Trump -apenas cuatro años más joven- se perfila como vencedor de los comicios del 5 noviembre en la mayoría de los sondeos.

Pero, ¿cómo es posible que el expresidente, cuya caída se ha pronosticado mil veces, opte a semejante regreso? La pregunta fascina y obsesiona.

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Para Julian Zelizer, politólogo de la Universidad de Princeton, esta elección por parte de los republicanos es sencillamente “sorprendente”. “Este es un momento único en el que el partido ha respaldado a alguien que ha tenido problemas políticos como presidente, problemas legales tras dejar el cargo y que gobernó durante un solo mandato”, consideró a la AFP.

Caza de brujas

La estrategia de Donald Trump para evitar el desastre es clara. Desde sus primeros pasos en política, el exempresario jugó la carta de candidato antisistema, escandaloso y voluntariamente provocador.

Tal fue el caso cuando, un mes antes de las elecciones presidenciales de 2016, salió a la luz un antiguo video en el que se le escuchaba jactarse de utilizar su fama para “agarrar” a las mujeres por sus genitales.

Se dijo entonces que perdería el voto femenino, pero no fue así. Trump llegó a la presidencia de Estados Unidos con un revuelo inimaginable.

Aunque los problemas legales de Trump han beneficiado hasta ahora a su campaña trayendo millones de dólares en donaciones de sus partidarios, las encuestas muestran que su apoyo se erosionaría considerablemente si es condenado. Foto: Gentileza

Ahora, lleno de problemas legales, el exmagnate inmobiliario recurre a la misma táctica, presentándose como víctima de una “caza de brujas” coordinada por “marxistas y fascistas” al servicio de Biden. “No me persiguen a mí, te persiguen a tí, yo sólo les estorbo”, suele decir a sus seguidores. No importa que no tenga pruebas que respalden sus acusaciones. La fórmula es eficaz.

Dos juicios de destitución, un ataque al Congreso estadounidense por parte de sus partidarios, declaraciones fiscales dudosas y ahora cuatro acusaciones penales: el líder político ha sobrevivido a todos los escándalos.

Juicios

Pero cuidado con darlo por ganador demasiado pronto, advierten sus detractores. Es cierto que el empresario dio la sorpresa al ganar las presidenciales de 2016, pero los conservadores también han perdido prácticamente todas las elecciones nacionales desde que su influencia empezó a reinar en el partido. Es un argumento que repite constantemente su antigua rival en las primarias republicanas, Nikki Haley.

En contra de la tradición, la exgobernadora se negó a apoyar la candidatura del expresidente contra Biden cuando abandonó la carrera la semana pasada.

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Es más, el mandatario demócrata, que se enorgullece de haber sido siempre subestimado, “ya ha demostrado que es capaz de ganarle”, añade el politólogo Zelizer.

Aunque los problemas legales de Trump han beneficiado hasta ahora a su campaña trayendo millones de dólares en donaciones de sus partidarios, las encuestas muestran que su apoyo se erosionaría considerablemente si es condenado.

Su primer juicio comienza el 25 de marzo en Nueva York, seguido de audiencias en Florida y posiblemente en Washington.

Esto hace que las posibilidades de un veredicto antes de las presidenciales de noviembre sean extremadamente altas, lo que amenazaría, de nuevo y por enésima vez, la coraza inoxidable de Trump.

Fuente: AFP

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