Bolivia cerró 2023 con sus Reservas Internacionales Netas (RIN) en 1.709 millones de dólares, el dato más bajo en 17 años, informó este jueves el Banco Central (BCB) que lo atribuyó a la crisis de la industria del gas y a créditos no aprobados por el Congreso.
“Son 1.709 millones dólares de los cuales, oro es 1.576 y el resto que se materializa en divisas alcanza los 166 millones de dólares”, dijo en conferencia de prensa el presidente del Banco Central, Edwin Rojas. Bolivia logró en 2014 el récord de 15.122 millones de dólares, según datos de la misma entidad, debido al auge de la venta del gas.
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En enero de 2023 las Reservas Internacionales se encontraban en 3.796 millones de dólares, en agosto descendieron a 2.147 millones de dólares y cerró el año pasado en 1.709 millones de dólares. Desde 2015 las RIN estuvieron en franca caída, principalmente por el descenso de ingresos por las ventas de gas natural a Brasil y Argentina, a causa de una baja en la producción y por falta de exploración.
La baja de la producción fue admitida en agosto pasado por el mismo presidente izquierdista Luis Arce, quien fue ministro de Economía de su mentor político, Evo Morales (2006-2019). Arce dijo entonces que “hay una declinación en la producción, desde el 2014 más o menos, que lamentablemente ha ido cayendo hasta tocar fondo”.
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Rojas, presidente del BCB, explicó que las RIN pudieron haber sido mayores. “Tenemos un saldo de más de 200 millones de dólares que nos adeuda Argentina [por las compras de gas]. De no haber sido esto, hubiéramos cerrado con un nivel próximo a los 2.000 millones de dólares”, indicó.
Según el ente emisor, la cifra de las reservas bolivianas también se vio afectada por la no aprobación por parte del Congreso de créditos por más de 700 millones de dólares, debido a divisiones internas del bloque oficialista.
Fuente: AFP.
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Radiografía del mercado de maquinarias en Paraguay
El sector de maquinarias agrícolas en Paraguay ha experimentado un marcado descenso durante los primeros ocho meses del 2024, según el último informe de la Cámara de Distribuidores de Automotores y Maquinarias (Cadam). La caída ha sido evidente en los principales equipos utilizados en el sector agropecuario, como tractores, cosechadoras y pulverizadoras, reflejando una disminución significativa en las importaciones de estas máquinas, en comparación con el mismo periodo del 2023.
Entre enero y agosto de este año, ingresaron al país un total de 1.497 maquinarias agrícolas, lo que significa una contracción del 22,8 % respecto a las 1.940 unidades que se importaron en el mismo lapso del año pasado. Este descenso, que afecta directamente al dinamismo del sector agrícola, podría estar relacionado con diversos factores económicos que influyen en la inversión de los productores.
El segmento de tractores, uno de los pilares fundamentales para la producción agrícola, registró una disminución del 19,1 %. Hasta el cierre de agosto, se importaron 1.235 tractores agrícolas, mientras que en el mismo periodo del 2023 se había alcanzado la cifra de 1.526 unidades. A pesar de esta caída, los tractores siguen siendo la maquinaria más demandada, y John Deere se mantiene como la marca líder en el mercado, con una participación del 40,8 %.
Massey Ferguson, con una participación del 20,2 %, ocupa el segundo lugar en esta categoría, seguida de New Holland, que cuenta con el 11,7 % del mercado. Valtra y Case IH cierran el top cinco con participaciones del 10,1 % y 8,8 %, respectivamente.
En cuanto a las cosechadoras, la contracción fue aún más pronunciada, con una reducción del 42,1 %. Entre enero y agosto de este año, se importaron solo 124 cosechadoras, en comparación con las 214 unidades que ingresaron en el mismo periodo del 2023. Este desplome podría ser reflejo de un ajuste en las decisiones de inversión de los productores agrícolas, quienes podrían estar priorizando otros gastos o postergando la renovación de equipos.
Al igual que en el segmento de tractores, John Deere domina la categoría de cosechadoras, con una participación del 39,5 %, seguida de cerca por New Holland, que cuenta con el 35,5 % del mercado. Case IH ocupa el tercer lugar con una cuota del 12,9 %, mientras que Fendt y Massey Ferguson completan la clasificación con el 4 % y el 3,2 %, respectivamente.
Las pulverizadoras también vieron una caída importante en sus importaciones, con un descenso del 31 % al comparar los primeros ocho meses del 2024 con el mismo periodo del año anterior. Hasta agosto, se registraron 138 unidades importadas, frente a las 200 que ingresaron en el 2023.
En este escenario de contracción, las marcas líderes del mercado se han mantenido fuertes. John Deere sigue siendo la referencia indiscutible tanto en tractores como en cosechadoras, consolidando su posición de liderazgo con una amplia ventaja frente a sus competidores. New Holland, por su parte, ha mostrado un buen desempeño, especialmente en el segmento de cosechadoras, donde ha logrado una participación significativa del 35,5 %.
A pesar del contexto de reducción en las importaciones, la competencia entre las principales marcas se mantiene activa, y cada una de ellas sigue ofreciendo una gama de productos que responde a las necesidades específicas del mercado paraguayo. Las fluctuaciones en el número de importaciones podrían depender de factores externos, como el costo de las maquinarias, la disponibilidad de financiamiento para los productores y las expectativas económicas a futuro.
El sector agrícola sigue siendo uno de los motores clave de la economía paraguaya, y a pesar de la caída en las importaciones de maquinarias, el país continúa apostando por la modernización de su producción. Las fluctuaciones en el mercado de maquinaria agrícola no solo dependen de la demanda interna, sino también de las condiciones globales que afectan el comercio internacional y los precios de los productos.
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El Banco Central hace bien en mantener tasa de política monetaria
A diferencia de algunos analistas que insisten en bajar las tasas de interés de la banca central que actualmente se encuentra en el seis por ciento referencial, la autoridad monetaria de nuestro país decidió mantenerla.
Para entender esta decisión debemos tomar en cuenta no solo el contexto nacional sino también internacional.
En términos de lo que sucede en nuestro país sería un error bajar las tasas como algunos sugieren porque terminará por afectar a los precios de los productos de la canasta familiar que, de hecho, se encuentran en este momento expuestos por las contingencias del aumento del precio del dólar por la compra de los productos de importación.
Además, el mismo Poder Ejecutivo viene insistiendo en mantener la estabilidad monetaria, situación que podría modificarse si se diera curso a más circulante de dinero en el mercado con la reducción de la citada tasa referencial. Se daría de ese modo un auge artificial para luego soportar las consecuencias por el incremento de los precios y en particular de aquellos que inciden sobre el costo de vida de las familias.
En efecto, con una política monetaria más relajada debido a la baja en la tasa de interés monetaria de la banca central, ciertamente, se fomentarán los préstamos a través del sistema bancario. No obstante, paralelamente aumentará el gasto de dinero generando el aumento de las compras y ventas que luego repercutirán a la alza de los precios.
De ese modo lo que parecía una bonanza para quedarse pronto terminará en un problema. Un inconveniente que, por cierto, se resolverá volviendo a modificar hacia arriba la tasa de política monetaria. De hacerse esto, se dará una señal de desorden y hasta de incertidumbre que no debemos mostrar como país.
Por supuesto que la tentación de crear ese auge en la economía le haría quedar bien al Gobierno, pero sería mintiendo sobre algo que no es real y menos todavía beneficioso. Al fin y al cabo, las economías emergentes como la nuestra están expuestas a lo que viene ocurriendo por ejemplo en los Estados Unidos y con los precios internacionales de los commodities.
En Norteamérica, la inflación se viene desacelerando y la reducción de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal que actúa como su banco central se ha oficializado días atrás, en atención a las recientes declaraciones de su presidente, Jerome Powell, quien señaló esa decisión como el fin de la lucha contra la inflación. Esta medida podría afectarnos positivamente con inversiones hacia este lado del planeta.
Por otro lado, y si bien es cierto los precios de los productos agrícolas muestran una tendencia descendente debido a la gran oferta mundial, también los precios internacionales del petróleo y de sus derivados se están reduciendo.
Por tanto, no resultaría beneficioso para nuestra economía una reducción de las tasas de interés para crear un auge artificial, sino que más bien resulta prudente mantener la tasa de política monetaria como de modo correcto decidió el Banco Central.
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Iván Dumot: “Es crucial reducir los sobrecostos de importación para ser más competitivos”
En el marco del 85º aniversario del Centro de Importadores del Paraguay (CIP), se presentó un Estudio de Costos y Sobrecostos a la Importación que pone de relieve los avances, pero también los desafíos que el país enfrenta en cuanto a la competitividad comercial. Iván Dumot, presidente del CIP, nos explicó los principales hallazgos del informe y las medidas propuestas para reducir los sobrecostos en la importación.
¿Cuáles son los principales avances que revela este estudio en relación con los sobrecostos identificados en 2014?
En los últimos diez años, hemos avanzado considerablemente en la eliminación de algunos de los sobrecostos que afectaban nuestras operaciones de importación. De los sobrecostos que identificamos en 2014, hemos logrado eliminar tres, lo que es un avance significativo, todos en el periodo de Santiago Peña. Sin embargo, a pesar de estos progresos, también encontramos que otros sobrecostos han aumentado, lo que sigue siendo una barrera para mejorar la competitividad de nuestras importaciones.
¿Qué factores considera que han influido en el aumento de estos sobrecostos en la última década?
Paraguay sigue enfrentando desafíos estructurales debido a su condición de país mediterráneo, lo que incrementa los costos logísticos. A esto se suman problemas burocráticos y algunas prácticas que ya han quedado obsoletas en instituciones clave como la ANNP (Administración Nacional de Navegación y Puertos), la DNIT (Dirección Nacional de Ingresos Tributarios) y el MIC (Ministerio de Industria y Comercio). Estos sobrecostos por ineficiencias operativas no han sido debidamente abordados en algunos casos, lo que impacta directamente en el costo final de los productos importados y por ende en el costo final para los consumidores.
¿Qué medidas están proponiendo desde el CIP para enfrentar estos desafíos y reducir los sobrecostos?
Lo primero es trabajar en la mejora de las facilidades logísticas para reducir los sobrecostos derivados de nuestra situación geográfica. También estamos impulsando la eliminación o simplificación de procesos burocráticos en las instituciones que mencioné anteriormente, ya que las demoras y las duplicaciones de datos generan altos costos innecesarios. Además, una de nuestras propuestas más importantes es la integración de sistemas entre los actores de la importación para que las intervenciones, seguimientos y pagos se puedan hacer en línea, lo que agilizaría enormemente los procesos y reduciría los márgenes de error.
¿Qué impacto tendría la eliminación del cobro por intervenciones municipales, otra de las recomendaciones del estudio?
El cobro de intervenciones municipales no tiene una justificación sólida, ya que no se presta un servicio real a cambio. Su eliminación representaría una reducción de costos considerable para los importadores y contribuiría a simplificar los trámites. Esta es una de las demandas que estamos haciendo para mejorar la competitividad de nuestras operaciones.
¿Qué papel juega la cooperación entre el sector público y privado para superar estos obstáculos?
La cooperación público-privada es fundamental. Sin una colaboración efectiva entre el gobierno y los importadores, será muy difícil lograr avances sostenibles. Mejorar la competitividad comercial requiere esfuerzos conjuntos para eliminar las trabas que nos están frenando, tanto logísticas como burocráticas. Si trabajamos de manera coordinada, estoy seguro de que podremos reducir estos sobrecostos y hacer que Paraguay sea un país más atractivo para el comercio internacional y que podamos aprovechar el Grado e Inversión que ahora tenemos como carta a favor.
En la última reunión que tuvimos con las diversas autoridades nacionales notamos una apertura muy optimista, incluso equipos como el de la Dirección Nacional de Aeronáutica Civil, DINAC, ya presentaron planos en los que vienen trabajando y creo que para el final de este año ya veremos algunos resultados.
¿Cuál es su visión a futuro respecto a la competitividad de Paraguay en el comercio exterior?
Soy optimista, pero también realista. Tenemos muchos desafíos por delante, pero creo que, si implementamos las medidas propuestas, Paraguay tiene un gran potencial para mejorar su competitividad en el comercio exterior. Nos encontramos en un punto crucial donde los cambios que hagamos ahora determinarán el crecimiento futuro del país. Es una tarea que requiere compromiso y cooperación, pero los beneficios serán indudables para toda la economía paraguaya.
Con las propuestas del CIP sobre la mesa, queda claro que la competitividad de Paraguay en el comercio internacional depende de eliminar sobrecostos y optimizar los procesos de importación. Como señala Dumond, el desafío es grande, pero con la colaboración adecuada entre el sector público y privado, los avances están al alcance.
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Mipymes esperan que nuevos créditos dinamicen la economía un 50 %
El sector de las micro, pequeñas y medianas empresas celebra con gozo el reciente anuncio del Gobierno, de la flexibilización de los requisitos y los créditos que estarán disponibles para las mismas. Se espera que la oferta crediticia pueda empezar a moverse y quizás ver resultados ya para fin de año, dinamizando la economía un 50 % más.
Es lo que mencionó en entrevista con el diario La Nación/ Nación Media, la presidenta de la Asomipymes, Guillermina Imlach, alegando que efectivamente hay toda una expectativa con relación al nuevo Programa de Fortalecimiento Financiero de las Mipymes.
“Hay muchas expectativas, porque es lo que veníamos peleando hace 10 a 15 años, ahora se hizo realidad ese sueño, así que enhorabuena y esperemos que realmente le llegue a todos porque ahora es que las mipymes van a necesitar los préstamos para los preparativos de fin de año”, expresó.
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Menor tasa, mayor plazo
Remarcó los nuevos plazos de financiamiento con los que las cuotas serán más accesibles, así como los planes para capital operativo e inversión, pues justamente muchas de las mipymes siguen operando con maquinarias antiguas que ya necesitan un cambio. Además de que podrán pagarlo a un plazo de hasta 10 años, dijo.
Uno de los aspectos que más restringía a las mipymes eran los excesivos requisitos, y que por sobre todo, eran evaluadas como una empresa grande. A partir de este nuevo programa, los bancos podrán evaluarlas por el tamaño del emprendimiento y así acceder a tasas más ventajosas y plazos más largos, explicó.
Es así que con la apertura del gobierno respecto a los nuevos créditos, esperan que se pueda dinamizar la economía lo más rápido posible, y como ya lo anticipó, si se empieza a mover los prestamos, puede aportar a que la actividad económica crezca un 50 % más para finales de año.
“Es muy necesario que se de esa dinamización para que haya flujo de caja, porque todo está muy quieto y casi no hay dinero en las calles, pero estos créditos vienen a ser una esperanza, y bueno eso nos pone muy contentos y vamos a empezar a probar”, subrayó.
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