El ministro de Asuntos Exteriores de Brasil, Mauro Vieira, aseguró este miércoles que las autoridades estarán “muy contentas” de contar con la presencia del presidente ruso Vladimir Putin, sobre quien pesa una orden de arresto del Tribunal Penal Internacional (TPI), en la cumbre del G20 de Río de Janeiro en noviembre de 2024.
“Si quiere venir, estaremos muy contentos de que esté presente en las reuniones”, dijo el ministro de Exteriores, quien adelantó que no cree que Brasil vaya a tomar medida alguna para cumplir la orden de detención del TPI, durante una entrevista para la delegación brasileña de BBC News.
Vieira restó importancia al hecho de que Brasil sea uno de los Estados que ha ratificado el Estatuto de Roma por el cual se creó el TPI. “Hay tantos países que lo son”, ha dicho, afirmando al tiempo que no están obligados a cumplir la decisión del tribunal. “Tiene que haber una orden”, ha aseverado.
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Hace poco el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, también cuestionó la autoridad este tribunal al haber otros países, como Estados Unidos, Rusia, o China, que no la reconocen, lo que genera un “desequilibrio”, dijo.
En marzo de 2023, cuando se cumplía un año de la invasión rusa de Ucrania, el TPI emitió una orden de captura contra Putin por crímenes de guerra relacionados con la deportación forzada de niños ucranianos, provocando que se perdiera la pasada cita del G20 en Nueva Delhi, o la de los BRICS, en Johannesburgo, Sudáfrica.
Fuente: Europa Press
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Clima, guerras y la vuelta de Trump marcan la apertura de la cumbre del G20
Los líderes del G20 abren este lunes una cumbre en Rio de Janeiro bajo presión para lograr un acuerdo en la COP29, en un contexto mundial de fuertes divisiones por las guerras de Ucrania y Gaza y la próxima vuelta de Donald Trump. Ya antes de la apertura de la cita en el Museo de Arte Moderno, con vistas sobre la bahía de Rio, no se auguraba un consenso fácil sobre los temas dominantes.
El texto final del G20 “ya está cerrado, pero algunos países quieren abrir algunos puntos sobre las guerras y el clima”, explicó este lunes una fuente diplomática brasileña. Los dirigentes de las principales economías, que representan el 85 % del PIB mundial y el 80 % de las emisiones de gases de efecto invernadero, buscarán avanzar en particular en el financiamiento de la lucha contra el cambio climático.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, les pidió el domingo que muestren “liderazgo” y hagan “concesiones” para permitir “un resultado positivo en la COP29″, la conferencia sobre el clima de Bakú, donde las negociaciones llevan una semana estancadas. “El fracaso no es una opción”, dijo Guterres, mientras el mundo se dirige a batir este año otro récord de temperatura global.
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Brasil reafirmó el sábado que los países emergentes se niegan a contribuir al financiamiento climático, pero espera que un avance en el G20 ayude a destrabar el diálogo en Bakú, de acuerdo con otra fuente diplomática brasileña. En esta cumbre anual que se celebra nuevamente con la ausencia del presidente ruso Vladimir Putin - en su lugar acudió su canciller, Serguei Lavrov -, la guerra de Ucrania y también la de Oriente Medio serán ineludibles.
Después de que Ucrania sufrió el fin de semana uno de los mayores ataques rusos de los últimos meses, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, autorizó a Kiev a usar misiles estadounidenses de largo alcance contra objetivos militares en Rusia, según dijo a la AFP un alto funcionario en Washington.
La agenda social de Lula
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva, anfitrión de la cita, avisó sin embargo que su país no quiere concentrar los debates en las guerras. “Hice énfasis en no traer la guerra para el G20″, dijo el domingo al canal Globonews el mandatario izquierdista, un aliado de Occidente que a la vez mantiene una buena relación con Putin.
“Porque si no, no vamos a discutir otras cosas que son importantes para un pueblo que no está en guerra, que es el pueblo pobre, los invisibles del mundo”, añadió. Lula lanzará el lunes una Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, que reunirá a naciones e instituciones internacionales para liberar recursos contra esta lacra.
También espera avanzar sobre otra idea impulsada por la presidencia brasileña del G20: un impuesto global a los “súperricos”, que ya consiguió el visto bueno de los ministros de Finanzas para “cooperar” sobre este asunto.
El factor Milei
Sobre la cumbre pende una incógnita en cuanto a la posición de Argentina. Su presidente, el ultraliberal Javier Milei, se opone a lo que llama una “agenda ‘woke’” del multilateralismo y ha retirado a su delegación de las negociaciones climáticas en Bakú.
Buenos Aires ha hecho algunas objeciones y no tiene por qué “necesariamente” firmar el texto, indicó el domingo a la AFP el jefe de la delegación de ese país, Federico Pinedo, sin detallar los puntos en discordia. Esta será la primera cumbre del G20 de Milei. El argentino es un gran aliado de Trump, a quien visitó la semana pasada en Florida.
Xi, a reforzar el Sur global
Será en cambio la última de Biden, antes de ceder el poder al republicano en enero. El estadounidense realizó el domingo una visita histórica a la Amazonía para reforzar el compromiso de Estados Unidos contra el calentamiento y lanzar un desafío a Trump, que promete revertir sus políticas medioambientales.
“Algunos pueden intentar negar o retrasar la revolución de la energía limpia que está en marcha en Estados Unidos. Pero nadie, nadie puede revertirla”, dijo el demócrata. Biden se había reunido el sábado en Lima con el presidente chino, Xi Jinping, otro de los protagonistas de la cumbre del G20 y actor clave en la reconfiguración del tablero político mundial con la llegada de Trump.
Tras la cita de dos días, Xi se reunirá con Lula en Brasilia en un encuentro que pretende reforzar los lazos entre estos dos gigantes del llamado Sur global. “Entramos en un escenario global mucho más imprevisible, pero también con mucho más espacio para que los países del Sur (...) articulen sus propias visiones”, subraya Oliver Stuenkel, profesor de Relaciones Internacionales de la Fundación Getulio Vargas de Brasil.
Fuente: AFP
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Un G20 dividido busca diálogo en Río de Janeiro en medio de conflictos
- AFP
Los líderes de las principales potencias económicas del mundo se reúnen desde hoy y mañana en la cumbre del G20 en Río de Janeiro, donde Brasil espera avances sociales en un bloque desgarrado por los conflictos en Oriente Medio y Ucrania. Pese al idílico escenario de la reunión, el Museo de Arte Moderno, un edificio con vistas despejadas a la bahía de Río y al Pan de Azúcar, es difícil entrever un alivio en las graves tensiones geopolíticas.
En el ambiente pesa además el ataque fallido contra la corte suprema ocurrido el miércoles en Brasilia por un individuo que se hizo estallar con explosivos. El presidente de izquierda de Brasil, Luiz Inácio “Lula” da Silva, líder del sur global y aliado de Occidente, desplegará su larga experiencia diplomática que se basa en la defensa del multilateralismo.
Ello pese a la reelección de Donald Trump en Estados Unidos, que anuncia un nuevo giro aislacionista y el riesgo de guerras comerciales a partir del año que viene. La primera economía mundial estará representada por Joe Biden, en el ocaso de su mandato.
CON MILEI Y XI, SIN PUTIN
La cumbre se celebra al mismo tiempo que la COP29 en Bakú (Azerbaiyán), al final de un año en el que las crisis climáticas han puesto más que nunca a prueba al mundo, y a Brasil de forma espectacular, con inundaciones, sequías e incendios forestales. Argentina retiró a su delegación de la COP29 por orden del nuevo canciller del mandatario ultraliberal Javier Milei, un escéptico del cambio climático.
El gran ausente de la cumbre en Río será el presidente ruso Vladimir Putin, que ya ha faltado a las últimas ediciones. Con una orden de arresto de la Corte Penal Internacional en su contra, anunció que no viajará para evitar “perturbar” los debates. Su homólogo chino, Xi Jinping, en cambio, estará presente y prolongará su estancia con una visita de Estado a Brasilia el miércoles.
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Peña ya se encuentra en Brasil para participar de la cumbre de líderes del G20
El jefe de Estado Santiago Peña ya se encuentra en la ciudad de Río de Janeiro, Brasil, con el fin de participar de la cumbre de Líderes del G20, invitado por su homólogo Luiz Inácio Lula Da Silva. Esta es la primera vez que Paraguay participará del foro internacional donde los países miembros debaten iniciativas económicas, políticas y sociales.
El encuentro en que participan las autoridades de Alemania, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Coreade Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Arabia Saudita, Turquía, Sudáfrica, la Unión Africana y la Unión Europea se desarrollará entre los días 18 y 19 de noviembre.
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Días atrás, Peña había sostenido que, si bien Paraguay no es miembro del G20, es una gran satisfacción y un motivo de orgullo sentarse en la mesa con los líderes de las 20 mayores economías del mundo. En la cumbre se debatirá sobre tres temas trascendentales la inclusión social y lucha contra el hambre y la pobreza, la reforma de las instituciones de gobernanza global y el desarrollo sostenible y transición energética.
Durante esta cumbre, se realizará el lanzamiento oficial de la “Alianza Global Contra el Hambre y la Pobreza”, una iniciativa del gobierno de Lula Da Silva que moviliza a países y organizaciones internacionales para acelerar los esfuerzos en la lucha contra el hambre y la pobreza hasta el año 2030.
La novedad es que Paraguay forma parte de este acuerdo. Sobre ambos flagelos sociales, el gobierno de Peña tiene mucha experiencia por compartir teniendo en como ejemplo el programa Hambre Cero en las escuelas que busca universalizar el almuerzo escolar con criterios de equidad y erradicar el hambre en la etapa escolar.
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Un G20 dividido busca diálogo en Rio de Janeiro
Los líderes de las principales potencias económicas del mundo se reunirán lunes y martes en la cumbre del G20 en Rio de Janeiro, donde Brasil espera avances sociales en un bloque desgarrado por los conflictos en Oriente Medio y Ucrania. Pese al idílico escenario de la reunión, el Museo de Arte Moderno, un edificio con vistas despejadas a la bahía de Rio y al Pan de Azúcar, es difícil entrever un alivio en las graves tensiones geopolíticas.
En el ambiente pesa además el ataque fallido contra la corte suprema ocurrido el miércoles en Brasilia por un individuo que se hizo estallar con explosivos. El presidente de izquierda de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, líder del sur global y aliado de Occidente, desplegará su larga experiencia diplomática que se basa en la defensa del multilateralismo.
Ello pese a la reelección de Donald Trump en Estados Unidos, que anuncia un nuevo giro aislacionista y el riesgo de guerras comerciales a partir del año que viene. La primera economía mundial estará representada por Joe Biden, en el ocaso de su mandato. Antes de llegar a la ‘Cidade maravilhosa’, hará escala el domingo en la Amazonía brasileña para defender la causa del cambio climático.
Con Milei y Xi, sin Putin
La cumbre se celebra al mismo tiempo que la COP29 en Bakú (Azerbaiyán), al final de un año en el que las crisis climáticas han puesto más que nunca a prueba al mundo, y a Brasil de forma espectacular, con inundaciones, sequías e incendios forestales. Argentina retiró a su delegación de la COP29 por orden del nuevo canciller del mandatario ultraliberal Javier Milei, un escéptico del cambio climático.
Para este aliado de Trump que el jueves participó en una gala organizada en Florida para celebrar el retorno del republicano a la Casa Blanca, será su primer G20. El año pasado, en la cita del G20 en India, el grupo se declaró a favor de triplicar las energías renovables de aquí a 2030, pero sin hacer ningún llamamiento concreto para abandonar los combustibles fósiles.
El gran ausente de la cumbre en Rio será el presidente ruso Vladimir Putin, que ya ha faltado a las últimas ediciones. Con una orden de arresto de la Corte Penal Internacional en su contra, anunció que no viajará para evitar “perturbar” los debates. Su homólogo chino, Xi Jinping, en cambio, estará presente y prolongará su estancia con una visita de Estado a Brasilia el miércoles.
China es el mayor socio comercial de Brasil, y los dos países han intentado juntos, sin éxito, actuar como mediadores en la guerra de Ucrania. Este conflicto, junto con la ofensiva israelí en Gaza y Líbano, amaga con exacerbar las divisiones. “Estamos negociando con todos los países los párrafos sobre geopolítica de la declaración final (...) para que podamos llegar a un consenso sobre estas dos cuestiones”, confió Mauricio Lyrio, negociador en jefe de la diplomacia brasileña para el G20.
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Impuestos a los “superricos”
Estos conflictos son “el elefante en la habitación”, explica a la AFP Flavia Loss, especialista en relaciones internacionales de la Escuela Superior de Sociología y Política de Sao Paulo. Pero esto no debería impedir que Brasil “obtenga un consenso” en temas que se ha fijado como prioritarios para su presidencia del G20, como la lucha contra el hambre y los impuestos para los “superricos”, augura.
Al frente de la primera potencia económica latinoamericana, Lula marcó la pauta el pasado mayo: “Muchos insisten en dividir el mundo en amigos y enemigos, pero a los más vulnerables no les interesan las dicotomías simplistas”, dijo. La primera sesión plenaria de la cumbre, el lunes, se centrará en el lanzamiento oficial de la “Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza”, la iniciativa estrella de Lula, un exobrero metalúrgico nacido en una familia pobre.
Esta alianza reunirá a países de todo el mundo y a instituciones internacionales con el fin de liberar recursos financieros para luchar contra el hambre o reproducir iniciativas que funcionan a nivel local. En cuanto a los impuestos de los multimillonarios, los países del G20 se comprometieron a “cooperar para garantizar que los más ricos sean efectivamente gravados”, tras una reunión de los ministros de Finanzas del grupo celebrada en Rio a finales de julio. Queda por ver si los líderes asumirán este compromiso y en qué términos. Brasil cederá la presidencia rotatoria del G20 a Sudáfrica.
Fuente: AFP.