El papa Francisco pidió la liberación de los rehenes en manos de Hamás y un alto el fuego entre el movimiento islamista e Israel, en su mensaje de Navidad. “Llevo en el corazón el dolor por las víctimas del execrable ataque del pasado 7 de octubre y renuevo un llamamiento apremiante para la liberación de quienes aún están retenidos como rehenes”, dijo desde el Vaticano el pontífice argentino, de 87 años, en su tradicional bendición “urbi et orbi”, a la ciudad de Roma y al mundo.
“Suplico que cesen las operaciones militares, con sus dramáticas consecuencias de víctimas civiles inocentes”, añadió ante varios miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro el papa Francisco, en su mensaje navideño.
Israel prometió destruir a Hamás tras su ataque sin precedentes del 7 de octubre, en el que murieron unas 1.140 personas, la mayoría civiles, según datos oficiales israelíes. Los milicianos del movimiento islamista secuestraron a unas 250 personas, de las que 129 siguen cautivas en Gaza, según Israel.
Para la resolución del conflicto a largo plazo, el pontífice instó a que “se encuentre una solución a la cuestión palestina, por medio de un diálogo sincero y perseverante entre las partes, sostenido por una fuerte voluntad política y el apoyo de la comunidad internacional”.
“Paz para Ucrania”
Como cada año en este tradicional discurso, el líder espiritual de los 1.300 millones de católicos en el mundo repasó los principales conflictos y zonas en tensión que hay en el planeta. El obispo de Roma se refirió al “martirizado” pueblo de Siria, y pidió la paz para Ucrania, cuando se acerca el segundo aniversario de la invasión rusa iniciada en febrero de 2022.
En esta antigua república soviética, millones de ortodoxos participaron en las celebraciones de Navidad el 25 de diciembre, y no el 7 de enero, como lo hacían hasta ahora, al igual que la Iglesia ortodoxa rusa, marcando una ruptura de tradiciones en plena guerra con Moscú. Francisco también recordó “las tensiones y los conflictos que perturban a las regiones del Sahel, el Cuerno de África y Sudán, como también a Camerún, la República Democrática del Congo y Sudán del Sur”.
Dirigiéndose al “continente americano”, el papa argentino llamó a los dirigentes “para hallar soluciones idóneas que lleven a superar las disensiones sociales y políticas, a luchar contra las formas de pobreza que ofenden la dignidad de las personas, a resolver las desigualdades y a afrontar el doloroso fenómeno de las migraciones”.
También criticó la producción y el comercio de armas, “instrumentos de muerte” al servicio de la guerra, “un viaje sin meta, una derrota sin vencedores, una locura sin excusas”. “¿Cómo se puede hablar de paz si la producción, la venta y el comercio de armas aumentan? (...) La gente, que no quiere armas, sino pan, que le cuesta seguir adelante y pide paz, ignora cuántos fondos públicos se destinan a los armamentos”, dijo Bergoglio.
Fuente: AFP
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Testimonio de un gazatí: “Hamás trajo sufrimiento y miseria para todos”
Tiene 25 años, estudió derecho y hasta hace poco vivía en la ciudad de Gaza. Hoy duerme en un aula de una escuela en Deir al-Balah, en el centro de la Franja, junto a decenas de familias desplazadas. Un gazatí, cuya vida cambió de un día para otro, cuando la guerra lo obligó a dejarlo todo atrás.
“Vivíamos en el norte, en Gaza City, y nos llegó un folleto del ejército israelí pidiéndonos evacuar hacia el sur”, recuerda. Era el inicio de la ofensiva terrestre. Su familia obedeció y se trasladó. Durante una tregua, intentaron volver para ver su casa, pero lo que encontraron fueron escombros. “Estaba completamente destruida. Decidimos regresar a la escuela; era mejor eso que quedarnos en ruinas”.
La joven periodista dominicana, Vera Pappaterra, entrevistó mediante una video llamada, a un valiente joven árabe palestino residente en la Franja de Gaza, durante un recorrido por Israel a comienzos de agosto.
HAMÁS Y EL ALTO COSTO PARA GAZA
El hombre pidió mantener su identidad en reserva por razones de seguridad. Criticar abiertamente a Hamás en Gaza puede significar represalias, tanto para él como para su familia. “Aquí no se puede hablar libremente. Hay cosas que se dicen solo en voz baja y entre gente de mucha confianza”, admite.
No suaviza su postura: responsabiliza en gran parte a Hamás por la situación actual. “Esto no lo descubrimos después del 7 de octubre. Lo sabemos desde 2007, cuando tomaron el poder por la fuerza, matando incluso a palestinos que no estaban de acuerdo con ellos”, afirma.
Según él, el rechazo de Hamás a integrarse en la Organización para la Liberación de Palestina y a negociar bajo los acuerdos de Oslo fue el detonante del bloqueo israelí. Desde entonces, la Franja ha vivido una secuencia de guerras —2008, 2014 y otras— que deterioraron la vida diaria.
NO PENSARON EN LAS CONSECUENCIAS
La ofensiva del 7 de octubre, asegura, fue otra decisión tomada “sin pensar en las consecuencias” para la población civil. “Podían haber elegido otro camino. En cambio, trajeron sufrimiento y miseria para todos”.
Aun así, reconoce que no toda la responsabilidad recae sobre un solo actor. “No se puede culpar solo a Israel o solo a Hamás. Pero sí creo que Hamás carga con la mayor parte. Israel ofreció levantar el bloqueo si entregaban a los rehenes y dejaban las armas. No lo hicieron”.
HAMBRE Y AYUDA HUMANITARIA
En los últimos meses, la escasez de alimentos se convirtió en una de las caras más visibles del conflicto. El entrevistado habla de niños muertos por inanición y de semanas enteras en las que resultaba imposible conseguir comida. “Comíamos dos cuencos de sopa de lentejas al día, sin nada más. Perdí casi 20 kilos”, cuenta.
El precio de la harina llegó a ser de 50 dólares por kilo, un monto impensable para la mayoría. La situación empezó a mejorar hace apenas tres días, con la entrada de convoyes de ayuda humanitaria. “Ahora cuesta tres dólares. Sigue siendo caro para algunos, pero comparado con 50… es la diferencia entre comer y no comer”.
Pero la distribución no siempre es justa, dice. “Solo hay tres puntos de entrega para más de dos millones de personas. No está organizada ni es equitativa. Hay gente que recibe y gente que no”.
HAMÁS SE QUEDA CON LAS PROVISIONES
Acusa además a Hamás de quedarse con parte de las provisiones. “A cualquier organización que trae ayuda, incluso independientes, le quitan el 30 % de lo que entra. Lo ven como un pago obligatorio, porque se consideran el gobierno”.
BAJO OCUPACIÓN Y SIN TRABAJO
La presencia militar israelí en Gaza es visible, asegura, y hay zonas donde ningún civil puede entrar. Esto ha concentrado a más personas en espacios reducidos, empeorando las condiciones de vida.
Antes de la guerra, muchos gazatíes trabajaban en Israel o en kibutz cercanos. Ahora, esa puerta está cerrada. En su propia familia, la pérdida de empleos en territorio israelí ha tenido un impacto directo. “La diferencia entre los salarios en Gaza y en Israel es enorme. Esos trabajos eran el sustento de muchas familias, y ya no existen”.
PAZ Y OBSTÁCULOS
Cuando se le pregunta por qué cree que no se logra la paz, su respuesta apunta a los extremos en ambos lados. “En Israel, el ala más radical de la derecha. En Palestina, Hamás y la Yihad Islámica. Todos ellos creen, por razones religiosas absolutas, que la tierra les pertenece por completo, desde el río hasta el mar. Mientras esas ideologías dominen, no habrá paz”.
Reconoce, sin embargo, que hay moderados en ambas sociedades. Recuerda líderes israelíes y palestinos que han defendido la coexistencia, aunque muchos han sido silenciados o eliminados.
Sobre la solución, es clara: “Dos Estados, uno israelí y otro palestino, viviendo lado a lado. Incluso Hamás, en un momento, aceptó las fronteras de 1967. La comunidad internacional debería presionar a ambos para llegar a un acuerdo”.
¿Cree que es posible? “Siempre hay que ver la luz al final del túnel”, dice. Menciona que en Israel hay partidos y ciudadanos que critican a su propio gobierno cuando aumentan los ataques, y que en Cisjordania hay palestinos decididos a buscar la paz. “Con intervención de Estados Unidos y de otros países, sí, todavía es posible”.
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ESPERANZA Y SUPERVIVENCIA
En medio del conflicto, el día a día se reduce a sobrevivir: la dieta de lentejas, el pan que hoy es más barato pero mañana podría no estar, el calor y el hacinamiento en un aula que sirve de refugio. Todo está atravesado por la incertidumbre.
“Ahora tenemos harina a tres dólares el kilo, pero si mañana cierran la entrada de ayuda, volvemos a cero”, dice. Esa posibilidad le impide bajar la guardia.
Aún desde el anonimato, su voz busca que el mundo entienda que la ayuda humanitaria no es un regalo. “Es lo que necesitamos para vivir con dignidad. Y la dignidad empieza cuando puedes darle un pedazo de pan a tus hijos sin miedo a que mañana no lo tengas”.
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En Guairá habilitan exposición fotográfica por los 10 años de la visita del papa Francisco
Este martes, en el departamento de Guairá, quedó habilitada la exposición fotográfica en conmemoración por los 10 años de la visita del papa Francisco al Paraguay. La muestras retratan momentos únicos de aquella histórica visita del Santo Padre.
“Realizamos la habilitación oficial e inauguración de la exposición fotográfica. Es un honor que nuestro gobierno departamental pueda ofrecer este espacio de memoria y reflexión”, expresó el gobernador de Guairá, César Luis Sosa, durante la presentación.
La exposición es dentro de la gobernación y puede ser visitada hasta el 22 de agosto, de 8:00 a 19:00, para que puedan disfrutar de cada fotografía. “Abierto para toda la ciudadanía, donde cada imagen revive momentos de fe, esperanza y unión”, confirmó.
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La muestra ya estuvo presente en Asunción y Misiones, en este último lugar se habilitó desde el 15 al 16 de agosto, en honor a la memoria del artista plástico Delfín “Koki” Ruiz. La exposición reúne imágenes de destacados reporteros gráficos nacionales y está organizada por René González y Carlos Juri.
La actividad es de acceso libre y gratuito y tiene como objetivo, además de rememorar el paso del Santo Padre por nuestro país, generar un espacio cultural del cual pueda disfrutar el público de todas las edades.
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Tomar el desayuno y correr al búnker en 90 segundos
Cuando empiezan a sonar las sirenas de alerta sobre los cielos de Tel Aviv, la familia Weisman y millones como ellos buscan refugio de los misiles en camino y hoy continúan recogiendo los escombros de sus vidas.
Vera Lucía Papaterra, de origen dominicano, reportera del periódico estudiantil The Independent Florida Alligator (Gainesville, EE. UU.) busca ser una corresponsal internacional y fue invitada a Israel por la agencia de noticias del Medio Oriente para el mundo hispano parlante, Fuente Latina, para adentrarse a lo más profundo de un país que sigue en guerra pero que una vez más, da muestra de resiliencia, tras los ataques sufridos desde Irán, semanas atrás.
Una de sus entrevistadas fue una mujer israelí residente en Tel Aviv, Hadar Weisman, quien le relata como es la vida casi cotidiana bajo el sonar de las sirenas.
El decir por favor y gracias. Cómo usar cubiertos. Respetar a los mayores. A esa lista de lecciones básicas, la israelí Hadar Weisman añadió una que sus hijos repiten sin dudar: qué hacer en los 90 segundos después de que suenan las sirenas que indican que algún o varios misiles vienen en camino.
El 22 de junio de 2025 fue uno de esos días. En la llamada “Guerra de los doce días”, Israel y Estados Unidos habían atacado instalaciones nucleares iraníes e Irán había devuelto el fuego, lanzando decenas de misiles contra Israel. Varias zonas residenciales de Tel Aviv y en otras ciudades resultaron impactadas; 30 personas fallecieron y al menos 23 personas quedaron heridas. En Tel Aviv resultaron con daños severos varios edificios de Ramat Aviv,incluido el de Weisman. Fue una mañana de concreto roto y vidrios pulverizados que dejó a miles de israelíes sin casas, aunque con vida.
Misma sirena, diferente final
Aquella mañana, a las 7:23, tocaron a la puerta de Weisman. Eran los repartidores de un gavetero que había pedido una semana antes. Lo pusieron en el dormitorio. Apenas salieron, sonó la alerta. “Estamos muy acostumbrados a entrar al cuarto seguro”, cuenta Weisman. “Con los niños lo hacemos desde antes del 7 de octubre (del 2023 cuando terroristas de Hamás atacaron Israel)”.
Todos en casa de Weisman estaban ya vestidos y despiertos por el ruido de los obreros, así que caminaron con calma hacia la mamád, la habitación reforzada que muchos israelíes tienen en sus casas para protegerse de los misiles. El impacto llegó minutos después. El misil cayó entre los edificios de la cuadra. Ninguna estructura recibió un golpe directo, pero el golpe de la onda expansiva convirtió la casa en escombros. “Todo el edificio se sacudió y se cortó la luz”, recuerda Weisman, doctora en economía y profesora de microeconomía en la Universidad de Tel Aviv que vivía en ese apartamento desde 2019. “Nos quedamos 45 minutos en la oscuridad, sin saber qué habría cuando abriéramos la puerta”.
Sentados con una bolsa de caramelos
Dentro del cuarto seguro, un detalle dominguero: la tapa plástica del conducto del aire acondicionado salió volando y por ahí entraron polvo y residuos del edificio tras el impacto. Sentados en un colchón, con el teléfono en una mano y una bolsa de caramelos en la otra, los padres usaron el tiempo para hacer llamadas y tranquilizar a los niños. El mayor, de nueve años, lloró pensando en sus juguetes.
El impacto en el más pequeño, su hijo de tres años y medio, se mide más allá de una preocupación por sus cosas. En sí, el niño siempre pregunta la ubicación del cuarto seguro —como quien pregunta por el baño— cuando llega de visita a una casa desconocida. “Es una forma de vida y no debería serlo”, dice visiblemente emocionada Weisman. “No es manera de criar a nuestros hijos”.
Afuera, el grupo de WhatsApp del edificio se convirtió en un mapa humano. Vecinos reportaban quién estaba adentro y quién estaba en la calle para que los equipos de rescate no perdieran tiempo en búsquedas inútiles. Policías, bomberos y la unidad de rescate de la Fuerza de Defensa israelí subieron piso por piso. Forzaron la puerta acorazada del quinto piso, que quedó doblada, del apartamento de los Weisman. “Menos mal que esperamos”, dice. “Si hubiéramos intentado salir, el corredor estaba cubierto de muebles y cosas caídas. Nos habrían caído encima”.
Hay que mantener la rutina
El edificio de Weisman es uno de los más nuevos en el barrio y sus cimientos resistieron mejor que otros. Otros en la cuadra, no tanto. La familia pasó dos semanas en un hotel y luego consiguió un subarriendo en el mismo barrio para que los niños siguieran asistiendo a su misma escuela y su kínder. “Volveremos, dicen que para Pascua”, explica, con ese optimismo que nace de una rutina resistente. “Creo que será más tarde, quizá en julio”, añade con una sonrisa corta, como quien ya aprendió a negociar con la incertidumbre.
El ataque del 22 de junio fue parte de una escalada de doce días que cruzó fronteras y agendas políticas. Para Weisman, sin embargo, la política se traduce en una caminata sabatina. Ella asiste cada sábado a las manifestaciones por la paz que se llevan a cabo en la avenida Begin de Tel Aviv, donde discurso tras discurso pide el fin de la guerra y el retorno de todos los rehenes. “Voy desde antes de octubre”, cuenta, refiriéndose al 7 de octubre del 2023. “Esto no puede seguir así. Incluso si alguien creyó que al principio había justificación, ya no se ve un final ni resultados positivos. Es la forma equivocada de hacer las cosas”.
Su crítica tiene varios destinatarios. A su gobierno, que a su juicio no ha ofrecido una salida real ni ha priorizado un acuerdo para los rehenes capturados en el ataque del 7 de octubre. A Hamás, “una organización terrible, mala para Israel y aún peor para los gazatíes”. Y a cualquiera que crea que “disparar es mejor que hablar”, o que la vida de alguien vale menos que “un pedazo de tierra”. “Es inexcusable porque es obra humana”, dice Weisman, y la frase le tiembla en la garganta.
La confianza, admite, ya estaba dañada antes de octubre. “Siguen intentando cambiar el Estado de derecho en medio de la guerra”, señala Weisman sobre las modificaciones constitucionales que el gobierno trata de implantar para fortalecer los poderes ejecutivos y legislativos a expensa del judicial, algo que ha creado malestar en sectores de la sociedad israelí. Weisman escucha rumores sobre comicios, sospechas de fraude y un clima que erosiona las instituciones. Aun así, la decisión íntima no es simple. “Si nos paramos y decimos que esto es demasiado y nos vamos, ¿quién se queda? ¿Los que creen que esto está bien? Tampoco quiero que mi hijo cargue con esto”. Lo discuten en casa, una y otra vez.
Como casas de muñecas
Al volver a su apartamento en ruinas para recoger papeles y ropa, Weisman mira por la ventana y ve fachadas abiertas como casas de muñecas. Luego baja la mirada al pasillo, donde antes no se podía caminar sin tropezar, y recuerda la lección que repite a los niños: Hay una alarma. Se hace lo que toca. La vida va primero. “Estamos bien”, les dice. “La casa es solo cosas”.
La normalidad se despega a veces en pequeños gestos. Volver al subarriendo con mochilas y bolsas. Hacer la tarea de matemática. Preparar una cena sencilla. Y sí, repetir las reglas: por favor y gracias, respetar a los mayores, así se agarra un tenedor. Y esa otra, más urgente y aprendida a la fuerza, que suena como un juego pero enseña a sobrevivir: Sirenas en el aire. Un minuto y medio. Respira. Vete al búnker. Cierra su puerta reforzada. Espera. Vuelve a salir. Sigue adelante.
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Zelenski y líderes de la UE hablarán con Trump antes de su reunión con Putin
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, y dirigentes europeos hablarán el miércoles con Donald Trump para intentar influir en su reunión con Vladimir Putin sobre la guerra en Ucrania, que suscita temores de un acuerdo en detrimento de Kiev.
Los europeos han intensificado sus contactos y se han esforzado en formar un frente unido en apoyo a Ucrania, tras el anuncio de una cumbre el viernes en Alaska entre el mandatario estadounidense y su par ruso.
El lunes a la tarde, Alemania anunció una iniciativa diplomática de envergadura: el jefe de gobierno alemán Friedich Merz “invitó” a líderes de países europeos y de Ucrania, de la OTAN y de la Unión Europea (UE), así como a Trump y a su vicepresidente JD Vance a “conversaciones” por videoconferencia el miércoles.
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Organizadas por “grupos temáticos”, se centrarán en “los preparativos para posibles negociaciones de paz”, asuntos “relacionados con las reivindicaciones territoriales y las garantías de seguridad”, así como posibles “acciones adicionales” para “ejercer presión sobre Rusia”, declaró en un comunicado el portavoz del gobierno alemán, Stefan Kornelius.
A nivel europeo, los dirigentes de Francia, Reino Unido, Italia, Polonia y Finlandia participarán del encuentro. La presidencia francesa precisó, posteriormente, que esta iniciativa había sido acordada conjuntamente entre Merz, el presidente Emmanuel Macron y el primer ministro británico, Keir Starmer.
Según el diario Bild, Zelenski, los europeos y el secretario general de la alianza transatlántica, Mark Rutte, se reunirán primero sin los estadounidenses, a quienes comunicarán luego los resultados de sus consultas. La UE ya había reunido de urgencia este lunes a sus ministros de Exteriores para intentar evitar un acuerdo entre Washington y Moscú que perjudique a Ucrania.
Según Trump, la cumbre de Alaska abordará un posible acuerdo que prevea “intercambios territoriales” para poner fin al conflicto desatado tras la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022.
El magnate republicano expresó el lunes que espera una reunión “constructiva” con su homólogo ruso, a la vez que manifestó su descontento por el rechazo ucraniano a ceder territorio a Moscú.
Por el momento, la presencia de Zelenski no está prevista, aunque sigue siendo “posible”, según el embajador de Estados Unidos ante la OTAN, Matthew Whitaker. Unas horas antes de la videoconferencia, el dirigente ucraniano volvió a pedir no ceder a las exigencias de Putin.
“Rusia se niega a detener las masacres y, por lo tanto, no debería recibir ninguna recompensa ni beneficio. Y esto no es sólo una postura moral, sino racional”, escribió Zelenski en Facebook. “Las concesiones no convencen a un asesino”, añadió.
Para la jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Kaja Kallas, “cualquier acuerdo entre Estados Unidos y Rusia debe incluir a Ucrania y a la UE, ya que se trata de un asunto de seguridad para Ucrania y para toda Europa”.
Ultimátum
El jefe de Estado ucraniano, quien se reunió en los últimos tres días con 13 líderes europeos, afirmó que Kiev “por supuesto” trabaja con Estados Unidos. Por su parte, Putin conversó con nueve jefes de Estado o de gobierno en tres días, entre ellos el chino Xi Jinping, el indio Narendra Modi y el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.
Trump, que prometió resolver el conflicto ucraniano en 24 horas tras su regreso a la Casa Blanca, inició un acercamiento drástico con el presidente ruso. Sin embargo, mostró una creciente frustración ante la intensificación de los bombardeos rusos sobre Ucrania en los últimos meses.
El anuncio de la cumbre de Alaska se produjo el viernes, el mismo día en que expiró un ultimátum al Kremlin para poner fin al peor conflicto armado en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
Los combates y bombardeos han continuado desde entonces, con seis muertos reportados en ataques rusos el domingo en Ucrania, donde una bomba rusa también impactó en la concurrida estación central de autobuses de Zaporiyia (este), hiriendo a 20 personas.
El Ministerio de Defensa ruso se atribuyó el lunes la responsabilidad de la captura de una nueva aldea en la región oriental ucraniana de Donetsk: la ciudad de Fedorivka, ubicada al noreste de Pokrovsk y Mirnogrado, localidades amenazadas de ser rodeadas debido al continuo avance de las tropas rusas en esta zona durante más de un mes.
Actualmente, el ejército ruso controla alrededor del 20 % del territorio ucraniano. Moscú exige a Ucrania ceder cuatro regiones parcialmente ocupadas por sus tropas (Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón), además de la península de Crimea anexada en 2014. También le pide renunciar al suministro de armas occidentales y a la adhesión a la OTAN, algo que Kiev considera inaceptable.
Fuente: AFP