El gobierno del ultraliberal Javier Milei anunció este lunes pasado una devaluación de más del 50 % de la moneda, una de las medidas centrales de un vasto plan de austeridad que incluye la reducción de subsidios a energía y transporte.
“No se puede seguir gastando más de lo que recaudamos”, dijo tajante el ministro de Economía, Luis Caputo, encargado de anunciar una batería de medidas de shock con las que Milei busca poner de pie a Argentina, golpeada por 140 % de inflación anual y con niveles de pobreza de 40 %.
El nuevo gobierno no renovará los contratos en el Estado que tengan menos de un año de vigencia; tampoco hará publicidad. El número de ministerios caerá a la mitad, de 18 a 9. El dinero que fluye discrecionalmente a las provincias desde el Estado federal se reducirá “al mínimo”. La licitación de obra pública nueva será un recuerdo del pasado y las obras aprobadas que no hayan comenzado, quedarán paralizadas.
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Primero, peor
“Vamos a estar durante unos meses peor que antes”, advirtió grave Caputo. Pero “si seguimos como estamos, vamos inevitablemente camino a una hiperinflación”. Milei, un economista de 53 años que durante la campaña blandía una motosierra para simbolizar su idea de recortar el gasto público, asumió el gobierno el domingo y descartó cualquier “gradualismo”.
El mandatario se propone realizar un ajuste del gasto público equivalente a 5 % del PIB. Sus primeras decisiones fueron elogiadas por el FMI, con el cual Argentina mantiene un programa crediticio por 44.000 millones de dólares. El organismo expresó que “respalda las medidas” de Milei.
Víctor Beker, economista en la Universidad de Belgrano, señaló que el plan anunciado llevará “seguro” a “un proceso recesivo. “El punto es en qué momento se saldrá de esta situación. Dependerá de en qué medida el cambio político implique llegada de inversiones”, añadió.
¿Cómo queda el tipo de cambio?
“El tipo de cambio oficial va a pasar a valer 800 pesos, para que los sectores productivos tengan realmente los incentivos adecuados para aumentar la producción”, señaló Caputo en una alocución grabada previamente. El jueves pasado, último día hábil del gobierno de Alberto Fernández, el tipo de cambio oficial era de 391 pesos por dólar. La devaluación supera así el 50 %.
El gobierno mantendrá por ahora el sistema de control de divisas que rige desde 2019, con una decena de tipos de cambio diferentes. Con una historia de crisis sucesivas, los argentinos desconfían de su moneda y se guían por el dólar para ahorrar o comprar y vender bienes como inmuebles o automóviles. Y temen las variaciones del mercado cambiario que impactan incluso sobre los precios de los productos básicos.
“La devaluación estaba prevista y vamos a salir perjudicados los trabajadores. Vamos a tener una situación complicada, vamos a estar en la pobreza y va a ser mucho más difícil la situación”, dijo a la AFP tras el anuncio Gabriel Álvarez, un profesor de 57 años.
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¿Qué pasará con los subsidios?
“Hoy el Estado sostiene artificialmente precios bajísimos en tarifas energéticas y transporte a través de estos subsidios”, sostuvo el ministro en alusión al dinero que gasta el erario público en mantener precios reducidos. “Pero estos subsidios no son gratis, sino que se pagan con inflación. Lo que te regalan en el precio del boleto te lo cobran con los aumentos en el supermercado. Y con la inflación, son los pobres los que terminan financiando a los ricos”, aseguró Caputo.
Martín Carrascal, un estudiante de Relaciones Públicas de 19 años, puso en duda que se eliminen totalmente los subsidios. “No creo que los saquen por completo porque la gente no va a poder vivir”, señaló el joven.
¿Y la ayuda social?
En su discurso de investidura, Milei advirtió que los tiempos serán “duros”, aunque prometió que después se verá “la luz”. Y sostuvo que el Estado contemplará los gastos en asistencia social “a los caídos”.
En esa línea, Caputo aseguró que mantendrán los planes sociales de trabajo en cooperativas y otras organizaciones sociales, y que se fortalecerán las asignaciones económicas que reciben los más humildes por hijos menores de edad y en compra de alimentos a través de transferencias directas.
¿Habrá obra pública?
Las medidas de austeridad incluyen reducción del tamaño del Estado y sobre todo la paralización de las iniciativas de obra de infraestructura financiada con fondos públicos que todavía no hayan comenzado. A partir de ahora, explicó Caputo, la obra pública se financiará con fondos privados.
El freno a la obra pública “tendrá un impacto significativo en la economía, especialmente en las provincias que dependen en gran medida de ésta para generar empleo”, opinó Nicolas Saldrias, analista de Economist Intelligence Unit.
Fuente: AFP.