Bobi, considerado el perro más longevo del mundo según la organización Guinness, falleció a los 31 años, informaron los medios portugueses este lunes, citando a su propietario, que vive en un pequeño pueblo del centro de Portugal. “Guardamos los mejores recuerdos de una larga vida en la que fue feliz y, sobre todo, en la que hizo feliz a mucha gente, especialmente a su familia”, declaró Leonel Costa a los medios locales.
Bobi, que vivía en el pueblo de Conqueiros, cerca de Leiria, “falleció con 31 años y 165 días”, señaló el Guinness World Records, una organización que certifica récords mundiales. La vida tranquila de Bobi tomó un giro el 1 de febrero, cuando el Guinness anunció que el animal de pelo castaño se había convertido en el perro más longevo de todos los tiempos.
Ese día, tenía 30 años y 266 días. El título le dio fama mundial y motivó a una multitud de personas y medios a visitarle. Bobi era un Rafeiro de pura raza, con una esperanza de vida media de entre 12 y 14 años, precisó el Guinness. En su casa, vivía rodeado de gatos.
Fuente: AFP.
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El ñandutí: una tradición que lleva el pan a los hogares
- Jimmi Peralta
- Fotos: Matías Amarilla
El ñandutí, tejido tradicional del Paraguay, presenta en sí misma una sutil metáfora de su naturaleza dentro de la ciudad que sin dudas es su hogar, Itauguá. Situado a 30 kilómetros de Asunción, el distrito es conocido como el centro de producción de vestidos, cuadros, blusas y manteles confeccionados a base de este tejido artesanal, que representa al suelo guaraní en todo el mundo en diversas instancias y certámenes. Las artesanas redoblan la apuesta y ahora van por el Récord Guinness.
El ñandutí es realizado generalmente de manera individual por manos de mujeres. En su desarrollo, tejen más allá del bastidor una trama de producción en comunidad que traza formas, líneas rectas y curvas interconectadas en la diversidad de colores y direcciones.
Como artesanía, el ñandutí se aprende en la casa, con la magia de la formación no sistemática, que da vuelo y vida a su esencia. Al mismo tiempo, pone el sentido de la transmisión de conocimiento de madres a hijas y de hijas a madres, entretanto se cimenta parte del sustento familiar. Este tejido primero pone pie en la función más elemental: llevar el plato de comida a los hogares de los itaugüeños para después barnizar el vínculo colectivo de una ciudad que cuenta con varios centenares de tejedores y tejedoras.
“Mi abuela no sé si tejía, pero yo aprendí de mi mamá, de muy chiquita, y ni bien cuando yo empecé a hacer los bordados, me daba la plata mi mamá. ‘Este es tu trabajo. Te va a servir para comprar otra vez tus materiales’, me solía decir mi mamá. Y así nunca dejé de hacer. Este trabajo también ayudó para criar a mis tres hijas”, comenta Antonia Morínigo, tejedora itaugüeña que esta semana se sumó a la Red Tejiendo Cultura, una plataforma que nuclea a más de 500 artesanas del ñandutí del Paraguay y de países como Australia, Puerto Rico, Chile, Reino Unido, España y Argentina.
Más de 150 de estas artesanas son de Itauguá, algunas jóvenes y otras de más de 90 años. Ahora forman parte de este proyecto que busca sumar el trabajo individual para armar el tejido de ñandutí más grande el mundo, que será de 120 metros de largo por 5 metros de ancho, buscando el récord mundial.
TEMPRANA INICIACIÓN
Como la mayoría de las tejedoras, Antonia empezó de niña. Ahora es abuela y ya no puede producir en bastidores grandes como antes. Ella tiene a su cargo las labores del hogar y todos los días, después del almuerzo, se sienta en su dormitorio a dibujar con el hilo y la aguja sobre su tela. “Este bastidor armado yo termino en un día, porque yo soy ama de casa, tengo que cocinar todo, yo soy la mamá de la casa. A la tarde, puede comer la comida, me suelo sentar acá en mi pieza y hago mi ñandutí, a la noche ya quiero descansar”, comenta. El proceso de producción arranca con el dibujo sobre el papel “y regla”, recuerdan las tejedoras. Luego se estira la tela en el bastidor, se dibuja en la tela y se comienza a tejer. Terminado el trabajo, se separa el tejido de la tela, se lo lava y finalmente se le pone el almidón para que se endurezca.
“Hay gente que tuvo que migrar a otros países, pero se llevaron parte de sus culturas y otras que se dedicaron a enseñar y así esparcir por todo el mundo. La ciudad de Itauguá es conocida como la capital del ñandutí y cuna de la misma. En cada compañía de Itauguá te encontrarás con un o una artesana elaborando su trabajo porque la técnica fue otorgada de generación a generación y se ha vuelto una tradición para las familias. Es por ello que hay más cantidad de artesanos en la localidad de Itauguá”, comenta Guillermo Acosta, coordinador de la Red, itaugüeño y profesor de ñandutí, quien en su propio perfil vital narra la historia del tejido y las familias de su ciudad.
“Todo se inició desde la tristeza de mi querida Maximina Quiñónez. En una tarde se puso triste y observaba su ñandutí y me dice ‘qué pena que ninguna de mis hijas va a legar esto que yo hago, ninguna de ellas dos sabe hacer’. Sentí tanta pena al oírla decir eso que entonces le pregunté cuál era el dechado más difícil y complicado de hacer. A lo que ella me respondió el arasape y la filigrana, que coincidentemente estaba haciendo. Entonces me fijo en sus idas y vueltas que realizaba sin decirle nada en absoluto. Como ella trabajaba cama adentro y venía a casa los fines de semana, la sorprendí con un trabajo que estaba realizando sin decirle nada. Era una imagen de san Blas, pero en ñandutí. Me pregunta quién hizo y le digo que yo.
Me mira y dice que no me cree. Para que me pudiera creer, me siento y le muestro que sí lo podía hacer y desde entonces le tomé como hobby”, narra Acosta sobre cómo en el ñandutí se reafirma el tejido social y el empoderamiento económico de las mujeres de una ciudad.
TRANSMISIÓN INTERGENERACIONAL
Juliana Centurión (88) y Esmérita Antonia Centurión (91) son dos hermanas tejedoras que viven junto a la hija de la segunda en una humilde casa en el centro de Itauguá, donde las tres comparten además el amor al ñandutí y su creación.
Las hermanas aprendieron el oficio desde pequeñas. Su madre transmitía el conocimiento a su descendencia femenina, “porque los varones buscaban otras formas de aportar, como trabajando en la carpintería y otras cosas”.
“Cuando teníamos entre 7 u 8 años nosotros mirábamos a escondidas cómo trabajaba nuestra mamá y hacíamos que practicábamos en papel. No podías hacerlo bien porque ella no quería que nosotras trabajemos. Pero cuando se dio cuenta de que ya lo hacíamos, finalmente decidió mostrarnos cómo hacerlo bien”, comenta Esmérita.
“Cuando me siento puedo producir rápido, pero ahora ya no puedo sentarme por mucho tiempo, ya estoy grande”, explica Juliana.
“Antes valía más nuestro trabajo, se pagaba mejor por el ñandutí. Nosotras ya no salimos a vender ahora, no nos vamos a ninguna parte. Vienen a hacernos el pedido y hacemos. Antes salíamos, ahora tenemos una patrona. Antes producíamos muchísimo más”, explica Esmérita.
El oficio que le legó su madre le sirvió para sostenerse durante una larga vida y para la crianza de su hija, que también teje. Las hermanas se sumaron esta semana al proyecto que busca batir el récord mundial con un tejido de producción colectiva.
ENSAMBLE
Actualmente la producción de las tejedoras se realiza de diversas maneras, pero la preferida es la realización individual de piezas que después son acopiadas e integradas a vestidos, manteles y otras piezas.
Los precios pueden variar y los productos se realizan en algunos casos bajo pedido y en otros es un proceso a la espera de clientes. Las pequeñas piezas se suman entre sí y de esta manera diversas tejedoras pueden finalmente articular sus trabajos en un producto final, que provee a sus hogares de sustento y de prendas a las principales tiendas especializadas de la ciudad o, como varias de ellas dicen, “a mi patrona”.
Entre tanto, para el proyecto del tejido más grande del mundo se les proveerá a todas las artesanas de insumos (bastidores, lienzos, hilos, agujas) y ellas decidirán cuántos módulos realizarán de acuerdo a sus capacidades y habilidades. Las piezas serán posteriormente certificadas para el ensamble. Como es dable esperar, la producción del tejido significará un ingreso económico.
Se estima que se juntarán unas 2.200 piezas a través de la red. Esta será de los diez dechados (dibujos) seleccionados para la ocasión: jazmín poty, mbokaja poty, buey pypore, machete punta, arasape, arapaho un lado, estrella de cuatro puntas con kurusu’i, takuru con karê’i doble, margarita y pensamiento. A los costados la pieza contará con randas con cadenilla doble y en las esquinas estrellas de cuatro puntas con filete. La puesta en valor del ñandutí a través de este proyecto genera un aporte inmediato mediante la generación de pedidos para las tejedoras. A mediano plazo centralizará una red de trabajadoras, lo que podría facilitar a futuro la producción, la adquisición de insumos y la comercialización. A largo plazo se busca la valoración cultural y pecuniaria a nivel nacional e internacional de este tejido que data del XVI, y que surgió en estas tierras de la unión de una técnica europea y la creatividad de la mujer paraguaya.
“CADA VEZ QUE TE TENGO PEDIDO VENDO TODO MI ÑANDUTÍ”
Porfiria González (61), de Itauguá Guasu Costa Dulce, teje desde los 13 años. Ella valora la iniciativa del proyecto y celebra que significará más trabajo para ella.
“Aprendí a hacer ñandutí viendo a mi tía y mi prima. Al darle el primer trabajo que hice, mi tía ya lo llevó, vendió y me trajo ya directamente materiales para hacer más”, comenta Porfiria, quien trabaja mechando su artesanía con las labores domésticas con la ayuda de su hija.
“Yo me levanto a la mañanita y en medio de mi mate hago mi ñandutí. Después me levanto a hacer para el almuerzo, hago todo eso y ya me siento otra vez a trabajar. Si no hay pedido, igual nomás hago yo. En algún momento va a venir el pedido. Cada vez que tengo pedido vendo todo mi ñandutí; si no hago mi ñandutí, hago chipa”, comenta.
Relata que para ella la parte más difícil es el dibujo. “Eso se hace primero, el dibujo, con la regla se hace, se hace bien eso en el papel, después tenés que estirar con el bastidor la tela y dibujar. Ahí se trabaja”, narra sobre el proceso de producción.
“DESDE MUY CHIQUITA ME PAGABAN POR MI TRABAJO”
Felipa López (63) desde los 7 años se sumó a su mamá, su abuela y sus hermanas, todas de la ciudad del ñandutí, en el oficio de tejedora.
“Hago diferentes dibujos, con hilo fino y con hilo grueso, de ambas formas. Eso también me enseñó mi mamá. A ella le enseñó mi abuela. Desde muy chiquita me pagaban por mi trabajo. La plata me servía para mi escuela, para mis útiles. Tengo siete hijos, ahora conmigo ya solo vive uno. A tejer le enseñé solo a dos hijas mías”, comenta Felipa, quien desde sus manos y el arte dio de comer a su familia junto con su marido, quien es constructor.
“JAGANA´I, PERO JAGANA, UPÉA LA HE´ISÉVA”
Filemona Figueredo (68) arrancó como tejedora a los 12 años con su madre y sus seis hermanas. Ella también se sienta con su bastidor entre las actividades de cuidado y de la labor doméstica en su hogar itaugüeño.
“Recuerdo que cuando era chiquita cada 15 días nos tocaba a cada una ir a vender. De esa plata comprábamos para nuestra ropa para farrear”, comenta entre risas.
“Nunca trabajamos para otra persona”, refiere acentuando que nunca tuvo un trabajo en situación de dependencia.
“Siempre jagana’i, pero jagana, upéa la he’iséva. Igusto remba’apo, revende ha rejúma nde platamíre” (siempre ganamos poco, pero ganamos, eso es lo que importa. Da gusto trabajar, vender y venir con tu platita), explica Filemona, quien es madre de tres hijos.
SOBRE EL PROYECTO
Tejiendo Cultura – El Ñandutí Más Extenso del Mundo es una iniciativa impulsada por Innovaciones Comerciales y la Asociación de Ñandutí en Japón, con el acompañamiento de la Municipalidad de Itauguá y la alianza estratégica de la EBA.
Su objetivo no solo es confeccionar de forma colaborativa la pieza de ñandutí más grande del mundo, sino también visibilizar el trabajo artesanal, fortalecer el turismo cultural y abrir nuevas oportunidades económicas para las tejedoras del país a través del arte textil.
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El adiós a Diogo Jota y su hermano
Familiares, amigos, hinchas y personalidades del mundo del fútbol despidieron este sábado en un funeral en Gondomar, cerca de Oporto, al delantero portugués del Liverpool Diogo Jota, fallecido el jueves a los 28 años en un accidente de tráfico junto a su hermano André.
La ceremonia, oficiada por el obispo de Oporto en la iglesia principal de Gondomar, donde crecieron los dos fallecidos, reunió a varios jugadores de la selección de Portugal, entre ellos Bernardo Silva, Bruno Fernandes, Danilo Pereira y Joao Félix, además del seleccionador, el español Roberto Martínez.
El capitán del Liverpool, el neerlandés Virgil van Dijk, junto al escocés Andrew Robertson, trajeron coronas de flores en forma de camiseta del Liverpool con el número 20, dorsal de Jota con los Reds.
En Portugal aseguran que el Liverpool inglés abonará los dos años del vínculo pendiente con Diogo Jota y también buscarían acompañar la educación de los tres hijos. En medio del emotivo funeral que se realizó en Portugal, los medios de ese país indicaron que el Liverpool tomó la decisión de pagar completo el salario que restaba del futbolista con el fin de asistir a la familia.
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Niño de 1 año se encuentra internado tras ser atacado por un perro en PJC
Este martes, familiares de un niño reportaron que su hijo se encuentra en estado delicado luego de que fuera atacado por el perro de su vecino, en la ciudad de Pedro Juan Caballero, departamento de Amambay. El menor recibió un corte a la altura del rostro que fue tratado, pero actualmente está totalmente inflamado.
Según el reporte policial, el hecho se registró a la tarde del domingo 22, en una vivienda que es alquilada por la mujer. En el mismo sitio residen otras personas y una de ellas tiene un perro, que atacó al niño que estaba jugando en el patio del inquilinato, ubicado sobre las calles Ceferino Gaona y Reinaldo Ávalos.
El caso fue denunciado recién ayer, 23 de junio, porque la madre del niño lo llevó rápidamente a la urgencia del Hospital Juan Pablo II, donde recibió un tratamiento y luego en horas de la madrugada del lunes fue dado de alta para guardar reposo en su vivienda. Sin embargo, pasadas las horas, el rostro del pequeño empeoró.
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Ayer en horas de la tarde, nuevamente fue trasladado hasta el Hospital Regional de Pedro Juan Caballero porque la zona en la que recibió el ataque estaba totalmente hinchada, afectando la visibilidad del menor. El paciente sigue internado en estado de observación.
La Policía identificó a la supuesta propietaria del perro como Fabiana Benítez Figueredo y fue hasta el centro asistencial para entrevistar a la madre, ya que la denuncia fue realizada por los familiares de la misma. El caso fue comunicado al Ministerio Público para su investigación correspondiente.
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Un valiente perrito evitó que robaran la moto de sus dueños
En la madrugada de este domingo un perro no solo actuó de alarma, sino que realizó una persecución que persuadió a un malviviente de llevarse la motocicleta de sus dueños. El hecho se registró en la ciudad de Concepción.
Todo lo ocurrido quedó registrado en imágenes de circuito cerrado; en las mismas se ve cómo un solitario ladrón logra forzar el portón principal de la vivienda, y sigilosamente ingresa hasta la zona donde se encontraba el biciclo. Ya cuando se alzaba con el mismo, el perro de la casa se percató de la presencia del desconocido.
El canino empezó a ladrar, hecho que alertó a los propietarios de la vivienda, quienes al ver al desconocido salieron detrás de él. Si bien logró alcanzar la calle, el perro se apresuró tras de él y lo persiguió, impidiendo que pudiera encender el biciclo y lograr escapar.
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Finalmente, a varias cuadras, las víctimas del robo lograron hallar la motocicleta, pero ya no había rastros del desconocido, quien también aprovechó que por la motocicleta se encontraba la cartera de su dueña y se alzó con su billetera, la que contenía varios documentos y tarjetas, además de 400.000 guaraníes.
Posteriormente, los efectivos policiales de la jurisdicción llegaron hasta el sitio y tomaron la denuncia de la familia y el relato de los hechos, así también le facilitaron las imágenes de circuito cerrado para iniciar la investigación. Si bien se realizó un rastrillaje por los posibles caminos utilizados por el hombre para el escape, hasta el momento no se logró avances.
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