Yao, dueño de un restaurante en Pekín, se enfrenta a un dilema ante el vertido inminente de aguas de Fukushima al mar en Japón: seguir sirviendo atún japonés con el riesgo de perder clientes, o buscar nuevos proveedores. Los amantes chinos del sushi y el sashimi se muestran preocupados tras la decisión de Tokio de vertir en el océano Pacífico, a partir del jueves, el agua acumulada en las instalaciones de la central nuclear accidentada de Fukushima.
Doce años después de la peor catástrofe nuclear desde el accidente de Chernóbil, el plan del gobierno japonés ha recibido la luz verde del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), pero Pekín ha expresado su oposición y desde julio prohíbe la importación de productos alimentarios de 10 departamentos japoneses, incluido el de Fukushima.
Hong Kong hizo lo mismo este martes y los restaurantes de sushi ya están “sintiendo los efectos”, explica a AFP Yao, cuyos clientes preguntan cada vez más a menudo sobre la procedencia del atún de su establecimiento. En Hong Kong, Jasy Choi, que vende platos de comida japonesa para llevar, explica que la prohibición decretada por las autoridades locales perturbará su negocio. “En torno al 80% de los productos de mar que usamos vienen de Japón”, explica este chef de 36 años.
Tritio radioactivo
China continental y Hong Kong, con 500.000 millones de yenes (3.440 millones de dólares), son los mayores importadores mundiales de productos alimentarios japoneses, según el ministerio nipón de Agricultura. En un restaurante de Pekín, sentada ante una cinta transportadora donde van sucediéndose platos con sushi y sashimi, Liu Dan, se muestra preocupada por el vertido de aguas de Fukushima.
“A partir del 24 de agosto, le diré a mis hijos y a mi marido que eviten estos productos”, explica esta clienta a la que no le convencen los distintos informes, incluido el de la OIEA, según los cuales el agua vertida no presenta riesgos para la salud.
Efectivamente, las aguas han sido tratadas para eliminar la mayor parte de los residuos radiactivos, pero el tritio, un radionucleido peligroso para el hombre en concentraciones altas, no ha podido ser eliminado. El experto nuclear Tony Hooker, de la Universidad de Adelaida (Australia), explicó que ese elemento lleva “décadas” siendo vertido por las centrales sin efectos nocivos para el medioambiente o la salud.
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Además, el nivel presente en las aguas de Fukushima es muy inferior al límite fijado por la Organización Mundial de la Salud, aduce. La opinión entre los restauradores está dividida. Fang Changsheng, dueño de un restaurante en un barrio de Pekín reputado por la cocina nipona ha decidido apostar por productos de Chile, España o Rusia.
Jacky Wong, propietario de un pequeño restaurante en Hong Kong, cree que “siempre habrá gente para la que no sea un problema” el vertido, y destaca que “algunos productos del mar de Japón son difícilmente reemplazables”. Parecer compartido por otros colegas del sector como Jasy Choi: “Aunque hay productos de sustitución de China, Corea del Sur o Australia, no estoy seguro de querer ofrecérselos a mis clientes”, afirma este hostelero.
China suspende importaciones
China anunció este jueves la suspensión de todas sus importaciones de productos del mar procedentes de Japón a raíz del vertido de aguas residuales de la planta nuclear de Fukushima al océano Pacífico. China “suspende la importación de productos del mar procedentes de Japón a partir del 24 de agosto de 2023, incluidos los productos del mar comestibles”, señaló la Administración General de Aduanas en un comunicado.
La decisión se tomó “con el fin de prevenir completamente los riesgos para la seguridad alimentaria”, explicó la autoridad aduanera de China. Tanto Tokio como expertos internacionales argumentan que la operación no representa peligro alguno porque el agua fue tratada y el proceso será gradual. Pero algunos países vecinos, sobre todo China, han expresado su preocupación.
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Pekín ya había suspendido todas las importaciones de alimentos de 10 de las 47 prefecturas japonesas en julio, y Hong Kong hizo lo mismo. China importó productos del mar por valor de más de 500 millones de dólares desde Japón el año pasado, según datos de aduanas.
El Ministerio de Relaciones Exteriores chino calificó el plan de Japón de “extremadamente egoísta e irresponsable”. “El océano es propiedad común de toda la humanidad y empezar forzosamente la descarga del agua nuclear residual de Fukushima al océano es un acto extremadamente egoísta e irresponsable”, señaló en un comunicado.
Japón “no ha demostrado la legitimidad” del plan o “la fiabilidad a largo plazo del equipo de depuración del agua residual nuclear”. Además, tampoco demostró que “la descarga oceánica es inocua para el ambiente marino y la salud humana”, agregó el ministerio.
Fuente: AFP.