Masacre en Kenia: asciende a 201 muertos por inanición en culto religioso
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El número de muertos en prácticas de ayuno extremo promovidas por una secta religiosa en un bosque de Kenia se elevó a 201, tras el hallazgo de 22 nuevos cuerpos, informó una funcionaria gubernamental de este país de África oriental. La prefecta regional, Rhoda Onyancha, informó además que 26 personas ya fueron detenidas en relación con la masacre del bosque de Shakahola, entre ellas el extaxista Paul Nthenge Mackenzie, “pastor” de la Iglesia Internacional de la Buena Nueva, que incitaba a sus adeptos a privarse de comida para “encontrar a Jesús”.
Mackenzie, de 50 años, se entregó a las autoridades el 14 de abril, tras el descubrimiento de las primeras fosas. Desde entonces ya se hallaron unas cincuenta. La búsqueda de otros cuerpos se interrumpirá durante dos días, para permitir reorganizar la investigación, y se reanudará el martes, indicó Onyancha.
Entre los detenidos figuran igualmente los miembros de una “banda de matones”, que vigilaban que nadie rompiese el ayuno o intentase huir del bosque, precisó. Las autopsias revelaron hasta el momento que la mayoría de las víctimas -entre ellas varios niños- pereció de hambre, aunque también hay indicios de personas estranguladas, apaleadas o asfixiadas, según el forense del gobierno, Johansen Oduor.
A algunos cuerpos se les había extraído ciertos órganos, lo cual levantó sospechas de “un tráfico de órganos humanos bien coordinado que implica a varios actores”, según un acta judicial establecida el lunes pasado. El ministro del Interior keniano pidió sin embargo el martes tratar esa sospecha “con cautela”, dado que por el momento se trata “de una teoría en curso de investigación”. Onyancha indicó que recibió denuncias de unas 600 personas desaparecidas, algunas de ellas de aldeas cercanas al bosque de Shakahola.
La deriva de una secta
En medio de voluntarios en traje blanco y mascarilla, Titus Katana lleva varios días removiendo la tierra ocre del bosque de Shakahola, en el este de Kenia, donde murieron más de un centenar de seguidores de una secta que habían ayunado para “conocer a Jesús”. Este hombre de 39 años conoce bien a Paul Mackenzie Nthenge, el “pastor” que está en el centro de lo que se ha denominado “la masacre de Shakahola”.
“Solíamos adorar (a Dios) juntos”, cuenta a la AFP. Katana rezó, e incluso predicó, junto a Mackenzie, un taxista que se acabó proclamando “pastor” de la Iglesia Internacional de Buena Nueva (Good News International Church), que él mismo creó. “No sé qué le pasó”, lamenta Titus Katana, afirmando haber permanecido “algunos años” en el grupo, pero sin dar fechas precisas.
“Al principio, las intenciones de la Iglesia Internacional de Buena Nueva eran buenas. Teníamos la impresión de ver a Dios en esta Iglesia”, asegura el hombre, que en general trabaja para la economía informal y que es oriundo de Malindi, una ciudad de la costa keniana, a unos 80 kilómetros de Shakahola.
Pero, al final, tomó distancias porque “se introdujeron demasiadas leyes que exigían a las mujeres no trenzar su cabello, prohibían ir al hospital y a los niños, ir a la escuela”, explica. “Iba demasiado lejos para mí. No tuve más remedio que irme y encontrar otra Iglesia”, señala. Paul Mackenzie Nthenge fue arrestado en 2017, acusado de radicalización por predicar que no había que escolarizar a los niños porque, según él, la educación no está reconocida en la Biblia. Fue puesto en libertad bajo fianza y absuelto por la justicia en 2021.
Los principales líderes de la secta, encabezada por Mackenzie, instaron a los adeptos a practicar el ayuno hasta la muerte bajo la promesa de que se encontrarán con Jesucristo en una nueva vida. Foto: AFP
Calendario macabro
Al menos 109 personas, la mayoría niños, murieron después de seguir los preceptos de Paul Mackenzie Nthenge de ayunar para “conocer a Jesús”. Titus Katana visita todos los días el sitio donde se están llevando a cabo las búsquedas. Desde hace una semana, no pasa un día sin que se desentierren cuerpos.
Uno de sus amigos le dijo que el ayuno mortal había sido programado. “Paul Mackenzie estableció el calendario en enero. Los niños y los solteros debían morir primero, seguidos por las madres y luego los padres”, explica Titus Katana. “El pastor y su familia debían ayunar los últimos”, añade. Según Hussein Khalid, director ejecutivo de la oenegé Haki África -que alertó a la policía sobre las acciones del “pastor” Mackenzie-, “se les dijo que el fin del mundo iba a llegar en junio”.
Hasta el miércoles, 39 fieles fueron encontrados vivos, vagando por el bosque. Algunos se negaban a aceptar el agua y la ayuda que les ofrecían los servicios de socorro. También los hay que continúan huyendo de los socorristas, determinados a acabar el ayuno que empezaron. Bajo la influencia del “pastor”, muchos fieles vendieron “propiedades, casas y empresas para esperar la llegada de Jesús” en el bosque de Shakahola, cuenta Titus Katana. “Me siento mal por lo que pasó porque conocía a muchos fieles que ahora están muertos”, subraya, apenado.
La policía regional ha recalcado que la cifra de desaparecidos que podrían estar vinculados con las actividades de la secta ha seguido aumentando y llega a los 610, tal y como ha recogido el diario keniano 'The Nation'. Foto: AFP
Otro pastor acusado
Uno de los pastores más influyentes de Kenia fue detenido el jueves en la ciudad de Malindi acusado del “asesinato en masa de sus fieles”, anunció el ministro del Interior Kithure Kindiki, pocos días después de la revelación de la muerte de 98 fieles de otra iglesia. Ezekiel Odero, jefe del Centro de Oración e Iglesia de la Nueva Vida (New Life Prayer Centre and Church), “fue detenido y procesado penalmente por el asesinato en masa de sus fieles”, dijo el ministro en un comunicado.
Odero, vestido de blanco y con una Biblia en la mano, fue trasladado a la sede de la policía regional en Mombasa. Este televangelista atrae multitudes a su iglesia, que puede acoger a unas 40.000 personas al sur de Malindi. Según él, trozos de tejidos “sagrados” vendidos en sus reuniones pueden curar enfermedades.
Las autoridades anunciaron medidas contra los cultos “inaceptables”, calificados de “terroristas”, tras el descubrimiento de decenas de cadáveres de seguidores de otra secta, la Iglesia Internacional de la Buena Nueva (Good News International Church), que conmocionó a este país de África del este.
Un total de 98 personas -en su mayoría niños- murieron, según un balance todavía provisional, mientras que prosiguen las búsquedas de fosas comunes en el bosque de Shakahola, a unos 80 kilómetros de Malindi. El autoproclamado pastor de esta secta, Paul Mackenzie Nthengue, predicaba un ayuno extremo como medio de encontrar a Dios. La policía no relacionó el arresto de Ezekiel Odero con el de Paul Mackenzie Nthenge.
Ecuador: sicarios dejan siete muertos en una pelea de gallos clandestina
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Siete personas fueron asesinadas el domingo pasado en la provincia de Guayas, en la costa de Ecuador, donde bandas del narcotráfico se disputan el poder a sangre y fuego, informó la Policía este lunes. Al menos ocho pistoleros dispararon dejando como resultado “fallecidas siete personas y tres personas heridas” en la localidad de Samborondón, ubicada en el suroeste del país, declaró a la prensa el mayor Dennis Cárdenas, jefe subrogante de la unidad policial encargada de investigar homicidios (Dinased).
Cárdenas detalló que en el sitio estaban unas 200 personas que asistían a “una pelea de gallos clandestina”. Los sujetos armados que llegaron en motocicletas también “les han sustraído sus pertenencias” a los asistentes. Más temprano la policía señaló en la red social X que sus “unidades especializadas se encuentran en el lugar investigando, con el fin de esclarecer las causas y capturar a los responsables de este hecho” ocurrido en esa región agrícola.
Las autoridades todavía no han determinado si se trató de un ataque dirigido o fue un robo. El diario digital Primicias apuntó que los pistoleros “comenzaron a disparar en repetidas ocasiones, y algunos cuerpos tienen hasta 40 tiros”. En la mayor parte de Ecuador, tras una consulta popular en 2011, quedaron prohibidos los espectáculos que incluyen la muerte de animales, como las peleas de gallos.
Debido a la guerra entre bandas narco por el control de las rutas y el mercado, los homicidios crecieron en Ecuador al récord de 47 por cada 100.000 personas, frente a la tasa de 6 de 2018. Las incautaciones de droga también han incrementado en este país de 17 millones de habitantes. Entre enero y septiembre las autoridades han decomisado 307 toneladas, superando lo confiscado en todo 2023, cuando capturaron el récord de 219 toneladas.
Samborondón está a unos 30 kilómetros del puerto de la vecina ciudad de Guayaquil, el principal centro logístico para enviar droga a Estados Unidos y Europa, bajo el control de las organizaciones narco vinculadas a carteles internacionales. Cárdenas señaló que es la “primera vez” que una masacre ocurre en esa zona. En videos que circularon en redes sociales se observa los cuerpos tendidos y cubiertos de sangre, mientras sobrevivientes pedían auxilio.
Ecuador se ha convertido en los últimos años en escenario de masacres en las cárceles y calles. Desde 2021, unos 460 reclusos han sido asesinados. La violencia se extiende por todo el país. El pasado 21 de septiembre un ataque armado dejó cinco muertos. Funcionarios públicos tampoco escapan al crimen. En un mes, cinco trabajadores penitenciarios fueron asesinados.
Ante una violenta arremetida del crimen organizado, el gobierno del presidente Daniel Noboa declaró en enero la guerra a una veintena de organizaciones criminales y desplegó a militares en las calles para combatirlas. El gobierno sostiene que las muertes violentas han bajado. Entre enero y septiembre de 2024 se registraron 4.236 asesinatos, frente a 5.112 del mismo período de 2023, según el ministerio del Interior.
Tragedia en Kenia: 17 niños pierden la vida en incendio de una escuela
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Al menos 17 niños murieron en el incendio que arrasó el dormitorio de una escuela en el centro de Kenia, informó la policía este viernes. “Hay 17 muertos en este incidente y otras personas tuvieron que ser trasladadas al hospital con heridas graves”, precisó la portavoz policial Resila Onyango.
El incendio se declaró en la Academia Hillside Endarasha del condado de Nyeri hacia medianoche, y se propagó por la habitación donde dormían los niños, dijo la vocera. “Los cuerpos hallados en el lugar están calcinados hasta tal punto que son irreconocibles”, afirmó.
Varias personas resultaron heridas, 16 de ellas graves, y fueron trasladadas a un hospital cercano, agregó. “Probablemente se encontrarán otros cuerpos”, estimó. Por el momento, se desconoce la causa del siniestro, pero se abrió una investigación.
La escuela primaria tiene unos 800 alumnos de entre cinco y 12 años. La policía indicó que la edad media de los fallecidos es de nueve años. El presidente de Kenia, William Ruto, expresó sus condolencias.
“Nuestros pensamientos están con las familias de los niños que perdieron sus vidas en la tragedia del incendio”, escribió en la red social X. “Es una noticia devastadora”, añadió.
Responsables “rendirán cuentas”
Ruto dijo que había dado instrucciones para que se investigue “este horrible incidente” a fondo y prometió que los responsables “rendirán cuentas”. La escuela se sitúa a unos 170 km al norte de Nairobi, la capital del país africano.
La Cruz Roja keniana afirmó que se encontraba sobre el terreno para ayudar a un equipo de respuesta interinstitucional. La organización afirmó en X que estaba “prestando servicios de apoyo psicosocial a los alumnos, profesores y familias afectadas”.
Tanto Kenia como otros países de África oriental han sufrido numerosos incendios escolares en los últimos años. En 2016 por ejemplo, nueve estudiantes murieron en una tragedia en un instituto femenino del barrio de Kibera, en Nairobi.
Es mito o realidad que el mariscal Francisco Solano López dio la orden para los lanceamientos de más de 60 mujeres y señoritas realizados en Concepción entre abril y mayo de 1869, conocida como “masacre de Concepción”. Foto: Archivo
Mito o realidad: La masacre de Concepción y la orden del mariscal López
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La historia paraguaya es fascinante y es importante conocerla para comprender mejor nuestro pasado y su influencia en nuestro presente y futuro. Y como en toda historia existen voces dispares sobre algunos hechos, desde La Nación/Nación Media iniciamos la serieMito o Realidad buscando dilucidarlos por medio de una voz cualificada, como lo es la de los historiadores.
El primer artículo de esta serie busca revelar si es mito o realidad que el mariscal Francisco Solano López dio la orden para las ejecuciones en la conocida como “masacre de Concepción”. Para ello recurrimos al investigador histórico Rodrigo Cardozo Samaniego, quien expuso su visión sobre el principal motivo de debate: fue una creación literaria o un extralimitación del ejecutor bajo orden del mariscal.
Algunos historiadores sostienen la versión de que los lanceamientos de más de 60 mujeres y señoritas realizados en Concepción entre abril y mayo de 1869, a manos del famoso sargento mayor Gregorio Benítez, alias Toro Pichaí, fueron un mito creado por el autor del libro “La masacre de Concepción”, Héctor Francisco Decoud; o bien que Benítez se extralimitó en las órdenes dadas por el mariscal López.
Antes de empezar con la exposición y como dato menor, pero no menos importante, es que el citado libro es siempre tildado de invento, pero resulta que en el mismo existen datos exclusivos tales como circunstancias, lugares, fechas, nombres de los integrantes de cada familia víctima. Testimonios usados incluso por quienes tildan a la obra como imaginaria.
Por ejemplo, se afirma que Toro Pichaí fue empleado de la familia Decoud o que el mismo cayó en poder de los brasileños. Hoy día es innegable la importancia en la historiografía del material de Héctor Francisco Decoud, quien obtuvo información de primera fuente, en este caso, de los crímenes comentados por el propio asesino y a confesión de parte el relevo de más pruebas.
Periódico "Estrella" que data del año 1869. Foto: Gentileza Rodrigo Cardozo Samaniego
En el ámbito del estudio de la historia del Paraguay, una de las prácticas más comunes es negar sucesos y ponerlos en duda cuando no pueden demostrarse, esto con base en llamativas hipótesis que pueden derribarse con el minucioso examen de dichas negaciones. Y, cuando se afirma, se manosean las fuentes, una técnica actualmente utilizada por los defensores de los hechos de barbarie e infracción que se le acusan a Francisco Solano López.
Pero estudiados esos aspectos, existen muchos detalles en el citado libro que, comparados con fuentes periodísticas extranjeras y de la época, donde encontramos abundantes referencias, especialmente en diarios brasileños de 1869/1870, dan cuenta de que aquella masacre efectivamente tuvo lugar en la región de Concepción y San Pedro, puesto que las autoridades militares aliadas habían tomado conocimiento del caso, incluso del autor de esos asesinatos, Gregorio Benítez, quien cae prisionero de los brasileños unos días después del desembarco y ocupación de la mencionada ciudad norteña, acaecida en setiembre de 1869. Creemos que estas investigaciones, sostenidas y basadas en las citadas fuentes respecto al calendario de los hechos, son claves para entender lo sucedido.
El detonante
Todo comenzó cuando parte de la escuadra brasileña, encabezada por la cañonera a vapor Henrique Martins, comandada por el capitán Aurelio Garcindo Fernandes de Sá, alcanza la Villa Concepción el 19 de enero de 1869. Ante el alarme de las autoridades concepcioneras, se resolvió reunión mediante avisar al mariscal López y desocupar inmediatamente la villa con las familias y la población en general. Pero el ultimátum de la escuadra brasileña, de abandonar la plaza ante un inminente desembarco, derivó en que muchos huyeran.
La huida más representativa fue la del cura párroco de Villa Concepción, Policarpo Páez, y dos clérigos más, Cecilio Román y Gaspar Vázquez, pasándose todos a la nave brasileña Henrique Martins, el 22 de febrero de 1869, como reproducía el Jornal do Recife del lunes 22 de marzo de 1869.
“Assumpcao, 27 de fevereiro de 1869. Do norte do Paraguay chegaram tres padres, que vieram pedir aos generaes aliados auxilio para trazarem numerosas familias dos seus respectivos districtos, que se acham foragidas e na maior miseria. No día 22 chegaram a este porto dous dos navíos de guerra que compuzeram a expedicao que daqui partió a 14 do mez próximo pasado, ao mando do capitao de mar e guerra Aurelio Garcindo Fernandes de Sá, para explorar todo o río Paraguay até Fecho dos Morros e dahi destacar uma divisao até Cuyabá. Comquanto lutasse com grandes difficuldades, que offerece a navegacao de um rio com passos difficeis e por onde nao navegavam os praticos havia 5 annos, venceu as a expedicao com felicidade. Um pouco abaixo da vinda da Conceicao avistou a expedicao uma bandeira parlamentar, que acenava para os navios. Da Canhoneira Henrique Martins largou immediamente um escaler, que recebeu a seu bordo tres individuos, um dos quaes declaraou ser o cura da referida villa, e que, tendo ahí recebido oito días antes orden de López para internar-se toda a populacao, fugira para as mattas, e depois buscara a margen do Paraguay, esperando poder, conseguir pasar-se para algum navio brazileiro com os seus companheiros. Esse cura da Conceicao é um dos tres sacerdotes a que acima me referi. Com effeito verificou-se estar abandonada completamente esta villa, apparecendo apenas um individuo a cavallo, que afastou-se rápidamente ao avistar os nossos navios”. Este hecho fue el detonante principal de lo que ocurrió después.
Firma del sargento mayor de Caballería José Gregorio Benítez. Foto: Gentileza Rodrigo Cardozo Samaniego
Estas deserciones, una vez enterado el mariscal, fueron el pretexto aparente del cual se valió. Bajo la excusa de la entrega de la plaza, se ocupó tanto de las autoridades como de las mejores familias de la Villa Concepción, que hasta entonces se habían mantenido libres de su sed de sangre y de despojo.
Siguiendo la cronología, semanas posteriores se publicaba en el diario oficial del gobierno Estrella unas horribles injurias, que por traición se atribuían al cura párroco de Villa Concepción, a quien iba dedicada toda la primera página y parte de la segunda (edición del sábado 13 de marzo de 1869).
El referido artículo se titulaba “Policarpo Páez” y señalaba: “Anatema al malvado, cuyo nombre del eterno baldón estampamos al frente de este artículo”. En otro párrafo decía: “Policarpo Páez, indigno sacerdote, traidor infame, enemigo declarado de la patria, es el tipo de la perversidad, la piedra del escándalo y la ruina de innumerables almas”. Continúa diciendo: “…perezca Policarpo Páez, y perezcan con él los que han seguido sus pasos y designios, Cecilio Román y Gaspar Vázquez… en verdad horripila la impiedad del sacrílego Policarpo Páez. No hallamos en las leyes pena bastante para tanta maldad. Es insuficiente la privación y encierro perpetuo en un monasterio, a hacer una penitencia vitalicia, que en lo civil se impone al profanador del tribunal de la penitencia con violación del sigilo sacramental”.
Ya casi al final del amplio apartado decía: “El crimen de este famoso pecador es ciertamente de muerte y el Paraguay se salva, porque en nada perjudican los malvados a la causa de la libertad!” y culmina: “Así, cuanto más purificados estemos de infames traidores y de sacrílegos vitandos, tanto más fuertes seremos y más seguros estaremos de cantar la victoria final de la patria. A los buenos, gloria y honra, a los malos anatema y muerte”.
Extendiéndonos un poco más con el diario Estrella, pero en la edición del sábado 17 de abril de 1869, en su página 3, los editores se referían al caso con el título “Traición”, que en el primer párrafo decía: “La traición es uno de los mayores y más horrendos crímenes y sus consecuencias son fatales, sea cual fuere el grado de traición. La sola consideración de los que significa aquella palabra debía horripilar al hombre que piensa que existe un Dios que penetra lo más recóndito del corazón humano, a quien tiene que dar cuenta estricta de su vida, y de quien debe esperar el premio o el castigo. Convenzámonos pues de que la justicia siempre supera y castiga el crimen, nuestra causa es santa y justa”.
Revista del Paraguay. N.º 1, Año II, Buenos Aires, enero de 1982, págs. 545/546. Foto: Gentileza Rodrigo Cardozo Samaniego
Las mencionadas publicaciones son extensas y ambas daban la impresión de que el mariscal ya estaba adelantándose a la atroz, cruel y espantosa tempestad que en poco tiempo se desataría y que realmente llegó a ocurrir en la Villa Concepción.
Toro Pichaí
Seguidamente, López llamó al bárbaro capitán del Primer Escuadrón del Regimiento de Caballería n.° 9, Gregorio Benítez, alias Toro Pichaí, que se encontraba en Tacuaral (hoy Ypacaraí) al mando de un destacamento en la vanguardia del ejército, y lo despachó a Concepción no sin antes ascenderlo a sargento mayor del Regimiento de Caballería n.° 45.
Conforme al Despacho Supremo del sábado 17 de abril de 1869, marchó con la orden de ir inmediatamente a poner orden en Villa Concepción; a todos los oficiales, soldados, familias y demás complicados en la supuesta entrega de la plaza, cuyos nombres figuraban en la lista que le dio, agregándole que, para el mejor cumplimiento de la comisión, se le proporcionarían los mejores lanceros del ejército, por indicación y a sabiendas del jefe del Estado Mayor, general Resquín, llegando a Tacuatí en el departamento de San Pedro el miércoles 28 de abril de 1869.
En cuanto al número de víctimas, la mayoría de ellas fueron mujeres. El Jornal da Victoria de fecha jueves 11 de agosto de 1869, en su página 3 señalaba: “Na Villa Concepción foram passadas pelas armas 63 mulheres das mais decentes familias da povoacao. Antes de morrer, estas infelices foram despedidas e atadas umas a outras. Um circulo de soldados as rodeava e foram estes os ejecutores desse horrivel crime. Em San Pedro tiveram igual sorte 9 mulheres pertenecientes a familia de un cidadao portuguez” (Se refiere a las hermanas Teixeira Molinas, hijas del portugués don Antonio Teixeira).
A más del libro de Decoud, los periódicos brasileños, el periódico paraguayo Estrella y La Regeneración, las memorias del excanciller José Falcón y los libros de los protagonistas de la guerra, Juan Crisóstomo Centurión y Francisco Isidoro Resquín, existe un documento titulado “La revista del Paraguay, n.° 1, año II, Buenos Aires, enero de 1892, p. 545/546″, donde se transcribe toda la declaración que efectúa el 9 de abril de 1870 el Gral. Resquín a bordo del buque Princesa (donde estaba en calidad de prisionero de los aliados) a autoridades judiciales del Gobierno Provisorio del Paraguay, donde a la pregunta de si conocía el caso de los asesinatos de Concepción, dijo: “Sabe haber comisionado López a Gregorio Benítez a quien dio entonces la graduación de sargento mayor para ejecutar a esas familias, cuya lista y causas llevaba escritas con cargo de examinar los acusados y ejecutarlos…” (sic).
Benítez ascendió a cabo 1.º por “las circunstancias de saber leer, escribir, dando de memoria desde las obligaciones de soldado hasta la del cabo, con explicación regular en el idioma guaraní. Sabe además toda la instrucción de recluta hasta la 3.ª clase de instrucción de compañía prácticamente con regular explicación”. Foto: Gentileza Rodrigo Cardozo Samaniego
Esta declaración de Resquín, hecha también ante testigos paraguayos, no fue impugnada y la hizo sin recibir presión alguna, como sí ocurrió con otra declaración que formuló en marzo ante los militares brasileños, que lo amenazaron con matarlo.
Este es el magín de la cuestión, ya que cuando Resquín en su libro habla de una extralimitación en la comisión de Benítez en Concepción, se refiere específicamente al robo y abuso cometidos por Toro Pichaí, pero no dicen expresamente que los asesinatos están comprendidos en esa extralimitación, pues son desde lo jurídico dos crímenes diferentes. En su declaración, Resquín no incluye a los asesinatos como cargo que se le formula a Benítez. Tampoco se desprende de los relatos que Benítez haya cumplido a cabalidad o no lo haya hecho de las funciones de indagación de la supuesta traición, como se le ordenó.
A más de las negaciones del suceso ocurrido en el Norte, fue siempre un mito si realmente López dio o no la orden a Benítez, más que exclusivamente para la averiguación de los hechos y, siendo así, se concluye que es incierto que se haya extralimitado en sus órdenes al proceder a ejecutar a esas familias. Esto luego motiva –supuestamente– la orden de López de apresarlo, cuando que por la declaración misma de Resquín se sabe que Benítez llegó a Concepción portando la orden precisa del mariscal de ejecutar a los incluidos en la lista.
En la posguerra, el propio Benítez lo confirmó en su declaración al mismo Héctor Francisco Decoud, a la sazón su patrón en la estancia de este en Emboscada. En realidad, López ordenó el arresto de Benítez por sospechas de deserción, y en cuanto a eso, el 24 de octubre de 1869 el periódico asunceno La Regeneración publicaba el siguiente anuncio:
Criminales
“Han sido puestos presos por orden del Gobierno en el Departamento de Policía el sargento mayor Benítez y el teniente Toledo, fieles servidores del tirano López. El primero fue comisionado por este monstruo para lancear a las familias de Villa Concepción, crueldad horrible que llevó a cabo el mayor, lanceando más de 60 señoras y señoritas por su propio capricho, mandando azotar a una niña decente con 50 fizasos. El teniente Toledo mandó también lancear a muchas señoras de Caazapá. El Gobierno haría muy bien en escarmentar a estos instrumentos fatales del tirano. Dentro de pocos días van a ser procesados (sic). (Fizasos: podría referirse a azotes con ramas de pyno’i, urticaria)”.
Con estos datos, resulta imposible negar estos hechos. La masacre de Concepción existió y fue real, al respecto de esto, el diario de Rio de Janeiro del domingo 15 de mayo de 1870 en su página 3 decía lo siguiente: “Que os horrores que practicou nao devem sorprender a ninguem, que ninguem debe duvidar da veracidade dessas scenas sanfrentas, nem extrañar os inauditos lanceamentos que mandou executar em familias e povoacoes inteiras, como por exemplo nos majores Benítez e Lara, na Concepción, en San Pedro e no Rosario”.
Por Despacho Supremo del 24 de julio de 1868, el teniente 1.º de la 2.ª Compañía del 1.er Escuadrón del Regimiento N.º 30, Gregorio Benítez, ha sido promovido a capitán del mismo escuadrón. Foto: Gentileza Rodrigo Cardozo Samaniego
En cuanto al cura Policarpo Páez, el Jornal do Recife del jueves 5 de agosto de 1869 informaba que en el predio “Proximo á Cathedral, ao lado esquerdo, fica o edificio, que servia de seminario ecclesiastico da diocese. Neste edificio estao assitindo os padres que desempenham no exercito as suas sagradas funcoes, dirigidos pelo Rvd. Capucho Fr. José Fidelis María d´Avola Meza: estao aquí morando igualmente os padres paraguayos Claudio Arrua, capellao do exercito inimigo, prisioneiro em Angostura e Policarpo Paez, porocho da Villa da Concepción, o qual nao quiz obedecer á orden de López para recolher –se ás Cordilheiras, e veio apresentarse ao exercito brazileiro em Assumpcao”.
De esta forma, queda al arbitrio del lector sacar sus propias conclusiones respecto a que si López dio o no la orden para las matanzas.
Y para terminar, es importante mencionar que la transición democrática luego del golpe de 1989 trajo prevista la revisión de documentos de diferentes archivos en lo referente a lo que antes era la única historia, y fue a partir de ahí y con la ayuda de la tecnología que consultar documentos en tiempo real y no tener que desplazarse de bibliotecas en bibliotecas o de país en país hicieron más fácil investigar a profundidad sobre un hecho histórico, como el expuesto en este artículo.
La masacre de Concepción: ¿dio o no el mariscal López la orden para las ejecuciones?
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Fotos: Gentileza Rodrigo Cardozo Samaniego
La historia paraguaya es fascinante y es importante conocerla para comprender mejor nuestro pasado y su influencia en nuestro presente y futuro. Y como en toda historia existen voces dispares sobre algunos hechos, desde La Nación/Nación Media iniciamos la serie Mito o Realidad buscando dilucidarlos por medio de una voz cualificada, como lo es la de los historiadores.
El primer artículo de esta serie busca revelar si es mito o realidad que el mariscal Francisco Solano López dio la orden para las ejecuciones en la conocida como “masacre de Concepción”. Para ello recurrimos al investigador histórico Rodrigo Cardozo Samaniego, quien expuso su visión sobre el principal motivo de debate: fue una creación literaria o un extralimitación del ejecutor bajo orden del mariscal.
Algunos historiadores sostienen la versión de que los lanceamientos de más de 60 mujeres y señoritas realizados en Concepción entre abril y mayo de 1869, a manos del famoso sargento mayor Gregorio Benítez, alias Toro Pichaí, fueron un mito creado por el autor del libro “La masacre de Concepción”, Héctor Francisco Decoud; o bien que Benítez se extralimitó en las órdenes dadas por el mariscal López.
Antes de empezar con la exposición y como dato menor, pero no menos importante, es que el citado libro es siempre tildado de invento, pero resulta que en el mismo existen datos exclusivos tales como circunstancias, lugares, fechas, nombres de los integrantes de cada familia víctima. Testimonios usados incluso por quienes tildan a la obra como imaginaria. Por ejemplo, se afirma que Toro Pichaí fue empleado de la familia Decoud o que el mismo cayó en poder de los brasileros. Hoy día es innegable la importancia en la historiografía del material de Héctor Francisco Decoud, quien obtuvo información de primera fuente, en este caso, de los crímenes comentados por el propio asesino y a confesión de parte el relevo de más pruebas.
En el ámbito del estudio de la historia del Paraguay, una de las prácticas más comunes es negar sucesos y ponerlos en duda cuando no pueden demostrarse, esto con base en llamativas hipótesis que pueden derribarse con el minucioso examen de dichas negaciones. Y, cuando se afirma, se manosean las fuentes, una técnica actualmente utilizada por los defensores de los hechos de barbarie e infracción que se le acusan a Francisco Solano López.
Pero estudiados esos aspectos, existen muchos detalles en el citado libro que, comparados con fuentes periodísticas extranjeras y de la época, donde encontramos abundantes referencias, especialmente en diarios brasileños de 1869/1870, dan cuenta de que aquella masacre efectivamente tuvo lugar en la región de Concepción y San Pedro, puesto que las autoridades militares aliadas habían tomado conocimiento del caso, incluso del autor de esos asesinatos, Gregorio Benítez, quien cae prisionero de los brasileños unos días después del desembarco y ocupación de la mencionada ciudad norteña, acaecida en setiembre de 1869. Creemos que estas investigaciones, sostenidas y basadas en las citadas fuentes respecto al calendario de los hechos, son claves para entender lo sucedido.
EL DETONANTE
Todo comenzó cuando parte de la escuadra brasileña, encabezada por la cañonera a vapor Henrique Martins, comandada por el capitán Aurelio Garcindo Fernandes de Sá, alcanza la Villa Concepción el 19 de enero de 1869. Ante el alarme de las autoridades concepcioneras, se resolvió reunión mediante avisar al Mariscal López y desocupar inmediatamente la villa con las familias y la población en general. Pero el ultimátum de la escuadra brasileña, de abandonar la plaza ante un inminente desembarco, derivó en que muchos huyeran.
La huida más representativa fue la del cura párroco de Villa Concepción, Policarpo Páez, y dos clérigos más, Cecilio Román y Gaspar Vázquez, pasándose todos a la nave brasileña Henrique Martins, el 22 de febrero de 1869, como reproducía el Jornal do Recife del lunes 22 de marzo de 1869.
Periódico "Estrella" que data del año 1869
“Assumpcao, 27 de fevereiro de 1869. Do norte do Paraguay chegaram tres padres, que vieram pedir aos generaes aliados auxilio para trazarem numerosas familias dos seus respectivos districtos, que se acham foragidas e na maior miseria. No día 22 chegaram a este porto dous dos navíos de guerra que compuzeram a expedicao que daqui partió a 14 do mez próximo pasado, ao mando do capitao de mar e guerra Aurelio Garcindo Fernandes de Sá, para explorar todo o río Paraguay até Fecho dos Morros e dahi destacar uma divisao até Cuyabá. Comquanto lutasse com grandes difficuldades, que offerece a navegacao de um rio com passos difficeis e por onde nao navegavam os praticos havia 5 annos, venceu as a expedicao com felicidade. Um pouco abaixo da vinda da Conceicao avistou a expedicao uma bandeira parlamentar, que acenava para os navios. Da Canhoneira Henrique Martins largou immediamente um escaler, que recebeu a seu bordo tres individuos, um dos quaes declaraou ser o cura da referida villa, e que, tendo ahí recebido oito días antes orden de López para internar-se toda a populacao, fugira para as mattas, e depois buscara a margen do Paraguay, esperando poder, conseguir pasar-se para algum navio brazileiro com os seus companheiros. Esse cura da Conceicao é um dos tres sacerdotes a que acima me referi. Com effeito verificou-se estar abandonada completamente esta villa, apparecendo apenas um individuo a cavallo, que afastou-se rápidamente ao avistar os nossos navios”. Este hecho fue el detonante principal de lo que ocurrió después.
“A LOS MALOS ANATEMA Y MUERTE”
Estas deserciones, una vez enterado el mariscal, fueron el pretexto aparente del cual se valió, bajo la excusa de la entrega de la plaza, y del cual luego se ocupó, con preferencia de la Villa Concepción, tanto de sus autoridades como de las mejores familias, que hasta entonces se habían mantenido libres de su sed de sangre y de despojo.
Siguiendo la cronología, semanas posteriores se publicaba en el diario oficial del gobierno Estrella unas horribles injurias, que por traición se atribuían al cura párroco de Villa Concepción, a quien iba dedicada toda la primera página y parte de la segunda (edición del sábado 13 de marzo de 1869).
El referido artículo se titulaba “Policarpo Páez” y señalaba: “Anatema al malvado, cuyo nombre del eterno baldón estampamos al frente de este artículo”. En otro párrafo decía: “Policarpo Páez, indigno sacerdote, traidor infame, enemigo declarado de la patria, es el tipo de la perversidad, la piedra del escándalo y la ruina de innumerables almas”. Continúa diciendo: “…perezca Policarpo Páez, y perezcan con él los que han seguido sus pasos y designios, Cecilio Román y Gaspar Vázquez… en verdad horripila la impiedad del sacrílego Policarpo Páez. No hallamos en las leyes pena bastante para tanta maldad. Es insuficiente la privación y encierro perpetuo en un monasterio, a hacer una penitencia vitalicia, que en lo civil se impone al profanador del tribunal de la penitencia con violación del sigilo sacramental”.
Ya casi al final del amplio apartado decía: “El crimen de este famoso pecador es ciertamente de muerte y el Paraguay se salva, porque en nada perjudican los malvados a la causa de la libertad!” y culmina: “Así, cuanto más purificados estemos de infames traidores y de sacrílegos vitandos, tanto más fuertes seremos y más seguros estaremos de cantar la victoria final de la patria. A los buenos, gloria y honra, a los malos anatema y muerte”.
Extendiéndonos un poco más con el diario Estrella, pero en la edición del sábado 17 de abril de 1869, en su página 3, los editores se referían al caso con el título “Traición”, que en el primer párrafo decía: “La traición es uno de los mayores y más horrendos crímenes y sus consecuencias son fatales, sea cual fuere el grado de traición. La sola consideración de los que significa aquella palabra debía horripilar al hombre que piensa que existe un Dios que penetra lo más recóndito del corazón humano, a quien tiene que dar cuenta estricta de su vida, y de quien debe esperar el premio o el castigo. Convenzámonos pues de que la justicia siempre supera y castiga el crimen, nuestra causa es santa y justa”.
Las mencionadas publicaciones son extensas y ambas daban la impresión de que el mariscal ya estaba adelantándose a la atroz, cruel y espantosa tempestad que en poco tiempo se desataría y que realmente llegó a ocurrir en la Villa Concepción.
TORO PICHAÍ
Seguidamente, López llamó al bárbaro capitán del Primer Escuadrón del Regimiento de Caballería n.° 9, Gregorio Benítez, alias Toro Pichaí, que se encontraba en Tacuaral (hoy Ypacaraí) al mando de un destacamento en la vanguardia del ejército, y lo despachó a Concepción no sin antes ascenderlo a sargento mayor del Regimiento de Caballería n.° 45, conforme al Despacho Supremo del sábado 17 de abril de 1869, con la orden de ir inmediatamente a poner orden en Villa Concepción; a todos los oficiales, soldados, familias y demás complicados en la supuesta entrega de la plaza, cuyos nombres figuraban en la lista que le dio, agregándole que, para el mejor cumplimiento de la comisión, se le proporcionarían los mejores lanceros del ejército, por indicación y a sabiendas del jefe del Estado Mayor, general Resquín, llegando a Tacuatí en el departamento de San Pedro el miércoles 28 de abril de 1869.
Firma del sargento mayor de Caballería José Gregorio Benítez
En cuanto al número de víctimas, la mayoría de ellas fueron mujeres. El Jornal da Victoria de fecha jueves 11 de agosto de 1869, en su página 3 señalaba: “Na Villa Concepción foram passadas pelas armas 63 mulheres das mais decentes familias da povoacao. Antes de morrer, estas infelices foram despedidas e atadas umas a outras. Um circulo de soldados as rodeava e foram estes os ejecutores desse horrivel crime. Em San Pedro tiveram igual sorte 9 mulheres pertenecientes a familia de un cidadao portuguez” (Se refiere a las hermanas Teixeira Molinas, hijas del portugués don Antonio Teixeira).
Revista del Paraguay. N.º 1, Año II, Buenos Aires, enero de 1982, págs. 545/546
A más del libro de Decoud, los periódicos brasileños, el periódico paraguayo Estrella y La Regeneración, las memorias del excanciller José Falcón y los libros de los protagonistas de la guerra, Juan Crisóstomo Centurión y Francisco Isidoro Resquín, existe un documento titulado “La revista del Paraguay, n.° 1, año II, Buenos Aires, enero de 1892, p. 545/546″, donde se transcribe toda la declaración que efectúa el 9 de abril de 1870 el Gral. Resquín a bordo del buque Princesa (donde estaba en calidad de prisionero de los aliados) a autoridades judiciales del Gobierno Provisorio del Paraguay, donde a la pregunta de si conocía el caso de los asesinatos de Concepción, dijo: “Sabe haber comisionado López a Gregorio Benítez a quien dio entonces la graduación de sargento mayor para ejecutar a esas familias, cuya lista y causas llevaba escritas con cargo de examinar los acusados y ejecutarlos…” (sic).
EXTRALIMITACIÓN
Esta declaración de Resquín, hecha también ante testigos paraguayos, no fue impugnada y la hizo sin recibir presión alguna, como sí ocurrió con otra declaración que formuló en marzo ante los militares brasileños, que lo amenazaron con matarlo. Este es el magín de la cuestión, ya que cuando Resquín en su libro habla de una extralimitación en la comisión de Benítez en Concepción, se refiere específicamente al robo y abuso cometidos por Toro Pichaí, pero no dicen expresamente que los asesinatos están comprendidos en esa extralimitación, pues son desde lo jurídico dos crímenes diferentes. En su declaración, Resquín no incluye a los asesinatos como cargo que se le formula a Benítez. Tampoco se desprende de los relatos que Benítez haya cumplido a cabalidad o no lo haya hecho de las funciones de indagación de la supuesta traición, como se le ordenó.
A más de las negaciones del suceso ocurrido en el Norte, fue siempre un mito si realmente López dio o no la orden a Benítez, más que exclusivamente para la averiguación de los hechos y, siendo así, se concluye que es incierto que se haya extralimitado en sus órdenes al proceder a ejecutar a esas familias. Esto luego motiva –supuestamente– la orden de López de apresarlo, cuando que por la declaración misma de Resquín se sabe que Benítez llegó a Concepción portando la orden precisa del mariscal de ejecutar a los incluidos en la lista.
Benítez ascendió a cabo 1.º por “las circunstancias de saber leer, escribir, dando de memoria desde las obligaciones de soldado hasta la del cabo, con explicación regular en el idioma guaraní. Sabe además toda la instrucción de recluta hasta la 3.ª clase de instrucción de compañía prácticamente con regular explicación”.Por Despacho Supremo del 24 de julio de 1868, el teniente 1.º de la 2.ª Compañía del 1.er Escuadrón del Regimiento N.º 30, Gregorio Benítez, ha sido promovido a capitán del mismo escuadrón
En la posguerra, el propio Benítez lo confirmó en su declaración al mismo Héctor Francisco Decoud, a la sazón su patrón en la estancia de este en Emboscada. En realidad, López ordenó el arresto de Benítez por sospechas de deserción, y en cuanto a eso, el 24 de octubre de 1869 el periódico asunceno La Regeneración publicaba el siguiente anuncio:
CRIMINALES
“Han sido puestos presos por orden del Gobierno en el Departamento de Policía el sargento mayor Benítez y el teniente Toledo, fieles servidores del tirano López. El primero fue comisionado por este monstruo para lancear a las familias de Villa Concepción, crueldad horrible que llevó a cabo el mayor, lanceando más de 60 señoras y señoritas por su propio capricho, mandando azotar a una niña decente con 50 fizasos. El teniente Toledo mandó también lancear a muchas señoras de Caazapá. El Gobierno haría muy bien en escarmentar a estos instrumentos fatales del tirano. Dentro de pocos días van a ser procesados (sic). (Fizasos: podría referirse a azotes con ramas de pyno’i, urticaria)”.
Con estos datos, resulta imposible negar estos hechos. La masacre de Concepción existió y fue real, al respecto de esto, el diario de Rio de Janeiro del domingo 15 de mayo de 1870 en su página 3 decía lo siguiente: “Que os horrores que practicou nao devem sorprender a ninguem, que ninguem debe duvidar da veracidade dessas scenas sanfrentas, nem extrañar os inauditos lanceamentos que mandou executar em familias e povoacoes inteiras, como por exemplo nos majores Benítez e Lara, na Concepción, en San Pedro e no Rosario”.
En cuanto al cura Policarpo Páez, el Jornal do Recife del jueves 5 de agosto de 1869 informaba que en el predio “Proximo á Cathedral, ao lado esquerdo, fica o edificio, que servia de seminario ecclesiastico da diocese. Neste edificio estao assitindo os padres que desempenham no exercito as suas sagradas funcoes, dirigidos pelo Rvd. Capucho Fr. José Fidelis María d´Avola Meza: estao aquí morando igualmente os padres paraguayos Claudio Arrua, capellao do exercito inimigo, prisioneiro em Angostura e Policarpo Paez, porocho da Villa da Concepción, o qual nao quiz obedecer á orden de López para recolher –se ás Cordilheiras, e veio apresentarse ao exercito brazileiro em Assumpcao”.
De esta forma, queda al arbitrio del lector sacar sus propias conclusiones respecto a que si López dio o no la orden para las matanzas. Y para terminar, es importante mencionar que la transición democrática luego del golpe de 1989 trajo prevista la revisión de documentos de diferentes archivos en lo referente a lo que antes era la única historia, y fue a partir de ahí y con la ayuda de la tecnología que consultar documentos en tiempo real y no tener que desplazarse de bibliotecas en bibliotecas o de país en país hicieron más fácil investigar a profundidad sobre un hecho histórico, como el expuesto en este artículo.