El dengue y otras enfermedades causadas por virus transmitidos por los mosquitos se propagan mucho más y más lejos bajo el efecto del cambio climático, advirtió este miércoles la Organización Mundial de la Salud (OMS), que teme repuntes mundiales. Los expertos de la mencionada organización internacional alertaron del aumento de casos de dengue y chikungunya, y creen que habrá nuevas epidemias de zika.
Estas tres enfermedades se deben a los arbovirus (virus transmitidos por los artrópodos) transmitidas al hombre a través de los mosquitos del tipo Aedes, llamado mosquito tigre. “El cambio climático ha tenido un papel clave al facilitar la propagación de los mosquitos vectores”, declaró Raman Velayudhan, que coordina la iniciativa de la OMS sobre el dengue y los arbovirus.
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Con su colega Diana Rojas Álvarez, a cargo de la lucha contra el chikungunya y el zika, instaron a actuar rápidamente para frenar la propagación de los mosquitos, ante los riesgos de repuntes más allá de las zonas históricas de transmisión.
El dengue es endémico en 100 países, pero representa una amenaza para otros 29. El número de casos aumentó de forma exponencial estos últimos años, pasando de medio millón en 2000 a 5,2 millones en 2019, detalló Velayudhan.
El chikungunya, detectado hasta ahora en 115 países desde su descubrimiento en los años 1950, registra un aumento espectacular en la región de las Américas, advierte Rojas Álvarez. Desde enero, se señalaron alrededor de 135.000 casos en este continente, frente a los 50.000 durante el primer semestre del 2022.
Fuente: AFP.
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Pantanal brasileño enfrenta incendios históricos
Miedo a perderlo todo o a enfermar. Los habitantes de la región brasileña del Pantanal hacen frente a unos incendios históricos atizados por una sequía severa que ponen en jaque el mayor humedal del mundo. “Es caótico”, explica a la AFP Erica Cristina, en el puerto de la ciudad de Corumbá (centro-oeste), donde el fuego tiñó de rojo intenso el cielo.
“Respiro humo todo el día”, asegura esta propietaria de un bar ribereño que se llenó de hollín por un gran foco decretado la semana pasada al otro lado del río Paraguay. Expertos y autoridades coinciden en que los incendios actuales en el Pantanal, Patrimonio Natural de la Humanidad y conocido por su rica biodiversidad, están relacionados con el cambio climático que propició una intensa sequía en los últimos meses.
Entre el 1 de enero y el 25 de junio se detectaron 3.372 focos en la región, lo que supera el récord de 2.523 registrados en el mismo periodo de 2020, según datos oficiales. “Este año los incendios y la sequía llegaron antes. Generalmente empiezan en agosto, pero en la región no llueve desde hace 50 días”, explica a la AFP el ganadero Bruno Bellan, de 25 años. Este brasileño administra la hacienda de su familia, en la zona rural de Corumbá, del estado Mato Grosso do Sul, en estado de emergencia desde el lunes por los fuegos.
La propiedad donde cría 900 cabezas de ganado está a casi dos kilómetros de un gran foco de incendio, al que bomberos y militares trataban de acceder esta semana mediante una acción coordinada. “Nos preocupa que el fuego entre en la hacienda y cause destrucción. El ganado tiene miedo y puede perderse en medio de las llamas. Vamos a traer a los animales más cerca de la hacienda”, dice Bellan.
“Fuera de la curva”
La ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, alertó el lunes de que el Pantanal se enfrenta a “una de las peores situaciones nunca vistas”. “Toda la cuenca del Paraguay sufre una escasez hídrica severa. No tuvimos las inundaciones habituales ni el intersticio entre El Niño y La Niña”, dos fenómenos climatológicos que inciden en las precipitaciones, dijo.
Ya el año pasado, el Pantanal fue el bioma brasileño que más se secó, con una reducción de la superficie húmeda del 61% respecto al promedio histórico, indicó un estudio publicado este miércoles por la red MapBiomas. La sequía “hizo que una gran cantidad de materia orgánica en punto de combustión causara estos incendios que están fuera de todas las curvas”, dijo Silva, que el viernes visitará la región.
Los incendios se expanden principalmente por la acción humana, con fines de renovar las zonas de pasto o expandir las tierras agrícolas. Las autoridades prohibieron manejar fuego hasta final de año y prometieron castigar a los responsables de los incendios criminosos.
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Un futuro incierto
Para Erica Cristina, originaria de Rio de Janeiro e instalada en la región desde hace 15 años, la situación para los habitantes del Pantanal “está empeorando con el paso de los años”. “Mucha gente perdió sus casas” en incendios desde 2020, lamenta, describiendo también “los problemas respiratorios” para la población, “que sobrecargan los centros de atención médico”.
Pero se resiste a arrojar la toalla y a cerrar su bar. “¿De qué viviremos?”, dice esta madre de tres hijos ya adultos, que pide a las autoridades más recursos pero también “empatía con las personas”. Naldinei Ivan Ojeda, de 53 años, nacido en Corumbá, admite que sopesa abandonar la ciudad debido a los problemas respiratorios que sufre, así como su hijo, de 15 años.
Al mismo tiempo, este militar retirado carga contra los responsables de la propagación del fuego. “No existen incendios accidentales en el Pantanal. Nunca vi un fuego surgir de la nada aquí. Cada año es lo mismo”.
Fuente: AFP
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¿Cómo nos afecta el cambio climático?
Por Carolina Vanni
carolina.vanni@nacionmedia.com
Hace tiempo que el clima viene registrando variaciones y no se comporta de manera “habitual”, como dirían los expertos. Algunos sostienen que es un proceso natural del planeta que ya habría pasado por una situación similar, mientras que otros aseguran que esto es producto de la actividad humana.
Lo cierto es que estos cambios van dejando huellas, sean los fenómenos climáticos severos como sus efectos. Mientras las tormentas y raudales causan estragos en el campo y en la ciudad, la sequía pone en jaque a la naturaleza debido a los grandes incendios que arrasan con la flora y fauna de los espacios consumidos.
Sabiendo esto nos preguntamos, ¿cómo nos afecta realmente el cambio climático? El cambio climático afecta de diversas maneras a la población y uno de los sectores más vulnerables es la niñez y adolescencia, así como los adultos mayores.
Por un lado, cuando hace calor se siente mucho más, al igual que cuando hace frío. Es lo que se ve ahora, por ejemplo, en la Argentina, donde las bajas temperaturas causan estragos, mientras que en el Hemisferio Norte, las olas de calor están arrasando. La inversa vivimos en enero y febrero, con las olas de calor que llegaron a temperaturas récords, mientras el norte se llenaba de nieve.
Por otro lado, los fenómenos climáticos como La Niña, (sequía), así como El Niño (inundaciones y lluvias) son cada vez más frecuentes. En cuanto a las precipitaciones, estas ocurren más, pero en menos tiempo, en otras palabras, en un día puede llover lo que debería en un mes.
Sergio Gonzalo, de 17 años, sugiere mitigar los efectos “creando conciencia voluntaria, no como una obligación ni con miedo”. Dice que el cambio climático está asociado con “las nuevas enfermedades que están llegando”.
Los malos hábitos de consumo (la cultura del descarte que genera toneladas de basuras) y la mala utilización de los recursos naturales (el uso indiscriminado de combustible fósil, la deforestación, el cambio del uso del suelo, etc.) nos llevaron al punto que estamos, asegura Sergio Gonzalo.
Para Victoria, de 13 años, si la situación sigue así, llegaremos a no tener aire puro para respirar. Le preocupa la tala indiscriminada de los bosques nativos. Laura Luján y Dara, ambas de 15 años, dicen que los fenómenos de El Niño y La Niña es parte del cambio climático.
“El cambio climático se está acelerando con impactos muy significativos en todos los aspectos y se siente más en los países menos desarrollados”, asegura Julián Báez, director de la Oficina Regional de la Organización Meteorológica Mundial para las Américas, con sede en Asunción.
La crisis climática tiene un efecto directo sobre la salud, la educación, la seguridad alimentaria, la provisión de agua potable y saneamiento. Aunque el aporte de Paraguay en la crisis climática sea ínfima, al ser un país en vías de desarrollo y sin infraestructura adecuada apenas llueve con intensidad las calles quedan inundadas y se genera caos.
“El cambio climático implica una responsabilidad intergeneracional con los niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Esta responsabilidad está consagrada en el preámbulo del Acuerdo de París de la Convención Marco de las Naciones Unidas, ratificado por Paraguay. Teniendo en cuenta esto, los jóvenes deben mantenerse activos y los tomadores de decisión deben instalar espacios reales de participación”, sostuvo Óscar Rodas, director de Cambio Climático y Políticas de WWF-Paraguay.
Incidencia en la salud y la educación
La proliferación de enfermedades causadas por vectores es una muestra de cómo el cambio climático incide en la salud. Cuando tenemos olas de calor, las larvas de los mosquitos aceleran su metabolismo, que, con una lluvia genera el ambiente ideal la infestación, causando epidemias como dengue y Chikunguña.
Las altas temperaturas afectan con los golpes de calor, insolación, deshidratación, diarrea y vómito, indica la doctora Adelaida Portillo. Las alergias por el aire contaminado debido a las quemazones o incendios forestales son efectos adversos, explica el doctor Ricardo Meza, especialista en Alergia e Inmunología Pediátrica del Hospital de Clínicas de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Asunción.
La falta de agua potable afecta directamente a la calidad de vida, sobre todo a las niñas y adolescentes en lo que respecta a la higiene menstrual. No tener acceso al agua potable, ya sea para beber o para una adecuada higiene, es un derecho lesionado.
El otro extremo, el exceso de lluvia trae consecuencias como la búsqueda de lugares secos. En los refugios las condiciones de vida son precarias, proliferando las enfermedades por el hacinamiento.
Seguridad alimentaria amenazada
Paraguay es un país altamente vulnerable al cambio climático y eso pone en riesgo la seguridad alimentaria. “El cambio climático es cuando pasa de ser un clima estable, predecible, donde uno puede cultivar, producir verduras, frutas, soja, ganadería”, explica Julián Báez.
Tanto las sequías con olas de calor, las lluvias con inundaciones y las tormentas significan peligros para la seguridad alimentaria, debido a que la agricultura y la ganadería dependen de las precipitaciones. “Para la producción de alimentos, sean de origen animal o vegetal, se necesita de un clima estable”, indicó Báez
La sequía tiene efecto adverso en la producción de frutas y cultivos en el campos, así como en la provisión de agua potable. En el interior, las comunidades sin servicio se debe recorrer distancias considerables para obtener el líquido vital.
¿Cómo mitigamos?
Forestar, reforestar, la disposición correcta de los residuos, la conciencia en el uso de la energía eléctrica, evitar la impermeabilización del suelo son pequeñas acciones que pueden ayudar a mitigar los efectos del cambio climático, explicó Julián Báez.
No quemar basuras ni botarlas en las calles, cuidar los recursos hídricos, los bosques, y asegurar la sobrevivencia de la fauna, la flora ayudan a crear equilibrio, además de cuidar los humedales, son acciones que deben emprenderse para mitigar los efectos adversos del cambio climático.
Sergio Gonzalo (17) plantea el uso de “fuentes de energía renovable, como la eólica o solar” y la práctica del “reciclado y la reutilización de los objetos biodegradables”. Sofía Aramí, de 13 años, dice que “todo debe partir de uno mismo” para cuidar el medio ambiente y asegura que eso puede generar motivación en otros, como, por ejemplo, el uso racional del agua.
Aunque la mayor responsabilidad para mitigar el calentamiento global está en manos de las autoridades, cada uno puede aportar su grano de arena. Si cada uno aporta, podríamos ser millones quienes estemos contribuyendo a buscar el equilibrio para mantener el mundo habitable.
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La OMS advierte que el 31 % de la población mundial no realiza actividad física
El 31 % de la población adulta mundial, es decir, casi 1.800 millones de adultos, no hace ningún tipo de actividad física y corre el riesgo de enfermar por ello, sobre todo las mujeres, lo que supone un aumento del 6 % entre 2010 y 2022, según revelan los nuevo datos presentados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y publicados en un artículo de ‘The Lancet Global Health’.
Los resultados apuntan a una tendencia “preocupante” de inactividad física entre los adultos, pasando de 24 % en 2010 al 31 % en 2022. Según han resaltado los expertos de la OMS en la rueda de prensa de presentación del estudio, si la tendencia continúa, se prevé que los niveles de inactividad sigan aumentando hasta alcanzar el 35 % en 2030, y el mundo está actualmente lejos de cumplir el objetivo mundial de reducir la inactividad física para 2030.
No obstante, España se encuentra por debajo de la media mundial ya que solo el 25 % de la población no hace ningún tipo de actividad física, siendo más inactivas las mujeres que los hombres. Actualmente, la OMS recomienda que los adultos realicen 150 minutos de actividad física de intensidad moderada, o 75 minutos de actividad física de intensidad vigorosa, o equivalente, a la semana, por lo que el incumplimiento de estas recomendaciones estaría dentro del concepto “inactividad física”, donde se encuentra un tercio de la población mundial.
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En este contexto, el director de promoción de la salud de la OMS, el doctor Ruediger Krech, ha advertido de que la inactividad es “una amenaza silenciosa para la salud mundial” ya que “contribuye significativamente a la carga de enfermedades crónicas como las cardiovasculares, el cáncer, la diabetes o las enfermedades respiratorias”.
“En 10 años podrían evitarse 500 millones de nuevos casos de enfermedades no transmisibles, con un coste para el sistema de salud pública de 300.000 millones de dólares, si las poblaciones alcanzaran los niveles recomendados de actividad física. La actividad física debe ser accesible, asequible y agradable para todos para que podamos reducir significativamente el riesgo de enfermedades no transmisibles y trastornos mentales”, ha apuntado.
Por otro lado, los datos también revelan una continuación de la tendencia de que las mujeres son menos activas que los hombres, con tasas de inactividad del 34 frente al 29 %, “aumentando en algunos países hasta el 20 % y en más de un tercio de los países es superior al 10 %”, según ha resaltado la jefa de Vigilancia, Seguimiento y Presentación de Informes, Departamento de Enfermedades No Transmisibles de la OMS, la doctora Leanne Riley.
Tasas elevadas
Asimismo, las tasas más elevadas de inactividad física se observan en la región de Asia-Pacífico de renta alta (48 %) y Asia Meridional (45 %), mientras que los niveles de inactividad en otras regiones oscilan entre el 28 % de los países occidentales de renta alta, entre los que se encuentra España, y el 14 % de Oceanía. Además, las personas mayores de 60 años son menos activas que otros adultos, lo que subraya la importancia de promover la actividad física entre los adultos mayores.
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Según ha resaltado los expertos, existen múltiples razones por las que la inactividad física está aumentando en todo el mundo, entre las que se incluyen los cambios en los modelos de trabajo (tendencia hacia un trabajo más sedentario), los cambios en el medio ambiente, que dificultan el transporte activo, y los cambios en las actividades de ocio, es decir, más actividades sedentarias frente a una pantalla. Ante estos datos, la Organización Mundial de la Salud hace un llamamiento a los países para que refuercen la aplicación de políticas que promuevan y faciliten la actividad física.
Fuente: Europa Press
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En Pantanal brasileño declaran emergencia a causa de los incendios que no pueden ser controlados
El estado brasileño de Mato Grosso do Sul decretó este lunes la “situación de emergencia” debido a los incendios forestales “fuera de control” en el Pantanal, el mayor humedal del mundo, en el centro-oeste del país.
La medida, con validez de seis meses, permite desplegar más rápidamente nuevos medios para combatir esos incendios que los especialistas atribuyen a una sequía extrema, pero también a la acción humana, especialmente la expansión agrícola.
Del 1° de enero al 23 de junio, el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) registró 3.262 focos de incendios en el Pantanal, 33% más que en el mismo periodo de 2020, que resultó ser el peor año desde que se realizan estos registros en 1998.
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Según datos del Laboratorio de Aplicaciones de Satélites Ambientales (Lasa) de la Universidad Federal de Rio de Janeiro, las llamas arrasaron 627.000 hectáreas en el Pantanal desde enero.
“Estamos ante una de las peores situaciones vistas en el Pantanal”, dijo a periodistas la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, tras reunirse con el gabinete de crisis en el palacio de Planalto.
De acuerdo con Silva, la emergencia es resultado de los efectos del cambio climático, El Niño y La Niña, que han producida una sequía extrema, y las quemas para renovación de pastos o cultivos.
La ministra dijo que los gobiernos estatales decretaron la prohibición hasta final de año de quemas controladas, que serán tratadas como “delitos”.
Videos que circularon en las redes sociales el fin de semana mostraron una larga muralla de fuego alumbrando la noche en la selva, como imagen de fondo de las festividades de San Juan en la ciudad de Corumbá, en Mato Grosso do Sul.
El viernes Silva viajará junto a otros ministros a Corumbá, para reunirse con el gobernador, Eduardo Riedel, y elaborar un diagnóstico de las consecuencias de los incendios.
Ubicado al sur de la Amazonía, el Pantanal se halla entre los estados Mato Grosso y Mato Grosso do Sul y se extiende a Bolivia y Paraguay.
Este año, Mato Grosso do Sul concentra 78% de la zona afectada por los incendios, es decir, 480.775 hectáreas.
A título de comparación, cerca de 267.000 hectáreas se habían quemado en el primer semestre de 2020, cuando se rompieron todos los récords, y 30% del bioma fue afectado en todo el año.
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“¿Eso quiere decir que el Pantanal va a arder más que en 2020? No necesariamente, pero eso va a depender de la acción de los poderes públicos, que deberán emplear el máximo de recursos desde ya para evitar una tragedia como la que vimos”, dijo Gustavo Figueiroa, de la ONG SOS Pantanal, en un video publicado en Instagram.
Fuente: AFP