El narcotraficante haitiano Rodolphe Jaar se ha declarado culpable este viernes de participar en el asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moise, en julio de 2021. Jaar ha confirmado ante un tribunal federal de Miami (EEUU) que se reunión con los exsoldados colombianos acusados de conspiración para secuestrar y matar a Moise, y que les proporcionó dinero para armas, comida y alojamiento, según ha publicado la cadena Univision.
Se trata de la primera declaración de culpabilidad en un caso en el que hay un total de once acusados, que se enfrentan a cadena perpetua. Si presta una “ayuda sustancial” en la investigación, Jaar podría llegar a recibir una sentencia de menos de 30 años de cárcel. El resto de los acusados serán juzgados en mayo, aunque se espera que el juicio se retrase hasta finales de 2023.
En 2013, Jaar fue arrestado y condenado en Miami por traficar con al menos siete toneladas de cocaína entre 1998 y 2012. En el año 2000 fue detenido por blanqueo de dinero y, durante los 12 años siguientes, trabajó como informante encubierto para la Administración de Control de Drogas estadounidense (DEA) hasta que descubrieron que desvió 50 kilogramos de la cocaína que ayudaba a incautar. Salió de prisión en 2016 y fue deportado a Haití.
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Secuestro de estadounidenses
El Departamento de Estado de EEUU está investigando el posible secuestro la semana pasada de una pareja de estadounidenses en Haití, según ha confirmado un portavoz de la cartera a la cadena CNN. Se trata del matrimonio formado por Abigail y Jean-Dickens Toussaint, ambos de 33 años de edad, que habrían sido secuestrados el 18 de marzo en los alrededores de la capital, Puerto Príncipe, escenario desde hace meses de una gravísima crisis de seguridad por las actividades de bandas criminales.
La pareja fue a Haití para visitar a su familia y asistir a un festival, pero fueron secuestrados en su viaje en autobús desde la capital, según una mujer llamada Christie, que afirma ser la sobrina de las víctimas. “Detuvieron el autobús en una parada y pidieron a los estadounidenses que se bajaran del autobús y a sus acompañantes. Finalmente, se los llevaron”, según declaró a la filial WPLG.
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En un principio, los secuestradores pidieron 6.000 dólares (5.500 euros) por su liberación, una cantidad que la familia consiguió abonar antes de que los criminales cambiaran de idea y exigieran un rescate mucho mayor, de 200.000 dólares (185.000 euros), que los familiares consideran inasumible.
El portavoz del Departamento de Estado se ha declarado al tanto de “las informaciones sobre dos estadounidenses desaparecidos” en Haití y ha confirmado que está en “contacto con las autoridades haitianas para esclarecer su situación”.
Fuente: Europa Press.
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El primer magnicidio de la historia paraguaya
- por Lourdes Torres
- lourdes.torres@nacionmedia.com
- Fotos: Gentileza
En esta entrega de “Paraguay en la historia”, abordamos un hecho acaecido en el convulsionado periodo de la posguerra del 70: el asesinato del presidente de la República Juan Bautista Gill a plena luz del día y en pleno microcentro de Asunción.
Era la mañana del 12 de abril de 1877. El joven presidente Juan Bautista Gill, quien entonces tenía 37 años, estaba realizando su tradicional caminata por la otrora calle Villarrica, hoy Presidente Franco. Al alcanzar el cruce con Independencia Nacional, lo aguardaban los conspiradores, que dispararon con escopeta a la altura del estómago, causándole la muerte casi al instante.
Para poner en contexto este suceso, el historiador Claudio Velázquez comenzó explicando que Juan Bautista Gill asumió la presidencia de la República en noviembre de 1874 en reemplazo de Salvador Jovellanos.
En este sentido, señaló que durante la posguerra Gill supo ganarse el favor del Ejército brasileño, que en aquel tiempo ocupaba Asunción. “Para tener una idea de la fuerza que ejercía el Ejército brasileño, había de 2.000 a 2.500 brasileños que formaban parte del ejército de ocupación en la posguerra. Mientras que el Ejército paraguayo, la fuerza de policía le daba con suerte 700 efectivos. Eran muchísimos más los brasileños. Gill supo ganarse la causa brasileña y era cuestión de tiempo nada más para que asuma la presidencia”, sostuvo.
ANTECEDENTES
Velázquez recordó que previamente Gill fue ministro de Hacienda y su gestión fue objeto de cuestionamientos por el despilfarro de los dos grandes empréstitos que hizo el Paraguay tras la guerra contra la Triple Alianza. Aun así, asumió el Gobierno en gran parte, como se mencionó, gracias al apoyo de las fuerzas imperiales.
Agregó que en ese proceso de ascenso al poder Gill se ganó muchos adversarios políticos, quienes finalmente terminarían tramando y ejecutando el primer magnicidio de la historia del Paraguay.
“Gran parte de ese crimen se debió a que para abril de 1877 ya no estaban las fuerzas de ocupación brasileñas en Asunción. Gill ya no tenía protectores que pudieran tutelarle, entonces esa situación es plenamente aprovechada por sus adversarios para asesinarlo”, precisó.
MENTORES Y AUTORES DEL CRIMEN
El historiador señaló que uno de los principales adversarios políticos de Gill fue Juan Silvano Godoy, un intelectual del derecho, político y autor paraguayo. Godoy fue el que organizó y planificó el asesinato de Gill con ayuda de su hermano Nicanor, Matías Goyburú y José Dolores Molas, el legendario Pa’i Loló, de destacada actuación en la guerra.
“El presidente Juan B. Gill realizaba su caminata tradicional sobre la calle Villarrica, hoy llamada Presidente Franco. Una cuadra antes de la intersección con Independencia Nacional, curiosamente la esposa de su vicepresidente, Higinio Uriarte, quien era su primo, lo ve desde una ventana y le advierte que existen rumores sobre una conspiración para asesinarlo”, relató.
Con soberbia, Gill le dijo que no se preocupara, ya que estaba bien cuidado. Sin embargo, una cuadra más adelante, al llegar al citado cruce, estaban sus asesinos esperándolo: José Dolores Molas y Nicanor Godoy. El historiador señaló que, de acuerdo a los testimonios, ante la falta de proyectiles usaron las patas de un soporte de ollas.
Velázquez detalló que Gill estaba acompañado de dos edecanes (oficiales de alta graduación que eran sus escoltas), que también resultaron heridos. A partir de ahí se inició una persecución porque la Policía reaccionó rápidamente ante el atentado. Tras el magnicidio, ese mismo día fue asesinado su hermano, Emilio Gill, a quien posterior a su muerte le desmembraron las orejas como prueba de que se cumplió el encargo.
PROCESO JUDICIAL
Velázquez indicó que, tras el crimen, se abrió un proceso. Tanto Juan Silvano Godoy como su hermano Nicanor quedaron impunes debido a que lograron huir cruzando el río Paraná y se instalaron en Corrientes. “Sí se abrieron algunos procesos contra José Dolores Molas y otros personajes. Algunos injustamente fueron endilgados de culpables en este proceso. Uno de ellos fue Facundo Machaín”, precisó. Respecto a este último, explicó que existían algunos rumores políticos en su contra a raíz de que fue una eminente figura política y sus adversarios deseaban truncar su carrera.
“No encontraron mejor solución para terminar la brillante defensa que ejercía Facundo Machaín en los juicios que hacer una supuesta intentona de fuga masiva de la cárcel pública, que estaba ubicada al lado de la Catedral Metropolitana. La Policía reaccionó y ese incidente fue aprovechado para acabar con la vida de Facundo Machaín, José Dolores Molas y otros a quienes se atribuía haber participado del magnicidio de Gill. De esa forma terminó el proceso del primer magnicidio en la historia paraguaya”, refirió.
Finalmente, como balance de su gobierno de casi dos años y medio, Velázquez citó la firma del Tratado de Límites, Paz, Comercio y Navegación con la Argentina, rubricado por Facundo Machaín y Bernardo de Irigoyen, en el cual se definieron los límites con el vecino país tras la guerra contra la Triple Alianza.
Además, mencionó que durante el gobierno de Gill se implementó el Código Civil argentino o Código de Vélez Sarsfield, que fue un cuerpo legislativo fundamental para organizar la sociedad paraguaya de la época. En tanto, en lo económico tomó medidas como el estanco del tabaco con vistas a aumentar las recaudaciones y mejorar las escuálidas finanzas del Estado paraguayo.
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A 26 años del mayor crimen político en la era democrática, el magnicidio de Luis María Argaña
Por Lourdes Torres
La jornada del martes 23 de marzo de 1999 quedó marcada con sangre en la historia del Paraguay. A tempranas horas de la mañana, una noticia sacudió al país y especialmente al ámbito político, con repercusiones que alcanzaron la prensa internacional. Ese día, el vicepresidente de la República, Luis María Argaña, fue asesinado a balazos en un atentado, considerado el mayor crimen político de la naciente era democrática iniciada el 2 de febrero de 1989.
En esa incipiente democracia de diez años, existía una fuerte disputa de poder dentro del partido de gobierno, la Asociación Nacional Republicana (ANR). Así lo recuerda el historiador e investigador Eduardo Ortiz Mereles en comunicación con La Nación/Nación Media.
Al cumplirse 26 años del magnicidio, el historiador Ortiz recuerda la fuerte pugna entre el general Lino César Oviedo y el entonces presidente Juan Carlos Wasmosy. El primero, fue uno de los hacedores del derrocamiento de la dictadura de Alfredo Stroessner; el segundo, fue el primer mandatario civil electo en Paraguay desde 1950.
En abril de 1996, Oviedo lideró un levantamiento militar contra el gobierno de Wasmosy, lo que motivó su retiro forzoso de las Fuerzas Armadas. Sin embargo, “el exmilitar se lanzó a la arena política, triunfando en las internas coloradas de 1997 con Raúl Cubas Grau como dupla, frente al movimiento oficialista encabezado por el presidente Wasmosy y la estructura partidaria manejada por Luis María Argaña”, señaló Ortiz.
El historiador agregó que las aspiraciones políticas de Oviedo se vieron truncadas cuando, el 9 de marzo de 1998, un Tribunal Militar Extraordinario lo condenó a diez años de cárcel por su intento de golpe de Estado en 1996. Esta sentencia fue ratificada por la Corte Suprema de Justicia, lo que dejó a la ANR con una nueva dupla presidencial para las elecciones generales de 1998: Raúl Cubas Grau como candidato a la presidencia y Luis María Argaña como vicepresidente.
“Ambas fuerzas (Cubas y Argaña), enfrentadas en las internas coloradas, quedaron unidas en la nueva chapa. Aunque, siempre se sostuvo que la fuerza seguía siendo de Oviedo, por lo que la muerte de Argaña le interesaba para tener el control total del poder. Sin embargo, nunca se comprobó su supuesta autoría moral del atentado”, explicó el historiador.
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Antesala al magnicidio y a enfrentamientos
El actual ministro del Interior, Enrique Riera, quien en esa época ejercía el cargo de diputado por el Partido Colorado recordó a La Nación / Nación Media que las causas visibles del magnicidio y de los enfrentamientos ciudadanos fueron la intolerancia y la incapacidad de diálogo entre dos líderes partidarios muy fuertes, Argaña y Oviedo.
Riera citó también la suma de la oposición a las posiciones del vicepresidente Argaña y el incumplimiento de las promesas de campaña de Cubas, entre ellas, “liberar” a Oviedo. Con el mensaje “Tu voto vale doble”, Cubas prometió el indulto del exmilitar al asumir el Gobierno y así lo hizo, pero la Corte Suprema de Justicia tendría la última palabra.
A solo meses de asumir, se volvió ingobernable para Cubas. “La crisis institucional incluyó también a la Corte, que después de muchas presiones dictaminó como inconstitucional el decreto de Cubas y exigió que Oviedo vuelva a prisión (diciembre de 1998)”, narró el ministro.
Esta fue la antesala del magnicidio de Argaña, que terminó en “confrontaciones en la plaza, con un saldo de muertos y heridos lamentablemente”, recordó Riera.
Dos fallecidos, un sobreviviente
El magnicidio ocurrió alrededor de las 8:30 de la mañana, cuando la camioneta Nissan Patrol en la que viajaba Argaña fue interceptada por un Fiat Tempra sobre la calle Diagonal Molas, antes de llegar a la avenida Venezuela, rumbo al edificio de la Vicepresidencia. Además de Argaña, en el vehículo atacado se encontraban su guardaespaldas, el suboficial Francisco Barrios González, y su chofer, Víctor Barrios Rey, quien fue el único sobreviviente.
Los asesinos, identificados como Pablo Vera Esteche, Luis Rojas y Fidencio Vega, descendieron del Fiat Tempra y abrieron fuego contra el vehículo y sus ocupantes. “El chofer de Argaña reacciona y retrocede intentando huir del lugar, pero impacta la parte trasera del vehículo, que queda en llanta después de un tiempo”, agrega Ortiz.
El peritaje confirmó que los sicarios vestían uniformes militares y que huyeron en el mismo vehículo tras el crimen. También señala que portaban armas de distintos calibres, incluyendo pistolas .38, .380, granadas de mano y una escopeta calibre 12.
El ministro Riera, por su parte, recordó que ese día estaba en el Palacio de Justicia buscando datos estadísticos para un trabajo académico. Lamentó lo ocurrido e indicó que “la Justicia juzgó y condenó a los autores materiales”, pero aclaró que “hasta la fecha se discute quién o quiénes fueron los autores morales”.
El Marzo Paraguayo
El asesinato de Argaña provocó una crisis política sin precedentes a poco más de diez años de la caída de Stroessner. Miles de ciudadanos, entre ellos grupos campesinos y manifestantes autoconvocados, se concentraron en la Plaza del Cabildo en la jornada del viernes 26 de marzo, coincidentemente “un viernes de dolores”, exigiendo la renuncia de Cubas Grau.
Paralelamente, también se movilizaron seguidores del oficialismo y simpatizantes de Oviedo, quien era señalado como el autor moral del atentado de Argaña, recordó el historiador y reiteró que “nunca se pudo confirmar esta hipótesis”.
“Hubo una confrontación entre ciudadanos; por un lado, los que apoyaban al gobierno, y por otro, los conocidos luego como “Jóvenes por la democracia”. Lastimosamente, hubo siete jóvenes muertos y muchos heridos entre ambos bandos”, acotó Ortiz y calificó lo ocurrido como un punto de inflexión dentro de la política y de la historia contemporánea del Paraguay.
Legado y repercusiones políticas
El domingo 28 de marzo de 1999, Cubas Grau tomó la decisión de renunciar a la presidencia del Paraguay. Asumió el entonces presidente del Congreso Nacional, senador Luis Ángel González Macchi, atendiendo la doble acefalía dentro del Ejecutivo.
El ministro Riera señaló que con la renuncia de Cubas Grau se descomprimió la situación, pero aclaró que la herida abierta terminó con la caída del Partido Colorado en el 2008, cuando Fernando Lugo asumió la presidencia de la República.
Añadió que otro efecto fue la división dentro de la ANR, con la expulsión de un sector que luego fundó la Unión Nacional de Ciudadanos Éticos (Unace), liderada por Oviedo. Además, la crisis política dio paso a un gobierno de “unidad nacional”, con González Macchi (ANR) como presidente y Julio César Franco (PLRA), como vicepresidente.
De acuerdo a Riera, “se repartieron espacios en la función pública entre opositores, lo que dio pésimos resultados en lo económico y social, además de serios indicios de corrupción”, concluyó.
Hasta la fecha, el magnicidio de Argaña y el Marzo Paraguayo son recordados como un episodio crítico en la historia del Paraguay, que marcaron un antes y un después en la política nacional.
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A 26 años de un crimen histórico: el magnicidio de Luis María Argaña
- por Lourdes Torres
Transcurría la primera década de vida democrática del país cuando se dio uno de los sucesos más traumáticos de la historia política contemporánea.
La jornada del martes 23 de marzo de 1999 quedó marcada con sangre en la historia del Paraguay. A tempranas horas de la mañana, una noticia sacudió al país y especialmente al ámbito político, con repercusiones que alcanzaron la prensa internacional. Ese día, el vicepresidente de la República, Luis María Argaña, fue asesinado a balazos en un atentado, considerado el mayor crimen político de la naciente era democrática iniciada el 2 de febrero de 1989.
En esa incipiente democracia de diez años, existía una fuerte disputa de poder dentro del partido de gobierno, la Asociación Nacional Republicana (ANR). Así lo recuerda el historiador e investigador Eduardo Ortiz Mereles en comunicación con La Nación/Nación Media.
Al cumplirse 26 años del magnicidio, el historiador Ortiz recuerda la fuerte pugna entre el general Lino César Oviedo y el entonces presidente Juan Carlos Wasmosy. El primero, fue uno de los hacedores del derrocamiento de la dictadura de Alfredo Stroessner; el segundo, fue el primer mandatario civil electo en Paraguay desde 1950.
En abril de 1996, Oviedo lideró un levantamiento militar contra el gobierno de Wasmosy, lo que motivó su retiro forzoso de las Fuerzas Armadas. Sin embargo, “el exmilitar se lanzó a la arena política, triunfando en las internas coloradas de 1997 con Raúl Cubas Grau como dupla, frente al movimiento oficialista encabezado por el presidente Wasmosy y la estructura partidaria manejada por Luis María Argaña”, señaló Ortiz.
OVIEDO
El historiador agregó que las aspiraciones políticas de Oviedo se vieron truncadas cuando, el 9 de marzo de 1998, un Tribunal Militar Extraordinario lo condenó a diez años de cárcel por su intento de golpe de Estado en 1996. Esta sentencia fue ratificada por la Corte Suprema de Justicia, lo que dejó a la ANR con una nueva dupla presidencial para las elecciones generales de 1998: Raúl Cubas Grau como candidato a la Presidencia y Luis María Argaña como vicepresidente.
“Ambas fuerzas (Cubas y Argaña), enfrentadas en las internas coloradas, quedaron unidas en la nueva chapa. Aunque siempre se sostuvo que la fuerza seguía siendo de Oviedo, por lo que la muerte de Argaña le interesaba para tener el control total del poder. Sin embargo, nunca se comprobó su supuesta autoría moral del atentado”, explicó el historiador.
El actual ministro del Interior, Enrique Riera, quien en esa época ejercía el cargo de diputado por el Partido Colorado, recordó a La Nación/Nación Media que las causas visibles del magnicidio y de los enfrentamientos ciudadanos fueron la intolerancia y la incapacidad de diálogo entre dos líderes partidarios muy fuertes, Argaña y Oviedo.
Riera citó también la suma de la oposición a las posiciones del vicepresidente Argaña y el incumplimiento de las promesas de campaña de Cubas, entre ellas, “liberar” a Oviedo. Con el mensaje “Tu voto vale doble”, Cubas prometió el indulto del exmilitar al asumir el gobierno y así lo hizo, pero la Corte Suprema de Justicia tendría la última palabra.
A solo meses de asumir, se volvió ingobernable para Cubas. “La crisis institucional incluyó también a la Corte, que después de muchas presiones dictaminó como inconstitucional el decreto de Cubas y exigió que Oviedo vuelva a prisión (diciembre de 1998)”, narró el ministro. Esta fue la antesala del magnicidio de Argaña, que terminó en “confrontaciones en la plaza, con un saldo de muertos y heridos lamentablemente”, recordó Riera.
AUTORES MORALES
El magnicidio ocurrió alrededor de las 8:30 de la mañana, cuando la camioneta Nissan Patrol en la que viajaba Argaña fue interceptada por un Fiat Tempra sobre la calle Diagonal Molas, antes de llegar a la avenida Venezuela, rumbo al edificio de la Vicepresidencia. Además de Argaña, en el vehículo atacado se encontraban su guardaespaldas, el suboficial Francisco Barrios González, y su chofer, Víctor Barrios Rey, quien fue el único sobreviviente.
Los asesinos, identificados como Pablo Vera Esteche, Luis Rojas y Fidencio Vega, descendieron del Fiat Tempra y abrieron fuego contra el vehículo y sus ocupantes. “El chofer de Argaña reacciona y retrocede intentando huir del lugar, pero impacta la parte trasera del vehículo, que queda en llanta después de un tiempo”, agrega Ortiz.
El peritaje confirmó que los sicarios vestían uniformes militares y que huyeron en el mismo vehículo tras el crimen. También señala que portaban armas de distintos calibres, incluyendo pistolas .38, .380, granadas de mano y una escopeta calibre 12.
El ministro Riera, por su parte, recordó que ese día estaba en el Palacio de Justicia buscando datos estadísticos para un trabajo académico. Lamentó lo ocurrido e indicó que “la Justicia juzgó y condenó a los autores materiales”, pero aclaró que “hasta la fecha se discute quién o quiénes fueron los autores morales”.
MARZO PARAGUAYO
El asesinato de Argaña provocó una crisis política sin precedentes a poco más de diez años de la caída de Stroessner. Miles de ciudadanos, entre ellos grupos campesinos y manifestantes autoconvocados, se concentraron en la Plaza del Cabildo en la jornada del viernes 26 de marzo, coincidentemente “un viernes de dolores”, exigiendo la renuncia de Cubas Grau.
Paralelamente, también se movilizaron seguidores del oficialismo y simpatizantes de Oviedo, quien era señalado como el autor moral del atentado de Argaña, recordó el historiador y reiteró que “nunca se pudo confirmar esta hipótesis”.
“Hubo una confrontación entre ciudadanos; por un lado, los que apoyaban al Gobierno, y por otro, los conocidos luego como ‘Jóvenes por la democracia’. Lastimosamente, hubo siete jóvenes muertos y muchos heridos entre ambos bandos”, acotó Ortiz y calificó lo ocurrido como un punto de inflexión dentro de la política y de la historia contemporánea del Paraguay.
LEGADO Y REPERCUSIONES POLÍTICAS
El domingo 28 de marzo de 1999, Cubas Grau tomó la decisión de renunciar a la Presidencia del Paraguay. Asumió el entonces presidente del Congreso Nacional, senador Luis Ángel González Macchi, atendiendo la doble acefalía dentro del Ejecutivo.
Otro efecto fue la división dentro de la ANR, con la expulsión de un sector que luego fundó la Unión Nacional de Ciudadanos Éticos (Unace), liderada por Oviedo. Además, la crisis política dio paso a un gobierno de “unidad nacional”, con González Macchi (ANR) como presidente y Julio César Franco (PLRA), como vicepresidente.
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Haití: pandillas asesinan a dos periodistas y un policía en reapertura de hospital
Dos periodistas y un policía murieron el martes 24 de diciembre en un ataque armado de pandillas mientras cubrían la reapertura de un hospital en el centro de Puerto Príncipe, la capital haitiana, informó a la AFP un colectivo de medios. “Markenzy Nathoux y Jimmy Jean fueron asesinados este martes 24 de diciembre durante el ataque de bandidos de la coalición ‘Viv ansanm’ (Vivir Juntos) durante la reapertura del hospital HUEH (Hospital de la Universidad Estatal de Haití)”, dijo a la AFP Robest Dimanche, portavoz del Colectivo de Medios en Línea (CMEL).
Otros periodistas resultaron heridos y fueron atendidos en otro hospital público de Puerto Príncipe. También murió un policía, dijo a la AFP el portavoz adjunto de la Policía Nacional de Haití (PHN), Lionel Lazarre, sin dar detalles ni un balance. Según información preliminar, miembros de una pandilla abrieron fuego durante la reapertura del hospital, en una zona de alta inseguridad donde las pandillas imponen la ley.
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El HUEH estaba cerrado desde el 29 de febrero, tras ser atacado por miembros de la coalición “Viv ansanm”, que la semana pasada también había incendiado el hospital Bernard Mevs, sin causar víctimas. Haití, un empobrecido país caribeño, enfrenta violencia endémica de pandillas armadas e inestabilidad política.
El ataque del martes se produce en medio de una creciente inseguridad en Puerto Príncipe, donde a principios de mes al menos 207 personas murieron por los abusos ordenados por un poderoso líder contra practicantes del culto vudú, según la ONU. La llegada este verano de una misión multinacional de apoyo a la policía haitiana, encabezada por Kenia y apoyada por la ONU y Estados Unidos, no ha permitido reducir los delitos de los grupos armados, como numerosos asesinatos, violaciones, saqueos y secuestros.
Fuente: AFP.
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