La sede de la DEA en Arlington (Virginia) exhibe “Las caras del fentanilo”, dedicada a víctimas fatales de opioides, que en 2022 mató a 107.735 personas. Foto: AFP.
EEUU atraviesa la peor crisis de adicción a las drogas de su historia
Compartir en redes
Una madre que perdió a dos hijos por envenenamiento con fentanilo pidió “proteger” a los jóvenes y no politizar la crisis de los opioides, en una audiencia en el Congreso de Estados Unidos en la que republicanos y demócratas volvieron a tirarse los trastos.
“Tenemos que proteger a nuestros hijos”, afirmó Rebecca Kiessling, abogada y madre de Caleb, de 20 años, y Kyler, de 18, quienes murieron por fentanilo en julio de 2020. “Pensaban que tomaban Percocet”, un analgésico, aseguró. “Están hablando de niños arrebatados a sus padres (...) esto no debería politizarse”, declaró en un testimonio desgarrador, en el que acusó al gobierno del presidente demócrata Joe Biden de “no hacer lo suficiente” pese a que “los números aumentan”.
Estados Unidos atraviesa la peor crisis de drogas de su historia, con 107.735 muertos por sobredosis o envenenamiento accidental entre agosto de 2021 y el mismo mes de 2022. Los congresistas republicanos, muchos de los cuales la semana pasada viajaron a la frontera con México para examinar la situación con las autoridades locales, culparon de nuevo al gobierno de la crisis de los opioides, especialmente la del fentanilo, principal causa de la muerte de estadounidenses entre los 18 y 45 años.
“Muy estratégicos”
“Los cárteles son muy estratégicos, neutralizan a la CBP (la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza) haciendo que oleadas de personas pagadas por coyotes abrumen los puestos de cruce” y después “cruzan la frontera”, afirmó el republicano Mark Green, quien culpó al secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, “del fracaso” en la frontera.
Su colega republicano Tony Gonzales apuntó además al gobierno chino. “China se asocia con los cárteles de la droga y envenenan a nuestros niños con fentanilo, esto es deliberado, lo ves una y otra vez, y tenemos que actuar como si estuviéramos en guerra”, afirmó en referencia a que la inmensa mayoría de los precursores del fentanilo proceden de ese país.
Los demócratas contraatacaron. Bennie Thompson afirmó que los republicanos se limitan a criticar a Mayorkas por problemas que se remontan a hace décadas y que “nunca se abordarán sin reparar el sistema fronterizo roto”. Alegó que el gobierno de Biden ha invertido en más personal fronterizo, infraestructura y tecnología, además de crear una nueva vía legal para cubanos, venezolanos, haitianos y nicaragüenses, que representan casi un tercio de los migrantes que intentan cruzar la frontera.
Los congresistas republicanos aseguraron una y otra vez que la situación en la frontera era mejor cuando gobernaba el expresidente Donald Trump, conocido por una política migratoria férrea. “Hace apenas un par de años teníamos la frontera bajo control”, afirmó Clay Higgins, quien añadió que es el sistema migratorio más “generoso y compasivo” del mundo. Pues dígaselo a los jóvenes que “todavía están buscando a sus padres, de los que fueron separados bajo la administración anterior”, replicó con ironía el demócrata Donald Payne.
Sillas moradas
Otro de los testigos fue el sheriff Mark Lamb, del condado de Pinal, en Arizona, donde afirma haber visto entre 2020 y 2022 un aumento del 600% en las incautaciones de fentanilo. En 2019 se decomisaron “alrededor de 700 pastillas, en 2020 más de 200.000, en 2021 más de 1,2 millones y este último año más de 1,4 millones”, detalló. Y “ahora también hallan xilazina”, un potente sedante para animales que se mezcla con fentanilo u otros estupefacientes para formar la llamada “droga zombi” o Tranq.
Los demócratas llevaron como testigo a David J. Bier, director asociado de la fundación Instituto Cato, quien afirmó que la escasez de trabajadores le costó a Estados Unidos casi 1.000 millones de dólares en pérdidas de productividad en el último año y que la disminución de la población “está erosionando las bases impositivas en las ciudades”.
Bier insistió en que “los inmigrantes no son la causa” de las muertes por fentanilo, que según él se podrían reducir “legalizando las tiras reactivas” que permiten a los usuarios detectar la presencia de esta droga. En grupos de apoyo en Facebook “hay miles de padres que han perdido a sus hijos, todos los días se añaden caras, es deshumanizante, desmoralizador”, lamentó llorando Rebecca Kiessling, la madre de los adolescentes fallecidos.
“Hay padres que pintan sus sillas de color morado”, dijo Kiessling en referencia a la tradición de colocar sillas vacías de este color para conmemorar a los seres queridos fallecidos por el consumo de drogas. Pero “yo no necesito una silla morada en mi casa”, agregó la madre. “El Congreso necesita una silla morada, la Casa Blanca necesita una silla morada para no olvidar nunca a todos aquellos que están siendo masacrados”.
“Tranq”, la droga zombi
Estados Unidos tomó medidas este martes contra la entrada ilegal de xilazina, un potente sedante para animales que se mezcla con fentanilo u otros estupefacientes para formar la llamada “droga zombi” o Tranq, de efectos “potencialmente mortales” y que puede pudrir la piel. Las autoridades sanitarias anunciaron restricciones a la entrada ilegal de xilazina, autorizada desde 1972 por la Agencia Estadounidense de Medicamentos (FDA) como sedante y analgésico veterinario, por ejemplo, para calmar el dolor de los caballos y ciervos.
La xilacina “se ha encontrado cada vez más en drogas ilícitas como el fentanilo (...) y se ha detectado cada vez más en muertes por sobredosis” en el país, sumido en la peor crisis de drogas de su historia, con 107.735 muertos por sobredosis o envenenamiento accidental entre agosto de 2021 y agosto de 2022, afirma la FDA en un comunicado.
Su uso en personas no es seguro “y puede causar efectos secundarios graves y potencialmente mortales” dado que puede “reducir la respiración, la presión arterial, la frecuencia cardíaca y la temperatura corporal a niveles críticos”, advierte la FDA. En las calles se conoce como “droga zombi” porque los consumidores parecen zombis.
“Las personas que se inyectan drogas que contienen xilazina pueden desarrollar heridas graves en la piel y parches de tejido muerto y en descomposición que se infectan fácilmente y, si no se tratan, pueden provocar una amputación”, alertan las autoridades sanitarias estadounidenses. Las heridas pueden desarrollarse incluso en zonas del cuerpo alejadas del lugar donde se inyecta y “convertirse en una amenaza para la vida”.
La FDA “sigue preocupada por el aumento de la prevalencia de xilazina mezclada con drogas ilícitas”, afirma el jefe de la FDA, Robert Califf, citado en un comunicado. La xilazina se suele mezclar con drogas como el fentanilo, la heroína, las metanfetaminas o la cocaína y los consumidores no siempre son conscientes de su presencia.
Su uso se ha propagado en el noreste de Estados Unidos. Según un estudio, en 2020 se detectó xilazina en el 26% de las sobredosis mortales en Pensilvania y el 20% en Maryland, un estado aledaño a la capital, Washington. Pero además la naloxona, un antídoto que puede reanimar a una persona al revertir una sobredosis de opioides, no es eficaz contra los efectos de la xilazina. Aún así los expertos recomiendan administrar naloxona cuando una persona sufre una sobredosis.
Es un “creciente problema de salud pública”, advierte la FDA. Las medidas tomadas este martes están destinadas a “garantizar que las importaciones de medicamentos que contienen xilazina en el país estén destinadas al suministro veterinario”, afirma la FDA que vigilará no solo el producto final sino también los ingredientes utilizados para fabricarla.
En una semana, Senad desarticuló varias bases criminales y eliminó 500 toneladas de marihuana
Compartir en redes
La Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) informó que en una semana lograron desarticular varias bases logísticas criminales en el interior del país y destruyó 500 toneladas de marihuana. Logró detener a cuatro personas e incautaron lujosos vehículos.
Este domingo dieron a conocer los resultados de los últimos días e indicaron que, en ese proceso, incautaron lujosas camionetas y también eliminaron 500 toneladas de marihuana, ya sea picada como plantaciones en varios puntos del interior del país. En Asunción y el departamento Central lograron decomisar 100 dosis de cocaína.
“Esta semana desarticulamos varias bases logísticas de estructuras criminales en varios puntos del interior y sacamos de circulación 500 toneladas de marihuana dentro de operativos desarrollados por la institución”, explicaron mediante los canales oficiales de la secretaría antidrogas.
Resaltaron que, durante los procedimientos, lograron detener a cuatro personas. “Anulamos focos de microtráfico en diferentes puntos del país, en el marco del Plan Sumar”, señalaron. Los resultados indican que sacaron de circulación sustancias ilegales por un valor de 15 millones de dólares.
Las zonas donde fueron detectados los cargamentos fueron: Nueva Conquista, María Auxiliadora, Caaguazú, Bella Vista Norte, Salto del Guairá, Luque, Villa Ygatymí, Ypané, Presidente Franco. Los controles fueron en: Asunción, San Juan Bautista y Filadelfia. “Lucha contra el narcotráfico ha alcanzado importantes resultados”, puntualizaron.
El senador Gustavo Liete cuestionó el "moralismo" de los colaboradores de Abdo Benítez, que permitieron el auge del narcotráfico en el país con el gobierno anterior. Foto: Archivo
“Tienen que explicar el auge del narco”, afirma senador sobre excolaboradores de Abdo
Compartir en redes
El senador Gustavo Leite respondió las declaraciones de la exministra de Justicia y cercana colaboradora del gobierno de Mario Abdo Benítez, Cecilia Pérez. La misma hizo referencia sobre una supuesta mutación de las mafias y las acciones del actual gobierno del presidente de la República, Santiago Peña.
El legislador sostuvo que, son ellos, colaboradores e incluso el expresidente Abdo, los que deben responder sobre el auge del narcotráfico y los vínculos con narcotraficantes, en ese gobierno.
“Desviar la atención, es la marca registrada de Mario Abdo Benítez y su gavilla. Tienen que explicar el auge del narco y sus vínculos con su propio ministro de Senad y luego ministro del Interior. Típico, se les viene la noche. Que les cuenten sus mentiras a los fiscales y jueces”, cuestionó el senador Leite para La Nación/Nación Media.
Así también, afirmó que es el momento que los integrantes del gobierno anterior, empezando por Mario Abdo, den explicaciones sobre los vínculos que se mantuvo en esa época con personas apuntadas como narcotraficantes, como es el caso del exministro del Interior, Arnaldo Giuzzio, que precisamente está enfrentando un proceso judicial.
“Usa la victimización tiene límites en los medios amigos y en la gente, llegó la hora de demostrar porque liberaron las fronteras para que campee el narco tráfico en la era Marito y porque el ministro del Interior del gobierno anterior (Arnaldo Giuzzio), se fue de vacaciones en el auto proveído por una persona sindicada como capo narco espero que le hayan aclarado a la OEA (Organización de los Estados Americanos) esos temas”, apuntó el senador para LN.
Finalmente, criticó que ninguno de los que formaron parte del gobierno anterior no tienen autoridad moral para dar ese tipo de manifestaciones o apuntar a un gobierno sobre las acciones en el marco de la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico.
“Ninguno de los denunciantes, ni abogados, ni mandantes tiene un ápice de autoridad moral o de credibilidad ciudadana deben enfrentarse a la justicia. Sus mandantes deben enfrentarse a la justicia”, sentenció.
“Se debe entender que el enfermo no es responsable de su enfermedad”
Compartir en redes
Por Jimmi Peralta
Fotos: Roberto Zarza/Archivo
El pasado 26 de junio se recordó como cada año desde 1987 el “Día internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas”. La Nación/Nación Media conversó con el Dr. Manuel Fresco, psiquiatra especializado y director del Centro de Atención Integral de Salud Mental y Adicciones, quien explicó parte de la problemática actual, compartió un diagnóstico de la situación del país y desde su experiencia habló sobre esta realidad lacerante.
Sin ahondar en la problemática del tráfico y la producción, hoy la realidad muestra que el consumo problemático de sustancias está creciendo y el Estado, que antes no tenía capacidad de confrontar este difícil problema, hoy se encuentra con un desafío al que no puede siquiera dimensionar correctamente.
El Dr. Manuel Fresco conceptualiza el problema de las drogas desde la lógica de oferta y demanda, y observa con especial preocupación el avance en el consumo del clorhidrato de cocaína.
–¿Cuál es la definición médica de la adicción?
–No todas las personas que consumen sustancias desarrollan dependencia o algún tipo de patología relacionada de estas, donde lo más grave es el tema de las dependencias. Y la dependencia tiene varias características que son los indicadores que marcan que esta persona no está pudiendo controlar su consumo. Tiene una incapacidad a la abstinencia y una incapacidad a detener el consumo cuando esto comienza. Está la gente que consume todos los días y los que dicen “yo no consumo todos los días porque trabajo de lunes a viernes, solamente el fin de semana me doy el permiso”, pero resulta que cuando consume pierde el control y no puede parar.
–¿Entonces no todos los que consumen sustancias van a ser adictos?
–Aquí tenemos que hablar de los factores de predisposición. Como cualquier enfermedad, la dependencia genera diferentes impactos en diferentes personas. Y ahí está la vulnerabilidad biológica, las cuestiones psicológicas de personalidad, la historia familiar, etcétera. Incluso dentro de una misma familia hay hermanos que consumen, dos de ellos no tienen problemas y uno de ellos sí.
–¿Existe una droga de inicio?
–Habitualmente la droga de inicio es el alcohol, que es una droga legal publicitada, está en la casa, los chicos ven cómo los adultos consumen, muchas veces los niños ya comienzan la experimentación con el alcohol para saltar de ahí a la marihuana, que en general hasta ahora sigue siendo la primera droga ilícita que se consume.
–¿Y varió la incidencia de alguna droga en los últimos años?
–En los últimos años la presencia de la cocaína, que años más atrás era rara porque era muy cara, era el champagne de la droga, la droga del ejecutivo, y por eso estaba destinada a gente que tenía una capacidad adquisitiva para comprarla, en este momento es sumamente barata. Y después apareció la cocaína fumable, el chespi, el crack, etcétera, que en realidad no es crack, sino que es una mezcla de cosas que ahora se le está llamando cocaína fumable porque tiene muchas sustancias, incluso hay investigaciones para saber qué es lo que se oferta como chespi.
NIVELES DE INTERVENCIÓN
–¿Cuál es el discurso con respecto a la experimentación social con sustancias?
–Hay diferentes niveles de intervención que tienen diferentes objetivos y normalmente se habla de prevención primaria, secundaria y terciaria, o prevención universal, selectiva e indicada, que son conceptos sanitarios, que hacen referencia a que yo, con la prevención primaria o universal, lo que busco es evitar que la gente comience a consumir. El segundo nivel es la prevención secundaria, que es lo que se denomina la intervención para hacer el diagnóstico precoz, quiere decir preparar a la gente a ciertos dispositivos para que tengan la posibilidad y la capacidad de entender que un chico en el colegio que está teniendo problemas académicos o un chico en la casa o en la calle o donde sea, que está teniendo algunas conductas que son atípicas, entonces se pueda pensar a intervenir precozmente para hacer el diagnóstico.
–¿Y la prevención terciaria?
–Es cuando la enfermedad ya se diagnosticó tardíamente y entonces ya tenemos una persona con dependencia, con todos los problemas que genera la dependencia al término de deterioro familiar, social, del abandono de la cuestión educativa, etcétera, y es donde está la persona dependiente o lo que se le llama comúnmente adicto. Ahí entran los dispositivos sanitarios. Ese nivel ya es de responsabilidad de salud pública, para que oferte una posibilidad accesible al tratamiento. Y hay otro nivel también importante a tener en cuenta, que es un nivel muy cuestionado, que se denomina en salud pública reducción de daños, que se aplica cuando el paciente dice que no puede o no quiere dejar el consumo, entonces se busca que el paciente se drogue en condiciones sanitarias más cuidadas, que tiene que ver con la calidad de la droga, que no comparta jeringa, el sexo con protección, etc.
A man lights an improvised pipe on a street in "Cracolandia" (Crackland) in downtown Sao Paulo, Brazil on February 2, 2023. (Photo by NELSON ALMEIDA / AFP)
POSIBILIDADES
–¿Cuál es el abordaje cuando llega un paciente?
–Las posibilidades van a depender de la predisposición del enfermo o de la enferma. Si viene una persona que está conciente de que tiene un problema de drogas y desea dejar de drogarse, entonces ahí uno puede aplicar un proyecto terapéutico de abstinencia. Porque también el tema está con dos paradigmas en el campo sanitario, que es el de tolerancia cero o el programa de abstinencia, y el otro programa de reducción de daños. Entonces, si el paciente quiere dejar, uno puede trabajar con una desintoxicación que puede ser inicial o la desintoxicación puede ser gradual, ambulatoria, hay diferentes modalidades, no necesariamente tiene que internarse.
–¿Y cómo es la internación en este caso?
–La internación para la desintoxicación es una internación relativamente corta, en 15 o 20 días la persona está desintoxicada. Pero la desintoxicación quiere decir que biológicamente no tiene más drogas en el cuerpo. Eso no quiere decir que estés curado y no quiere decir que no tengas ganas de volver a consumir. Entonces, después de la desintoxicación, tiene que seguir un tratamiento ambulatorio a largo plazo. Es una enfermedad que no se cura.
–¿Cómo se decide si se adopta o no este método terapéutico?
–La internación es una posibilidad eventual que tiene que ser indicada en una negociación, digamos, y en una evaluación del equipo terapéutico con el enfermo o con la enferma. En todo el mundo se recomienda que la internación sea voluntaria, pero nosotros tenemos la Ley 1340, que obliga al usuario de drogas a iniciar un tratamiento por orden judicial, que finalmente es disparatado, porque nadie hace un tratamiento obligado.
RECAÍDAS
–¿Las recaídas son frecuentes?
–Yo no conozco, y ya tengo muchos años en el campo, ningún paciente que la primera vez que decidió tratarse logró ya nunca más consumir. Entonces, los familiares tienen que saber que no hay curación. La persona que ha logrado dejar de consumir tiene que trabajar y cuidar su salud día a día. A pesar de eso, no hay ninguna garantía de que la persona que haya dejado cinco años o más tiempo y después ya no tenga una recaída. Entonces, de ahí la definición de enfermedad crónica que evoluciona por eventuales recidivas (reaparición de una enfermedad algún tiempo después de padecida).
–¿Existen trastornos mentales que comúnmente son previos o posteriores al consumo problemático de drogas?
–Puede ser. Por ejemplo: soy deprimido o tengo ansiedad o tengo insomnio y entonces alguien me dijo “metele un porro a la tardecita para dormir bien”. Entonces, tengo como un inicio terapéutico, pero después puede ser el clonazepam de mi abuela, o tomo un hipnótico, un ansiolítico, yo entro porque tengo un síntoma psicopatológico. Eso sería lo previo, pero después del consumo pueden generarse problemas como ideación paranoide, me pongo celotípico. La otra posibilidad es que alguien tenga predisposición a la esquizofrenia o al trastorno bipolar y el consumo enciende las mechas de una patología que estaba dormida.
–En relación con el consumo problemático, ¿existe una prevalencia de clases sociales en ese sentido?
–Tomando como ejemplo el alcohol, que es la droga más conocida, la diferencia de clase se da en la calidad de la droga, que marca la diferencia y la posibilidad de recuperación. Una persona que tiene medios financieros para un buen tratamiento tiene más recursos de recuperación. Pero en este momento, el rollo consume cocaína, de todos los precios y de todas las purezas. No hay esta diferencia que es solamente la gente “high” consume cocaína y el resto apenas marihuana o caña.
View of cocaine ready to sniff, prepared by a consumer during an interview with AFP in Bogota, on January 29, 2020. Narcodiseases affect consumers in Colombia, the largest world producer of drug. The loss of nasal septum, depression, coronary, hepatic or neurological problems, sexual impotence, necrosis, are some of the diseases the UN alerts on as a consequence of the consume of narcotics. (Photo by Juan Manuel BARRERO / AFP)
CLASIFICACIÓN DE LAS CONDUCTAS ADICTIVAS
–¿Qué otro tipo de hábitos de la vida actual, como los “adictos al teléfono” u otras cosas que no son sustancias, pueden ser considerados tipos de dependencia patológica?
–De hecho, el concepto de dependencia se extendió porque yo puedo ser adicto a internet, pero no soy adicto a alguna sustancia. Yo puedo ser adicto al juego, como el ludópata, y no soy adicto ni al alcohol ni a nada. Las clasificaciones actuales también contemplan estas conductas adictivas que no tienen relación a sustancias.
–¿La sobreoferta de opciones como las apuestas electrónicas o las tragamonedas crea mayor tendencia a la ludopatía?
–Te voy a hacer una metáfora agrícola. Vos tirás una semilla en donde no hay las condiciones de fertilidad, humedad y sol, esa semilla no germina. Las condiciones del terreno fértil, sea psicológico o biológico, es lo que hace que una oferta así, indiscriminada, afecte a aquellas personas que son afectables digamos.
–¿Cuál sería el diagnóstico de la situación local desde el consumo y desde la respuesta del Estado?
–Yo te digo concretamente que no sabemos la dimensión del problema. No hay ningún estudio epidemiológico a nivel de país. Entonces, no hay nada a nivel nacional, pero sí se percibe un incremento importante de la cantidad de gente, sobre todo un incremento del consumo de crack, de cocaína fumable, que es algo que deteriora mucho más rápido que la marihuana y que el alcohol. Y tenemos una insuficiente respuesta sanitaria al problema y no solamente en drogas, tenemos una insuficiente respuesta a nivel de salud mental, porque hay una cuestión que es una realidad nacional que tenemos. Nosotros somos 150 psiquiatras más o menos en todo el país, que es harto insuficiente para las necesidades. Tendríamos que ser más o menos 600 por lo menos para tener una distribución y que no estemos todos en las grandes ciudades. Yo creo que estamos menos peor que antes, pero no estamos bien y no vamos a estar bien tampoco a corto plazo.
–Una década atrás se anunciaba una debacle con el auge del crack. ¿Finalmente cómo está esa situación en la actualidad?
–Yo creo que lo que va a pasar es que va a empeorar la situación epidemiológica en la medida en que la oferta sanitaria no sea efectiva. Porque si alguien quiere consultar en el Centro de Adicciones te van a dar turno para dentro de 45 días, en el centro de la Gobernación de Central te van a dar turno para dentro de dos o tres semanas. El tiempo de demora es demasiado importante. Va a empeorar y hay demasiada oferta.
CONSUMO MÚLTIPLE
–¿Qué prevalencia tiene el alcohol en el universo del consumo problemático?
–El alcohol está al comienzo, está en el proceso y está al final del consumo de drogas ilegales. El diagnóstico más común que tenemos es el que corresponde el código F19: trastorno mental y del comportamiento por consumo de múltiples drogas. La mayoría de los pacientes que vienen consumen alcohol, que no es la droga más importante de su adicción, pero realizan una asociación alcohol-cocaína. Entonces, sigue siendo la droga más consumida y el riesgo más importante, porque está asociada a un montón de problemas. La gente se asusta todavía cuando ve a alguien jalando o fumando marihuana, pero los fines de semana sin problemas ve en las estaciones de servicio gente tomando alcohol.
–¿Cuál es la edad de inicio más precoz que se suele encontrar?
–Yo te voy a dar un dato que corresponde al Centro de Adicciones del Ministerio de Salud. El niño más pequeño que atendimos tenía 8 años, un niño de alta vulnerabilidad por estar en situación de calle. Después ya vienen niños que no están en situación de calle que tienen 10 años, 11 años, no son muchos, pero hay. La franja etaria de mayor densidad que tenemos está entre los 15 y los 25 años, y no hay muchas diferencias entre varones y mujeres.
ENFERMEDAD CRÓNICA
–¿Qué implica convocar al tratamiento a alguien y al mismo tiempo decirle que es una enfermedad que no se cura?
–Paradójicamente uno tiene que tratar, uno tiene que educar tanto al dependiente como a la familia respecto a que la adicción es una enfermedad crónica. Si te vas a la consulta y me decís “no puedo dejar, me están por echar del trabajo y quiero dejar, me quiero internar”, yo te tengo que explicar que si vos sos dependiente, te vas a internar para desintoxicación, pero después las ganas de jalar no se te van a ir de la cabeza, porque la gente cree que cuando se desintoxica va a pensar distinto, y no pasa eso.
–¿Y cuál es el siguiente paso?
–Uno tiene que trabajar el concepto del problema para poder entender que va a estar mejor obviamente, pero después va a tener que ser un trabajo cotidiano de laboratorio, durante mucho tiempo, y ese tiempo permite que, si hay adherencia terapéutica, se vaya trabajando educativamente al dependiente y a sus familiares, porque los familiares también se enferman. Entonces, hay codependencia y a veces la familia está peor que el enfermo. Por lo tanto, también la familia tiene que entrar en el proceso, porque la familia también se ilusiona cuando viene con la idea de que se va a curar.
INICIO DEL TRATAMIENTO
–¿Cómo arranca entonces ese primer vínculo con lo terapéutico?
–El tratamiento de cualquier caso puede y debe comenzar con lo que es la consejería. No hay tratamiento de urgencia para la dependencia. El proceso de desintoxicación también es especial. No se hace en cualquier parte, el paciente tiene que estar medicado, tiene que pasar por un proceso en el que tenga actividades, donde se le explica a él y a la familia, entonces ahí hay más chance de que eso tenga un seguimiento posterior. Es diferente que cuando todo rápido un día se le internó al paciente y al día siguiente el chico se escapó.
–¿Qué rol cumple la familia en estos casos?
–Hay que ver caso por caso. Como principio, es cierto que es una enfermedad y es cierto también que el paciente no se convirtió en un enfermo porque eso es lo que buscaba, o sea, no es que se enfermó porque buscaba enfermarse, se enfermó porque comenzó a consumir por un motivo que sea y al final cuando se dio cuenta, ya estaba dependiente, se le generó un problema con relación a su consumo. Se debe entender que el enfermo no es responsable de su enfermedad. No es responsable, aunque la gente diga “él se hizo porque él nomás consume, nadie le obligó”, etc. No es responsable desde el punto de vista de que no fue voluntario, eso le pasó. Pero una vez que le pasó, la posibilidad de recibir o no tratamiento sí depende de su voluntad.
–¿Cómo se debe actuar en estos casos entonces?
–La familia tiene que poner condiciones para la estadía o presencia en la casa del enfermo, él tiene que acatar las reglas de la casa. Porque si no el control de la casa y la administración de la familia la tiene el enfermo, porque la familia tiene que coimear a la policía cada vez que le llaman, tiene que pagar a un abogado, tiene que pagar la internación, etc. Entonces, forma parte de la codependencia cuando uno organiza su vida alrededor de la vida del enfermo y eso es una enfermedad del entorno.
Pánico demócrata tras desastroso debate de Biden frente a Trump
Compartir en redes
El presidente Joe Biden intenta recuperarse este viernes del debate contra el republicano Donald Trump que provocó pánico entre los demócratas e incluso cuchicheos sobre si deben mantener la candidatura del octogenario para un segundo mandato. El veredicto ha sido unánime y condenatorio. Fue un “desastre político” que causó “consternación” dentro de las filas del partido cuando faltan poco más de cuatro meses para las elecciones.
El enfrentamiento del jueves por la noche con Trump debía ser una oportunidad para que Biden, de 81 años, disipara las dudas sobre su avanzada edad y su aptitud para el cargo, y para retratar públicamente a su rival como una amenaza existencial para la democracia estadounidense. Pero su discurso fue vacilante. En varias ocasiones se trabó y pareció perder el hilo. Como consecuencia algunos demócratas se plantean entre bastidores si él debería seguir siendo el candidato del partido, que tiene hasta agosto para decidir.
A lo largo de 90 minutos Biden intentó a duras penas contrarrestar el estilo grandilocuente de Trump, quien se mostró enérgico y contundente pese a que buena parte de sus declaraciones sobre temas claves como la economía y la migración eran falsas y engañosas. Los moderadores de la CNN, la cadena que organizó el debate, no lo corrigieron. En la pantalla se vio a Biden mirando fijamente, con la boca abierta, mientras Trump, de 78 años, hablaba. “No fue un buen debate para Joe Biden”, declaró la exjefa de comunicaciones demócrata de la Casa Blanca, Kate Bedingfield, a CNN cuando cayó el telón del enfrentamiento.
Maria Shriver, miembro destacado de la dinastía demócrata Kennedy, hizo una declaración que más bien parecía una elegía de las esperanzas de reelección de Biden. “Amo a Joe Biden. Sé que es un buen hombre”, publicó en la red social X. “Esta noche fue desgarradora en muchos sentidos (...) Hay pánico en el Partido Demócrata”.
Ambos candidatos regresan a la campaña electoral este viernes: Trump con un mitin en Virginia y Biden en Carolina del Norte, ambos en el este del país. Pese a que las voces críticas fustigaban su desempeño, Biden insistió en que salió airoso. “Creo que lo hicimos bien”, dijo. Atribuyó su voz ronca a un “dolor de garganta” y añadió que, en cualquier caso, era “duro debatir con un mentiroso”.
Pero la decepción entre los demócratas es tal que se habla entre bambalinas de encontrar a un nuevo candidato antes de la convención del partido en agosto. El New York Times afirma que los demócratas, incluidos miembros de su administración, siguieron el debate con preocupación, llamándose por teléfono y con mensajes de texto “frenéticos”. Algunos también “discutieron entre ellos en privado si es demasiado tarde para convencer al presidente de que dimita en favor de un candidato más joven”, añade el periódico.
¿Sustituirlo?
Por ahora ninguna personalidad demócrata ha pedido públicamente a Biden que se retire, y la mayoría sigue una línea clara del partido sobre mantener la fórmula existente. “Nunca le daré la espalda al presidente Biden”, dijo el gobernador de California, Gavin Newsom, quien ha figurado en múltiples listas de posibles sustitutos.
“No conozco a ningún demócrata de mi partido que haría eso”, dijo Newsom a los periodistas. Los analistas dicen que forzar un cambio sería políticamente complicado, de modo que Biden tendría que decidir retirarse para dar paso a otro candidato antes de la convención del partido. Su vicepresidenta, Kamala Harris, defendió lealmente a su jefe el jueves, aunque reconoció que había tenido un “comienzo lento”.
Joe Biden desaprovechó la ocasión de calmar al electorado sobre su estado físico, mientras que un Donald Trump tranquilo evitó despejar dudas sobre si reconocerá incondicionalmente los resultados electorales. He aquí los principales puntos del primer debate entre los dos candidatos, a cuatro meses de las elecciones presidenciales.
- Biden no disipa dudas -
Biden, de 81 años, tenía la oportunidad en este primer debate de disipar las dudas que puedan tener los estadounidenses sobre su estado físico para gobernar cuatro años más (2025-2029). Con voz ronca, repitiéndose con frecuencia y perdiéndose en frases confusas, el mandatario dejó una imagen diametralmente opuesta a la mostrada por su oponente republicano, con tono resuelto y enérgico.
El presidente defraudó incluso a los de su bando. “La actuación de Joe Biden durante el debate fue decepcionante, no hay otra forma de decirlo”, admitió Kate Bedingfield, exdirectora de comunicación de la Casa Blanca durante sus primeros años de mandato. Biden estuvo “lento al principio, pero terminó fuerte”, reconoció su vicepresidenta, Kamala Harris. En un intento de rebajar las críticas a su actuación, el equipo de campaña del demócrata dijo que estaba resfriado.
- Trump comedido -
Trump, de 78 años y apreciado entre sus partidarios por sus salidas de tono, solo tuvo que controlar sus famosos exabruptos en un intento de convencer a los votantes indecisos. Durante la hora y media de debate, el republicano se mostró moderado y disciplinado. Las reglas del debate fijaban que el micrófono del candidato que no tenía el turno de palabras estuviera apagado. Esto “pudo haber ayudado a Trump porque le impidió gritar ante las intervenciones de Biden”, dijo Robert Rowland, profesor de comunicación en la Universidad de Kansas.
- Ataques personales -
Los dos candidatos se odian, extremo que no han ocultado. Tras una gélida llegada al plató de la CNN en la que no se dieron la mano, Biden y Trump no dejaron de despotricar el uno del otro. Los golpes vinieron sobre todo del demócrata, que acusó al expresidente de tener “el sentido moral de un depravado”, y le tildó de “llorón”, “perdedor” e “imbécil”.
También le llamó “delincuente convicto” por su reciente sentencia de culpabilidad por delitos penales en Nueva York. Trump retó por su parte a Biden a pasar un “test cognitivo” e insistió en que el demócrata es “el peor presidente de la historia del país”.
- Sin interrupciones -
A diferencia del primer debate entre los dos candidatos en la campaña de 2020, cuando se interrumpían constantemente, esta vez ninguno pudo pisar la intervención del otro debido a las estrictas reglas establecidas por la CNN. Como resultado, los candidatos tuvieron pocos intercambios directos espontáneos, y los presentadores se limitaron a pasar la palabra, sin cuestionar las exageraciones o falsas afirmaciones de Trump.
- Trump, evasivo sobre los resultados -
Trump, que sigue sin reconocer la victoria de Biden en 2020, se negó a comprometerse a aceptar sin condiciones el resultado de las elecciones presidenciales de noviembre. Solo lo hará “si las elecciones son absolutamente justas y equitativas”, se limitó a decir cuando le preguntaron por el tema. “Este tipo no tiene sentido de lo que es la democracia”, le increpó Biden.