Por Clément MELKI y Layal ABOU RAHAL

“Es el sueño de una vida” para las 30.000 personas que asistieron, emocionadas y portando banderas vaticanas, a la misa del papa Francisco en Baréin este sábado, en el tercer día de su visita a ese reino musulmán del Golfo.

“Estamos aquí desde la una de la noche, no hemos dormido. ¡Estamos tan entusiasmados con la idea de ver al papa!”, dice a la AFP Philomina Abranches, una voluntaria india de 46 años, que participó en la organización del evento.

“Es el sueño de toda una vida para todo el mundo, venir a verlo. Lo llamamos todos ‘Papa’. Representa ante todo la paz en el mundo, algo que necesitamos en este momento” agrega.

Como ella, muchos fieles originarios de países asiáticos y de otros países del mundo árabe, familias y religiosos, llegaron al alba al estadio de Riffa, el mayor recinto deportivo del país, al sur de la capital, Manama.

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Unas 30.000 personas de 111 nacionalidades estaban presentes en el estadio, según las autoridades.

El pontífice argentino, en visita de cuatro días -la primera de un papa a este Estado insular de 1,4 millones de habitantes-, llegó a bordo del papamóvil y bendijo a la muchedumbre, besando a su paso a niños y bebés, bajo las aclamaciones de los fieles.

“¡Ahí está!”, gritaban algunos, inmortalizando la escena con sus teléfonos inteligentes, mientras los niños, a hombros de sus padres, intentaban atisbar al hombre de blanco.

“Suerte”

“Desde Juan Pablo II, se ha tomado conciencia de que los viajes apostólicos de los papas permiten llegar realmente al corazón de los países, de las poblaciones cristianas”, explicó el hermano Emmanuel Pisani, director del Instituto Dominicano de Estudios Orientales del Cairo, sentado en primera fila.

“Pese a sus dificultades, Francisco sigue esa senda”, agregó, ante el estrado, donde una imponente cruz dorada domina el altar. Dos pantallas gigantes ayudan al público más alejado a seguir la misa.

Jorge Bergoglio, que cumplirá 86 años el próximo mes, padece unos dolores crónicos en la rodilla que lo obligan a desplazarse en silla de ruedas.

En su homilía, pronunciada en español, el pontífice instó a “vivir concreta y valientemente la fraternidad universal” en la tierra, que “es precisamente una imagen viva de la convivencia en la diversidad, de nuestro mundo cada vez más marcado por la permanente migración de los pueblos y del pluralismo de las ideas, usos y tradiciones”.

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Con los cánticos de la coral en inglés y en árabe de fondo, Marguerite Heida, de 63 años, recalcó la “suerte” que ha tenido al poder asistir al “mayor acontecimiento del año”.

“La gente va generalmente a Italia para ver al papa, y no siempre lo consiguen. Yo lo vi ayer en la iglesia y lo veré hoy. También le di la mano y obtuve su bendición”, afirmó esta cristiana de Baréin.

El reino, que oficializó sus relaciones diplomáticas con la Santa Sede en el año 2000, tiene unos 80.000 católicos según el Vaticano, principalmente trabajadores asiáticos.

Esta visita de Francisco, la 39ª al extranjero desde su elección en 2013 y la segunda en la península arábiga, concluirá el domingo.

Fuente: AFP.

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