El Proyecto USS Oklahoma identificó a 355 víctimas del ataque a la base naval de Estados Unidos en Hawái en 1941 con la ayuda de tecnología moderna y registros médicos. El martes pasado se decretó el fin de este programa, al cumplirse 80 años del ataque a Pearl Harbor que marcó la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.
Estas “familias ahora tienen respuestas”, dijo esta semana Kelly McKeague, director de la DPAA, la agencia del Departamento de Defensa encargada de contabilizar los soldados desaparecidos y prisioneros de guerra. El 7 de diciembre de 1941, Japón lanzó un ataque aéreo contra Pearl Harbor, base naval de Estados Unidos en Hawái. La incursión cambió el curso de la historia y dejó más de 2.400 soldados estadounidenses muertos.
Lea más: Segundo ADN confirma que italiana es la niña entregada por sacerdote
“Honramos a los patriotas que fallecieron, conmemorando el valor de todos los que defendieron nuestra nación, y nos comprometemos a seguir adelante asegurando la paz y la reconciliación”, escribió el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, este martes. Por la mañana, el presidente y su esposa Jill Biden colocaron flores en un monumento en Washington en honor al padre de la primera dama, Donald Jacobs, quien sirvió en la Segunda Guerra Mundial.
“Hace ochenta años, más de 2.400 estadounidenses murieron en el ataque a Pearl Harbor. Hoy los recordamos, y a aquellos que pelearon por proteger nuestra libertad”, dijo a su vez el expresidente Barack Obama para marcar la fecha. Muchos de los fallecidos de Pearl Harbor no pudieron ser identificados y sus restos fueron enterrados en fosas comunes en el cementerio Memorial Nacional del Pacífico, en Hawái.
El Proyecto USS Oklahoma fue lanzado formalmente en 2015 con el objetivo de identificar a las víctimas del barco homónimo, que era uno de los que se encontraban atracados en la base cuando la aviación nipona atacó, y a bordo del cual fallecieron 429 estadounidenses.
Lea más: Fallece el francés Pierre Rabhi, pionero de la agroecología
En la época, sólo 35 cuerpos fueron identificados, en tanto que otros seis fueron identificados a comienzos de este siglo. Con el uso de ADN de familiares y archivos médicos, el Proyecto USS Oklahoma consiguió identificar a 355 víctimas, cuyos restos fueron entregados a sus seres queridos. Los 33 fallecidos que no pudieron ser identificados por el programa que fue cerrado por el Pentágono esta semana, fueron enterrados nuevamente en el memorial en Hawái durante una ceremonia para homenajear a los caídos.
Muchos familiares de los fallecidos en el ataque acudieron a las redes sociales este martes a agradecer la iniciativa por traer luz sobre el paradero de sus seres queridos. “Gracias por su asistencia en identificar los restos de mi bisabuelo John Arnold Austin”, escribió Sheila Jenkins. “Que él y sus compañeros descansen en paz”.
Fuente: AFP.
Dejanos tu comentario
La ONU cumple 80 años, con una imagen empañada sobre su eficacia
Con el fin de “preservar a las generaciones futuras del flagelo de la guerra”, 50 países firmaron el 26 de junio de 1945 la Carta de Naciones Unidas, documento que contiene los principios que rigen las relaciones internacionales y que ha sido violado durante 80 años. “Es más que papel y tinta; es una promesa de paz, dignidad y cooperación entre las naciones”, recordó esta semana el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
En plena Segunda Guerra Mundial, los Aliados firmaron una serie de declaraciones a partir de 1941 que delineaban las directrices para la futura Naciones Unidas. Pero fue durante la Conferencia de San Francisco, celebrada del 25 de abril al 26 de junio de 1945, cuando se redactó la Carta que fue firmada por las 50 delegaciones presentes.
Tras la ratificación del texto por parte de China, Francia, Reino Unido, la Unión Soviética y Estados Unidos —los futuros cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad— y la mayoría de los demás signatarios, la ONU se hizo realidad el 24 de octubre de 1945, con 51 países fundadores.
Lea más: Fiesta de la Música en París registró 145 ataques con jeringuillas
Grandes principios
En 19 capítulos y 111 artículos, la Carta establece los propósitos y principios que deben regir las relaciones internacionales: la solución de controversias por medios pacíficos, la soberanía, la igualdad entre los Estados, la cooperación en asuntos humanitarios, el respeto de los derechos humanos, entre otros.
En caso de amenaza a la paz internacional, el Capítulo VII otorga al Consejo de Seguridad la facultad de imponer sanciones para hacer cumplir sus decisiones, o incluso de desplegar medios militares.
La Carta también crea los principales órganos de la ONU, entre ellos el Consejo de Seguridad —con sus cinco miembros permanentes con derecho a veto—, la Asamblea General y la Secretaría, así como la Corte Internacional de Justicia.
Cualquier Estado que acepte las obligaciones de la Carta puede convertirse en miembro, pero su adhesión puede ser bloqueada, en particular por un miembro permanente del Consejo. La ONU cuenta actualmente con 193 Estados miembros. La Carta es muy difícil de enmendar; una enmienda requiere la ratificación de dos tercios de los miembros de la ONU, incluidos los cinco miembros permanentes del Consejo.
Lea también: El “asesino de Twitter” fue ejecutado en Japón
Cuestión de interpretación
Durante 80 años, los principios de la Carta se han violado continuamente en todo el planeta. Pero definir un evento como una violación rara vez logra una aprobación unánime, ya que varía según la historia, las relaciones diplomáticas y las interpretaciones del texto.
Algunos principios entran a veces en conflicto, dando lugar a argumentos contradictorios, como el derecho a la autodeterminación de los pueblos frente a la no injerencia en los asuntos internos de un Estado, o la “legítima defensa” frente a la prohibición de los “actos de agresión”.
El ejemplo más reciente es Irán que, apoyado sobre todo por China, acusó a Washington de violar la Carta al atacar instalaciones nucleares iraníes el fin de semana pasado, mientras que Estados Unidos alegó “el derecho colectivo a la legítima defensa de conformidad con la Carta”.
Para la Asamblea General y Antonio Guterres, la invasión rusa de Ucrania desde febrero de 2022 es una clara violación de la Carta, pero no para el Consejo de Seguridad, donde Rusia tiene derecho a veto.
Tras la invasión estadounidense de Irak en 2003, el entonces secretario general Kofi Annan calificó la guerra de “ilegal”.
La Carta establece que si un Estado “viola persistentemente” sus principios, puede ser expulsado de la organización. Sin embargo, esto nunca ha sucedido.
Sin embargo, en 1974, en virtud de la Carta, Sudáfrica fue suspendida de su derecho a participar en la Asamblea General que puso de relieve las constantes violaciones del documento fundacional de la ONU perpetradas por el régimen del apartheid.
“Ataques” sin precedentes
Cuando se cumplen 80 años de la firma de la Carta de Naciones Unidas, su secretario general, Antonio Guterres, denunció el jueves los “ataques” sin precedentes que sufren esos principios fundacionales y advirtió que no deben ser “un menú a la carta”. “Seamos claros: hoy asistimos a ataques contra los objetivos y principios de la Carta de las Naciones Unidas como nunca antes”, declaró Guterres ante los estados miembros de la ONU.
“La amenaza o el uso de la fuerza contra naciones soberanas; la violación del derecho internacional, incluido el derecho internacional humanitario y el derecho internacional de los derechos humanos; los ataques contra civiles e infraestructuras civiles; la instrumentalización de los alimentos y el agua; la erosión de los derechos humanos”, enumeró, sin citar a ningún responsable de estas violaciones.
“Una y otra vez, observamos un patrón demasiado familiar: seguir la Carta cuando nos conviene, ignorarla cuando nos molesta. La Carta de las Naciones Unidas no es opcional. No es un menú a la carta”, recordó. “No podemos ni debemos normalizar las violaciones de sus principios más fundamentales”, añadió.
La Carta de Naciones Unidas, el conjunto de principios fundacionales que rige la existencia de este foro de naciones, surgió el 26 de junio de 1945 con la firma de 50 países dispuestos a “preservar a las generaciones futuras del flagelo de la guerra”. El 24 de octubre de 1945 nació la ONU.
“Podemos establecer un vínculo directo entre la creación de Naciones Unidas y la prevención de una tercera guerra mundial”, sostuvo Guterres, pese a que habitualmente se acusa a la organización de su incapacidad para evitar conflictos. “Hoy más que nunca, debemos respetar y renovar nuestro compromiso con el derecho internacional, tanto en palabras como en hechos”. Este aniversario coincide con la profunda crisis que sufre la organización y que hace peligrar su futuro.
Guterres lanzó en marzo la iniciativa “ONU80”, destinada a mejorar la eficacia de la organización, que se enfrenta a problemas presupuestarios crónicos, agravados por recortes masivos de la ayuda exterior estadounidense por parte del presidente Donald Trump. La reforma supondrá, entre otras cosas, la supresión de miles de puestos de trabajo.
Fuente: AFP.
Dejanos tu comentario
ONU celebra 80 años, en el ojo del huracán
- Naciones Unidas, Estados Unidos. AFP.
Desacreditada y afectada por una crisis financiera sin precedentes, la Organización de Naciones Unidas celebra su 80 aniversario bajo un aluvión de críticas, pese a sus intentos por convencer de que es “más necesaria que nunca” en un mundo asolado por guerras y catástrofes humanitarias. Los 193 estados miembros celebrarán esta semana los 80 años de la firma de su documento fundacional, la Carta de las Naciones Unidas, el 26 de junio de 1945 en San Francisco.
Este aniversario llega en un momento de crisis multifacética que plantea interrogantes sobre su capacidad de supervivencia. “Desde el final de la Guerra Fría, la organización ha pasado por muchas cosas: desde el genocidio de Ruanda hasta la guerra de Irak. En cada gran crisis, los especialistas auguran el fin de la ONU, pero ésta sobrevive”, señala Richard Gowan, analista del International Crisis Group.
Pero “este es un momento particularmente difícil”, reconoce, en el que numerosos países están “frustrados” por la inacción del Consejo de Seguridad, paralizado en cuestiones importantes como Gaza y Ucrania por el poder de veto de sus cinco miembros permanentes.
Lea más: Indonesia: intentan rescatar a una brasileña caída en un volcán
“El sistema de la ONU en general atraviesa una crisis de credibilidad y no es seguro que los miembros de la organización tengan los recursos o la energía política para salvarlo”, dice a la AFP.
Para el investigador Romuald Sciora, del Instituto Francés de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS), esta crisis de credibilidad sólo puede conducir al desvanecimiento de una organización que ya es un “enano” político en el escenario internacional.
“No estoy seguro de que la ONU vaya a desaparecer, ni siquiera cuando cumpla su centenario”, afirma. Pero “sí vislumbro un desvanecimiento lento y que se convierta en una suerte de fantasma”, “como esas viejas organizaciones cuyos nombres se olvidan”.
Aunque la organización necesite reformas, los expertos no creen que sea la única responsable y culpan también a los estados miembros, incapaces de ponerse de acuerdo, en un contexto de rechazo creciente del multilateralismo.
Lea también: Venezuela: pistoleros asesinaron a tiktoker en plena transmisión
“Peor” sin la ONU
Gissou Nia, del centro de estudios Atlantic Council, deplora un mundo en el que “se impone la ley del más fuerte, que nos aleja cada vez más de los ideales” que llevaron a la creación de la ONU al final de la Segunda Guerra Mundial.
La investigadora, que piensa que hay suficientes personas apegadas a estos valores para “mantener viva la ONU”, se muestra no obstante preocupada por el constante cuestionamiento.
Naciones Unidas “puede sobrevivir a los recortes presupuestarios, pero las constantes amonestaciones de unas pocas voces muy fuertes que acusan a la ONU de ser antisemita, de despilfarro de fondos o de apoyar a dictadores, tienen un impacto”, declaró a la AFP.
En un momento en el que el mundo vive el mayor número de conflictos activos desde 1945, “Naciones Unidas nunca ha sido más necesaria”, dice su secretario general, Antonio Guterres.
“Nuestros valores nunca han sido más relevantes y las necesidades nunca mayores”, recuerda.
Sin embargo, los recursos menguan debido a los recortes presupuestarios de los donantes, especialmente de Estados Unidos, que bajo el gobierno de Donald Trump ha recortado masivamente sus programas de ayuda exterior.
En este contexto, para aumentar la eficacia de la organización, Guterres ha lanzado la iniciativa ONU80, que implicará cambios “dolorosos”, incluida la supresión de miles de puestos.
“Por supuesto que (la ONU) sufre varios problemas burocráticos” y merece “escrutinio y crítica”, señala Richard Gowan.
Pero “nos hemos acostumbrado demasiado a que este sistema trabaje para nosotros, y tendemos a pasar demasiado tiempo quejándonos de sus defectos y no el suficiente reconociendo sus éxitos”.
Políticamente, sigue siendo un lugar donde los peores enemigos pueden sentarse a la misma mesa y donde el estado más pequeño puede hacer oír su voz.
Por no hablar de su trabajo sobre el terreno, como el Programa Mundial de Alimentos, que llevó ayuda alimentaria a más de 100 millones de personas en 120 países el año pasado, o los miles de cascos azules desplegados para proteger civiles en zonas de conflicto. “La ONU ha sido un instrumento magnífico”, afirma Romuald Sciora. Y “obviamente, sería peor que desapareciera de la noche a la mañana”.
Dejanos tu comentario
Segunda Guerra Mundial: Dorothea Barron, veterana de 100 años enseña yoga
- Harlow, Reino Unido. AFP.
La británica Dorothea Barron recuerda su inmenso alivio en mayo de 1945. “Gracias a Dios”, la Segunda Guerra Mundial había terminado, relata esta veterana de la Marina, que contribuyó al desembarco de Normandía y que con 100 años es profesora de yoga. Cuando Europa conmemora el 80º aniversario de la victoria de las fuerzas aliadas sobre la Alemania nazi, el 8 de mayo, ella forma parte del número cada vez más reducido de veteranos que pueden compartir su experiencia del conflicto.
"Nos dijeron: ‘pueden quedarse con su uniforme. Aquí tienen cupones para comprar ropa, comida. Pueden regresar a casa’“, recuerda Dorothea, al evocar su desmovilización. Tenía apenas 20 años, ningún lugar al que ir, y no se daba cuenta de que la posguerra aún estaría marcada por la privación en un Reino Unido “arruinado”.
La mujer habla de “años terriblemente difíciles”. “No diría que éramos infelices, pero era una época llena de incertidumbre”, explica. Ochenta años después, Dorothea Barron relata con orgullo, en escuelas y medios de comunicación, esos años de guerra y reconstrucción. Además, cada lunes por la mañana, Dorothea Barron da una clase de yoga en su pueblo, cerca de Harlow, al norte de Londres.
Lea más: El papa León XIV realiza un saludo, en español, a su “querida diócesis de Chiclayo” en Perú
Envidia de sus alumnos
Mientras da instrucciones, su estado de forma es la envidia de sus diez alumnos, de edades comprendidas entre 20 y 95 años. Hace 60 años que enseña yoga. “Me siento bien, relajada”, dice Dorothea. “Le encanta conocer gente y podría vivir aún varios años”, cuenta Suzy, una de sus alumnas. Dorothea celebró sus 100 años en octubre de 2024 volando en un Spitfire, avión de la Royal Air Force que desempeñó un papel crucial en la batalla de Inglaterra, en 1940, contra la Luftwaffe alemana.
“Fue maravillosamente emocionante”, dice, entre carcajadas, la mujer centenaria. Con ese nivel de energía habiendo superado los 100 años, es fácil imaginar su determinación a los 18, cuando decidió unirse a la Marina, como había hecho su hermana antes que ella. “Ni hablar de que los nazis se apoderaran de nuestro país”, suelta, con firmeza, Dorothea.
Pero su estatura le impedía ingresar en la Marina. Era demasiado baja. “Hice trampa”, confiesa, sin ocultar su alegría. Dorothea se puso plantillas de cartón en los zapatos y extendió su cabello encima de su frente para parecer más alta. Entre los cometidos que se le adjudicaron en la Marina estaba enseñar a las tropas a comunicarse con señales ópticas y en código morse con los barcos.
Otra de sus misiones era ayudar a probar las plataformas Mulberry, puertos artificiales temporales construidos por los aliados, específicamente para el desembarco de Normandía, compuestos de elementos prefabricados en Reino Unido y transportados a las costas francesas.
Lea también: Brasil: peluquera recibe 14 años de prisión por pintar estatua en asonada
“Había hecho algo útil”
Pero Dorothea no sabía en ese momento para qué se utilizarían las estructuras. “Estaba estipulado que no podíamos hacer preguntas. Solo podíamos decir ‘Buenos días’”, explica. Solo después de la guerra se dio cuenta de que esas plataformas habían sido usadas en el desembarco de Normandía. “Me encantó. Pensé que había hecho algo útil”, afirma. Durante la guerra conoció a su marido Andrew, que estaba en la Royal Air Force, con el que tuvo dos hijas.
Dorothea, que es abuela y bisabuela, fue profesora de arte en una escuela primaria hasta su jubilación en los años 80. Andrew falleció en 2021, pero Dorothea no deja de hablar de él, todavía profundamente enamorada. Pocas cosas hacen borrar la sonrisa de la boca de Dorothea y una de ellas es la actualidad. “Nadie gana nunca una guerra”, dice, preocupada por el conflicto en Ucrania y por las tensiones en otras partes del mundo.
Dejanos tu comentario
Segunda Guerra Mundial: mujeres de la resistencia francesa se reúnen 80 años después
- Washington, Estados Unidos. AFP.
Apoyaron la resistencia francesa contra la ocupación nazi en sus años mozos y 80 años después de ser liberadas de un campo de concentración rememoraron viejos tiempos. “Me hace gracia verte”, dice Renée por videoconferencia a su amiga del otro lado del Atlántico. Renée Guette tiene 98 años. Su amiga, Andree Dupont, a la que llama Dédée, uno menos.
La última vez que se vieron fue en abril de 1945, durante la liberación de un centro de trabajo anexo al campo de concentración de Buchenwald, en Alemania, a donde habían sido deportadas en junio de 1944 por actos de resistencia contra el ocupante alemán. La primera vez que hablaron fue en abril.
“Renée, me conmueve mucho volver a verte”, dijo Dédée con voz temblorosa. “Te envío un fuerte beso, mi niña”, añadió lanzando un beso con la mano. “¿A ti también te vuelven (a la mente) los recuerdos?, preguntó Dédée a Renée, que vive en Estados Unidos desde los años 70. “¡Ay sí! Y eso que estoy lejos; no me lo quito de la cabeza. Hay demasiadas cosas que no podemos expresar”, contestó.
Lea más: El papa León XIV realiza un saludo, en español, a su “querida diócesis de Chiclayo” en Perú
Días antes de la celebración del 80º aniversario del Día de la Victoria en Europa, que marca el final de la Segunda Guerra Mundial en el continente, las mujeres compartieron su emotiva historia de sacrificio y sufrimiento. Ambas nacieron en 1927 y se criaron en pueblos franceses separados por unos 350 kilómetros.
Tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial y la invasión de Francia por la Alemania nazi, las adolescentes de apenas 16 años se unieron a las redes de resistencia de sus pueblos en 1943. Dédée se convirtió en “oficial de enlace” transmitiendo mensajes -y a veces armas- a través de la región de la Sarthe (oeste) con su bicicleta. Era guapa y rubia, dos condiciones que se creían ideales para la labor.
Un día, recuerda, “llevaba una toalla con un revólver desmontado dentro, y sonreía al pasar junto a los alemanes”. Renée era una empleada de correos que pasaba de contrabando cupones de racionamiento y mensajes a los combatientes de la resistencia.
Deportadas
En abril de 1944, Dédée fue detenida junto con otros resistentes: 16 en total, incluidos su padre y su tía. “Estaba doblando la ropa hacia las 10 de la noche. Oí golpes en las puertas y supe enseguida lo que estaba pasando”, relató. Renée fue detenida cuatro días después por un agente francés de la Gestapo, la policía secreta de la Alemania nazi.
“Me dijo: ‘Así que una jovencita de buena familia se extravió’”, recuerda. “Y yo le contesté, para hacerle entender, que él también se extravió. Me dio una bofetada”. Las dos adolescentes se conocieron en una prisión de Romainville, cerca de París, donde se enteraron del desembarco. “¡Pensábamos que estábamos salvadas! Pero los alemanes nos necesitaban para trabajar en las fábricas de guerra”, explica Renée.
El 25 de junio de 1944, Renée Guette, con el número de prisionera 43.133, llegó al campo de trabajo “kommando HASAG-Leipzig”, en el mismo bloque que Dédée -número 41.129-, donde casi 5.000 mujeres habían sido deportadas para fabricar armas.
Recuerdan cómo trabajaban de noche, cómo usaban papel de periódico entre la ropa y la piel para protegerse del frío, del cabello infestado de piojos, de las palizas que daban los alemanes, de los cuerpos desnudos apilados de aquellas que no sobrevivían. “Realmente nos hicieron muchas maldades”, dice Renée. De su deportación conserva objetos fabricados en secreto: un broche de alambre y horquillas para el pelo.
Lea también: Brasil: peluquera recibe 14 años de prisión por pintar estatua en asonada
Hotel Lutetia
A mediados de abril de 1945, los nazis evacuaron el campo de Leipzig. Los deportados comenzaron las “marchas de la muerte”. Renée recuerda haber caminado durante días y noches, con los pies sangrando. Se alimentaba de semillas y patatas. Recuerda el Elba, en el que se lavó por primera vez en meses, y el silbido de una bala cerca de su oreja izquierda durante los enfrentamientos entre los “Boches”, término despectivo para los alemanes, y los estadounidenses.
Cuando llegó al hotel Lutetia, convertido en un centro de acogida en París para los exiliados de guerra, Dédée se reunió con su madre. Su padre, también deportado, sobrevivió, pero su tía murió gaseada. Renée tomó el tren de vuelta a Beffes. “Había soldados franceses, tenía miedo”, recuerda.
“Sabes, Dédée, cuando llegué, no estaba segura de estar en casa. ¿A ti también te pasó?” “Yo supe que había vuelto cuando vi el campanario de mi pueblo”, le respondió su amiga. Renée ya no viaja a Francia, pero le encantaría volver a ver a Dédée. “Un beso, Dédée, quizá nos veamos allí arriba”, dijo antes de colgar.