Las imponentes siluetas de las grúas del nuevo megapuerto de Chancay, al norte de Lima, reflejan la envergadura de la infraestructura financiada por China que está llamada a reforzar la creciente influencia del gigante asiático en América Latina.
La obra será inaugurada por el presidente chino, Xi Jinping, junto a su par peruana, Dina Boluarte, el 14 de noviembre, al margen de la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en Lima.
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“Está prácticamente listo”, dijo a la prensa Gonzalo Ríos, subdirector general de Cosco Shipping Ports Perú, filial del gigante mundial del transporte marítimo China Ocean Shipping Company (COSCO), la empresa estatal detrás del proyecto.
Ubicado a 80 kilómetros al norte de la capital peruana, el puerto de aguas profundas (unos 18 metros), cuya construcción comenzó en 2021, contará en principio con cuatro atracaderos luego de una inversión de 1.300 millones de dólares. El proyecto final prevé 15 muelles y una inversión total de 3.500 millones de dólares.
El puerto se extenderá en una superficie de 141 hectáreas y recibirá buques de hasta 24.000 contenedores (TEU). El primer año llegarían un millón de contenedores, estima Cosco Shipping Ports, concesionario por 30 años.
“Creemos que con el aporte del puerto, esta región del Pacífico y Perú en particular pueden convertirse en el centro logístico clave de la región sudamericana para el comercio”, resaltó a la AFP Ríos.
Con 57.000 habitantes, Chancay será el primer puerto chino en América del Sur. El puerto será parte de la iniciativa “Belt and Road”, lanzada en 2013 por Xi Jinping para obras de infraestructura y unir continentes como una “nueva ruta de la seda”.
Varios países sudamericanos, como Perú, Argentina, Chile, Bolivia, Brasil, Ecuador y Venezuela, se beneficiarán con ella.
“América Latina no era parte de la nueva ruta de la seda cuando se lanzó la iniciativa, pero al cabo de unos años China la incorpora como parte de su proyecto de consolidación como potencia mundial, un proyecto económico y comercial con el cual pretende potenciar su presencia global”, señaló a la AFP Óscar Vidarte, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Católica del Perú.
“En esa dinámica -agregó- el puerto de Chancay juega un papel central porque permite un comercio más ágil y directo entre China y América del Sur”.
En 2019, el grupo chino adquirió el 60 % de la empresa peruana encargada del puerto, elegido por su ubicación estratégica en el centro de Sudamérica y por la importancia de la producción agroindustrial en Perú.
El comercio peruano-chino bordeó los 36.000 millones de dólares en 2023, según Lima. Ambos países tienen desde 2010 un Tratado de Libre Comercio.
“Nuestro objetivo es convertirnos en el Singapur de América Latina”, afirma entusiasmado el ministro peruano de Transporte, Raúl Pérez, durante su visita al puerto. “Tendremos rutas directas a Asia, en particular a China, lo que reducirá en 10, 15 e incluso 20 días, dependiendo de la ruta, lo que hoy se hace” en 35 o 40 días, añadió.
Según Cosco Shipping Ports, la terminal reducirá el costo del transporte desde y hacia Perú, Chile, Colombia, Ecuador y Brasil, que ya no tendrán que utilizar puertos de México y Estados Unidos para su comercio con Asia.
La instalación portuaria “permitirá a China posicionarse en esta parte del mundo”, afirma a la AFP el académico Vidarte.
“El megapuerto es parte de la lucha por la influencia geopolítica en la región. Chancay le da a China cierta ventaja sobre Estados Unidos”, agrega el analista y profesor en derecho internacional Francisco Belaunde.
La terminal incluirá tecnologías de inteligencia artificial y estará conectada a la carretera Panamericana por un túnel de 1,8 kilómetros.
Pero no todos se entusiasman con el voceado auge económico que traerá el nuevo puerto, en especial la gente de a pie que vive en lo que aún es una tranquila localidad costera.
“Nunca se planificó una ciudad puerto en Chancay, la pesca y la agricultura van a desaparecer (...) con los millones de camiones que van a venir para llenar los barcos”, señaló la comerciante Miriam Arce (54).
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El biólogo Antony Apeño, de la ONG CooperAcción, advierte que la excavación submarina ha impactado en la flora y fauna porque “con la remoción de fondo, se ha cambiado toda la estructura de esas zonas marinas. Muchas especies se han alejado o muerto”.
Fuente: AFP