París, Francia | AFP |
París mantendrá las celebraciones de Nochevieja en los Campos Elíseos a pesar de nuevas protestas antigubernamentales convocadas por los "chalecos amarillos" en la famosa avenida, informaron el jueves las autoridades de la capital francesa.
Tradicionalmente, decenas de miles de turistas y parisinos celebran el Fin de Año en los Campos Elíseos, pero esta avenida ha sido también el epicentro de las protestas que comenzaron hace mes y medio contra el gobierno del presidente Emmanuel Macron.
Pese a que el número de participantes en las protestas ha disminuido drásticamente en todo el país, algunos "chalecos amarillos" han convocado en las redes sociales nuevas manifestaciones para el 31 de diciembre.
Crisis
En Facebook, 7.400 personas afirman que estarán en Nochevieja en los Campos Elíseos para "seguir la lucha pacíficamente y de forma festiva".
Pese a esto, la alcaldía de París dijo que continuará según lo planeado con los preparativos para un espectáculo de fuegos artificiales, luz y sonido en los Campos Elíseos bajo el lema de la "fraternidad".
El movimiento de los "chalecos amarillos" nació en las redes sociales en octubre y generó la peor crisis de la presidencia de Macron, con decenas de miles de personas bloqueando carreteras y protestando en toda Francia.
Macron intentó calmar la crisis a mediados de diciembre anunciando un paquete de medidas de 10.000 millones de euros para ayudar a los pensionistas y a los trabajadores con salario mínimo.
Desde entonces, los “chalecos amarillos” se han dividido entre los moderados -dispuestos a dialogar con el gobierno- y los partidarios de mantener las barricadas.
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Tras su expulsión, más de cien latinos acampan frente a una alcaldía cerca de París
Saint-Ouen, Francia | AFP | por Marie GIFFARD
Un centenar de latinoamericanos, entre ellos 40 niños, llevan acampados más de una semana frente a la alcaldía de una ciudad cercana a París, con el apoyo de un grupo de voluntarios, tras haber sido expulsados de un edificio que ocupaban.
"La casa okupa Bauer era 'nuestra casa'", explica Chanel Marté Castillo, una dominicana de 40 años. "Cuando llegamos, empezamos a limpiar, a construir. Poco a poco, otras familias llegaban, buscando un sitio. Al final, éramos 150 personas", cuenta. Entre estas, se cuentan colombianos, venezolanos, peruanos, bolivianos o cubanos.
Acompañada de sus cinco hijos y de dos nietos, recuerda cómo se constituyó la comunidad en los nueve últimos meses, en un almacén abandonado, propiedad de la ciudad de Saint-Ouen (50.000 habitantes).
Muchos miembros de esta comunidad afirman que huyeron de la pobreza en sus países. Algunos llevan poco en Francia, pero otros se mudaron hace varios años.
Pero el 30 de julio, en virtud de una decisión de la justicia francesa, los locales y sus ocupantes fueron evacuados.
Desde entonces, 130 personas, incluyendo 40 niños y varias mujeres embarazadas, montan cada noche decenas de tiendas de campaña delante de la alcaldía. A las 06H00 de la mañana tienen que desmontarlas, antes de que llegue la policía.
Bajo una carpa, han formado una cantina que se nutre de las donaciones de los lugareños y que almacena cajas de alimentos y un hornillo en el que dos mujeres asan salchichas. En la carpa también hay bolsas con ropa, juguetes, sofás y unos cuantos colchones en los que se ve a varios hombres durmiendo la siesta.
El jueves por la noche, entre dos vehículos, una madre lava a su bebé, descalzo sobre el asfalto y con la cabeza llena de champú.
"Hay peruanos, bolivianos, dominicanos, cubanos, gente que tiene el asilo político, otros, sin papeles", señala Yamile Millán. Esta colombiana llegó a Francia hace año y medio, sin documentos, y "limpia casas", por la que le pagan "en negro" (no está declarada a la Seguridad Social), como tantos otros que trabajan en el sector de la construcción.
"Nunca había vivido en la calle", confía, con la mirada cansada y sentada sobre unas bolsas. "Reclamamos el derecho a una vivienda digna", lanza.
"Estamos luchando por algo que en nuestros países [...] no tendría ningún resultado, pero aquí sí", afirma Mauricio Gómez, un colombiano, "pastor" de la comunidad. "Sabemos que somos inmigrantes y por la historia, muchas culturas no se han portado muy bien. Tal vez el alcalde no nos conoce, no sabe qué clase de personas somos, pero queremos que nos conozca", asegura.
“Okupas”
Por su parte, la ciudad de Saint-Ouen considera que no le corresponde hacerse cargo de esos "okupas". "En ningún caso ni el alcalde ni su mayoría municipal pueden ser considerados responsables de la situación", defendió el Ayuntamiento en un comunicado enviado a la AFP.
Para el gabinete municipal, la asociación francesa Droit Au Logement (DAL, "Derecho a la vivienda"), "instaló ilegalmente a personas en ese edificio municipal cuyo destino conocía todo el mundo". Allí está prevista la construcción de una escuela, para 2022. "Si bien se tienen que hallar soluciones para esas personas, le corresponde exclusivamente al Estado proporcionarlas", agrega la ciudad, situada en uno de los departamentos más pobres de Francia.
El alcalde, William Delannoy, estima que él debe "aportar soluciones de realojamiento prioritariamente" a los habitantes de Saint-Ouen, "que no entenderían, tras años de espera, que el alcalde diera viviendas a unos colombianos".
"¿Acaso esos 'colombianos' no son habitantes de la ciudad? ¿Es que el alcalde va a seleccionar a sus conciudadanos en función de sus orígenes a partir de ahora?", denunció en un comunicado el partido francés de izquierda radical La France Insoumise.
Por su parte, al ser contactadas por la AFP, las autoridades regionales explican que "se propuso alojamiento en hoteles a 29 familias con niños, a la espera de una solución más definitiva. Para el resto, competiría el sistema del 115 habitual", el número de emergencias sociales en Francia, casi siempre saturado.
“Para poner perros y pagar a gente para que vigile el local, hay dinero. Pero para poner a disposición un gimnasio, no”, critica Aliénor Turpin, una voluntaria de Saint-Ouen.
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Macron anuncia medidas para salir de la crisis de los “chalecos amarillos”
París, Francia | AFP |
Tras dos meses de consultas populares, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, revelará el lunes un paquete de medidas para apagar cinco meses de protestas populares de los "chalecos amarillos".
Macron hablará por televisión el lunes a las 20H00 (18H00 GMT), el horario de máxima audiencia en Francia, para anunciar "medidas concretas" con el objetivo de sofocar la cólera de este movimiento social inédito.
La tarea de tratar de satisfacer las múltiples demandas de este colectivo heterogéneo será delicada para el líder de 41 años de edad, que fue elegido hace dos años con la promesa de cambiar profundamente Francia.
Sus anuncios deben, en principio, traducir las reivindicaciones expresadas por los franceses durante el llamado "gran debate nacional", una consulta popular inédita convocada en enero en la que más de un millón y medio de ciudadanos expresaron sus preocupaciones cotidianas.
Entre las pistas mencionadas por la prensa figuran una rebaja de los impuestos sobre la renta para los sectores de clase media e incrementos en las pensiones más bajas, dos medidas prioritarias desde el punto de vista de más del 80% de los franceses, de acuerdo con una encuesta de la firma Ifop.
Las apuestas son altas para Macron, quien debe encontrar las palabras correctas para resolver la peor crisis de su presidencia, y responder a la cólera de este colectivo, que aunque surgió a raíz del hartazgo fiscal, ahora se ha generalizado a otros aspectos de la sociedad francesa.
"Los cinco años de Macron están en juego", resumía el lunes el diario conservador Le Figaro, para quien el jefe de Estado "no tiene margen de error".
El movimiento de los "chalecos amarillos", que lleva el nombre de las chaquetas fluorescentes de seguridad que usan los manifestantes, nació en noviembre en las zonas rurales y en los pueblos pequeños de Francia contra un aumento del precio de los combustibles, pero rápidamente se convirtió en una rebelión más amplia contra la política social y fiscal de Macron.
En diciembre, en un primer intento para apagar las manifestaciones, el mandatario anunció medidas en favor del bolsillo de los franceses más modestos, incluyendo una subida del salario mínimo de 100 euros, como parte de un paquete que le costará a las arcas públicas hasta 10.000 millones de euros. Pero no fue suficiente para acallar las protestas.
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Macron promulga controvertida ley antidisturbios en Francia
París, Francia | AFP |
El presidente francés, Emmanuel Macron, promulgó una ley que otorga a la policía mayores prerrogativas para contrarrestar los disturbios en las manifestaciones, en un contexto de crisis por las protestas de los "chalecos amarillos", empañadas en ocasiones por actos violentos.
El proyecto de ley, que fue adoptado en el Parlamento en marzo pese a que algunas asociaciones la consideran liberticida, fue firmada por el mandatario francés y publicada este jueves en el diario oficial.
El ministro del Interior, Christophe Castaner, aplaudió la promulgación de esta ley que "protege a los franceses frente a la inseguridad y a la violencia", según escribió en su cuenta en Twitter.
El Consejo Constitucional francés, el máximo órgano de consulta sobre la constitucionalidad de las leyes francesas, censuró a inicios de mes una de las medidas más emblemáticas de esta ley, que preveía prohibir de forma preventiva la participación en manifestaciones a personas consideradas peligrosas.
“Liberticida”
Inspirada de la ley de prohibición de estadio, este artículo fue tachado de liberticida por asociaciones y miembros de la oposición, que consideraban que violaba el derecho a la libre expresión y de reunión, protegidos por la Constitución.
Pero el Consejo Constitucional sí validó otro dos artículos controvertidos de esta ley: el artículo 2 que autoriza a las autoridades registrar bolsos y vehículos en las manifestaciones y en las zonas aledañas; y el artículo 6 que tipifica como delito el ocultarse el rostro durante protestas, y que puede ser castigado con un año de prisión y una multa de 15.000 euros (17.000 dólares).
Las protestas de los "chalecos amarillos", que manifiestan desde hace cinco meses contra la política social y fiscal del gobierno, se han convertido en el mayor desafío de la presidencia de Macron, un centrista que llegó al poder e 2017 con una ambiciosa agenda reformista.
Varias de las manifestaciones de este colectivo que sale a las calles todos los sábados desde el pasado 17 de noviembre se han visto empañadas por actos violentos, incluyendo saqueos de comercios y quema de vehículos.
Para intentar salir de esta crisis, el presidente convocó en enero un gran debate nacional, una serie de encuentros abiertos en todo el país en el que los franceses pudieron exponer públicamente sus quejas y hacer propuestas.
Se espera que Macron se dirija a la nación en los próximos días para hacer un balance de esta iniciativa inédita de dos meses y formular medidas concretas para apaciguar la cólera social.
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Gobierno francés estudia recortes fiscales para atajar crisis de “chalecos amarillos”
París, Francia | AFP | por María Elena BUCHELI
Francia debe llevar a cabo recortes fiscales audaces, urgió el primer ministro francés Edouard Philippe, quien presentó este lunes los resultados de una consulta nacional inédita de dos meses destinada a atajar la crisis de los "chalecos amarillos".
"Hay una inmensa exasperación fiscal" entre los franceses, afirmó Edouard Philippe en un discurso retransmitido por televisión, en el que detalló las principales preocupaciones de los 1,5 millones de franceses que participaron en esta consulta nacional a través de internet o reuniones locales.
"Los debates nos indicaron claramente qué camino seguir: debemos bajar los impuestos y bajarlos más rápido", señaló, sin sorpresas, el primer ministro francés, quien no reveló ninguna medida concreta.
Fue justamente la subida de las tasas sobre el carburante que desencadenó la revuelta de los "chalecos amarillos", un movimiento popular que nació en las redes sociales a mediados de noviembre.
Desde entonces, miles de franceses, identificables por sus chalecos fluorescentes, salen cada sábado a protestar en las calles para reclamar una mejora del poder adquisitivo y expresar el hartazgo de las clases populares.
No obstante, a medida que pasan las semanas, este movimiento, que se ha visto salpicado por actos violentos, registra una caída de participación. El sábado pasado, el 21º consecutivo de protestas, 22.000 personas manifestaron en Francia, frente a 282.000 el 17 de noviembre, en su primer día de movilización.
‘Necesidad radical de un cambio’
Este debate, convocado en enero por el presidente Emmanuel Macron para buscar una salida a la peor crisis de su gobierno, dio lugar a 2 millones de contribuciones en línea y más de 10.000 encuentros locales en los que los franceses expusieron sus principales inquietudes y reivindicaciones.
El centrista de 41 años llegó al poder en mayo de 2017 con una agenda proempresarial y ha centrado sus recortes de impuestos hasta ahora en las empresas y en los trabajadores de altos ingresos en un intento de aumentar la inversión y reducir el desempleo.
Francia figura entre los países donde se pagan más impuestos en el mundo, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), con sede en París.
Además de la reducción de impuestos, Philippe dijo que los franceses quieren sentirme más implicados en la gestión del país y en la lucha contra el cambio climático.
"Hemos llegado a un punto en el que dudar sería peor que cometer un error, sería una falta", declaró Philippe. "La necesidad de cambio es tan radical que cualquier conservadurismo, cualquier timidez sería imperdonable", agregó.
Miembros de oficina del primer ministro han subrayado las dificultades de escuchar a un país altamente polarizado que parecía estar al borde de una insurrección a mediados de diciembre.
"Hay algunas cosas que saltan a la vista, pero la realidad es que hay grandes disparidades de opinión en la mayoría de los temas", dijo una miembro del círculo del primer ministro a AFP.
Tras este primer balance a manos de Philippe, será Emmanuel Macron el encargado de presentar a mediados de mes las primeras medidas tras una gira de 80 días en todo el país y más de 100 horas de discursos durante reuniones locales.
Luego podría ir enumerando sus decisiones hasta el verano (boreal), incluso en plenas elecciones europeas del 26 de mayo.
No obstante, el mandatario galo tendrá que superar el escepticismo de la opinión pública. Según una encuesta publicada el jueves, el 68% de los franceses estima que sus opiniones no serán tomadas en cuenta y 79% piensa que el gran debate no resolverá la actual crisis política y social que sacude Francia.