Bióloga, amante de la naturaleza, Julia Pineda es una estudiosa de las plantas medicinales alimenticias y este taller de fernet artesanal, según explica a La Nación del Finde, surge como una alternativa para elaborar una bebida amarga con sabor local que usualmente se consume en invierno.
“Los participantes van a hacer su fernet desde cero, es decir, van a aprender a seleccionar las hierbas, a hacer la tintura base, a darle el carácter con los sabores que quieran los participantes. Vamos a trabajar en equipo y preparar varios sabores”, cuenta.
“En realidad este taller tiene dos partes”, agrega. “Esta es la parte uno y de aquí en un mes, cuando las preparaciones estén listas, nos volvemos a reunir para degustar lo que hicieron los participantes. También vamos a poder preparar de nuevo por si algún sabor no nos haya gustado o quisiéramos mejorarlo o repetir alguna receta que salió muy bien. El de mañana, entonces, será como un primer acercamiento”, explica.
OTRAS CLASES
Este será también el primero de una serie de talleres similares que dirigirá Julia. “En este caso hacemos de hierbas, el siguiente queremos hacer de frutas cítricas, aprovechando la estación, y, por último, un elixir de flores con el que terminaríamos el ciclo de bebidas invernales”, detalla. “Para más adelante, cuando llegue la temporada primera-verano, surgirán otras propuestas”, adelanta.
Los talleres tendrán como punto de encuentro el espacio de Cogliolo Arte, en Areguá, un conocido centro de referencia de las expresiones artísticas y culturales de la Ciudad del Lago. Los que estén interesados en participar pueden obtener más información en el (0986) 745-477.
EL PODER DE LOS “AMAROS”
Los brebajes amargos, conocidos también en otras culturas como “amaro” o “bitter”, son bebidas que se toman antes o después de las comidas. Y es que tienen el poder de proteger el sistema digestivo a través del carácter que le otorgan la tierra donde crecen las hierbas y las manos que intencionan elaboración de la bebida. El fernet y el jager son una referencia; sin embargo, se sabe que en pequeños pueblos europeos muchas familias guardan secretamente sus recetas.
Julia cuenta que desde la antigüedad se preparaba al cuerpo con plantas medicinales para recibir alimentos, ya sea con infusiones o mezclas de vino con infusiones de hierbas para mejorar la digestión. Esta práctica fue evolucionando hasta desarrollar brebajes amargos cuyos sabores se desvanecen una vez servido el plato.