Y no, no es solo fútbol. El fin de semana vivido en Asunción, Paraguay, en el marco de la final de la Copa Sudamericana disputada en La Nueva Olla entre los equipos de Racing de Argentina y Cruzeiro de Brasil quedará en la historia y en la memoria de quienes la vivimos.
Los días previos a la gran final fueron una fiesta y continuaron así tras la consagración del combinado argentino, cuyos seguidores cortaron una racha de 36 años sin títulos en la madre de ciudades, que los acogió como a sus propios hijos.
Tanto fue así que las redes sociales se empezaron a llenar de mensajes de gratitud y de elogios hacia el don de gente de los paraguayos, que desde donde le tocaba estar le tendía una mano al hermano extranjero, argentino y brasileño, dejando de lado cualquier mezquindad.
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Esta muestra del ser paraguayo caló hondo, sobre todo en los hinchas de Racing, cuyo club dedicó un hermoso poema al Paraguay y lo reproducimos a continuación:
“La pantalla está a metros de la esquina de Senador Long y Teniente Vera. El escudo de Racing brilla en el centro. El mensaje: “Por siempre tu casa. Felicidades”. Asunción es así: una patria que hizo propia la alegría de la multitud que colmó sus calles. Amanece el domingo y el sol va saliendo detrás de la costanera”
“Merecido, campeones. Gracias a ustedes por recibirnos. Desde un balcón, desde la puerta de una casa, desde alguna esquina, desde cualquier local de cualquier shopping”
“Tendría que haber en nuestro lenguaje palabras que tengan voz”, escribió el paraguayo Augusto Roa Bastos. Nicolás y Sara se enamoran al primer cruce de miradas. Él viajó desde Buenos Aires; ella caminaba como siempre cerca del Palacio de López. Quizás, algún día tengan un hijo y le pongan Roger.
“El flechazo de un club con un país. Gustavo Costas es profeta ahí también. Lo adoran. La pretemporada de mitad de año fue el puntapié del destino. Por eso los empleados del predio se acercan al hotel a saludar y a tomar mate con los jugadores desde el miércoles. Se suman a la familia. Se llaman por sus nombres. Se sienten parte de la ilusión. Se vuelven Racing y el mundo se ensancha”.
“El calor domina la previa. Es agobiante. Los vecinos abren sus casas y prestan sus mangueras, sus baños, sus hielos, sus ventiladores. Una chica precisa comida para celíacos. Dos señoras la escuchan, le cocinan, no le cobran y le sonríen. No es un tema de compasión: la amabilidad no es mercancía”.
“Eduardo recibe a cinco hinchas en su casa. Los lleva, los trae, va a la cancha con ellos. Y les manda un video al día siguiente: “¿Qué me hicieron que no puedo parar de escuchar al Pepo?”. Después, la vida es fiesta: los nenes saludan desde los balcones y los grandes le piden fotos a cualquiera para inmortalizar la visita. Juan está por cruzar la frontera para volver. No es el mismo que a la ida. Regresa con el sueño cumplido. Antes, levanta su mano derecha, se besa la palma y sopla hacia la tierra colorada que se empieza a alejar”.
“Cinco palabras que de repente tienen voz: ‘Te voy a extrañar, Asunción’”.
No hay dudas de que Paraguay es un país amable y su mejor capital es su gente, que salió a las calles a tender una mano, pero también es importante destacar el comportamiento de los visitantes, que respetaron las tradiciones y valoraron el recibimiento. ¡Fue una fiesta de hermandad y camaradería!
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