Los circuitos cerebrales de dolor físico y emocional se superponen y es cierto eso de que nos bajan las defensas cuando estamos atravesando un momento de tristeza o bajón en nuestras vidas.

Cuando lidiamos con bajones emocionales nos sentimos decaí-das, sin ganas de nada, el mundo se pone gris y hasta se experimenta una sensación en el pecho que nos hace suspirar a cada rato. Podrán decir que es “algo mental”, pero varios estudios afirman que los desajustes emocionales impactan en nuestra tensión arterial y también afectan a otras partes del cuerpo.

Una investigación realizada por la Universidad Politécnica de Valencia, España, confirmó que nuestro sis-tema inmune se ve perjudicado con la tristeza y, en consecuencia, se corre más riesgos de padecer enfermedades, especialmente del tipo inflamatorio. ¿Por qué? Esto se debe a que los circuitos cerebrales de dolor físico y emocional se superponen en las áreas afectivas del dolor y la percepción somática, generando un impacto negativo en todo el cuerpo.

Si te pasó alguna vez de perder el apetito y hasta la sed cuando te sentías triste no es casualidad. Un informe de la Consejería de Salud de La Rioja, España, confirmó que esta emoción altera nuestro apetito, en algunos casos se da la inapetencia y en otros, la ingesta en exceso, especialmente de comidas chatarra. En ambos casos nuestra salud se ve perjudicada ya que la falta de nutrientes puede derivar en mareos y problemas mayores, así como la mala alimentación en aumento de peso, colesterol, hipertensión, entre otras afecciones.

AUMENTO DE CORTISOL

Pensar y repensar aquello que nos pone mal aumenta los niveles de cortisol; es como revivir todo el tiempo aquello que nos desencadenó la tristeza.

Cuando esta hormona de estrés aumenta en exceso impacta en nuestros niveles de azúcar en sangre, la presión arterial y la calidad del sueño. Según un estudio de la Universidad de Caldas, Colombia, esto deriva directamente en cardiopatías.Otra función importantísima que se ve alterada es la producción de serotonina, y no solo de manera momentánea, también influye a mediano y largo plazo. Por eso es que muchos especia-listas recetan antidepresivos a personas que están atravesando por momentos difíciles.

La tristeza es algo que a todos nos tocará enfrentar alguna vez. Hay que entender que es un proceso que debemos atravesar, ser conscientes de cómo nuestro cuerpo se ve afectado y tratar de realizar actividades que nos ayuden. Aun-que parezca que no hay, sí existen ciertas cosas que podemos hacer para mejorar este estado anímico.

Varias investigaciones coinciden en que cuando nuestro sistema inmune se ve perjudicado por la tristeza se corre más riesgos de padecer enfermedades, especialmente del tipo inflamatorio.

CÓMO ENFRENTAR ESTA SITUACIÓN

LLORAR HACE BIEN

Cliché o no, aquella frase que dice: “si querés llo-rar, llorá” es real. Muchas personas tienen la cos-tumbre de contener las lágrimas por creer que es un acto de debilidad, pero lo cierto es que tiene una función importante. Las emociones negativas hacen que nuestro cerebro se contraiga y la única manera de que libere este estrés rápido es llorando. Cuando lo hace-mos nuestro cuerpo libera endorfina, hormona que ayuda a que nos relajemos y sintamos alivio.

MOVER EL CUERPO

Otro modo de contrarrestar la tristeza es realizando actividades que te gusten, no vas a tener ganas, pero salí, obligate a hacer eso que te gusta, ya sea ejercicio, baile, o simplemente caminar y escuchar música, cuando nos movemos nuestro cuerpo genera reacciones químicas que nos favorecen.

HABLAR CON UN SER QUERIDO

Ver y/o hablar con tus amistades cercanas, familiares también te ayudará a liberarte de todo aquello que pesa, es cuestión de tener paciencia y no encerrarse, no tenemos dominio de lo que sentimos, pero sí sobre nuestras acciones. Debemos aprender a ayudarnos a nosotras mismas para sentirnos lo mejor posible siempre.

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