Paulo César López, paulo.lopez@nacionmedia.com - Fotos: AFP/gentileza

El Instituto Nacional de Estadística (INE) divulgó recientemente los primeros resultados finales del IV Censo Nacional Indígena 2022. Entre los datos más resaltantes cabe destacar que se ha registrado un crecimiento de la población indígena en el Paraguay, así como también un mejoramiento en el acceso a servicios básicos. Responsables del censo subrayan que hubo un aumento de la cobertura gracias a una metodología participativa que implicó que la totalidad de los censistas sean de las propias comunidades.

De acuerdo a los primeros resultados procesados, en el Paraguay existen actualmente 140.039 indígenas pertenecientes a cinco grupos lingüísticos distribuidos en 19 pueblos, de los cuales 137.537 personas viven en comunidades ubicadas en 14 departamentos y en la capital del país, Asunción. Así también, hay 2.502 indígenas que fueron captados por el operativo Censo Nacional a través de la pregunta de tenencia del carnet indígena. Esto representa un crecimiento de 1,8 % respecto a los 117.150 censados en 2012.

Los pueblos de mayor población en la región Oriental son los mbyá-guaraní, con 28.123 personas censadas; avá-guaraní, con 22.694 censados, seguido por los paî tavyterã, con 17.706 censados. En la región Occidental, se verificó que el pueblo con mayor población es el nivaclé, con 18.280 censados, seguido por los enlhet, que totalizan 9.874 personas. Los de menor población son el pueblo tomárãho, con 213 censados, seguido por los guaná, con un total de 556 personas censadas.

En términos relativos, la población indígena según familia lingüística está distribuida de la siguiente forma: 55,6 % guaraní; 23,1 % maskoy; 15, 2 % mataco-mataguayo; 3,6 % zamuco; 1,6 % guaicurú; 0,9 población no indígena que vive en las comunidades. En cuanto a la distribución por sexo, se verificó que existe una ligera mayoría de población masculina, 51 %, frente a la población femenina, 49 %. Respecto a los grupos etarios, un 57, 8 % tiene entre 15 a 64 años, un 38, 4 % tiene 0 a 14 años y un 3,7 %, 65 años y más.

Con relación a la distribución de la población indígena por área de residencia, el departamento donde hay mayor cantidad de población indígena es Presidente Hayes, con 29.837 personas; seguido del departamento de Boquerón, con 20.801 personas. En la región Oriental, los departamentos con mayor densidad poblacional son Canindeyú, con 16.294 censados, y Amambay, con 12.416 personas censadas.

ESCOLARIZACIÓN

Los datos del censo en lo relativo a acceso a la educación indican que el promedio de años de estudio de la población indígena de 15 años y más es de 4,3 años en total. Las personas radicadas en áreas urbanas tienen un promedio ligeramente superior, de 5,4 años, frente a la población rural, que tiene un promedio de escolaridad de 4,1 años.

En tanto, en el análisis de años de estudio por pueblos se notan marcadas diferencias. Así, los guaraníes occidentales tienen un promedio de 8,2 años de estudio; los achés 7,9; no indígenas 7,2; ybytoso 6,3; guaná 5,9; avá-guaraní 5,5, qom 5,4; nivaclé 5, guaraní ñandéva 4,3; enlhet 3,9; maká 3,9; tomárãho 3,5; toba maskoy/toba enlhet 3,5; sanapaná 3,4; mbyá-guaraní 3,3; enxet sur 3,2; paî tavyterã 3,1; angaité 2,9; ayoreo 2,1 y manjui 1,9.

En lo concerniente al uso de la lengua, se verificó que el primer idioma más hablado de la población indígena de 5 años y más es el guaraní, con el 48 %, mientras que el 42,6 % utiliza su lengua indígena y el restante 9,4 % habla otro idioma o no reportó la lengua que habla.

En lo referente a la vivienda, la medición registró un aumento importante en la cantidad de viviendas con 39.134 respecto a las 28.926 contabilizadas en 2012, habiéndose registrado de esta manera un aumento de 10.208 viviendas. De estas, el 63,6 % corresponde a la tipología rancho, 31,4 % casa, 4,6 % improvisada y 0,4 % galpón.

En cuanto a la cobertura de los servicios básicos, 66,7 % tiene acceso a energía eléctrica, el 25,3 % tiene agua potable, 6,4 % servicio de recolección de basura y 10 % baño moderno con pozo ciego.

EL OPERATIVO CENSAL

La antropóloga y comunicadora Nélida Otazú, coordinadora del operativo censal e integrante del equipo de elaboración del censo, conversó con La Nación/Nación Media respecto al proceso destacando la alta cobertura y fiabilidad de la encuesta debido a la metodología participativa y el respeto a los códigos culturales indígenas al momento de realizar las encuestas.

–¿Cuáles son algunos de los elementos más relevantes a destacar del último censo indígena?

–Lo que en primer lugar podemos destacar es que se ha hecho un buen censo en el sentido de la participación y también se ha mejorado la cobertura. Se ha llegado al 99,5 % de las comunidades. Entre los hallazgos muy importantes podemos ver un crecimiento de la población indígena, que de 117.150 personas registradas en 2012, ahora tenemos 140.039 indígenas que viven en el territorio paraguayo. De eso podemos decir que en 14 departamentos hay comunidades indígenas. Sabemos que hay indígenas en todo el país si hablamos de personas individuales, pero comunidades hay en 14 departamentos. Hemos encontrado también una mejora en el acceso a las casas. Nosotros tenemos un ranking de vivienda, que es casa, rancho e improvisada. Y ha crecido la casa. Con eso también se puede notar que los indígenas acceden a esta ayuda que viene del Estado paraguayo para la construcción de casas en la comunidad y que las familias indígenas han mejorado en cuanto a materialidad de la vivienda.

–¿Cuál es la situación en cuanto a acceso a servicios básicos?

–Haciendo una comparación con el 2012, mejoró también el acceso a la energía eléctrica (66,7 %), a agua potable y acceso a tecnología como celulares con un 54, 5 % de los censados que tienen un celular. En ese sentido notamos que bajó un poco el acceso a uso de radio (34,2 %) y subió un poquitito lo del celular, ya que el celular es un aparato más completo. En el acceso a la tecnología, que en el censo consideramos como bienes de confort, de 35 % subió a 61 %. Esa gran diferencia también se debe al acceso a la energía eléctrica. Notamos que hay una población que crece a pesar del despojo territorial, el abandono en las comunidades por varias razones, que vemos que en algunos casos ha empeorado. Es muy importante también que las comunidades están ahora georreferenciadas. Tenemos la ubicación de todas las comunidades y también eso se puede encontrar con esta tecnología que ha incorporado la estadística en el geoportal. La novedad en este censo es que nosotros hemos pensado en indígenas que viven en contexto urbano e individualidades que han dejado su casa por razones de trabajo o estudio, que hemos podido captar a través del cuestionario del censo indígena. Por esas razones también podemos decir que hemos mejorado nuestra cobertura, que hemos llegado a más indígenas en este censo con una metodología participativa.

CENSISTAS Y SUPERVISORES

–¿Hubo participación de las comunidades en la colecta de datos?

–Sí, nosotros hemos empezado con la consulta previa, libre e informada a las organizaciones indígenas. Después nos dieron su apoyo para que hagamos la socialización en las comunidades indígenas. Hemos llegado al 100 % de las comunidades indígenas con nuestra socialización, donde hemos informado sobre el censo indígena y también donde les hemos solicitado que ellos mismos elijan a sus censistas y sus supervisores. El 100 % de los censistas y supervisores fueron indígenas de sus comunidades. Ese fue el requisito que pusieron los líderes comunitarios y lideresas, que el censista sea de la comunidad, que sepa hablar su lengua, que sepa hablar el castellano, que sepa leer y escribir. Y eso nosotros hemos respetado y eso también dio la garantía de que este censo se haga bien porque ellos conocen su idioma, conocen su comunidad y no se les ha escapado ni una casa porque se conocen todos. Esa fue la gran ventaja del censo indígena porque un miembro de una comunidad conoce a su gente. En nuestra estructura superior de campo 98 % fue indígena. Solamente en tres departamentos tuvimos responsables departamentales paraguayos. Después todos fueron indígenas de diferentes pueblos.

–¿Cuál fue el criterio para diferenciar a los indígenas de la población considerada paraguaya o no indígena?

–Nosotros hemos hecho un censo diferenciado en el marco del Censo Nacional. El Censo Indígena tuvo su propio cuestionario, un cuestionario general y comunitario. El criterio de recolección de datos dentro de ese censo diferenciado fue la autodeterminación. Ellos mismos dicen “yo soy indígena, yo soy de tal pueblo”. Y eso es lo que se registra. Y el otro es la lengua hablada y la ubicación geográfica, que fueron también otros criterios. Nosotros recogemos los cuestionarios y ahí encontramos que dice “yo hablo mbyá”. Supongamos que no puso qué pueblo es. Entonces ahí a nosotros nos sirvió eso como un modo de recuperación a qué pueblo pertenece, la pertenencia étnica.

–¿Y en cuanto a acceso a salud y educación?

–Sobre salud y educación nosotros estamos todavía en procesamiento. Aún no tenemos. Porque este resultado que presentamos son nuestros primeros resultados finales. Ahora vamos a estar procesando fecundidad, discapacidad, salud y educación. En cuanto a educación formal encontramos que el que llega a un nivel más alto en cuanto a años de estudio son los guaraníes occidentales, seguidos por los achés, y los de menos años de educación formal son los ayoreos y los manjui.

–¿Algún comentario final que desee realizar?

–Va a ser muy interesante cuando tengamos los resultados del censo comunitario. Es un cuestionario especial que hemos preparado y hemos hecho las consultas a los líderes. Ahí va a salir con mayor precisión el acceso a la tierra, si ellos alquilan su tierra, si se invade su tierra, cómo está su recurso de la tierra y también si siguen practicando sus ritos, si siguen practicando la curación, si siguen haciendo artesanía. Todo eso vamos a ir teniendo el próximo año en otras publicaciones. Y destacamos también en este censo la participación indígena. La participación indígena nos ayudó muchísimo a hacer bien este trabajo porque se ha hecho un gran trabajo. Se formó un gran equipo, más de 1.000 censistas y unos 800 supervisores que trabajaron directamente. Y unos 50 responsables zonales y 13 responsables departamentales que trabajaron con nosotros. Y eso para mí es muy importante. Fue una experiencia muy buena trabajar con los indígenas y respetar su cultura. Y cuando hay respeto hacia el otro, eso siempre es importante en un trabajo tan grande como es la recolección de datos.

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