POR ESTEBAN AGUIRRE - @PANZOLOMEO

“The Beatles: Get Back” es una serie documental dirigida por Peter Jackson, mejor conocido por dirigir la trilogía “El señor de los anillos” y la trilogía “El hobbit”. La larga serie de cuatro partes cubre la realización del innovador álbum de 1970 de los Beatles llamado “Let it Be”, que originalmente se suponía que se lanzaría con el título “Get Back”. Protagonizada por los miembros de la banda, John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr, The Beatles: Get Back utiliza el material capturado previamente para el documental de 1970 de Michael Lindsay-Hogg sobre el álbum. El primer episodio de la serie tiene una duración de 2 horas y 36 minutos.

A la mitad del primer episodio del documental, mientras tratan de encontrar significado al universo a medida que bajan las líricas de “I’ve got a feeling”, John Lennon dice: “Todos la tuvieron dura”, no solo imaginando, o tal vez empatizando con el mal año y lo mal que la tenía el resto del mundo, y paulatinamente fue yendo peor, sino tambien casi soñando con volver a los días en donde hacer temas con aquella banda que alguna vez fue llamada “The Quarrymen”, un pequeño gran viaje dentro del universo de los fantásticos 4.

Este experimento de columna, digo experimento, ya que es la primera vez que intento contar una historia en 3 partes, o en este caso 3 partes de una historia. Este anhelado documental se parte en 3 y, siguiendo este hábito de consumo episódico con el cual consumimos el contenido que llega a nuestras vidas una plataforma de contenido a la vez, seguiré la misma lógica. Quemando cinta una columna por cada episodio de dos horas y monedas que representa (hasta ahora) esta historia de cómo los “The Beatles” (como decía una tía abuela), luego de decidir no tocar en vivo en 4 años, deciden desafiarse a crear no solo un álbum, sino una experiencia en vivo y transmitida en vivo mientras vuelven a grabar dicho álbum, con la excepción de que este será en vivo.

Vi el primer capítulo antes de acostarme y me levanté convirtiendo el desayuno en una serenata de videos de Youtube de Ringo para mi hijo, que hace poco felizmente decidió con vehemencia y dedicación que la batería será el instrumento que lo acompañará en este tramo de su jornada y, tal vez, con suerte, el resto del viaje.

“¡¡Rusia!!, ¡Rusia se tiene que llamar!” era el pingoneo de la conversación. Andamos tratando de encontrar el nombre de su aún inexistente banda y cuando vimos el momento en que Mal, el stage manager de los Beatles se refiere a Ringo por “su nombre código” Rusia, el cual era tan secreto que ni siquiera John estaba al tanto, dijimos “¡Zas!, ese es el nombre de la banda”.

Y si bien parece una anécdota aleatoria la que representa mi mejor desayuno de la semana, en realidad es todo lo opuesto. Esas pequeñas anécdotas rodeadas de tanto legado musical es la base humana de por qué fueron lo que fueron y dejaron la vara tan alta que la música quedó con una brújula buscando su norte, al mismo tiempo de humanizar mucho el proceso creativo, ya que las imágenes del documental muestran imágenes tan honestas que por un segundo sentís una conexión con la banda desde un lugar de entendimiento en lugar de fanatismo. Esa sensación de “Mira un poco, a ellos también les costaba igual que al resto, che”.

Y sin ganas de terminar abruptamente, pero haciéndolo a la vez, en este momento, bajo mi teclado, preparo mi pinta favorita y me siento a ver el episodio 2 de 3 de los… “The Beatles”.

Nos vemos la semana que viene.


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