• Por Luis Irala
  • Nación Media

En 60 segundos ilu­minados, Olimpia liquidó a Guaraní en la segunda etapa, tras estar en desventaja en la primera frac­ción. Ganó el Decano por 2 a 1.

En el capítulo inicial hubo una gran diferencia entre uno y otro equipo. Guaraní fue un onceno, bien trabajado, ordenado y con un repertorio variado de jugadas de labora­torio. Olimpia jugó a los pon­chazos y dio la impresión de que solo por causalidad podía llegar al gol, como sucedió en una ocasión en la que el balón fue dos veces al palo del arquero Gaspar Servio.

De entrada se vio la gran dis­paridad táctica en el parado de los equipos. Por lo visto que Francisco Arce estudió bien a su rival de turno, teniendo a mal traer al sistema defensivo decano con pelotazos cruzados. El gol para Guaraní se veía venir y se produjo sobre los 25 minutos. La jugada se inició en un pase largo para Alcaraz que se escapó por la izquierda, pase al medio que Leguizamón remata al palo y del rebote Mathías Martínez convierte el gol del Legenda­rio. Olimpia siguió desconec­tado y la etapa se fue con ven­taja aborigen.

En la complementaria, Palermo hace ingresar a Der­lis González y Carlos Arrúa buscando mejor el fútbol del medio para arriba y vaya si acertó en los cambios. En un ráfaga de inspiración, primero Derlis convierte el empate y un minuto después, Arrúa anota el segundo del Decano, que en cuestión de un abrir y cerrar de ojos, paso de perde­dor a ganador.

Los goles agrandaron al Decano y empezó otro par­tido, donde los olimpistas estuvieron más cerca del ter­cero que el Aurinegro de la igualdad. Así tras un desas­troso primer tiempo, Olimpia gracias a la categoría indivi­dual y a un carácter a prueba de balas, venció a un Guaraní débil mentalmente.


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