Miguel Almirón sigue inspirado y letal en Inglaterra. El domingo nomás anotó su sép­timo gol en la Premier League. Saltan rumores que Manches­ter United, Atlético de Madrid y Arsenal quieren ficharlo al finalizar su contrato en el 2024 con Newcastle.

El famoso ex goleador espa­ñol Daniel Güiza (42 años), quien fue compañero de “Miggy” en Cerro Porteño, destacó el gran momento del paraguayo y en la liga más importante de Europa.

“Estoy muy orgulloso de él, sabía que iba a llegar. Era de los jóvenes que querían aprender. Es un chico al que no se le ha subido la fama. Ojalá algún día, él pueda vestir la camiseta del Real Madrid”, destacó El Gitano, a “Versus radio” por Universo 970 AM/Nación Media.

Daniel Güiza, ex jugador de Cerro Porteño y compañero de Miguel Almirón.FOTO:ARCHIVO

Es hasta ahora el último “Pichi” español, goleador de la Liga 2007 con 27 goles sin haber pateado ningún penal. Campeón de la Euro­copa 2008 con su selección, también se coronó con Cerro Porteño del torneo Clausura 2013 y el Apertura 2015, bajo la dirección técnica de Fran­cisco Arce.

Sobre Almirón, dijo más: “Es un chico muy comprometido, sabía que iba a llegar a lo que hoy es”.

UN CERRISTA

Güiza dijo que ve algunos par­tidos de Cerro y que su amor por el club “siempre estará ahí. Por la enfermedad de mi papá, no pude continuar”, recordó con añoranza. Ama a la afición azulgrana y comentó su deseo de volver al club, aunque no especificó la función.

“EL LOCO” JEAN

“Dani” destacó que Jean Fernandes es un gran arquero y en broma calificó que “está loco”, por todo lo que hace, incluso lleva dos penales errados, aunque como atajador se ha desta­cado bastante.

Recordó que “Chiqui” Arce lo quiso llevar al Olimpia, pero no quiso pasar al tradi­cional rival, allá por el 2015. Entre otras anécdotas joco­sas que vivió en su paso por el club, recordó que su com­pañero Danilo Ortiz le sacó la madera del colchón en su pri­mera concentración juntos y cayó al suelo. También men­cionó a los mellizos Óscar y Ángel Romero, sobre quienes refirió que cuando agarraban la pelota “había peligro per­manente”.

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