Despertarse antes de que la alarma suene puede resultar frustrante y ser el resultado de una serie de factores como el estrés, los cambios en el ritmo circadiano y más. Sepa qué acciones tomar para cuidar las horas de sueño y garantizar un buen descanso.
Resulta sorprendente cómo impactan las tensiones y preocupaciones en el descanso diario. Desde los comportamientos previos a ir a la cama hasta factores ambientales como la temperatura, todo puede influir en la hora de despertar y hacer que esto ocurra antes de que suene la alarma.
Según estudios de la organización estadounidense Clínica Mayo, el insomnio puede causar dificultad para conciliar el sueño o mantenerlo, por lo que también puede ocasionar un despertar demasiado temprano y la imposibilidad de volver a conciliar el sueño. También, la apnea obstructiva del sueño podría ser la culpable de despertarse antes de lo deseado. Se trata de un trastorno respiratorio que interrumpe la respiración durante la noche.
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La ansiedad y el estrés, que afectan el sueño, también pueden provocar levantarse temprano. Llegar sobrecargado del día y con la ansiedad anticipatoria de lo que ocurrirá al otro día, no se puede lograr un sueño en tiempo y forma. Los medios electrónicos, la luz artificial son otros aspectos que alteran el ciclo normal del sueño.
Otros factores como la luz, el sonido, la temperatura (incluso el colchón) pueden contribuir a un despertar previo a la alarma. Practicar buenos hábitos de higiene del sueño puede ayudar a combatir este problema bastante molesto. Resulta fundamental crear un ambiente ideal para poder conciliar el sueño y tener una rutina establecida para atenuar las luces, apagar los medios electrónicos y cenar a fin de contribuir a lograr un buen descanso.
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Regar las plantas una vez a la semana, ¿es suficiente?
Regar las plantas una vez por semana, siempre en el mismo día y a la misma hora, puede parecer una rutina inocente e incluso responsable. Sin embargo, este hábito tan extendido es, según los expertos, uno de los errores más frecuentes y dañinos en el cuidado doméstico de las plantas. Lo que muchas personas consideran una pauta estable, en realidad puede estar perjudicando gravemente a sus macetas sin que se den cuenta.
Así lo advierte Álvaro Pedrera, creador de contenido especializado en jardinería y conocido en redes sociales como @ypikue. En uno de sus vídeos más recientes, Pedrera alerta de que regar “por sistema” puede provocar síntomas visibles como hojas amarillas o raíces podridas, especialmente en cambios de estación o tras trasplantes.
Según explica este divulgador, uno de los principales problemas es aplicar un mismo criterio de riego a todas las plantas por igual. La necesidad de agua varía no solo en función de la especie, sino también de otros factores como: la cantidad de luz que recibe, el tipo de maceta, el sustrato utilizado, la temperatura y humedad ambiente, la época del año.
Por eso, una pauta de riego semanal puede funcionar durante un tiempo y volverse perjudicial en determinadas condiciones, incluso para plantas que parecían sanas.
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El verdadero problema
El error, según Pedrera, está en regar por inercia, sin observar si la planta realmente lo necesita. “Tú vas a tu calendario y piensas: hoy es día de regar. Y lo haces sin más. Ahí empieza el problema”, explica. El exceso de agua, acumulado sin control, puede saturar el sustrato, impedir que las raíces respiren y terminar dañando la planta.
Este tipo de riego automático puede no mostrar consecuencias inmediatas, pero sí en situaciones de estrés, como un cambio de estación, un traslado o un trasplante. Los síntomas suelen llegar más tarde, en forma de hojas decaídas, tonos amarillentos o raíces blandas por pudrición.
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Cuándo toca regar
La recomendación más extendida entre expertos es comprobar el estado del sustrato antes de regar. Introducir un dedo en la tierra para comprobar si está seca o húmeda sigue siendo uno de los métodos más eficaces. Si el sustrato aún conserva humedad, conviene esperar unos días más.
También se recomienda observar el comportamiento de la planta: si las hojas pierden firmeza, si la tierra se despega de la maceta o si el peso del tiesto se ha reducido, puede ser momento de hidratarla. Adaptar el riego al tipo de planta y a su entorno es clave para evitar daños innecesarios. Cambiar la mentalidad de “regar porque toca” por “regar cuando lo necesita” puede marcar la diferencia entre una planta que sobrevive y otra que prospera.
Fuente: Europa Press.
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El chocolate con manchas blancas, ¿todavía es comestible?
El chocolate es uno de los alimentos más apreciados por su sabor, su textura cremosa y su aporte de antioxidantes y minerales beneficiosos para el organismo. Sin embargo, cuando permanece almacenado durante mucho tiempo, pueden aparecer en su superficie unas manchas blanquecinas que generan ciertas dudas sobre su estado: ¿se ha estropeado?, ¿es seguro comerlo o debería desecharse inmediatamente?
Según los expertos de Cocoa Supply North America, compañía especializada en producción y distribución de cacao, esta capa blanquecina, conocida como floración, está causada principalmente a dos motivos: la manteca de cacao y el azúcar. Ambos fenómenos se deben a condiciones de almacenamiento inadecuadas, pero cada uno presenta características distintas.
Cuando la capa blanca está causada por la manteca de cacao, se debe generalmente a cambios bruscos de temperatura o un almacenamiento prolongado en condiciones cálidas. En estos casos, la manteca sube a la superficie, formando una capa blanquecina que altera la textura crujiente original. Aunque visualmente puede parecer desagradable, este problema es puramente estético y no afecta al sabor.
Por otro lado, cuando la floración está causada por el azúcar, la humedad entra en contacto con los granos de azúcar de la superficie, disolviéndolos y haciendo que se vuelvan a cristalizar posteriormente. Esto genera una capa granulada y blanquecina en la superficie del chocolate. Al igual que en el caso anterior, no se ve comprometido su sabor, pero sí puede modificar ligeramente la textura.
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¿Es seguro de comer?
Sí, es totalmente seguro. Cocoa Supply aclara que el chocolate con floración de manteca o azúcar no supone ningún riesgo para la salud. Aunque las tabletas pierden atractivo visual y textura, pueden consumirse sin problema alguno. Para prevenir la formación de estas capas antiestéticas, es importante seguir algunas recomendaciones básicas durante el almacenamiento:
Temperatura constante: conservar el chocolate siempre a una temperatura estable entre 15 y 18 grados, evitando fluctuaciones bruscas que puedan alterar su estructura interna.
Reducir la humedad: guardar el chocolate en lugares secos, ya que ambientes con humedad excesiva pueden favorecer la formación de cristales de azúcar en la superficie.
Sellado hermético: conservar siempre el chocolate debidamente cerrado o envuelto, evitando la exposición directa al aire que facilita la absorción de humedad y olores externos.
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¿Qué hacer si ya tiene floración?
Si el chocolate presenta estas manchas blancas y deseas restaurar sus propiedades originales, basta con fundirlo suavemente y realizar nuevamente un templado adecuado. El templado consiste en calentar el chocolate a una temperatura concreta para luego enfriarlo lentamente, permitiendo así que recupere su textura crujiente y brillante.
Este proceso restituye tanto el aspecto como la textura originales, por lo que el chocolate volverá a estar listo para su consumo con las mejores características organolépticas intactas.
Fuente: Europa Press.
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Iniciar la marcha con el motor en frío es una mala idea
El coche es, para muchas personas, un medio de transporte imprescindible para realizar sus desplazamientos diarios, desde acudir al trabajo hasta llevar a los niños al colegio o simplemente salir de compras. Sin embargo, sin saberlo, muchos conductores cometen habitualmente un error aparentemente inofensivo que podría derivar en una avería de motor cuya reparación podría llegar a costar hasta 5.000 euros.
Según explica el taller mecánico @auto.carrascosa en su cuenta de TikTok, arrancar el coche en frío y comenzar inmediatamente la marcha es un error habitual que podría reducir considerablemente la vida útil del motor. La clave del problema está en que, al hacerlo, el motor no cuenta con la lubricación suficiente, aumentando así el riesgo de sufrir daños internos.
Al encender el motor, el aceite aún no ha llegado de manera uniforme a todas las piezas del motor. Si se acelera demasiado rápido en este momento, componentes clave como la piel, el cigüeñal y los pistones comienzan a trabajar sin la protección necesaria, lo que genera fricción. Esta fricción puede causar sobrecalentamiento y, con el tiempo, un desgaste prematuro de las piezas más caras del motor.
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Lo que muchos conductores ignoran es que este tipo de desgaste puede dar lugar a reparaciones costosas. Los daños provocados por la aceleración sin la lubricación adecuada pueden requerir reparaciones que van “desde los 2.000 hasta los 5.000 euros”, explican en el vídeo.
La solución es sorprendentemente sencilla: esperar entre 30 y 40 segundos tras encender el motor antes de empezar a acelerar, permitiendo que el aceite circule correctamente y proteja todas las partes del motor.
Este pequeño cambio en la rutina diaria puede ser clave para evitar daños costosos a largo plazo y mantener el buen funcionamiento del motor por más tiempo. Así que, la próxima vez que arranques el coche, recuerda tomarte unos segundos antes de empezar a acelerar y asegurar la salud de tu motor.
Fuente: Europa Press.
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Los errores más comunes al usar aire acondicionado que disparan la factura
El uso del aire acondicionado se vuelve casi obligatorio en muchos hogares para mantener una temperatura agradable. Sin embargo, su mal uso puede provocar un aumento considerable en el consumo eléctrico y, por tanto, en la factura de la luz, sin que se perciba fácilmente. Conocer y evitar estos errores comunes es fundamental para optimizar el consumo energético y disfrutar del frescor de forma eficiente.
Además de la correcta regulación del aparato, el mantenimiento periódico y la combinación con otros sistemas como ventiladores pueden marcar la diferencia. Controlar estos aspectos ayuda a ahorrar al mismo tiempo que mejora el confort y la salud en el hogar durante los meses más calurosos del año.
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Programar el aire acondicionado a temperaturas muy bajas, como 18 °C, con la idea de enfriar la habitación más rápido es un error común. El equipo tarda el mismo tiempo en bajar la temperatura a un nivel confortable, por ejemplo 24 °C, pero si se establece un nivel más bajo seguirá trabajando innecesariamente para llegar a esa meta, lo que aumenta el consumo eléctrico. De hecho, cada grado adicional de enfriamiento puede incrementar la factura en al menos un 7 %.
Por eso, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recomienda mantener una diferencia de temperatura razonable con el exterior, idealmente unos 8 grados menos para equilibrar comodidad y ahorro. Además, funciones como “Turbo” o “Power cool” permiten un enfriamiento rápido sin bajar la temperatura objetivo permanentemente.
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Limpieza de filtros
El mantenimiento es un factor clave para que el aire acondicionado funcione correctamente. La OCU explica que los filtros sucios dificultan el paso del aire y obligan al compresor a esforzarse más, lo que incrementa el consumo energético entre un 5% y un 15%.
Además, los filtros obstruidos pueden afectar la calidad del aire interior y provocar problemas de salud. Por ello, realizar una limpieza o sustitución periódica, a ser posible antes de la temporada de uso intenso, garantiza un rendimiento óptimo y un ambiente saludable.
Ventiladores
Aunque los ventiladores no enfrían el aire, sí mejoran la sensación térmica al favorecer la evaporación del sudor en la piel. La OCU destaca que utilizarlos junto al aire acondicionado permite aumentar ligeramente la temperatura del termostato, reduciendo así el consumo eléctrico.
En particular, los ventiladores de techo ayudan a distribuir el aire frío de forma homogénea, haciendo que el ambiente se sienta más fresco sin necesidad de enfriar tanto. Además, son mucho más económicos en la compra y en su uso, convirtiéndose en una alternativa eficiente para reducir la dependencia del aire acondicionado.
Fugas de aire caliente
Para optimizar el funcionamiento del aire acondicionado, la OCU subraya la importancia de que puertas y ventanas estén bien selladas para evitar que el aire frío escape y que el calor exterior entre. Las filtraciones aumentan la carga de trabajo del aparato y, por ende, el consumo eléctrico.
Soluciones sencillas, como la instalación de burletes o el uso temporal de toallas para bloquear corrientes, pueden mejorar notablemente la eficiencia. A largo plazo, invertir en el aislamiento térmico de la vivienda es la mejor forma de reducir pérdidas energéticas, y existen ayudas y subvenciones que facilitan estas reformas.
El uso simultáneo de electrodomésticos que generan calor, como hornos, secadoras o planchas, durante el funcionamiento del aire acondicionado provoca que el sistema tenga que trabajar más para mantener la temperatura deseada. La OCU advierte que este esfuerzo extra eleva el consumo eléctrico. Para evitarlo, se recomienda emplear estos aparatos en horarios con menor radiación solar, como durante la noche, o utilizar alternativas más eficientes, como freidoras de aire, que calientan menos la cocina y ayudan a reducir el gasto energético.
Fuente: Europa Press.