Las elecciones de alimentos que se hacen diariamente también pueden afectar la mente. Nuevas investigaciones descubrieron que una variedad de comidas puede ayudar a mejorar el estado de ánimo, la cognición e incluso, reducir los síntomas de depresión y ansiedad.
Por ejemplo, el consumo de chocolate extra amargo está asociado con una mejora en el estado de ánimo, además de una herramienta para combatir la deficiencia de hierro, también vinculada al trastorno. Ingerir un par de cuadritos pequeños de este alimento cada dos días puede resultar sumamente beneficioso para la salud mental, de acuerdo con importantes investigaciones médicas.
Al igual que el chocolate extra amargo, las verduras de hojas verdes son otras de las principales recomendaciones para cuidar de la salud mental. Están repletas de fibra, folato, hierro y otros micronutrientes como la luteína, un antioxidante que se cree puede combatir la depresión y la ansiedad.
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A su vez, consumir té verde puede proporcionar un efecto calmante. Esta bebida tiene antioxidantes poderosos, que reducen los síntomas relacionados con el estrés, la depresión y la ansiedad. Junto con esta bebida, otra de las recomendaciones es introducir a la dieta semillas de chía o lino.
Estas semillas son excelentes fuentes de omega-3, esenciales el desarrollo del cerebro y el cuidado de la salud mental, además de muy versátiles en la gastronomía. Más allá de las recomendaciones, siempre es importante obtener el “visto bueno” de un profesional antes de seguir cualquier plan de alimentación.
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¿Cómo nos afecta el cambio climático?
Por Carolina Vanni
carolina.vanni@nacionmedia.com
Hace tiempo que el clima viene registrando variaciones y no se comporta de manera “habitual”, como dirían los expertos. Algunos sostienen que es un proceso natural del planeta que ya habría pasado por una situación similar, mientras que otros aseguran que esto es producto de la actividad humana.
Lo cierto es que estos cambios van dejando huellas, sean los fenómenos climáticos severos como sus efectos. Mientras las tormentas y raudales causan estragos en el campo y en la ciudad, la sequía pone en jaque a la naturaleza debido a los grandes incendios que arrasan con la flora y fauna de los espacios consumidos.
Sabiendo esto nos preguntamos, ¿cómo nos afecta realmente el cambio climático? El cambio climático afecta de diversas maneras a la población y uno de los sectores más vulnerables es la niñez y adolescencia, así como los adultos mayores.
Por un lado, cuando hace calor se siente mucho más, al igual que cuando hace frío. Es lo que se ve ahora, por ejemplo, en la Argentina, donde las bajas temperaturas causan estragos, mientras que en el Hemisferio Norte, las olas de calor están arrasando. La inversa vivimos en enero y febrero, con las olas de calor que llegaron a temperaturas récords, mientras el norte se llenaba de nieve.
Por otro lado, los fenómenos climáticos como La Niña, (sequía), así como El Niño (inundaciones y lluvias) son cada vez más frecuentes. En cuanto a las precipitaciones, estas ocurren más, pero en menos tiempo, en otras palabras, en un día puede llover lo que debería en un mes.
Sergio Gonzalo, de 17 años, sugiere mitigar los efectos “creando conciencia voluntaria, no como una obligación ni con miedo”. Dice que el cambio climático está asociado con “las nuevas enfermedades que están llegando”.
Los malos hábitos de consumo (la cultura del descarte que genera toneladas de basuras) y la mala utilización de los recursos naturales (el uso indiscriminado de combustible fósil, la deforestación, el cambio del uso del suelo, etc.) nos llevaron al punto que estamos, asegura Sergio Gonzalo.
Para Victoria, de 13 años, si la situación sigue así, llegaremos a no tener aire puro para respirar. Le preocupa la tala indiscriminada de los bosques nativos. Laura Luján y Dara, ambas de 15 años, dicen que los fenómenos de El Niño y La Niña es parte del cambio climático.
“El cambio climático se está acelerando con impactos muy significativos en todos los aspectos y se siente más en los países menos desarrollados”, asegura Julián Báez, director de la Oficina Regional de la Organización Meteorológica Mundial para las Américas, con sede en Asunción.
La crisis climática tiene un efecto directo sobre la salud, la educación, la seguridad alimentaria, la provisión de agua potable y saneamiento. Aunque el aporte de Paraguay en la crisis climática sea ínfima, al ser un país en vías de desarrollo y sin infraestructura adecuada apenas llueve con intensidad las calles quedan inundadas y se genera caos.
“El cambio climático implica una responsabilidad intergeneracional con los niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Esta responsabilidad está consagrada en el preámbulo del Acuerdo de París de la Convención Marco de las Naciones Unidas, ratificado por Paraguay. Teniendo en cuenta esto, los jóvenes deben mantenerse activos y los tomadores de decisión deben instalar espacios reales de participación”, sostuvo Óscar Rodas, director de Cambio Climático y Políticas de WWF-Paraguay.
Incidencia en la salud y la educación
La proliferación de enfermedades causadas por vectores es una muestra de cómo el cambio climático incide en la salud. Cuando tenemos olas de calor, las larvas de los mosquitos aceleran su metabolismo, que, con una lluvia genera el ambiente ideal la infestación, causando epidemias como dengue y Chikunguña.
Las altas temperaturas afectan con los golpes de calor, insolación, deshidratación, diarrea y vómito, indica la doctora Adelaida Portillo. Las alergias por el aire contaminado debido a las quemazones o incendios forestales son efectos adversos, explica el doctor Ricardo Meza, especialista en Alergia e Inmunología Pediátrica del Hospital de Clínicas de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Asunción.
La falta de agua potable afecta directamente a la calidad de vida, sobre todo a las niñas y adolescentes en lo que respecta a la higiene menstrual. No tener acceso al agua potable, ya sea para beber o para una adecuada higiene, es un derecho lesionado.
El otro extremo, el exceso de lluvia trae consecuencias como la búsqueda de lugares secos. En los refugios las condiciones de vida son precarias, proliferando las enfermedades por el hacinamiento.
Seguridad alimentaria amenazada
Paraguay es un país altamente vulnerable al cambio climático y eso pone en riesgo la seguridad alimentaria. “El cambio climático es cuando pasa de ser un clima estable, predecible, donde uno puede cultivar, producir verduras, frutas, soja, ganadería”, explica Julián Báez.
Tanto las sequías con olas de calor, las lluvias con inundaciones y las tormentas significan peligros para la seguridad alimentaria, debido a que la agricultura y la ganadería dependen de las precipitaciones. “Para la producción de alimentos, sean de origen animal o vegetal, se necesita de un clima estable”, indicó Báez
La sequía tiene efecto adverso en la producción de frutas y cultivos en el campos, así como en la provisión de agua potable. En el interior, las comunidades sin servicio se debe recorrer distancias considerables para obtener el líquido vital.
¿Cómo mitigamos?
Forestar, reforestar, la disposición correcta de los residuos, la conciencia en el uso de la energía eléctrica, evitar la impermeabilización del suelo son pequeñas acciones que pueden ayudar a mitigar los efectos del cambio climático, explicó Julián Báez.
No quemar basuras ni botarlas en las calles, cuidar los recursos hídricos, los bosques, y asegurar la sobrevivencia de la fauna, la flora ayudan a crear equilibrio, además de cuidar los humedales, son acciones que deben emprenderse para mitigar los efectos adversos del cambio climático.
Sergio Gonzalo (17) plantea el uso de “fuentes de energía renovable, como la eólica o solar” y la práctica del “reciclado y la reutilización de los objetos biodegradables”. Sofía Aramí, de 13 años, dice que “todo debe partir de uno mismo” para cuidar el medio ambiente y asegura que eso puede generar motivación en otros, como, por ejemplo, el uso racional del agua.
Aunque la mayor responsabilidad para mitigar el calentamiento global está en manos de las autoridades, cada uno puede aportar su grano de arena. Si cada uno aporta, podríamos ser millones quienes estemos contribuyendo a buscar el equilibrio para mantener el mundo habitable.
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Hablar con uno mismo puede ser beneficioso, según especialista
El diálogo interno positivo es una herramienta que puede ayudar a cambiar la manera en cómo nos tratamos a nosotros mismos, en especial cuando un pensamiento negativo se abre camino en la mente, pues esto puede llevarnos girar en espiral.
El diálogo interno positivo se trata de hablar con uno mismo, priorizando un trato con amabilidad y compasión, tal como tratamos a alguien a quien amamos, explica la neuropsicóloga clínica Judy Ho.
A pesar de sus beneficios, el diálogo interno positivo a menudo se confunde con la “positividad tóxica” o la tendencia a rechazar los sentimientos negativos en busca de una vibra de “solo buenas vibraciones”.
El diálogo interno proviene de la psicología positiva que la especialista define como el estudio de lo que hace que los humanos prosperen y operen de la mejor manera.
Se trata de apoyarse en las fortalezas en lugar de enfocarse únicamente en nuestras debilidades y usar nuestras fortalezas para resolver problemas en nuestras vidas.
Whitney Goodman, psicoterapeuta licenciada con sede en Miami, Florida, explica que el diálogo interno positivo no se trata de ser continuamente positivo porque, seamos realistas, eso no es posible ni sería saludable.
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En cambio, Goodman explica que el diálogo interno positivo adopta un enfoque más neutral como una forma de interactuar con tus pensamientos y sentimientos de una manera comprensiva.
La conexión entre la salud mental y la física
No podemos hablar de salud mental sin hablar también de salud física. Los dos están conectados y se impactan entre sí.
“Si algo te sucede físicamente, experimentarás algunos síntomas mentales relacionados con ese cambio. Probablemente crearás una historia sobre lo que te está sucediendo físicamente. Interpretarás los síntomas y signos. Podes desarrollar ciertas emociones sobre los cambios físicos o las experiencias que está teniendo”, señala Goodman para Well+Good.
Es por eso que es común que las personas con enfermedades físicas también desarrollen problemas de salud mental como depresión y ansiedad, ya sea como síntoma o debido al estrés de controlar la enfermedad física.
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Recordar destellos de felicidad de la infancia genera esperanza en los adultos
¿Leíste o escuchaste sobre el “kidulting”? Un pasatiempo que se trata de volver a la diversión de los juegos de la infancia. La psicología de la nostalgia lo estudió y comprobó que ayuda a aumentar la creatividad y mejorar el estado de ánimo.
“En la práctica, jugar con niños es un regreso natural y simple a las actividades infantiles conocidas y placenteras. La familiaridad de la actividad suele ser el telón de fondo perfecto para relajarse”, exploca la psicóloga PhD Carla Marie Manly.
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Y es que la práctica del “kidulting” ganó popularidad durante la pandemia. Presuntamente, la mezcla de aburrimiento y órdenes restrictivas de quedarse en casa llevó a la gente a una madriguera de ocio que los regresó a las actividades de su juventud, ya sea construyendo con Lego, jugando con figuras de acción o deslizándose por calles de barrio en scooters.
Si bien la necesidad de pasar el tiempo de esa manera podría desaparecer, el deseo de las personas de hacerlo no parece estar desapareciendo.
Los expertos postulan que eso se debe a que los juegos infantiles brindan una dosis bienvenida de juegos alegres y una nostalgia conmovedora, ideal para sacarnos de cualquier estancamiento, pandemia o de otro tipo.
1. Evoca nostalgia que se siente positiva y tranquilizadora
En nuestros recuerdos, las experiencias de juego de la infancia, como andar en bicicleta, jugar con camiones, saltar piedras o disfrazarse, “a menudo se llevan a la edad adulta como el epítome de la libertad, la diversión y la alegría”, explica la Dra. Manly.
Y cuando se mira hacia atrás, esos mismos sentimientos cálidos pueden resurgir, reemplazando (por el momento) los sentimientos más apremiantes de estrés provocados por las responsabilidades de la vida adulta. “Kidulting nos da la oportunidad de regresar, aunque solo sea por unos momentos u horas, a tiempos más simples que nos traían alegría”, resalta.
La investigación ha demostrado que pensar en cierta parte de un recuerdo, por ejemplo, la bicicleta que montaste en tu niñez, puede activar partes del cerebro vinculadas a un evento completo.
La experiencia puede conducir a una nostalgia alegre, reviviendo esos episodios detallados de buenos recuerdos. “Incluso si hubo momentos difíciles en su infancia, tal vez incluso trauma o negligencia, recordar los destellos de felicidad puede generar esperanza en usted como adulto”, agrega la psicóloga clínica Trish Phillips.
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Ese sentimiento de esperanza tiende a venir junto con una fuerte dosis de conexión social y pertenencia también. “Los recuerdos nostálgicos nos recuerdan a aquellos que amamos y que nos han amado, lo que fortalece nuestra sensación de que no estamos solos en esto”, explicó la psicóloga Krystine I. Batcho a Well+Good. Es por esa razón que bromear con amigos y experimentar la nostalgia juntos también puede ser una experiencia de unión tan reconfortante en el presente.
2. Ofrece la liberación creativa del juego sin preocupaciones
No es frecuente que hagamos las cosas solo por diversión, y bromear es literalmente la diversión y los juegos de tu juventud. A su vez, ofrece una oportunidad única para divertirse, lo que conlleva importantes beneficios.
Los científicos que han estudiado el rasgo de alegría en adultos (dividido en cinco facetas: espontáneo, expresivo, creativo, divertido y tonto) han descubierto que está asociado con un funcionamiento psicológico positivo. Otros estudios también han encontrado que las personas juguetonas tienen niveles más bajos de estrés y una mayor satisfacción con la vida.
“Jugar a cualquier edad es útil para evitar que nos atasquemos demasiado en nuestros caminos. Agregar juegos aumenta la espontaneidad, libera hormonas para sentirse bien dentro de nosotros e incluso nos ayuda a pensar con más claridad”, destaca la Dra. Phillips.
Así es: al dejar de lado su enfoque típico orientado a la lógica o la tarea y adoptar la vibra de forma libre inherente a muchas actividades infantiles, es probable que permita que su mente divague, lo que se ha demostrado que lo ayuda a ser más creativo en su pensamiento.
“A menudo, cuando no estamos buscando una solución a nuestros problemas, como cuando estamos jugando o creando, aparece una respuesta aparentemente de la nada”, reflexiona la Dra. Phillips.
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Estudio revela que el ejercicio puede mejorar la memoria y el aprendizaje
Aunque a algunos no les guste hacer deporte es una realidad que el ejercicio físico produce numerosos beneficios para la salud, y, de hecho, tal y como han revelado ahora investigadores del Brain Health Center del Pacific Neuroscience Institute en Providence (Estados Unidos) señalando un “vínculo fascinante” entre el ejercicio regular y una mejor salud cerebral.
La investigación, publicada en el ‘Journal of Alzheimer’s Disease’, muestra que estar físicamente activo está relacionado con un mayor tamaño de áreas del cerebro importantes para la memoria y el aprendizaje.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron resonancias magnéticas cerebrales de 10.125 personas realizadas en los centros de imágenes Prenuvo, un colaborador clave en la investigación.
Así, descubrieron que aquellos que realizaban actividades físicas con regularidad como caminar, correr o practicar deportes tenían mayores volúmenes cerebrales en áreas clave. Esto incluye la materia gris, que ayuda a procesar la información, y la materia blanca, que conecta diferentes regiones del cerebro, así como el hipocampo, importante para la memoria.
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“Nuestra investigación respalda estudios anteriores que muestran que estar físicamente activo es bueno para el cerebro. El ejercicio no solo reduce el riesgo de demencia sino que también ayuda a mantener el tamaño del cerebro, lo cual es crucial a medida que envejecemos”, explica el investigador principal, Cyrus A. Raji.
Asimismo, el coautor del estudio y director del PBHC, David Merrill, asegura que “incluso niveles moderados de actividad física, como dar menos de 4.000 pasos al día, pueden tener un efecto positivo en la salud del cerebro”.” Esto es mucho menos que los 10.000 pasos a menudo sugeridos, lo que lo convierte en un objetivo más alcanzable para muchas personas”, añade.
“Nuestra investigación vincula la actividad física regular con mayores volúmenes cerebrales, lo que sugiere beneficios neuroprotectores. Este gran estudio de muestra amplía nuestra comprensión de los factores del estilo de vida en la salud del cerebro y la prevención de la demencia,” apunta el coautor del estudio y profesor asistente de neurociencias en el Saint John’s Cancer Institute y el Pacific Brain Health Center, Somayeh Meysami.
Un estudio de ‘The Lancet’ realizado en 2020 encontró que alrededor de una docena de factores de riesgo modificables aumentan el riesgo de enfermedad de Alzheimer, incluida la actividad física. Este trabajo se basa en trabajos anteriores de este grupo, que vinculan la quema de calorías de las actividades de ocio con una mejor estructura cerebral.
“Este estudio demuestra la influencia del ejercicio en las imágenes de la salud del cerebro y, cuando se suma a otros estudios sobre el papel de la dieta, la reducción del estrés y la conexión social ofrecen los beneficios comprobados de los factores modificables sin fármacos para reducir sustancialmente la enfermedad de Alzheimer”, afirma el editor jefe de ‘Journal of Alzheimer’s Disease’, George Perry.
Esta investigación destaca una manera fácil de mantener nuestro cerebro sano: ¡mantenerse activo! Ya sea una caminata diaria o un deporte favorito, la actividad física regular puede tener beneficios duraderos para la salud de nuestro cerebro.
Fuente: Europa Press