Con su color dorado y su aroma distintivo, la cúrcuma no solo es muy versátil en la gastronomía, sino también es una verdadera joya para la salud. Esta especia puede ser una poderosa aliada para impulsar el sistema inmunológico, combatir la inflamación y equilibrar la respuesta inmune.
El componente principal de esta especia es la curcumina, un compuesto activo que capturó la atención de la comunidad científica. Según importantes estudios médicos, este compuesto posee propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, dos cualidades clave para fortalecer las defensas del cuerpo.
A la cúrcuma se le atribuye igualmente la capacidad de regular la respuesta inmunológica, estimulando las defensas naturales del cuerpo, sin desencadenar respuestas inflamatorias excesivas. Esta capacidad de equilibrio es esencial para un sistema inmunológico eficiente. De ahí la importancia de empezar a incluir esta especia en la dieta.
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Además de sus propiedades para impulsar el sistema inmune, la cúrcuma también tiene la capacidad de mejorar la digestión, desintoxicar el hígado y regular la flora intestinal. Es la reina de las especias porque contiene fibra dietética, vitaminas C, E y K, niacina, sodio, calcio, potasio, cobre, magnesio, hierro y zinc.
Integrar la especia en la alimentación diaria es más fácil de lo que parece. Se puede agregar la cúrcuma a guisos, sopas o batidos. Un toque de cúrcuma en un té también es una forma popular de aprovechar sus beneficios. A la hora de integrarla a preparaciones saladas, se puede combinar con pimienta negra, que aumenta la biodisponibilidad de la cúrcuma y redobla su efecto.
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