Recalentar alimentos se convirtió en una práctica muy común. Sin embargo, pese a la costumbre, no todos los alimentos responden de la misma forma a esta práctica y pueden convertirse en un riesgo, ya sea por cómo reaccionan a las bacterias mientras que se almacenan o debido a las proteínas que se descomponen durante la cocción.
Según datos de la Agencia de Seguridad Alimentaria y el Consejo Europeo de Información sobre la Alimentación, ciertos alimentos como el pollo serían un riesgo a la hora del proceso de recalentado. Las aves de corral tienen una cierta cantidad de contaminación por salmonella, al igual que los huevos, por lo que el recalentado de este menú puede representar un riesgo, principalmente en un horno microondas.
Recalentar el pollo no es lo más recomendable debido a que esta carne tiene una mayor densidad de proteínas que la carne roja y cuando se recalienta, las proteínas se descomponen de manera diferente y pueden alterar el estómago.
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Otro alimento al que se le debe prestar doble atención es el arroz cocido. La forma en la se guarda este cereal cocido es igual de importante a cómo se recalienta. Si el arroz se deja reposar a temperatura ambiente, las esporas se multiplican y pueden producir toxinas riesgosas para la salud intestinal.
Las espinacas y otras verduras de hoja tampoco son aptas para el recalentado, según apuntan las recomendaciones. Esta clase de hojas puede contener altas concentraciones de nitrato, dependiendo del lugar donde se cultive la verdura. Por este motivo, es aconsejable evitar el recalentamiento de la espinaca y otras hojas como esta.
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