En el anhelo de amar suele haber frustraciones y desánimos. De hecho, la mayoría atraviesa por ciertos altibajos y un importante proceso que, incluso, lleva a perder las esperanzas de encontrar a la persona correcta. Por eso, desde la psicología analizaron si el amor se debe buscar o dejarnos encontrar.
Aunque existen varias teorías respecto al amor, y en la actualidad podría ser un desafío difícil de alcanzar para muchos. Según los especialistas de la salud mental, en primer lugar, es importante aprender de las experiencias pasadas, tomar con seriedad el aprendizaje y ser consciente que el pasado no condiciona, ya que también hay muchos mitos sociales que limitan el amar y promueven el tomar las relaciones sentimentales con poca seriedad y sin compromiso.
Para la psicología, no existe un hilo rojo, un alma gemela o una media naranja, todos somos seres completos que nos relacionamos con otros para compartir sueños, proyectos y amor. A veces, podemos coincidir con la persona que nos gusta y otras veces no, pero no es conveniente obsesionarnos con gustarle al otro o con generar interés sí o sí en esa persona, porque el verdadero amor nunca se alcanza obligando al otro a algo que no siente.
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Amar y dejarse amar
Es importante tener la suficiente madurez como para aceptar las posibilidades, ya que muchas personas con tal de ser aceptadas o amadas por otros cambian sus gustos, amistades y forma de ser. De acuerdo a los expertos, esto no ayuda a encontrar amor, porque quien te quiera de esta manera, solo va a querer a la máscara que estás usando, siendo que la sinceridad es muy importante para lograr establecer una relación amorosa duradera.
El amor no depende del destino o del azar, sino de dos personas que apuestan por lo mismo, dicen los especialistas. Este sentimiento te encuentra, pero siempre y cuando no estés en encierro, por lo que es importante salir, tener vida social y hacer amigos para conocer a las personas con las cuales podés vincularte. Encontrar el amor también significa estar dispuesto a dejarse amar.
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¿Por qué se oye cada vez más el término ‘hipergamia’?
Cada vez empieza a sonar con más fuerza entre las nuevas generaciones el término ‘hipergamia’ y son muchas las personas las que se hacen las mismas preguntas: ¿qué es? ¿por qué se oye cada vez más? ¿la relación que tengo es hipergámica?
Puede describirse como una forma de conexión genuina con una persona que se alinee con sus ideales, objetivos de vida y con la posibilidad de encontrar a alguien que le acompañe a vivir con autenticidad.
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¿Es una tendencia de citas o un tipo de relación?
Las tendencias de citas son aquellos patrones o comportamientos que se desarrollan cuando las personas establecen una relación romántica en un momento específico.
Estas tendencias están influenciadas por factores como la tecnología, la cultura, las normas sociales y las preferencias individuales. El aumento en el uso de aplicaciones y plataformas de citas o las expectativas que se tienen antes de iniciar una relación son ejemplos de tendencias.
Cada tipo de relación tiene sus propias características distintivas en términos de compromiso, comunicación, expectativas y límites.
Podríamos decir que la hipergamia es una mezcla entre una tendencia de citas y un tipo de relación. Un tipo de relación que ha ido evolucionando a lo largo de la historia debido al contexto social y a los cambios tecnológicos que hemos experimentado.
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¿Cómo se percibe la hipergamia hoy en día?
Las personas siempre han buscado crear uniones mutuamente beneficiosas y solidarias, en las que ambos miembros de la pareja se sientan cuidados y valorados. Encontrar una pareja con quien, además de tener una conexión física y emocional, también busque lo mismo que nosotros a nivel personal, profesional y económico.
Emma Hathorn, experta en citas, nos explica que “cuando se considera cuidadosamente, es difícil elegir qué es exactamente lo que hace que algunas personas vean la hipergamia desde un ángulo negativo” ya que “cada vez son más las parejas con estilos de vidas distintos y eso no las hace ni mejores ni peores, simplemente las hace diferentes”.
Por eso, la experta define la hipergamia moderna como “la búsqueda de alguien que nos enaltezca-independientemente del género, nunca debemos disculparnos por tener estándares más altos”.
Fuente: Europa Press
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El amor de una madre permanece intacto ante el hijo desaparecido
Los casos de personas desaparecidas en el Paraguay han aumentado en los últimos años o al menos se han dado a conocer con más frecuencia. Existen casos de gente cuyo paradero resulta toda una incógnita a pesar de los años.
Si bien muchos casos se logran ubicar a la persona desaparecida, en algunos casos con vida y con final feliz, en otros se encuentra un cadáver, al menos se puede cerrar el ciclo y se puede llorar al ser querido. Sin embargo, cuando no hay noticias o no se sabe nada, la incertidumbre y la impotencia ganan terreno, haciendo que los familiares vivan siempre en la zozobra y en la eterna espera de saber algo.
Esta celebración por el Día de las Madres en muchas familias se sentirá sombría, dolorosa, angustiante y será una fecha de dolor más que de alegría, pues la mujer que se convirtió en madre no puede celebrar la fecha porque el ser que le otorgó “ese título” no está, y lo peor, no saben nada de él.
Desde La Nación/Nación Media, y en homenaje a las madres que pasan por lo mismo, hablamos con Isabel Streski, quien relató cómo desde aquel momento en que se confirmó la desaparición de su hijo su vida se transformó en una pesadilla.
Isabel Streski nunca imaginó que el 4 de octubre de 2022 su vida cambiaría por completo luego de que sea confirmada la desaparición de su hijo Antonio Augusto Streski Manjinski, de 25 años.
El joven cursaba en nuestro país la carrera de Medicina, en la Universidad María Auxiliadora (UMAX), ubicada en el barrio Loma Pytã, de Asunción. Hasta hoy día esta madre no tiene noticias del paradero de su hijo y en fechas sensibles como estas solo puede desear volverlo a ver.
Ella nos cuenta cómo con el paso de los años se ha ido centrando cada vez más en seguir la búsqueda de su hijo y, pese al dolor a la par de la indagación, también encuentra lugar y espacio para ayudar a otras madres y familias que atraviesan por la misma situación.
“Con mucha tristeza e impotencia tengo que decir que después de tocar todas las puertas posibles e imposibles en este país, no hay ningún avance con relación a la desaparición de mi hijo”, lamentó muy consternada por llegar otro Día de la Madre sin saber nada de Augusto.
“Yo sigo buscando y no voy a desistir porque esa es mi labor como madre. Ahora golpeo las puertas de todas las instituciones internacionales, porque ahora mi pedido no es solo por mí, sino también por otras madres semimuertas, como yo, a las que nadie hace caso”, dice Isabel al clamar una respuesta.
APOYO DE LAS AUTORIDADES
Teniendo en cuenta el Día de la Madre, Isabel subrayó la importancia de que las autoridades también reflexionen respecto al impacto que tiene en la sociedad los casos de desaparecidos.
Explicó que no solo se ve afectada la madre o padre de esa persona, sino toda la familia, en especial en casos donde no se encuentran motivos aparentes del porqué ocurrió el hecho, dejando un vacío que solo es llenado por la impotencia de no tener noticias sobre sus seres queridos.
“Quisiera pedir a nuestras autoridades que nos hagan caso, porque seguramente también tienen una madre, y vienen de una familia, y que no esperen pasar por lo que nos está tocando atravesar a nosotros para empezar a hacer algo”, solicitó.
Para aquellos que no creen en los números de desaparecidos, Isabel comentó que ella puede dejar su teléfono para que vean cómo la gente le contacta. “Si piensan que nosotros estamos agrandando los casos para llamar atención, yo me ofrezco a dejarles mi teléfono por un día para que ellos mismos reciban las decenas de casos y sientan la impotencia de no poder ayudar”, finalizó Streski.
Con este relato de amor y búsqueda, Isabel deja firme una vez más la premisa de que para una madre no existen límites cuando se trata de luchar por un hijo, ya que, a pesar de no contar con los medios necesarios ni el apoyo requerido, continúa en la afanosa búsqueda con la esperanza de encontrar la paz, al reunirse nuevamente con su amado Antonio Augusto.
ONG DE FAMILIAS DE DESAPARECIDOS
Isabel Streski es promotora de la organización de Familias de Desaparecidos en Paraguay, que actualmente cuenta con más de 80 clanes que tienen a un ser desaparecido. La asociación activa la búsqueda a nivel local e internacional de personas de diferentes edades reportadas como desaparecidas en Paraguay.
Destacó que el principal desafío con el que las madres con hijos desaparecidos deben de lidiar, según ella, es la falta de interés por parte de las autoridades estatales. Además de esto, deben intentar avanzar con las investigaciones casi por su cuenta, ya que los departamentos encargados de realizar este trabajo carecen de presupuesto y no cuentan con las herramientas para darle seguimiento a los casos. Piden mayor apoyo de las autoridades para la búsqueda de sus seres queridos.
“El Día de la Madre dejó de ser para nosotras el día más importante del año, primero porque lo que más nos importa no está entre nosotros y no sabemos si lloramos por un cuerpo o por una vida en sufrimiento”, comentó Isabel a LN/NM.
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Jesús nos propone el amor en su sentido pleno
- Por Hno. Mariosvaldo Florentino
- Capucchino
Muchas veces hablamos del amor en un modo muy superficial. En nuestros días esta palabra perdió mucho de su fuerza y se llama amor hasta a un simple y pasajero sentimiento o algunos lo llaman hasta mismo a una ocasional relación sexual.
Seguramente no es de este tipo de amor que hoy nos quiere hablar Jesús. Él nos propone el amor en su sentido pleno, con toda su fuerza, con toda su exigencia.
Nosotros ya conocemos la fórmula: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Esta era la segunda parte del mandamiento más importante del Antiguo Testamento. Jesús está de acuerdo con esta propuesta. Ya es sin dudas una gran cosa amar a nuestro prójimo del mismo modo como nos amamos a nosotros mismos y hacer a él exactamente como queremos que nos hagan; tratarlo con el mismo respeto que queremos ser tratados; y ofrecer a él las mismas posibilidades que tenemos nosotros.
Tener este grado de amor por los demás es una gran victoria sobre nuestro egoísmo, y esto no siempre es muy fácil. En nuestra vida cotidiana este amor se revela en cosas muy sencillas, como sería no buscar tener ventajas sobre los demás. Un ejemplo muy concreto es respetar una fila, sin buscar pasar delante de nadie: así como no me gusta que nadie se meta por delante porque es injusto, también yo no tengo el derecho de hacerlo. Lo mismo en los trabajos que tenemos que hacer, en las responsabilidades civiles, en el tráfico, en la mesa.
Amar a los demás como nos amamos a nosotros mismo, de modo muy sencillo, significa preguntarse siempre “esto que estoy por hacer si otro lo hiciera, ¿cómo me sentiría?”. Y también delante de los equívocos del otro preguntarse: “Y si fuera yo el equivocado, ¿como me gustaría que me tratase?”. Estoy seguro que si conseguimos vivir esta propuesta de “amar a los demás como nos amamos a nosotros mismos” el mundo ya sería muy diferente. Palabras como: “Ya no se puede confiar más en nadie!”, “quien puede más, llora menos”, “el mundo es de los expertos” perderían el sentido.
En el fondo este mandamiento tiene sus raíces en la igualdad de todas las personas y la necesidad de respetar a todos y es la base de la convivencia social.
Todavía, si no bastara la exigencia de este mandamiento: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, Jesús resucitado lo renueva y lo deja aún más exigente: “Ámense unos con otros como yo los he amado”. El criterio del amor no es más nosotros mismos. Ahora, es Él, que fue capaz de dar su propia vida por nosotros, quien se transforma en el criterio del amor cristiano.
Jesucristo nos amó más que a sí mismo, y por eso fue capaz de dar su vida. Él por amor hacia nosotros no hizo caso a la justicia y aún sin tener siquiera un pecado aceptó ser condenado y muerto, para librarnos de la culpa.
Por eso, como hizo Él, también nosotros, que nos llamamos cristianos, debemos hacer. Debemos amar a los demás más de lo que nos amamos a nosotros mismos. Al cristiano no le basta amar al prójimo como a sí mismo, es necesario amarlo como Jesús nos amó. En lo concreto esto significa, para usar el mismo ejemplo, no solo respetar la fila sin buscar pasar a nadie, pero ser capaz de dar nuestro puesto a una persona que llegó después e ir al último lugar de nuevo. Es ser capaz no solo de dividir igual, pero de dar la mejor parte al otro. Es ser capaz de hacer el bien, a quien te hizo el mal. Es ser capaz de ayudar a quien te lastimó. Es ser capaz de perdonar a quien gratuitamente te ofendió.
Yo sé que esto es muy difícil. Yo mismo estoy aún muy lejos de conseguir vivir de este modo. Pero, ¡no puedo callarme! Estoy convencido que este es el ideal de Jesucristo, y todos nosotros que queremos ser verdaderos cristianos tenemos que buscar de concretizarlo.
Pienso que la única posibilidad que tengo para poder realizar este ideal de “amar a los demás como Jesucristo me amó” es dejándome contagiar por Él. Es escuchando atentamente su palabra, pidiendo continuamente que su Espíritu actúe en mi vida, participando siempre de la eucaristía, recibiendo su cuerpo y su sangre, esforzándome cotidianamente por vencer mi egoísmo hasta en las pequeñas cosas y preguntándome siempre: ¿en mi lugar qué haría Jesús? (Que gran cambio: ahora la pregunta no es más ¿Qué me gustaría que me hagan?, sino que, ¿qué haría Jesús?).
Creo que solamente así, despacito, acontecerá con nosotros lo mismo que con Paulo y podremos entonces decir: “Ya no soy yo quien vivo, es Cristo que vive en mí”.
El Señor te bendiga y te guarde.
El Señor te haga brillar su rostro y tenga misericordia de ti.
El Señor vuelva su mirada cariñosa y te dé la paz.
“Mi mandamiento es este: ámense unos con otros como yo los he amado. No hay amor más grande que este: dar la vida por sus amigos”. Jn 15, 12-13.
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Las personas de 45 a 49 años son las más satisfechas con su vida sexual, según estudio
Los mayores de 50 años se encuentra entre los españoles más satisfechos con su vida sexual, mientras que los menores de 35 años son los que se muestran más insatisfechos con su vida sexual. Asimismo la gente casada o con pareja, así como los hogares con mayores ingresos, también se muestran más satisfechos con su vida amorosa que el resto.
Estos datos se desprenden de un estudio internacional realizado por Ipsos por segundo año consecutivo en 31 países. En el aspecto romántico, de media global, un 74 por ciento dicen sentirse amados, un porcentaje que aumenta hasta el 81 por ciento en el caso de España, siendo el segundo país europeo donde más gente se siente más querida, solo por detrás de Holanda con un 82 por ciento.
Estos porcentajes descienden en lo relativo a las cuestiones vinculadas con la vida sexual. A nivel global, de media, un 62 por ciento asegura sentirse feliz con su vida sexual, de nuevo, el porcentaje en España es superior, liderando el ranking europeo con un 70 por ciento. Le siguen Holanda (64%) y Gran Bretaña (63%).
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Al analizar los datos por edades, a nivel global, de media, son las personas entre 45 y 49 años los más satisfechos con su vida sexual, con un 64 por ciento que así lo declaran, seguidos muy de cerca de los menores de 35 años (62%) y, por último, encontramos a los mayores de 50 donde el porcentaje desciende hasta un 59 por ciento.
Una tendencia que no se corresponde con la de España donde un 72 por ciento de la gente mayor de 50 años se muestra satisfecha con su vida romántica o sexual, casi al mismo nivel que los comprendidos entre 35 y 49 años (73%). Por su parte, los más descontentos son los menores de 35 años (65%).
Mientras, las personas en pareja y con rentas altas, las más satisfechas sexualmente. A nivel global, el 70 por ciento, de media, de las personas que viven en hogares con mayores ingresos están satisfechas con su vida sexual, frente al 51 por ciento en hogares de renta más baja.
Una tendencia que se repite en el caso de España, donde los hogares de renta más alta presentan un porcentaje de satisfacción del 81 por ciento frente al 67 por ciento de los hogares más humildes.
Este escenario se repite también si nos paramos en el estado civil, donde las diferencias son notables. A nivel global, de media, un 74 por ciento de la gente casada o en pareja se muestran satisfechas con su vida sexual frente a un 52 por ciento de la gente sin pareja.
En España, es algo aún más acentuado, mientras que el 84 por ciento de la gente que comparte su vida con alguien dice sentirse feliz con su vida sexual, la gente que no tiene pareja se muestra mucho menos satisfecha, bajando el porcentaje hasta un 58 por ciento.
Fuente: Europa Press