En el anhelo de amar suele haber frustraciones y desánimos. De hecho, la mayoría atraviesa por ciertos altibajos y un importante proceso que, incluso, lleva a perder las esperanzas de encontrar a la persona correcta. Por eso, desde la psicología analizaron si el amor se debe buscar o dejarnos encontrar.
Aunque existen varias teorías respecto al amor, y en la actualidad podría ser un desafío difícil de alcanzar para muchos. Según los especialistas de la salud mental, en primer lugar, es importante aprender de las experiencias pasadas, tomar con seriedad el aprendizaje y ser consciente que el pasado no condiciona, ya que también hay muchos mitos sociales que limitan el amar y promueven el tomar las relaciones sentimentales con poca seriedad y sin compromiso.
Para la psicología, no existe un hilo rojo, un alma gemela o una media naranja, todos somos seres completos que nos relacionamos con otros para compartir sueños, proyectos y amor. A veces, podemos coincidir con la persona que nos gusta y otras veces no, pero no es conveniente obsesionarnos con gustarle al otro o con generar interés sí o sí en esa persona, porque el verdadero amor nunca se alcanza obligando al otro a algo que no siente.
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Amar y dejarse amar
Es importante tener la suficiente madurez como para aceptar las posibilidades, ya que muchas personas con tal de ser aceptadas o amadas por otros cambian sus gustos, amistades y forma de ser. De acuerdo a los expertos, esto no ayuda a encontrar amor, porque quien te quiera de esta manera, solo va a querer a la máscara que estás usando, siendo que la sinceridad es muy importante para lograr establecer una relación amorosa duradera.
El amor no depende del destino o del azar, sino de dos personas que apuestan por lo mismo, dicen los especialistas. Este sentimiento te encuentra, pero siempre y cuando no estés en encierro, por lo que es importante salir, tener vida social y hacer amigos para conocer a las personas con las cuales podés vincularte. Encontrar el amor también significa estar dispuesto a dejarse amar.
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Un Dios de amor
- Emilio Agüero Esgaib
- Pastor
La Biblia nos dice que Jesús, a más de salvarnos, nos vino a mostrar quién es el Padre: “…¡Los que me han visto a mí han visto al Padre! Entonces, ¿cómo me pides que les muestre al Padre?... Las palabras que yo digo no son mías, sino que mi Padre, quien vive en mí, hace su obra por medio de mí” (Jn. 14.7-10). Conocemos quién es realmente Dios al conocer a Cristo.
Muchas de las parábolas que Jesús enseñó tenían como fin mostrarnos el carácter del Padre. Una de las más famosas, la del Hijo pródigo, nos habla de un Padre cobertor, respetuoso de nuestras decisiones, proveedor, reconciliador, pero, a más de esto, misericordioso y lleno de gracia.
Quien no conoce a Dios como Padre, aún no lo conoce en esencia. Digo esto porque muchos ven a Dios más como juez, jefe, inalcanzable, y hasta tirano, pero Él es, básicamente, un Padre.
Esta parábola, la del Hijo pródigo, está precedida por dos anteriores que nos hablan de la “oveja perdida” (capítulo 15.1-7 de Lucas ) y la “moneda perdida” (Lc.15.8-10), para luego concluir con la del “Hijo pródigo”. Están relatadas a los publicanos y pecadores, personas despreciadas por los religiosos como los fariseos y escribas, que se creían mejores que los demás y juzgaban a Jesús como un hombre que se juntaba con la escoria de la sociedad. Estaban llenos de autosuficiencia y falsa moral, propias de los que profesan una religión sin realmente practicarla ni conocer a Dios.
Jesús, al relatar estas parábolas, estaba diciéndole, por un lado, a los pecadores, que, si se arrepienten y regresan a Dios, este les recibiría con los brazos abiertos y les perdonaría y restauraría y, por otro lado, a los fariseos, que les mostraría la verdadera actitud de un cristiano y la de Dios Padre, que es la de ser perdonador y amoroso, dispuesto a recibir al pecador arrepentido y tener compasión de Él.
Jesús relata en estas tres parábolas que, cuando uno se arrepiente, Dios no le recibe con una lista de reclamos sino que le perdona y hay “gran gozo” en encontrar al perdido.
En la parábola del “Hijo pródigo” nos habla de un hijo rebelde que dejó la casa del Padre para vivir como a Él se le antojaba. Por supuesto que eso obedecía a una profunda rebeldía e ingratitud hacia su amoroso y protector padre. Pero como casi siempre ocurre, una vez que ese hijo rebelde empieza a ver los efectos de su pecado y a pagar las consecuencias, “vuelve en sí” y regresa al lugar de donde nunca debió haber salido, a la casa del Padre.
Él ya no se creía digno de ser llamado hijo, pero el padre, con su gran amor, no vio las cosas así sino que lo recibió en amor y lo restauró a lo que era, un hijo. Le dio un anillo, símbolo de autoridad, una túnica, símbolo de cobertura, una sandalia, símbolo de testimonio y mató un cordero para festejar con él haciendo fiesta. El cordero simboliza a Cristo, quien pagó por nuestros pecados como el mayor símbolo de amor y restauración de Dios hacia un mundo rebelde (Juan 3.16).
Esta parábola no es más que la historia de todos los seres humanos que se han alejado de Dios, pero que siempre tendrán un Padre amoroso esperándoles para restaurarlos, si se acercan a Él arrepentidos, a través de su único mediador, Jesucristo: “Jesús le contestó: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie puede ir al Padre si no es por medio de mí. (Juan 14.6).
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Viral: el motivo detrás de la atracción por los glúteos, según la IA
La usuaria de X @narcol3psia abrió el debate sobre el exagerado interés de los hombres por los glúteos de la mujer. La consulta de la internauta se viralizó al punto que Grok, la inteligencia artificial (IA) de X, se sumó al debate, revelando el motivo del gusto de los hombres hacia las nalgas de una mujer.
“¿Por qué a los tíos os gustan tanto los culos si de ahí sale caca?”, reza el escrito de @narcol3psia, que ya suma más de 996.000 vistas. En respuesta, un usuario preguntó a Grok cuál era su opinión respecto a la atracción de los hombres por los glúteos del sexo opuesto.
“La atracción por los glúteos tiene raíces biológicas y culturales. Desde la evolución indican salud y fertilidad (almacenamiento de grasa para reproducción). La cultura las resalta en medios y en la moda, y lo psicológico, como el tabú, añade intriga. Aunque tengan una función biológica, la mezcla de estos factores los hace atractivos. Curioso: ¡varía mucho entre culturas!”, respondió la IA de X.
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Más opiniones
Además de la respuesta de la IA, otros usuarios respondieron a la pregunta de la joven. “Es un instinto, las caderas anchas en las mujeres son consideradas como fertilidad, o algo así leí por allí”, “Por eso mismo paula, por la caca. Un placer haber aclarado tu duda. Un saludo”, “Porque es la única forma de sentir algo cuando os la metemos”, “Las tetas son mejores y vengan de a uno”, “Porque está más apretado y porque es una nueva experiencia”, entre otras.
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“No tengo una voz en mi cabeza”: un trastorno llamado anendofasia
- París, Francia. AFP.
¿Se puede vivir sin esa voz interior que nos ayuda a organizar las ideas? Algunas personas sufren anendofasia, un trastorno recientemente identificado por la ciencia que permite entender mejor cómo pensamos. “No tengo una voz en mi cabeza”, explica Mel May, una australiana de 30 años que vive en Nueva York y que descubrió que era una excepción después de leer un artículo sobre el tema.
Esta videasta tuvo que enfrentarse a la incredulidad de sus familiares hasta que los psicólogos confirmaron su trastorno. Es una de las pocas personas cuyo pensamiento no va acompañado por un monólogo interior. El fenómeno era conocido, pero no fue hasta el año pasado que un grupo de investigadores propusieron en la revista Psychological Science darle un nombre: anendofasia.
Este trastorno arroja luz sobre cómo formulamos nuestros pensamientos, algo particularmente difícil de estudiar porque no lo puede explicar un observador externo. “La gente no se da cuenta de las características de su experiencia interior”, dice a la AFP el profesor de psicología Russell Hurlburt de la Universidad de Nevada.
Hurlburt ha realizado varios estudios sobre los procesos del pensamiento, centrándose entre otros en el caso de Mel May. Uno de los experimentos consistía en pedir a los sujetos que leyeran “La Metamorfosis” de Franz Kafka. Luego les interrumpían de manera abrupta y aleatoria y les pedían describir lo que pasaba por su cabeza. En algunos casos, explicaban no tener las palabras del texto en sus cabezas sino solo imágenes, “su propio video” de la historia, según el profesor Hurlburt.
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“No estoy vacía”
Aunque el caso de Mel May es excepcional por su total ausencia de voz interior, los investigadores subrayan que el monólogo interior no siempre está presente. Hurlburt estima que solo entre el 20 y el 25 % de las veces pensamos en forma de monólogo interior, aunque admite que serían necesarios más estudios para confirmar esa cifra.
Cuando pensamos hay otros procesos en marcha, como las imágenes visuales, las emociones o el llamado pensamiento no simbólico. El estudio de la anendofasia ha puesto en entredicho algunas certezas. La investigadora francesa Hélène Loevenbruck, una especialista del monólogo interior, admite haber cambiado de opinión.
“Hasta hace poco, pensaba que todos teníamos una voz interior”, dice a la AFP. Las investigaciones de Loevenbruck apuntan a que este tipo de monólogo mental sirve de “simulación interna” y es esencial para poder luego traducir los pensamientos en palabras.
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Sin embargo, es difícil evaluar las consecuencias concretas de la ausencia de una voz interior o de otros fenómenos, como la afantasia, la ausencia de imágenes mentales. Según Daniel Gregory, un filósofo especializado en esta cuestión de la Universidad de Barcelona, la voz interior nos hace “vulnerables a los patrones de pensamiento negativos, a los pensamientos obsesivos”.
Pero también se puede utilizar “para animarse, para enviarse mensajes positivos a uno mismo”, apunta. Mel May sabe que no tener voz interior tiene “pros y contras” y reconoce que le cuesta evocar recuerdos del pasado. Pero sí está segura de una cosa: “No estoy vacía por dentro: sé y siento cosas”.
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Poner el foco hacia uno mismo en un mundo cada vez más desconectado
La desconexión es uno de los principales problemas de la población en un mundo cada vez más interconectado gracias a las nuevas tecnologías y, para ponerle remedio, la psicóloga Isabel Serrano-Rosa aboga por poner el foco en el interior para lograr ser la mejor versión de uno mismo y alcanzar el bienestar.
Así lo pone de manifiesto, en una entrevista a Europa Press, la psicóloga sanitaria, psicoterapeuta y coach a lo largo de las 189 páginas de su libro “Yo, mí, me, conmigo” (colección Kitaeru, Grupo Anaya) centrado en la búsqueda de la conexión en un mundo que se desconecta. Palabras como ‘narcisismo’, ‘autoestima’, ‘bienestar’, ‘felicidad’ o ‘persona vitamina’ cobran un significado propio bajo la óptica de Serrano-Rosa, que no duda en desmitificarlas y analizarlas para tratar de aportar su granito de arena a la fórmula de la felicidad.
En opinión de la especialista, el mundo actual está caracterizado por una “plaga narcisista” conformada por personas que consideran que el mundo gira en torno a ellas y “necesitan de otras personas que “validen ese sentido egocéntrico”. “No hay narcisista sin una persona a su lado que sea dependiente”, advierte la psicóloga, que alerta del aumento de la “empatía cognitiva”, aquella que “entiende muy bien al otro para que le suministre lo que necesita” y que conlleva una “utilización” de las personas y una “desconexión de las emociones”.
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“La tecnología favorece la empatía cognitiva”, indica Serrano-Rosa, que también alerta de que las redes sociales aportan información sin filtro y llevan a perder el espíritu crítico. Por ello, sin querer demonizarlas, sí aboga por regularlas para hallar un equilibrio. “Hay que encontrar el equilibrio en todo esto, sobre todo, porque eso nos ayudará a tener espacios de conexión y nos conectará para poder distinguir entre todo esto la verdad y crear relaciones reales”, sostiene para destacar que en este mundo “el yo social se convierte en un yo de confusión y no de consenso”.
En este punto, introduce el término de la autoestima que contrapone con el de ‘valor de ser o identidad’. Así, sostiene que mientras la autoestima, que tanto se cita en la actualidad, depende de factores externos y es susceptible de ser manipulada, la sociedad debe avanzar hacia el “valor de ser”, hacia “la identidad”, o lo que es igual, “la propia esencia”.
“La desconexión tiene mucho que ver con el hecho de que estamos demasiado conectados hacia afuera”, asegura la especialista, para quien es necesario generar una “propiocepción o inteligencia intrapsíquica” poniendo el “foco hacia uno mismo”. Para llevarlo a la práctica propone desarrollar el autoapego seguro o trabajar en el modelo SPA (seguridad, poder y autonomía), que permite “tener una conexión contigo mismo basada en el concepto de seguridad”.
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Lo mismo sucede con la felicidad y el bienestar. Según asevera, “el bienestar tiene mucho que ver con la relación con uno mismo” mientras que “la felicidad incluye un factor externo también”. Por ello, aboga por empezar por buscar el bienestar generando un espacio de seguridad desde el que generar confianza y una sensación de autonomía.
“Las personas con autoapego seguro, que serían las ‘personas vitamina’, manejan bien la inteligencia emocional, pero también la social y la intrasíquica”, asegura Serrano-Rosa, quien aboga por ser “una ‘persona vitamina ‘empezando por uno mismo, siendo el propio apego seguro” y sin dejarse ‘exprimir’ por los narcisistas. Junto al apego seguro, la psicóloga apunta a que la alegría es una emoción innata de “conexión con uno mismo” que ayuda a crecer.
Conectar durante la jornada
En un mundo marcado por “jornadas maratonianas” en las que muchas veces se funciona “en automático” guiados por la exigencia, Serrano-Rosa apuesta por alcanzar el equilibrio con métodos como el de las tres paradas y hacer uso de la respiración para conectar con uno mismo.
Respecto a la posibilidad de reducir la jornada laboral para tener más tiempo, considera que, si se pudieran modificar las jornadas, las personas ya lo habrían hecho; por lo que mientras tanto, aboga por empezar por uno mismo y dedicar tiempos a la desconexión mediante pausas de conexión. También apuesta por evitar la tecnología antes de dormir. “Estar en foco es la esencia del bienestar. Entonces, por la noche, antes de dormir, vuelve a ponerte a foco”, defiende.
La mejor versión
El objetivo de Serrano-Rosa es lograr la versión de uno mismo, y para ello, apuesta por desaprender para posteriormente, crecer entendiendo el crecimiento como la generación de mejores relaciones y emociones más positivas.
“Concentrarnos en tener relaciones positivas, que significa relaciones equilibradas entre dar y recibir, recíprocas. Luego, también la idea de ir un poco más allá, tener una sensación de que estamos en este mundo para algo más y que hay una sensación de misión, de algo que aportar”, sostiene la psicóloga, que asegura que “la mejor versión es una versión que trasciende”.
Fuente: Europa Press.