Una docena de gatos y perros se disputan la atención de Maryam al Balushi, quien distribuye golosinas sobre una cama en su casa de Mascate, la capital de Omán. Pese a las quejas de los vecinos y los gastos crecientes, esta antigua funcionaria jubilada, de 51 años, ha acogido unos 480 gatos y 12 perros.
“Encuentro que los animales, en particular los gatos y los perros, son más fieles que los humanos”, sostiene mientras pequeños felinos saltan sobre un poste para afilar sus garras.
Huérfana desde la tierna infancia, Maryam al Balushi ha ido ampliando su familia a lo largo de una década. Asegura que se identifica con sus compañeros peludos, muchos de ellos salvados de una vida dura en la calle.
Omán, sultanato del Golfo, conocido por sus montañas impresionantes y sus pintorescos valles, ha registrado un aumento de animales abandonados en los últimos años, según la prensa local. Los defensores del bienestar de los animales abogan por un programa de esterilización para reducir su presencia en las calles.
Con ayuda de su entorno y de sus abonados en la red social de Instagram, Maryam al Balushi gasta unos 6.500 euros (unos 7.744 dólares) mensuales para alimentar, lavar y cuidar a sus protegidos, 17 de ellos ciegos.
En su casa, hay una habitación llena de jaulas. Los animales pueden salir, divertirse y hacer ejercicio por turnos.
Lea más: Twitter y Facebook defienden su imparcialidad política en el Senado de EEUU
“Tabla de salvación”
“Todo empezó en el 2008, cuando mi hijo compró un gatito persa”, cuenta Maryam, con su abaya rosa y su rostro impecablemente maquillado. “Como muchas madres me negué a ocuparme, ya que no me gustaban los animales y mi hijo no se ocupaba mucho”, relató y agregó que dos años más tarde encontró una gata y su vida cambió.
“Me involucré totalmente. Me ocupaba de ella, la alimentaba, le daba su baño y pasaba mucho tiempo con ella”, recuerda. El nuevo amor de Maryam por los animales crece gracias a los expatriados que se van del país y que suelen dejarle sus mascotas en la puerta.
En el 2014, compró una casa para cuidar de sus animales, ya que hasta entonces los vecinos de los edificios donde vivió habían presentado múltiples quejas. Maryam se inspiró en una antigua vecina que alimentaba a los animales vagabundos con las sobras de comida.
Asegura que su impresionante colección de perros y gatos le ha ayudado a superar su depresión y le ha valido un número importante de seguidores en Instragram. “Estaba en un hoyo y fueron mi tabla de salvación”, asegura.
Lea más: COVID-19: son 11 las vacunas que están en la última fase de ensayos clínicos en humanos
Fuente: AFP