Comienza una nueva semana muy especial para el país. No solo porque se trata de unos días muy marcados por la religiosidad popular cristiana. También porque es el momento de empezar a actuar con mucha fuerza para revertir la decisión del Senado de los Estados Unidos contra la importa­ción de la carne vacuna paraguaya.

El Gobierno de EE. UU. concedió la autori­zación de comprar la carne bovina para­guaya en noviembre pasado luego de largos estudios y revisiones técnicas realizados por el organismo especializado norteame­ricano en esa tarea muy delicada, el Depar­tamento de Agricultura (USDA) de ese país. Según las normas vigentes en esa nación, ese ministerio es el único que tiene la com­petencia técnica y legal para decir qué se puede importar y qué no en materia de car­nes y otros productos. Por lo cual es difícil entender la determinación de los senadores, que tiene como fin un propósito político y no técnico ni administrativo.

Como señaló un crítico de la decisión, es un atropello a todo el proceso técnico realizado por los organismos especializados de ese país, y constituiría una afrenta a la liber­tad de comercialización que pretenden que cometa una de las naciones más emblemáti­cos del libre comercio en el mundo. Resaltó que es una inadecuada decisión política que pretende desconocer las determina­ciones tecnológicas de USDA. Agregó que, haciendo una comparación, sería como si los senadores norteamericanos, con una resolución política, desconocieran las dis­posiciones médicas contra el dengue resol­viendo que no se vacune ni se proteja contra esa enfermedad.

Nadie va a discutir la validez jurídica que puede tener una determinación del Senado estadounidense, pero tampoco se puede desconocer la importancia y la propiedad de lo actuado técnicamente por la Casa Blanca a través de USDA. Al margen de ese tipo de discusiones, el Paraguay, como país sobe­rano y digno no puede aceptar que se burlen de ese modo de sus intereses y negocios, sin actuar de la manera más enérgica.

Un directivo de la Unión de Gremios de la Producción (UGP) afirmó que Paraguay no merece un trato de esta índole. Porque hay que respetar las reglas vigentes y el espíritu del libre comercio. Resaltó que no es serio que se hagan todos los procedimientos esta­blecidos para ingresar el producto bovino y que luego por decisiones políticas se lo impi­dan. Obviamente, se trata de una medida proteccionista para quedar bien con un sec­tor determinado en época preelectoral. En noviembre próximo hay elecciones presi­denciales y legislativas, en que se elegirá la totalidad de la Cámara de Representantes y 33 senadores en el país del Norte.

Se impone realizar una fuerte campaña, tanto a nivel oficial como privado, para revertir la norma del Senado estadouni­dense. Nuestro país no puede quedar fuera del mercado de esa gran nación habiendo cumplido con todos los requisitos sanita­rios y legales como corresponde. Esa es la tarea que hay que emprender ahora con inteligencia y fortaleza para defender los legítimos intereses y derechos de nuestro país. Hay que buscar influir en los políti­cos y en los poderes públicos para que la decisión de los senadores norteamericanos, que requiere todavía el voto de la Cámara de Representantes, no prospere, y de ese modo se pueda continuar con normalidad la comercialización.

Últimamente se realizaron conversacio­nes a nivel internacional entre los diplomá­ticos paraguayos, servicios veterinarios y otras autoridades. Pero el hecho de que sea una determinación más bien política que técnica de algunos senadores requiere un mayor esfuerzo en la esfera del cuerpo legis­lativo para que no corra la medida.

El ejecutivo federal de ese país está en con­tra de la prohibición, pues en un comuni­cado reciente señaló que, si se promulga esa medida, perderían credibilidad las decisiones de larga data basadas en la cien­cia, que se respetan en los EE. UU. y que están respaldadas por acuerdos comercia­les vigentes. Que ello constituiría un fuerte revés en la relación bilateral con Paraguay, aparte de poner en entredicho la credibi­lidad estadounidense como asociado de Latinoamérica.

Se está todavía a tiempo para impedir que la resolución del Senado estadounidense pueda ser aprobada por la Cámara de Repre­sentantes. Por lo que es el momento de realizar todas las gestiones posibles para defender los intereses nacionales haciendo que EE. UU. cumpla, y siga siendo un socio económico confiable.

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