Así como mayo fue el mes en que se produjo la mayor can­tidad de contagiados por el covid-19, junio ha sido el que se llevó a la tumba el mayor número de personas. Pero a pesar de tantos decesos llorados, se está ante la merma de nue­vos casos y lo que puede significar para el futuro. Aunque todo está por verse aún de acuerdo con el comportamiento de la enfermedad en el séptimo mes del año. Entretanto, aflora la esperanza de que no sea una vana ilusión, como ocu­rre cuando la desesperación es capaz de darle cuerpo a la fantasía.

La evolución del número de contagios del coronavirus ha tenido un giro a par­tir de la tercera semana de junio y está descendiendo paulatinamente, luego de haber llegado a su pico máximo en los últimos días de mayo y primeros días de junio. La cantidad de nuevos casos diarios es notablemente inferior en la última semana del mes pasado y en los primeros cuatro días de julio, com­parando con los principios de junio, cuando los reportes indicaban más de 3.000 contagiados por jornada, llegando a su pico más alto el 4 de junio cuando alcanzó 3.461 enfermos. La cantidad más baja registrada últimamente se dio el 20 de junio, con 1.145 casos reporta­dos. Esta diferencia indica que en pro­medio el número de nuevos enfermos ha descendido en casi la mitad de los reportados durante los días más duros y ha traído una cierta calma en algunos sectores hospitalarios donde también ha declinado levemente la cifra de nuevos internados.

Los números indican que las tres últi­mas semanas de mayo y los primeros días de junio fueron los momentos con mayor índice de contagios del covid-19 en esta corta historia de la enfermedad. En la semana del 16 al 22 de mayo la cifra de nuevos enfermos ascendió abrupta­mente a 16.930 de los menos de 14.000 casos que se habían registrado entre el 9 y el 15 de mayo. En los siguientes siete días, la cantidad de nuevos contagiados creció a 17.642, para alcanzar luego el pico más elevado en la semana del 30 de mayo al 5 de junio cuando se contabili­zaron 18.333 casos. El récord cayó en la semana del 6 al 12 de junio, tiempo en que se registraron 16.485 enfermos.

En las semanas posteriores continuó la tendencia descendente, con 13.639 nuevos casos entre el 13 y el 19 de junio, para continuar bajando del 20 al 26 de junio cuando se anotaron 10.623 enfer­mos recientes. En tanto que, en la última semana, la del 27 de junio al sábado 3 de julio se anotaron tan solo 9.212 conta­giados, una cifra que es casi la mitad de la registrada un mes atrás.

Si bien el descenso de nuevos casos ya tiene varias semanas, el número de fallecidos sigue siendo muy alto, con­tinuando la tendencia de junio en que fallecieron 3.709 personas, un promedio de 124 decesos por día, casi cuatro veces más que la media diaria de marzo, que fue de 33 muertos por jornada.

En los primeros cuatro días de julio perecieron 451 personas, lo que repre­senta 113 (112,75) individuos por jor­nada, un promedio menor al anotado en junio, que fue de 124, pero una cifra todavía muy alta.

Por otro lado, el número de personas internadas por coronavirus en los hospi­tales y en servicios de terapia intensiva ha disminuido, lo que hace esperar que se traduzca en menores muertes para las próximas semanas. De los 4.133 hospi­talizados, con 627 en terapia intensiva, el 9 de junio, el número ha descendido en más de un millar, con 50 internados menos en cuidados intensivos el 4 de julio.

El descenso en el número de nuevos casos debido a la inmunización de la gente permite abrigar la esperanza de que las cosas irán mejorando. La gran cantidad de vacunados de los últimos días y la promesa de que llegarán más dosis para seguir inoculando a las per­sonas hacen pensar que estamos en el camino correcto. Así se podrá corregir el error gubernamental de no haber con­seguido mayor cantidad de inmunizan­tes desde el primer momento. Y lograr la vacunación masiva en los próximos meses para asegurar la salud y garanti­zar la vida de miles de personas.

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