Este año, el Paraguay tendrá un buen crecimiento económico y podrá hacer frente a las amena­zas externas con éxito. Incluso, los pronósticos no tan optimistas de la economía mundial a causa del coronavi­rus no tendrían mayor incidencia en la actividad económica paraguaya.

Esta es la postura del Banco Central del Paraguay (BCP) en su evaluación de la rea­lidad nacional en este momento. El pre­sidente de la institución señaló que no se sabe aún cuál será el impacto que tendrá la enfermedad porque depende de su propa­gación y de las políticas contracíclicas que tomarían los países para contrarrestar su impacto. Por de pronto, enfatizó que Para­guay tiene en estos momentos fuertes indi­cios de que este año la situación económica será muy buena.

Resaltó que se estima el crecimiento en casi todos los sectores de la economía y que debido a ello se prevé un 4,1% de expan­sión del PIB, según los cálculos iniciales. Enfatizó que el comportamiento positivo de los distintos sectores económicos se está dando en medio de la realización de numerosas inversiones en infraestructura. Argumentó que el problema climático del 2019 no se tiene, que la situación hoy es más dinámica, con los pilares de la macroeco­nomía muy sólidos, con un sector privado con dinamismo y buenas perspectivas de negocios.

Anticipó que según los datos que se van a dar a conocer próximamente sobre el com­portamiento económico, los números son muy positivos en cuanto a la dinámica del país. Anteriormente había señalado que la economía paraguaya sigue sobre rieles tras tener siete meses consecutivos de buenos números. El Comité de Política Moneta­ria del BCP indicó en su informe reciente que se verificaron variaciones interanuales positivas durante el segundo semestre del 2019 y que “se prevé continuar en la senda de recuperación en los primeros meses del presente año”.

En estos datos se fundamenta el optimismo del Banco Central a pesar de los vientos poco propicios que parecen soplar en el mundo debido a la incidencia del COVID-19.

Por su lado, la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban) también proyecta un comportamiento propicio de la economía paraguaya. A pesar de que América Latina crecería este año solo 1,3% frente al 0,1% del 2019, pronostica que la economía para­guaya tendría este año una expansión de 3,1%.

De forma unánime, los organismos multi­laterales como el FMI, el Banco Mundial, el BID, la Cepal y organizaciones privadas indican que el 2020 será un año de creci­miento importante para el Paraguay con base en los datos de movimiento de los diversos sectores.

Pero todos esos indicadores conocidos hasta ahora son cálculos hechos antes de que se produjera el fenómeno del corona­virus y sus probables efectos negativos en la economía mundial. Por esta razón se estima que el crecimiento del PIB de Para­guay podría verse afectado, aunque no hay actualmente elementos ciertos para medir esa incidencia.

Si el comercio internacional no se ve depri­mido por la actual situación china y si el mercado mundial reacciona en forma posi­tiva luego de los primeros golpes que está recibiendo, se estima que luego de los prime­ros meses de incertidumbre podría mejorar el panorama que ahora está en duda.

Nadie puede negar que una pandemia internacional que crece con la rapidez del COVID-19, que afecta ya a 74 países, pueda tener tan fuerte incidencia en la economía mundial. Pero no hay duda de que mediá­ticamente lo han sobredimensionado en demasía y lo convirtieron en una pande­mia de miedo. Es necesario desmitificar la enfermedad y los daños que causa para lle­var las cosas a su real dimensión.

No puede ser que una gripe que mata solo al 2% de los infectados –al igual que la influenza–, que en el 80% de los casos tiene consecuencias leves y que afecta apenas al 3% de los menores de 20 años pueda cau­sar efectos tan negativos en la economía si no hay una fuerte sicosis detrás de ella. Se entiende que pueda afectar al mercado bur­sátil, tan vulnerable a los rumores y noti­cias. Pero la economía real, la que genera productos agropecuarios, industriales y servicios, no tendría por qué verse gol­peada. Y en este sentido es de esperar que el efecto COVID-19 no impacte tanto a la eco­nomía paraguaya.

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