- Carlos Mariano Nin
- Columnista
- marianonin@gmail.com
María tenía 12 años.
Salió a las 4 de la tarde de su casa, en Luque, para ir al almacén. Cinco cuadras.
Pan, fideos, azúcar.
Era jueves. Era diciembre. Hacía calor. No volvió.
Su madre esperó. Primero inquieta. Luego desesperada. Hasta que comenzó la búsqueda.
Uno cree que esas cosas pasan lejos. En otros países, en películas. Pero en Paraguay, solo la Policía Nacional reveló que se reportaron más de 900 denuncias por desaparición de personas en lo que va del año y el grupo más afectado corresponde a adolescentes.
De estas cifras globales, 420 personas fueron localizadas con vida, aunque quedan cientos de casos pendientes de resolución. Nunca se encontraron. No hay rastros.
Hay números que duelen. Y hay silencios que matan.
Las desapariciones no tienen un solo rostro. A veces se las lleva la trata de blancas, otras la violencia familiar, otras la pobreza que obliga a huir. Pero siempre hay una María.
Y siempre hay una madre con una silla vacía esperando en la mesa.
Las autoridades dicen que hacen lo posible. Las fiscalías hablan de recursos limitados, de cooperación internacional, de procedimientos. Pero los procedimientos no abrazan. Los recursos no caminan de madrugada con una linterna buscando zapatillas pequeñas en un baldío.
Hace poco, en San Pedro, otra niña desapareció. Tenía 9 años. Su hermano dijo que un hombre la llamó desde una camioneta. Nadie anotó la chapa. Nadie la volvió a ver. La noticia fue tapa un día. Luego vino otra. Y luego otra más.
Nos estamos acostumbrando. Ese es el peligro más grande. Que el horror se vuelva paisaje.
Hay campañas. Algunas madres se agrupan. Pegan carteles, marchan, organizan redes. Buscan a todas, no solo a las suyas. Porque entendieron que esto no es una excepción. Es una herida que crece.
María tenía un cuaderno con dibujos de pájaros. Decía que quería ser veterinaria. Su padre, que trabaja en una carpintería, todavía no se anima a entrar a su pieza. Dice que todo está igual. Como si al no mover nada, algo pudiera volver.
Escribo esto para ella. Para todas. Porque cada vez que una niña desaparece, algo se rompe en todos nosotros. Y si no lo sentimos, es porque ya estamos rotos hace rato.
Pero claro, esa es otra historia.
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Plantear dictar emergencia educativa y social ante violencia en las relaciones adolescentes
Diputados de diferentes signos políticos plantean que, más allá de acciones punitivas, se deben buscar alternativas que sean preventivas, educativas y restaurativas ante episodios de violencia en vínculos afectivos entre adolescentes y jóvenes.
Por ello se presentó el proyecto de ley “que establece emergencia educativa y social ante la violencia en las relaciones adolescentes; y establece mecanismos urgentes de prevención a través de talleres educativos y campañas formativas con enfoque de igualdad y salud mental”.
La iniciativa que fue enviada a consideración de las comisiones asesoras, que, de acuerdo a la exposición de motivos, la idea es declarar una emergencia educativa y social, en todo el territorio nacional, ante el incremento de casos de violencia en las relaciones afectivas entre adolescentes y jóvenes, sería por el término de doce meses.
La iniciativa pretende que todas las instituciones educativas, públicas y privadas, de nivel inicial, escolar básica y educación media, implementen talleres y espacios educativos obligatorios, con una frecuencia mínima de una hora semanal.
Menciona que tiene como objetivo la identificación temprana de señales de violencia; la promoción de relaciones afectivas sanas; el fortalecimiento de la autoestima; y la deconstrucción de prácticas machistas y conductas de control, según dice el documento.
La normativa establece que la dirección institucional, en coordinación con los equipos técnicos del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC), sea responsable de garantizar la realización efectiva de estos talleres, y de mantener registros actualizados sobre los temas desarrollados, la participación estudiantil y las necesidades detectadas.
Entorno familiar
“La violencia en relaciones tempranas, a menudo invisibilizada por el entorno familiar y social, se presenta cada vez con mayor intensidad y frecuencia, con patrones que replican el machismo, el control, la posesividad, la dependencia emocional y la normalización del maltrato físico, psicológico o sexual", explica parte del documento.
Asimismo, señala que esta problemática se ve amplificada por la influencia de las redes sociales, la falta de educación afectiva y la ausencia de referentes institucionales preparados para identificar y acompañar situaciones de riesgo.
Argumenta que, en la actualidad, niñas y adolescentes son víctimas de múltiples formas de violencia; celos obsesivos disfrazados de afecto; aislamiento de su círculo de apoyo; vigilancia digital; amenazas; chantajes emocionales; y abusos que van progresivamente hasta llegar a desenlaces fatales, lamentablemente.
Sostiene que esos hechos no solo afectan la integridad física de las víctimas, sino que deterioran gravemente la salud mental; la autoestima; el rendimiento académico; y el futuro desarrollo personal de los jóvenes.
Abordaje preventivo
Los legisladores lamentan que si bien existen marcos normativos como la Ley “De Protección Integral a las Mujeres”; el “Código de la Niñez y la Adolescencia”; y la propia Carta Magna, que en su artículo 48 garantiza la igualdad entre hombres y mujeres, “no haya sido suficiente”.
Finalmente, manifiestan que se hace imprescindible un abordaje preventivo, educativo y transversal desde los primeros años de formación escolar, donde se forjan los primeros vínculos afectivos.
“La intervención debe ser temprana, constante y coordinada entre las instituciones responsables: MEC; Salud Pública; Niñez y la Adolescencia; y el Ministerio de la Mujer, para garantizar que la educación, la igualdad, el respeto mutuo, el reconocimiento de las señales de alerta y el autocuidado afectivo, se conviertan en parte esencial del desarrollo integral de niñas, niños y adolescentes”, refiere el texto.
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Ecuador: legisladores elevan penas hasta 15 años para adolescentes
- Quito, Ecuador. AFP.
El Congreso de Ecuador aprobó ayer martes endurecer las penas para adolescentes vinculados con el crimen organizado y expulsar inmediatamente a extranjeros que cometan delitos dentro del país, que vive una violencia sin precedentes por cuenta del narcotráfico.
Con 84 votos a favor de 148 legisladores presentes en la sesión de la Asamblea Nacional, de mayoría oficialista, la Ley de Integridad Pública incluye reformas a una veintena de normas vigentes como de movilidad humana, tránsito, función judicial, el código de la niñez y adolescencia, entre otras.
Este es el segundo proyecto de ley del presidente Daniel Noboa que el Congreso aprueba en menos de un mes y que busca dar fuerza a su guerra contra el crimen organizado. Ecuador está envuelto en un sangriento conflicto territorial entre narcos y mafias internacionales rivales. La tasa de homicidios creció de 6 por cada 100.000 personas en 2018 a 38 en 2024, con el récord histórico de 47 en 2023.
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Esta ley plantea que los menores que cometan delitos relacionados con el crimen organizado, como homicidios, “van a tener un endurecimiento de la sanción de hasta 15 años, es decir van a ser juzgados como adultos”, dijo la asambleísta oficialista Valentina Centeno durante la sesión.
Agregó que los adolescentes que delaten a los reclutadores podrán rebajar su pena “hasta un 50 %”. La Unicef en Ecuador expresó su “preocupación por la incorporación de reformas regresivas”. Estas medidas “no han demostrado ser efectivas” y “podrían empeorar la situación del sistema penitenciario”, señaló el organismo en un comunicado, al recordar que la norma contraviene la Constitución ecuatoriana y la Convención sobre los Derechos del Niño.
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Centeno defendió que “esta ley no es contra los adolescentes, es contra las mafias que los usan, es contra la impunidad”. Esto “va a resultar es un masivo encarcelamiento de adolescentes que se van a perfeccionar en los delitos y que van a salir a tempranas edades a seguir delinquiendo porque no van a conocer otra realidad”, dijo a la AFP la abogada Consuelo Bowen, de la organización Cepam, que acompaña a mujeres y familias víctimas de violencia.
Agregó que “al final lo que se busca es únicamente la punición. (Esta medida) hace que la sociedad no asuma su responsabilidad con respecto a la niñez y adolescencia en el Ecuador”. La normativa también plantea la posibilidad de declarar en emergencia al sistema judicial. El gobierno ha denunciado que el crimen organizado se ha infiltrado en la justicia para conseguir impunidad.
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Elevar sanciones a menores: “Se deben considerar las disposiciones internacionales”, señala juez
Para llevar adelante cambios legislativos para el aumento de penas para menores de edad y adolescentes, se deben tener en cuenta las disposiciones internacionales, como los tratados firmados y ratificados por el Estado paraguayo, refirió el juez especializado en el fuero penal adolescente, Matías Garcete.
El magistrado sostuvo que no se trata de una interpretación particular, sino de interpretaciones técnicas para este tipo de cambios legislativos. El mismo se refiere al proyecto de ley que ya cuenta con media sanción del Senado que eleva de 8 a 15 años las sanciones privativas de libertad a menores que comenten crímenes, tras el caso que conmocionó a todo el país, de María Fernanda Benítez.
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“Hago un análisis puramente técnico, que no se comprenda esto, que no se interprete como un mero pronunciamiento personal mío, es una comprensión del derecho. El sentido está en que tenemos que considerar las disposiciones internacionales para promover las modificaciones legislativas”, explicó en entrevista a la 780 AM.
Agregó que existen “varios vértices que analizar, es esa cuestión la que hemos nosotros reflexionado a través del dictamen que hemos expuesto a conocimiento del Legislativo”. En este contexto, indicó que se deben tener en cuenta y controlar el margen de la legalidad de los estándares internacionales.
“No tiene nada que ver con el contexto que podamos consolidar disposiciones normativas, la interpretación que quiero mencionar es que tenemos que igual forma valorar esas fuentes normativas, son fuentes de normas expresas. En ese razonamiento, lo que puede surgir de ello es que tenemos que controlar el sentido de margen de legalidad que nos propone la fuente expresa internacional para que nuestra fuente expresa positiva nacional sea coherente en el tramo de lo ratificado, de lo pactado”, sentenció.
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Es preciso detener la marcha del Reloj del Apocalipsis
- Ricardo Rivas
- Periodista
- X: @RtrivasRivas
- Fotos: Gentileza
Las guerras –tantas veces repudiadas en el devenir de la historia universal– una vez más parece estar a la vuelta de la esquina. No es una sorpresa ni mucho menos algo inesperado.
La aldea global cambia. La tertulia invernal en esta tan fría noche en Mar del Plata –unos 1.450 kilómetros al sur de mi querida Asunción– posibilita que emerjan dudas, interrogantes, convicciones y, por qué no decirlo, preocupaciones. Amigos, amigas y debates cruzados. Mi vieja mecedora junto a los leños crepitantes y los copones cargados con un Gran Enemigo, cabernet franc de 2020, añaden calidez a ese “cónclave para pocos… y pocas”, como propuso alguien en tono de broma en “la previa”.
Las guerras ganan preponderancia en el espacio dialógico. El destrato violatorio de los derechos humanos de más de 125 millones de personas desplazadas, según los reportes del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR), agrega angustia.
“El propósito globalizador amplio que algunos estadistas a izquierda, derecha y centro impulsaron en décadas recientes parece decaer o, por lo menos, perder impulso”, lanza JJT, académico y catedrático. Lector con voluntad inquebrantable de conocimiento, agrega a ello su sorprendente memoria. Alguien coincide y asegura tener la misma percepción.
“Es así a partir del acceso al poder de nuevos líderes y lideresas que en algunos casos –por sus decires, sentires y acciones concretas– parecen dar señales de tener bajos coeficientes intelectuales para lo que se supone y demanda –justamente– a líderes y lideresas”, sentencia DEG, con años de formación en universidades asiáticas, europeas y en Oriente cercano.
Aquí, allá y acullá, conflictos en desarrollo. Terrorismos amenazantes y novedosas prácticas horrorosas. Armados con letales armas de diseño –incluso on demand– algunos gobiernos y corporaciones por debajo de la mesa privatizan las guerras e intervienen en ellas con mercenarios que asesinan a pedido del mejor postor.
SICARIATO A GRAN ESCALA
“¡El estadio superior del sicariato a gran escala!”, enfatiza AS, analista transnacional amateur. Con el pensamiento puesto en todos aquellos fuegos y nuestro propio fuego, entrecierro los ojos. Percibo que nuestros teléfonos inteligentes vibran.
“A los refugios. Suenan las alarmas”, reporta @bettapique –colega periodista galardonada y con larga trayectoria profesional en conflictos y guerras– desde su cuenta en X. “Israel e Irán intercambiaron disparos nuevamente (…) en su enfrentamiento más intenso de la historia, alimentando los temores de un conflicto prolongado que podría abarcar a Medio Oriente”, agrega la agencia francesa de noticias AFP.
Enmudecimos. Las y los integrantes de este grupo tenemos afectos y recuerdos valiosos en ese lugar del planeta. Tal vez, en silencio, propusimos un brindis por la paz que, también sin expresarlo en alta voz, lo aceptamos. Alguien levantó su copón. “¡Por la paz!”.
El ruego colectivo, sin embargo, no alcanza para dejar atrás los pensamientos. “El mejor camino para olvidar es no pensar”, le hizo decir alguna vez el viejo Ray Collins (92)
–tal vez el más grande escritor de historietas vivo en nuestra región después de la partida del admirado Robin Wood el 17 de octubre de 2021, en Encarnación– al teniente Zero Galván, del imaginario precinto 56 en NYC. “Pero, también, es el más largo”, remató aquel duro héroe latino (migrante) de ficción, aunque no tanto.
Ucrania arde. Gaza agoniza. Israel, aterrorizada. Irán, atormentada. República Democrática del Congo, ensangrentada. Sudán, Yemen, Nigeria, Afganistán, Siria, horrorizadas. Profesionalmente trashumé esos paisajes que millones –a través de milenios– llamamos Tierra Santa y algunos creemos que lo es.
Los grupos de poder que con el correr de los tiempos y la emergencia de conflictos múltiples se crearon para que líderes y lideresas resuelvan entre ellos y ellas los conflictos que se desploman sobre millones de inocentes devienen en púlpitos inadecuados, inútiles, para que los unos y las otras –tal vez– se escuchen entre ellos y ellas.
ALARIDOS
¿Quieren oírse? Los tremendos alaridos desgarradores de las y los desesperanzados no parecen conmoverlos. Millones huyen. Atrás quedan niñas y niños arrancados de sus familias para convertirlos en soldados. Los preparan para que sepan cómo ser eficientes para asesinar en masa.
Las y los adultos despojados de esos afectos entrañables, amenazados por lo que creen peor, se lanzan en busca de refugios incansablemente hasta que intuyen, perciben, sienten que –en verdad– van hacia lo peor. Miles sucumben cuando lo intentan.
Ningún lugar queda lejos para las y los desplazados forzados que, en cientos de casos, comprenden que escapar no siempre es llegar al lugar deseado. Al que creen más adecuado o al que, después de la huida, podría ser el nuevo y fértil campo de arraigo para sembrarlo de sueños. ¡Corramos, las balas pican cerca!
Sin embargo, algunas veces es tan aciago llegar que hasta aquel atrás peligroso que indujo la fuga parece perder sentido cuando –en cada playa a la que se arriba, luego de cada frontera que se cruza o muro que se sortea– se hace el recuento de quienes lo consiguieron entre las y los que partieron unidos en la desesperanzada esperanza.
Nunca fueron pocos ni pocas. Ni cuando las llamadas “invasiones bárbaras”, desde el siglo III de nuestra era, ni cuando finalizaba el siglo XIX y comenzaba el XX, en el “período de migraciones”. Sin embargo, por estos tiempos, los desplazados son muchos más. Quienes mueren en los intentos, también.
DESAPARECIDOS
En 2023, la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) reportó que, desde 2014, “más de 28 mil personas han desparecido” cuando intentaban llegar desde África a Europa. Lampedusa, esa muy pequeña isla italiana, es uno de los tantos puntos de llegada. Se multiplican allí los campamentos solo asistidos por voluntarios de múltiples organizaciones no gubernamentales (ONG) y programas de organismos multilaterales cada día menos dotados de fondos asistenciales.
El Mediterráneo es la ruta inevitable y, a la vez, un riesgoso desafío. A tal punto que a ese bellísimo mar al que los mapas del Imperio romano señalaban y mencionaban como Mare Nostrum, el papa Francisco unos pocos meses atrás lo describió como “un enorme cementerio”. El simbólico averno también pueden ser las olas gigantescas.
¿Y cuando llegan? “Solo la idea, la sensación y la convicción de ser sobrevivientes nos hace sentir bien, afortunados… pero dura poco.
El recuerdo de las y los ausentes pesa, lastima, hiere. Nos persiguen sin descanso”, me dijo mientras miraba fijamente aquel piso arenoso un desplazado con el que pude conversar periodísticamente.
Por breves momentos, sus ojos se perdían en el estrecho de Gibraltar. Miedos. Fantasmas, pensé y la certeza de estar siempre bajo sospecha. Muy cerca está la tan lujosa como deslumbrante Tanger tachonada de residencias ostentosas de ricos y famosos. El jet set no se fija en gastos.
“Solo, voy con mi pena / Sola va mi condena / Correr es mi destino / Para burlar la ley…”. Manu Chao (francés, español, vasco y gallego), como en aquel tiempo, vuelve a sonar en mis oídos. Ayer, hoy y mañana. Espero que no. “Perdido en el corazón / De la grande Babylon / Me dicen El Clandestino / Por no llevar papel (…) Mi vida va prohibida / Dice la autoridad”.
ARRAIGO Y DESARRAIGO
Algunas y algunos lo consiguen. Pero… arraigo y desarraigo suelen ser asignaturas pendientes, para siempre. “No soy de aquí, ni soy de allá, / no tengo edad, ni porvenir / y ser feliz, es mi color de identidad…”, canta desde 1970 el querido Facundo Cabral (1937-2011), siempre en mi corazón, que un frío sábado 9 de julio se fue desde Guatemala luego de cantar junto con miles en, de, desde, por y para la paz.
Una tormenta de violencia se abatió sobre él a las 5:20 de aquel día. El 8 de abril de 2016 la Justicia condenó a medio siglo de cárcel a quienes lo asesinaron. El narco Alejandro Jiménez, el Palidejo, y sus cómplices lo hicieron. Nunca nadie explicó, sin embargo, qué pasó. Mucho menos… por qué sucedió. ¿Por qué a él?, pregunté alguna vez en Guatemala a un magistrado. “¿Por qué no a él?”, fue su respuesta.
Ucrania arde. Gaza agoniza. Israel, aterrorizada. Irán, atormentada. República Democrática del Congo, ensangrentada. Sudán, Yemen, Nigeria, Afganistán, Siria, horrorizadas. La construcción de muros supera ampliamente al tendido de puentes. Asilamientos. Nacionalismos. Terrorismos. Crimen organizado transnacional de alta complejidad.
Algunas expresiones se repiten una y otra vez. Datos, hechos y supuestos se cruzan y entrecruzan. Incertidumbre y dolor. Las guerras –tantas veces repudiadas en el devenir de la historia universal– una vez más parece estar a la vuelta de la esquina. No es una sorpresa ni mucho menos algo inesperado.
EL RELOJ DEL APOCALIPSIS
Cuando finalizaba enero, el Reloj del Apocalipsis –así llamada esa herramienta científica creada por los más relevantes expertos nucleares en 1947– marcó que, en el año que recién se iniciaba, este 2025, faltan 89 segundos para la medianoche nuclear. Horroriza –más que nunca por estos días– ingresar en https://thebulletin.org/ doomsday-clock/. JJT lo hizo desde su celu. “Adelantamos el Reloj del Juicio Final (así también llamado) de 90 (en el inicio de 2024) a 89 segundos para la medianoche”.
¿Es posible? Los sucesores de Albert Einstein y Roberto Oppenheimer nucleados dos años después de finalizada la Segunda Guerra Mundial –cuando Hiroshima y Nagasaki ya estaban incineradas– en el ámbito de la Universidad de Chicago son claros en el uso de la palabra. Son concientes de la gravedad del anuncio que realizan. Eligen puntillosamente cada vocablo para consignar que las agujas del Reloj del Apocalipsis precisan que – este 2025– es “lo más cerca que jamás hemos estado de la catástrofe” nuclear.
“El mundo ya está peligrosamente cerca del precipicio, un movimiento de incluso un solo segundo debe tomarse como una indicación de peligro extremo y una advertencia inequívoca de que cada segundo de retraso en revertir el curso aumenta la probabilidad de un desastre global”, puntualizan después.
Como una suerte de crónica del futuro que –como toda proyección histórica hacia atrás o hacia adelante se formula desde el presente, con lo que se sabe y se tiene hoy para medir y analizar– los analistas sostienen que “en cuanto al riesgo nuclear, la guerra en Ucrania, que ya lleva tres años, se cierne sobre el mundo”.
Agrega el breve texto que “el conflicto podría descontrolarse en cualquier momento debido a una decisión precipitada, un accidente o un error de cálculo”. Pero no se queda allí. “El conflicto en Oriente Medio amenaza con descontrolarse y convertirse en una guerra más amplia sin previo aviso”.
ARSENALES
Escalofriante. Revela luego que “los países poseedores de armas nucleares están aumentando el tamaño y la importancia de sus arsenales, invirtiendo cientos de miles de millones de dólares en armas que pueden destruir la civilización”.
Lamentan y hacen público aquel día que “el proceso de control de armas nucleares se está desmoronando, y los contactos de alto nivel entre las potencias nucleares son totalmente insuficientes dado el peligro inminente”.
Con amargo asombro – tal vez tentados por la desazón– aseguran que “resulta alarmante que ya no sea inusual que países sin armas nucleares consideren desarrollar sus propios arsenales” y, aunque no señalan a país alguno en esa condición, aseguran que esos desarrollos “socavarían los esfuerzos de no proliferación (de armas de destrucción masiva) de larga data y aumentarían las posibilidades de que estalle una guerra nuclear”.
EL FIN DE LA CIVILIZACIÓN
El párrafo final –que JJT lee en alta voz– suena (y resuena) aún en mis oídos. “Continuar ciegamente por el camino actual es una forma de locura. Estados Unidos, China y Rusia tienen el poder colectivo de destruir la civilización. Estos tres países tienen la responsabilidad primordial de salvar al mundo del abismo, y pueden hacerlo si sus líderes inician conversaciones serias y de buena fe sobre las amenazas globales aquí descritas. A pesar de sus profundos desacuerdos, deberían dar ese primer paso sin demora. El mundo depende de una acción inmediata”.
Siento que las agujas de ese Reloj del Juicio Final no se aceleran ni acelerarán por quienes ejercen el derecho humano “a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado”; o “a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país”, como lo consignan los artículos 13 y 14 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos del 10 de diciembre de 1945.
No y solo no. El abismo está delante de un puñado de poderosas y poderosos. Solo ellas y ellos tienen la potestad de dar o no dar ese último paso al frente para detener el reloj o acelerarlo para siempre. ¿Qué es lo que no se entiende?