Durante el 2024 nuestras industrias procesadoras de granos utilizaron 2.642.056 toneladas, inferior en 200.000 t vs. el 2023 (según informe de la Cappro), en un año con una muy buena producción de soja, a nivel nacional superior a los 10 millones de toneladas.

Es de importancia relevante, pues tenemos a nivel país modernas industrias con tecnología de punta que el año pasado pudieron trabajar a no más del 60 por ciento de su capacidad instalada por falta de materia prima, ya que el mayor volumen cosechado se lo sigue exportando en estado natural, donde Argentina sigue siendo nuestro principal comprador, habiendo absorbido en 2024 más del 80 por ciento de nuestras ventas externas, que las utilizan para mezclarlo con su producción local, darle valor agregado y tener posibilidades de obtener precios de ventas más remunerativos, en un año en que la cotización de la oleaginosa tuvo una sensible disminución en su precio vs. el 2023 que había sido la mayor de los últimos 6 años.

En noviembre de 2024 se procesaron solo 67.594 toneladas, puesto que al operar a niveles muy inferiores a su capacidad máxima de producción, es natural que su estructura de costos y gastos operacionales se resientan y se vuelvan más onerosas, afectando a su gestión económica.

La aparente falta de previsibilidad es superable. Tengamos en cuenta que estas empresas han realizado importantes inversiones en sus plantas industriales, orientados a incrementar su capacidad de procesamiento de granos.

Aparentemente, se habrían modificado en varias ocasiones normas que impactaron negativamente en sus niveles de competitividad por la materia prima vs. las industrias de otros países.

En 2024 nuestras industrias procesadoras de granos trabajaron solo al 60 por ciento de su capacidad instalada, siendo recomendable que se puedan implementar políticas públicas que puedan incrementar la competitividad del sector, en un momento en que el focus primario deberían ser potenciar a nuestras industrias locales.

El Gobierno, a través de sus autoridades económicas, debería reunirse cada año con los directivos de estas industrias a fin de determinar el nivel de materia prima que precisarían, a fin de evitar que se den estos tipos de coyunturas desfavorables.

Según la Cappro, nuestras industrias aceiteras locales son las únicas en la región que no se ven beneficiadas con la recuperación del IVA provenientes de las ventas externas de productos industrializados, agregándose la necesidad de implementar un régimen de admisión temporaria de materia prima que les permitan importarlos de otros países para la cobertura de periodos de baja disponibilidad de granos.

La carencia de normas más claras junto a un tratamiento fiscal más equitativo hace que las mismas sigan dependiendo del impacto de shocks externos.

Apoyemos a este importante sector de nuestra industria, que nos permita consolidarnos como uno de los líderes a nivel mundial en procesamiento de oleaginosas.

Según la Capeco, las proyecciones de cosecha estimada para este año para los principales países productores de soja en grano a nivel regional serían superiores, estimándose que Argentina estaría cosechando no menos de 53 millones de toneladas, superior al 2024.

Brasil, a la fecha, ya alcanzó el 90 por ciento de la superficie proyectada de siembra esperándose una cosecha global de unos 166 millones de toneladas de soja en grano, superior en mas del 12 por ciento vs. la zafra anterior.

La cotización de la oleaginosa en el mercado internacional se mantendría deprimida este año, lo cual podría presionar más a la baja la mayor producción estimada de Brasil y Argentina, por lo que más que nunca deberíamos proponernos a potenciar los niveles de producción de nuestras industrias aceiteras locales, dándole valor agregado a nuestros granos en estado natural.

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