• Por Jorge Torres Romero
  • Columnista Político

Como en varios aspectos de los enfoques de reformas en nuestro país, las discusiones se reducen en: a favor o en contra, en cartista o anticartista y ahora en oenegero o antioenegero. La polarización de las discusiones no siempre es saludable. Ninguna de estos istas tiene la razón absoluta.

La campaña de cierto sector fanatizado de presentar a todas las Organizaciones sin Fines de Lucro (OSFL) como corruptas es despiadada. Lo mismo, de quienes califican de retrógrados a quienes plantean objetivamente poner mayor transparencia a los fondos públicos que estas reciben o cuando influyen en políticas de Estado.

Las dudas en torno al manejo de los fondos de las OSFL vienen de un informe de la Seprelad (2019) y una recomendación de la Gafilat (2022). Este último alertó que Paraguay está flojo en materia normativa referente a los controles sobre el origen y uso del dinero de las ONG, no se trata solamente de un capricho político para censurar o perseguir a los críticos del Gobierno.

Paraguay tiene que hacer la tarea de las observaciones del Grupo de Acción Financiera Latinoamericana porque seguimos en evaluación y más aún ahora que logramos el grado de inversión.

No es justo satanizar a las ONG ni tampoco a la Comisión Bicameral de Investigación y menos aún oponernos a los ajustes normativos para un mayor control de los recursos.

Lastimosamente, esta polarización arroja sus efectos colaterales innecesarios como por ejemplo, los ataques innecesarios a prestigiosos colegas periodistas: Susana Oviedo, Alcibiades González del Valle y Andrés Colmán Gutiérrez, entre otros. Estas personas, al margen de las simpatías o antipatías que uno pueda tener con ellos o con los medios donde trabajan, debe existir un respeto al testimonio de vida profesional. Si eso no respetamos ni lo reconocemos, estamos fritos como sociedad.

Lo mismo pasa del otro lado, la fundación vinculada a la esposa del senador colorado Gustavo Leite, viene realizando una tarea silenciosa en la recuperación de las personas con serios problemas con las drogas. Existen testimonios maravillosos de quienes han superado sus adicciones gracias a la labor de esta fundación. Sin embargo, en medio de las campañas de desprestigio de un lado y del otro, nos estamos perjudicando enormemente y de manera innecesaria.

Nadie podría estar en contra de la transparencia, pero necesitamos ponerle paño frío a estas discusiones destructivas. Reitero, no todos los oenegeros son bandidos y tampoco quienes plantean rendiciones más detalladas de cuentas lo son. No pueden los corruptos de un bando y del otro bando, en medio de sus rencillas, arrastrar a quienes aportan al país con sus testimonios de vida. Construir trayectoria en Paraguay no es fácil, no destruyamos lo que hemos conquistado. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.

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