En esta semana es muy probable que el presidente Javier Milei consiga que su proyecto de Ley Bases se apruebe en el Parlamento. Si ello se concretara, finalmente, habrán pasado veintiocho semanas y media para alcanzar ese objetivo. Pero también –muy probablemente– el Senado de la Nación podría sancionar un proyecto nacido en el Congreso y sin la anuencia del presidente, para incrementar 8 % los haberes jubilatorios licuados por la política de ajuste que aplica el mandatario y administra Luis Caputo, el ministro de Economía. El jefe de Estado aseguró que –si sucediera– vetará esa ley que él no quiere. Falta muy poco para conocer el desenlace.
El jefe de Gabinete de ministros Guillermo Francos, por su parte, trajina en estado de diálogo permanente con gobernadores y legisladores para alcanzar los objetivos políticos que –claramente– a fuerza de violencias dialécticas pobladas de improperios e ironías empantanaron la gestión gubernamental desde el 10 de diciembre pasado cuando el señor Milei ocupó el despacho principal de la Casa Rosada.
Mientras el jefe de Estado –una vez más de viaje en el exterior– la semana que pasó estuvo en el sur de Italia, Suiza, España y Alemania. En Borgo Egnazia, Apulia fue recibido por la anfitriona primera ministra italiana Giorgia Meloni, quien lo invitó para que participara allí junto con relevantes líderes y lideresas del Foro Intergubernamental del G7.
En el foro coincidió con el papa Francisco, quien como jefe del Estado del Vaticano, hizo foco sobre las cuestiones éticas de la inteligencia artificial, comentó cuáles son sus dudas respecto de la tecnología y no ocultó sus miedos porque ese “instrumento fascinante y tremendo” si bien podría favorecer el desarrollo, también podría consolidar “una cultura del descarte”.
En ese contexto se produjo el reencuentro entre el señor Milei y Francisco que fue público y breve. Llama la atención que el también líder religioso de la Iglesia católica universal no mantuvo con él una reunión bilateral como sí lo hiciera con la propia Meloni; Justin Trudeau, de Canadá; Emmanuel Macron, de Francia; Olaf Scholz, de Alemania; Rishi Sunak, del Reino Unido; Fumio Kishida, de Japón; y Joe Biden, presidente de los Estados Unidos.
Con este último el jefe de Estado argentino –como consecuencia de una casualidad– dialogó brevemente, aunque fue el tiempo suficiente como para registrar el momento en una fotografía con la que consiguió algún espacio en las redes y en los sistemas informativos tradicionales.
Sin embargo, el foco de varios analistas locales se centró especialmente sobre los saludos que intercambiaron Milei y Francisco por cuanto en los últimos tiempos algunos pastores de esa fe a los que aquí se conoce como “curas villeros” –por la cercanía que tienen con los segmentos sociales más desfavorecidos sumidos en la pobreza o en la indigencia– y hasta el propio presidente de la Conferencia Episcopal (CEA) Óscar Ojea protagonizaron misas para llamar la atención social sobre “los que menos tienen” y el impacto negativo que las políticas de ajuste gubernamentales tienen sobre ese sector.
De alguna forma la gira del señor Milei en tierras de Suiza, España y, finalmente, Alemania, no fueron muy diferentes en sus hechos y resultados que los que se hubieron registrado en anteriores desplazamientos. En Zúrich, donde participó de la Cumbre Global por la Paz, el argentino “en nombre del pueblo argentino” expresó el “máximo apoyo a Ucrania y a nuestro amigo el presidente Volodímir Zelenski”, desde hace más de dos años enfrentado con Rusia y el presidente Vladimir Putin que invadió ese país.
En las restantes actividades, nada nuevo. El presidente Milei se exhibió pegado a la ultraderecha europea y, especialmente en el momento en que fue recibido formalmente por el socialista señor Scholz, premier alemán, supo que grupos de manifestantes que al parecer coinciden ideológicamente con el anfitrión se expresaron negativamente por su presencia y repudiaron las políticas públicas que aplica aquí.
Pese a ello, en la ciudad de Hamburgo le fue entregada la medalla con la que se homenajea a quienes abrevan, como Milei en los estudios del premio nobel de economía Frederic von Hayek.
Antes de ello, en España, aplaudido y vitoreado por las derechas que lo condecoraron en el ayuntamiento de Madrid, el señor Milei no evitó expresarse sobre asuntos internos en ese país y una vez más criticó al socialista Pedro Sánchez, presidente del Gobierno.
La prensa local destacó que “no fue recibido por el rey Felipe VI”, pero, según coincidentes trascendidos que no fueron desmentidos aquí por ninguna de las partes involucradas, “el monarca no puede concederle audiencia porque el protocolo se lo impide si no se reúne con las autoridades políticas” no pertenecientes a la Casa Real.
De todas formas, la comunicación política local en ningún momento precisó si tanto con Francisco como con el rey español Javier Milei oficializó intención alguna para reunirse con ellos. Este lunes Javier Milei finalizará su viaje europeo en la República Checa para regresar luego a la Argentina donde muchos aseguran que habrá de introducir algunos cambios en su gabinete