“Duele decirlo, pero hay que decirlo”
- Por Pablo Alfredo Herken Krauer
- Analista de la economía
- Email: pabloherken@yahoo.com
Es imposible construir un Paraguay mejor cuando en posición de, se dice, querer cambiarlo, se lo descuartiza minimizando lo bueno que tenemos y agigantando lo malo que tenemos, pintándolo feo y hasta muy feo, en un balance desequilibrado que nos proyecta –y al mundo también– una imagen interna desmoralizadora y enfermiza que frena una cantidad enorme de iniciativas privadas y públicas de inversión, consumo y reformas. En definitiva, el país luce mucho peor de lo que en realidad está.
Cuando la crítica es constructiva, por fuerte que ella sea, su bienvenida es necesaria y positiva. En este caso se prioriza el interés del país. Sin embargo, cuando la crítica es destructiva –característica natural de los paraguayos– hay un componente dañino muy directo que perjudica a un país cuyos intereses nacionales son ampliamente superados por los intereses individuales, de grupos de poder y sectores de la sociedad. Si a todo esto agregamos el piso sin techo de la ignorancia en conocimiento, comprensión y valores, la mezcla es absolutamente perjudicial. Semanas atrás pregunté a un profesional extranjero de una de las consultoras mundiales dedicadas a la calificación del riesgo-país de Paraguay ¿por qué aún no habíamos logrado el llamado grado de inversión o investment grade –buena y mejor credencial internacional– cuando los indicadores nos eran favorables? Tu prensa, contestó, de manera tajante. Guardé un respetuoso silencio. Prefiero una mala prensa (libre) que no tenerla. Lo dijo Albert Camus: “Una prensa libre puede ser buena o mala, pero sin libertad, la prensa nunca será otra cosa que mala”. Muchísimo tiempo atrás Thomas Jefferson fue más categórico: “Si tuviera que decidir si debemos tener un gobierno sin periódicos o periódicos sin gobierno, no dudaría en preferir lo segundo”. Y de sus pensamientos sumo dos más: “Tiene derecho a criticar, quien está dispuesto a ayudar”, y “El hombre que no lee nada está mejor educado que el hombre que no lee más que periódicos”.
“Tu prensa”, me dijo. La desproporcionalidad es muy grande. Se impone lo negro y oscuro. Lo bueno y claro se relega. Si el fomento fuera al revés, la historia real sería diferente. Lo he dicho siempre, por encima de todas nuestras lamentables y dolorosas basuras estamos mejor que muchos. Realmente, estamos mejor como país que muchos países. Pero nos vemos y lucimos como el peor de todos. Vamos a algunas verdades como ejemplos, que circularon esta semana pasada. Primero, la noticia, del banco JP Morgan Chase: “Paraguay inicia el 2024 posicionándose como uno de los países que demuestra un menor nivel de riesgo para los inversionistas dentro de una región donde el promedio disfraza la estabilidad en algunos casos y la alta incertidumbre en otros. Mientras que la vecina Argentina muestra un nivel de riesgo cercano a los 20 puntos, Paraguay se ubica en 1,97, uno de los cuatro países con los niveles de riesgo más bajos de la región, según el Emerging Markets Bond Index (EMBI) o Indicador de Bonos de Mercados Emergentes calculado por JP Morgan Chase.
El EMBI es el principal indicador de riesgo país. Está formado por la diferencia en las tasas de interés que pagan los bonos denominados en dólares emitidos por países en desarrollo y los bonos del Tesoro de Estados Unidos, considerados «libres de riesgo». En el indicador, Paraguay se ubica como el cuarto país con menor nivel de riesgo y capacidad para cumplir con sus obligaciones, detrás de Uruguay, Chile y Perú. Así, el país está mejor posicionado que los 12 países del estudio, y su nivel de riesgo es inferior al promedio regional de 3,36 puntos.
Los inversionistas utilizan el EMBI, considerando que cuanto menor sea la certeza de que el país cumplirá con sus obligaciones, mayor será el EMBI de ese país, y viceversa”. ¿Sorpresa? En nada, y es lo que se señala en varios informes a los que damos poca importancia. Un ejemplo, los cuatro mejores bancos centrales de la región se encuentran precisamente en dicho trío de países, sumando a Paraguay. Sí. Nuestro banco central tiene reconocimiento internacional, entre una de las categorías, por su credibilidad. En un país en el que no nos creemos en nada.
También se dio a conocer el Informe de Banco Mundial (BM) Perspectivas Económicas Mundiales 9 enero 2024 en el que Paraguay figura como uno de los países con las más altas tasas de crecimiento económico de América Latina y el Caribe (ALC), con 4,6 % (2023) y 3,8 % (2024-2025). Solo cinco países exhiben mejor comportamiento que nosotros en el 2023 de un total de 28 estudiados. Para el 2024 solo seis países tendrían un crecimiento mayor al de Paraguay, con dos empates. Para dar una idea de lo que hablamos toda la región estaría creciendo 2,2 % (2023), 2,3 % (2024) y 2,5 % (2025). En el caso de América del Sur como conjunto, el Banco Mundial pronostica solo 1,6 % (2023), 1,8 % (2024) y 2,4 % (2025). En esto es clave la caída de la economía argentina -2,5 % (2023) y un repunte esperado importante en el 2024 (2,7 %) y 2025 (3,2 %). Pero el mayor ritmo de crecimiento económico pronosticado para Argentina, por cierto, pronóstico favorable muy cuestionado, vendría de la mano de la desaceleración de la economía del Brasil del 3,1 % (2023) al 1,5 % (2024) y 2,2 % (2025).
Y días antes, las Naciones Unidas (ONU) lanzó su informe Situación y Perspectivas de la Economía Mundial 4 enero 2024 con estadísticas sobre las proyecciones de crecimiento en la región, con algunas diferencias, pero siempre ubicándonos en el ranking de las economías con mayor crecimiento: 4,5 % (2023), 4 % (2024) y 3,5 % (2025). Para América Latina y el Caribe (ALC) se estima un crecimiento del 2,2 % (2023), con pronósticos del 1,6 % (2024) y 2,3 % (2025). Los datos de la ONU son menos favorables en cuanto al comportamiento de América del Sur: 1,4 % (2023), 1 % (2024) y 2,3 % (2025). Es que si bien hay coincidencias en cuanto a la caída de la economía argentina el año pasado del -2,5 % no se espera recuperación alguna para el actual 2024; todo lo contrario, otra caída es proyectada, del -3,3 % con un futuro repunte recién para el 2025: 1,8 %. En la clasificación de la ONU para el 2023 hay cinco países con mayor crecimiento que el nuestro (4,5 %) de 27 estudiados y considerados en el informe.
Otro informe de la ONU (Departamento de Asuntos Económicos y Sociales, DESA) con proyecciones de la inflación mundial en el 2024 señala que se moderaría del 5,7 % al 3,9 % en 2024, aunque advierte que la posible escalada de conflictos geopolíticos podría generar nuevos aumentos en los precios. Para 2024, DESA proyecta que una cuarta parte de los países en desarrollo registren más del 10 % de inflación. “La tendencia inflacionista en los países en desarrollo también ha agravado la pobreza, revirtiendo algunos de los avances logrados con tanto esfuerzo en su reducción”, dice el informe. Y agrega que, en parte, como consecuencia de estos choques en el costo de vida y otros factores, en 2023 unos 238 millones de personas padecieron niveles altos de inseguridad alimentaria aguda, lo que significó un aumento de 21,6 millones respecto al año anterior. Para América Latina y el Caribe (ALC) las estimaciones apuntan a que la inflación pase del 6,8 % proyectado al 2023 al 4,3 % en el 2024. Para el 2025, el índice de precios al consumidor podría variar un 3,5 %.
Las proyecciones sobre la inflación están condicionadas a una serie de factores como las crisis relacionadas con el clima y el fenómeno de El Niño, que no solo podrían perturbar la actividad económica, sino también desencadenar nuevas presiones inflacionarias. Por regiones, el informe señala que, en Sudamérica, la inflación se ubicaría este año en 4,2 % (en 2023 fue de 5,8 %); en el Caribe en 4,4 % (en 2023 fue de 8,1 %) y en México y en Centroamérica en 4,7 % (en 2023 fue de 8,5 %).
Para DESA, aunque el índice de precios al consumidor se moderó en Latinoamérica y el Caribe, “unas pocas economías siguieron experimentando una inflación elevada y crónica en medio de desequilibrios macroeconómicos y la depreciación de las monedas nacionales”. Menciona específicamente que, en la región, Argentina (139,4 %) y Venezuela (115 %) se disputan el lugar de la inflación más alta para el 2024. Aunque en ambos casos el aumento del costo de vida se moderaría en el 2025, con Argentina con el 44,9 % y Venezuela con el 85 %, aún están muy alejados del promedio regional. Otros territorios con inflación de dos dígitos en la región serían Cuba (16 %), Haití (12,5 %) y Surinam (12,4 %). Dentro de las mayores economías de Latinoamérica y el Caribe, exceptuando a Argentina y Venezuela, los países con la inflación más alta en las proyecciones de 2024 son: Uruguay: 5,5 %, Bolivia: 5 %; República Dominicana: 4,7 %, Colombia: 4,9 %, Nicaragua: 4,8 %, Honduras: 4,5 %, Guatemala: 4,4 %, Brasil: 4,2 %, México, Perú y Paraguay: todos con 4 %, Chile: 3,3 %, El Salvador: 3 %, Ecuador: 2,3 %, Panamá: 2,2 %, Costa Rica: 2 %. ¿Bajo riesgo país en deuda externa y emisión de bonos soberanos, un banco central con excelente calificación y credibilidad, en el top con las economías con mayor crecimiento, y baja inflación, son las características de uno de los peores países en la región y en el mundo? Es imposible cambiar y mejorar tu país si no lo quieres, aunque te duela. El vaso siempre medio lleno. La verdad, si es verdad, es verdad. Was gesagt werden muss, muss gesagt werden. Duele decirlo, pero hay que decirlo.