- POR MARCELO PEDROZA
- Psicólogo y magíster en Educación
- mpedroza20@hotmail.com
Edwin A. Locke, psicólogo estadounidense nacido en el año 1938, en su teoría acerca del establecimiento de metas, expone que los objetivos e intenciones son cognitivos e intencionales; por la tanto, la conciencia de los mismos permite que se asuman como tales. Para ello la claridad de hacia dónde se quiere llegar es determinante, como así también la intensidad, que hace referencia a los recursos físicos y mentales con los que se cuenta para andar el recorrido.
Al elaborar metas precisas el proceso de sus desarrollos deberá realizarse conforme a la planificación estipulada, para poder construir de forma integral lo pregonado. Es que la efectividad de las metas es proporcional a la especificidad de las mismas. Los objetivos específicos motivan, esbozó Edwin A. Locke.
De modo que, las metas que están absolutamente identificadas permiten realizar las acciones debidas para lograr el acceso a la conclusión de las mismas. Por consiguiente, es importante establecer mecanismos de realización, recursos que se requieren para concretarlas, estimaciones apropiadas de la temporalidad que llevarán y por sobre todo, dedicación, perseverancia y disciplina.
Una meta representa aquello que estimula a la acción, eso que indica la llegada o culminación de lo propuesto inicialmente. En la meta conviven los objetivos que se tienen que cumplir, entonces al lograrse uno se pasa al siguiente, y es así en el tránsito de la vida, día a día; es que la existencia humana es una majestuosa muestra del paso del tiempo.
Las particularidades de las experiencias brindarán el conjunto de enseñanzas en sus respectivas etapas. Es el andar de la vida, en donde cada trecho temporal trae lo suyo y en su paso quien lo vive tiene la facultad de apreciarlo, aceptarlo y transitarlo con la convicción de saber que es pasajero e inolvidable, único y distinto, testimonial y aleccionador, es todo aquello que sucede, y es eso que se conquistó comprender.
Las metas deben ser desafiantes y alcanzables. Y hay que vivirlas como retos. Las dificultades son pruebas a superar y ponen constantemente a punto el compromiso asumido para llevarlas a cabo con responsabilidad.
Una meta representa aquello que estimula a la acción, eso que indica la llegada o culminación de lo propuesto inicialmente.