- Por el Dr. Juan Carlos Zárate Lázaro
- MBA
- jzaratelazaro@gmail.com
Para que el desarrollo económico del país sea posible en forma consistente tenemos que apuntar proactivamente a lo siguiente:
Mejorar substancialmente la calidad del capital humano a través de un fluido acceso a la calidad educativa, buenos sistemas de salud pública, una buena infraestructura vial, programas dinámicos de formaciones de carreras técnicas de rápida inserción laboral para que a través de las mismas podamos lograr una microeconomía sostenible y sustentable en los diversos sectores que generen un efecto multiplicador, que pueda ir permeando positivamente en diversos segmentos de negocios, lo cual contribuirá de forma dinámica y directa a incrementar y potenciar el aumento del PIB per cápita de nuestro país.
Es vital un desarrollo bien orientado de la capacidad productiva, lo cual será posible lograr de manera eficaz cuando el Estado esté presente apoyando a los diversos sectores/segmentos en forma continua y profesional, donde la asistencia crediticia de corto, mediano y largo plazo a tasas de interés activas accesibles puedan coadyuvar para que las empresas sean del segmento de negocio que lo fueran puedan estructurar planes estratégicos bien direccionados, que permitan avizorar un crecimiento tanto dentro del mercado doméstico como hacia afuera con mayor fuerza, que puedan fortalecer el caudal del flujo de ingresos de divisas a nivel país derivado de las exportaciones.
No debemos concentrarnos solo en las empresas de tamaño corporativo, sino también en las pymes, las que bien orientadas y debidamente formalizadas podrían segmentar sus mercados objetivos donde las grandes empresas no tengan interés en incursionar, independientemente a los otros segmentos de negocios que son varios, pero que precisan de parte de los técnicos del Gobierno una asistencia/monitoreo continuo para que puedan ser verdaderamente rentables y competitivos.
El uso intensivo de las nuevas tecnologías que las tenemos disponibles es crucial, lo cual ha quedado demostrado dentro del sistema financiero, que a través de las diversas app han logrado que los ingresos provenientes de los productos no crediticios hayan dado en los últimos años un salto cuali/cuantitativo importante, lo que se evidencia al hacer un análisis y evaluación de los principales rubros que componen su cuadro de resultados.
Para que podamos tener una industria que vaya creciendo, expandiéndose y fortaleciéndose cada vez más, el uso de la tecnología es vital, pues dentro del sector agrícola, por ejemplo, vemos que el mayor porcentaje de los cultivos son de carácter extensivo, contando paralelamente con industrias procesadoras de granos, que deben potenciarse y crecer cada vez más, pues la capacidad instalada de crecimiento industrial que posee Paraguay es inmensa y hay aún suficiente campo para aprovechar, desarrollarlo y hacer que se diversifiquen en renglones productivos y mercados de colocación, no solo dentro de nuestro país, sino en el exterior, que se constituyen en el objetivo primario de la mayoría de los demás países de la región.
Lo precedentemente expuesto irá en beneficio directo de una mayor capacidad de generación de mano de obra a nivel país, que es lo que debemos potenciar en los próximos 5 años de forma profesional, y sobre todo que las nuevas inversiones que podamos ir captando estén lo suficientemente atomizadas y diversificadas geográficamente.
La función que cumplirá el ministro de Relaciones Exteriores será vital, ya que es hora de que dejemos atrás el viejo modelo anacrónico y desfasado de que nuestros embajadores y encargados de negocios estén solo en meros actos protocolares, pudiendo ser ellos mismos los que promocionen día a día todos nuestros productos que nos permitan llegar a más mercados de colocación y así poder insertarnos e integrarnos cada vez más y más.
Un ejemplo palpable de lo que decimos es Taiwán, a quien hasta hace algunos años solo les exportábamos por menos de USD 10 millones al año, trepando a la fecha a aproximadamente USD 270 millones.
La visión política es necesaria, pero si ella no va acompañada de una transformación económica que nos permita “sacarle el jugo” de país productor de alimentos para el mundo, difícilmente podremos avanzar al ritmo deseado.