- Por Eduardo “Pipó” Dios
- Columnista
Este gobierno Abdo-entreguista se ha caracterizado por las mentiras y las traiciones, casi tanto como por el robo descarado, el desprecio por la ciudadanía, las instituciones y la República en sí. Mario Abdo Benítez es un ladrón y un badulaque de marca mayor, de los peores que han pisado esta tierra, si no el más despreciable y rastrero de todos.
El elenco que lo ha acompañado en esta travesía de corsarios, compuesto por algunos políticos de poca monta, senadores y diputados altamente impresentables y voraces con el dinero público, y una runfla de pseudoopositores liderados por la impresentable “Gata Flora” Masi, su brazo armado en el Congreso, y un corrillo de diputados y senadores de partidos de oposición siempre dispuestos a levantar la mano para aprobar y defender al Gobierno en cualquier barbaridad (alimentados por las sobras del banquete abdista, obviamente). No menos responsables y artífices de esta tragicomedia gran parte de los medios de comunicación, sobre todo los manejados por los lavadores de dinero, los Zuccolillo desde su conglomerado Abc Color, que pasa por uno de sus peores momentos de credibilidad en su más de medio siglo de existencia, y el del “Rey del Contrabando”, Antonio Vierci, que ha prostituido a más no poder un nombre, otrora respetable como el del diario Última Hora, reduciéndolo a un vocero de baja categoría al servicio del gobierno de Abdo, sumado a sus canales y radios, además de un puñado de medios satélite alimentados con dinero de la pauta oficial y “extraoficial”.
Todo esto sumado a que el Gobierno cuenta y utiliza como garrote todas las instituciones públicas a su alcance y maneja los 3 poderes del Estado a su gusto y paladar, con mayorías en la Corte Suprema de Justicia, el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, el Consejo de la Magistratura, así como varios fiscales adjuntos listos para cajonear lo que haga falta, se suman a la presidencia de ambas cámaras del Congreso, en abierta alianza y connivencia con los supuestos “opositores” y, por supuesto, desde el Ejecutivo desde donde se dedicó a prostituir la Seprelad, la Senad, la Policía, la Secretaría Anticorrupción, Anticontrabando, entre otras, y hasta las Fuerzas Armadas. Todo está al servicio de Marito y sus cómplices.
Con todo esto, en más de 4 años de persecución hacia sus verdaderos opositores, una gran mayoría de la ANR, liderada por Honor Colorado y Horacio Cartes, solo ha logrado fortalecer de una manera inimaginable 4 años atrás, ni por el más optimista de los cartistas, y hundirse él, sus secuaces dentro y fuera de la ANR en un desprestigio, que más que rechazo, genera un odio hacia él y todo lo que represente Mario Abdo. El 90% de rechazo representado en los sondeos es evidente, Marito solo genera eso, rechazo y odio hacia él.
Desvergonzadamente, su ex ministro Antidrogas y luego ministro del Interior, sacado del cargo a la fuerza, primero por su incapacidad de controlar la creciente ola de inseguridad, sicariatos, y la transformación del país en un país proveedor y exportador de miles de toneladas de drogas a Europa. Luego de las escandalosas muertes de personas inocentes en eventos públicos, atrapadas en el fuego cruzado narco, ante la pasividad y la inmutabilidad del impresentable Arnaldo Giuzzio.
Ante la inminente presentación de un juicio político por mal desempeño en sus funciones, el badulaque de Giuzzio, asesorado seguramente por su madrina política Desirée Masi y su jefe Abdo, se presentó ante un grupo de senadores afines al Gobierno y presentó un “PowerPoint” lleno de aseveraciones y acusaciones que jamás pudo probar, simplemente eran un delirio sacado de algunos “viudos” de Cartes que pululan tristemente en redes sociales, y especulaciones temerarias, no luego para un ministro de seguridad, sino para el más delirante de los conspiranoicos.
Esto le sirvió de excusa a los opositores fieles a Abdo y sus dádivas, y a los medios abdistas para organizar el salvataje del “héroe lleno de coraje” que se animaba a enfrentar al “demonio Cartes”.
El show se cayó unos días después cuando la evidencia documentada nos mostraba al “corajudo Giuzzio” de paseo por las playas del Brasil en un vehículo blindado, prestado por un generoso capo narco prófugo en el Brasil, de quien luego nos enteramos que era asiduo visitante del ex ministro y con el que planeaba hacer negocios.
Esto no bastó para que sus padrinos y sus medios aliados le siguieran tendiendo la mano, escuchando sin ninguna réplica sus disparatadas explicaciones sobre las narcovacaciones y su colorida amistad con capos narco.
Días pasados la Fiscalía decidió imputar al “corajudo” narco Giuzzio y volvió el show mediático ante la develación de chats y audios de numerosas y fluidas conversaciones entre el ministro del Interior y el capo narco, donde incluso se deja entrever el intercambio de favores mutuos y hasta una charla misteriosa, una noche antes, bien tarde, en que el ministro parece poner sobreaviso a su amigo y socio que se venía un allanamiento y pedido de captura al día siguiente sobre él y sus socios, lo que les sirvió a todos para emprender una peliculesca fuga en las narices de los organismos a cargo de… el propio ministro.
Pero ni toda esta evidencia, grosera y contundente, sirve para que los protectores de Giuzzio, el narco, bajen de su “arasa máta” y sigan defendiendo y tratando de distraer la atención de la gente. Ahora resulta que el ex ministro guardaba en la mesa del comedor, al lado de la fuente con frutas de estación, toda una batería de pruebas con la que sustentaría su “valeroso PowerPoint” contra Horacio Cartes, y que, según entendemos, pretendía presentar, en cuanto se hiciera de un tiempito a la Fiscalía, y que ahora, luego del “injusto allanamiento” a su hogar, han desaparecido.
Giuzzio… que el “perro ingiera tus partes pudendas” o como diría la finada Zulma Gómez, “jagua to’u nde bola”.