Mario Abdo Benítez alardeó que su gobierno viene luchando contra el crimen organizado y mencionó el operativo A Ultranza. Precisamente se ufana de un operativo del que él se enteró por la prensa y de propósito, desde los organismos internacionales de poder (norteamericano y europeo) lo mantuvieron en reserva para evitar que este gobierno los filtre.
Las agencias internacionales de lucha contra el crimen organizado confiaron en el Ministerio Público para esta labor y ningunearon al gobierno de Marito por sus vínculos con el narcotráfico. Desde la famosa fotografía de “Cucho” Cabaña en el quincho de la residencia particular de Abdo, hasta la foto del presidente colgada en la oficina de Lindomar Reges Furtado en el Paraná Country Club, uno de los narcotraficantes más buscados por el Brasil y a quien desde la Senad, institución monitoreada por Arnaldo Giuzzio, le facilitaron su fuga.
Esa misteriosa fuga de Lindomar después tuvo una explicación. Había sido el mismísimo ministro del Interior, Giuzzio, a quienes muchos admiraban por su valentía de denunciar sin pruebas ni elementos a un ex presidente, no solo flirteaba con otro presunto narcotraficante, Marcus Vinicius Espíndola, que estaba a punto de convertirse en proveedor de chalecos antibalas de la Policía mediante su amistad con el entonces ministro, sino que le pidió prestada una camioneta para vacacionar por las playas del Brasil. Tanta era la relación de amistad y confianza que Marcus le cedió la camioneta familiar que utilizaba la esposa.
Si no hubiésemos revelado las pruebas de este vínculo, hoy Marcus Vinicius, otro de los presuntos narcos más requeridos por el Brasil, sería un proveedor de lujo del gobierno de Marito, a sabiendas de quién se trataba, porque la Fiscalía Federal del Brasil ya había compartido información sobre Marcus con la Senad cuando Giuzzio estaba al frente de esta institución.
A esto se suma que el gobierno de Marito protege al que está al frente de la Dirección de Material Bélico (Dimabel) a pesar de que esta dependencia militar se ha convertido en el “supermercado” de las armas para el crimen organizado.
Y a propósito de A Ultranza, uno de los ministros del gobierno de Abdo fue destituido por sus vínculos con un personaje involucrado en el esquema de lavado de dinero y la compra de un yate fue el detonador. El coqueteo del vicepresidente de la República, Hugo Velázquez, con los hermanos Insfrán, metidos hasta el cogote en estos esquemas arrojados por las intervenciones de A Ultranza o los famosos audios del diputado oficialista Juan Carlos Osorio, hoy procesado también por ligaciones con el narcotráfico.
Entonces, que Abdo se jacte de que su gobierno combate el crimen organizado es un chiste de mal gusto que solo le pueden creer los adulones y cómplices que lo rodean. Este Gobierno está metido en el fango de pies a cabeza. Y lo peor es que saben que se les viene la noche y saben quiénes están detrás de ellos, por eso la desesperación de mantenerse en el poder y por esa permanencia, estos tipos están dispuestos a todo. Dispuestos a TODO. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.