Los atletas norcoreanos no serán los únicos participantes inusuales en los Juegos Olímpicos de invierno en Pieonchang, Corea del Sur, que comenzaron este 9 de febrero. Cualquiera puede participar, al menos virtualmente.

Muchos contendientes serán observados por cámaras de video de 360 grados, capaces de transmitir imágenes a través de una red inalámbrica. En ciertos lugares del país, los fanáticos de los deportes podrán usar pantallas de realidad virtual montadas en la cabeza para entrar directamente en la acción. Volar junto a un saltador de esquí, por ejemplo, ofrecerá descargas de adrenalina sin riesgos de aterrizajes bruscos.

Estas experiencias virtuales serán ofrecidas por KT, la mayor empresa de telecomunicaciones de Corea del Sur. Lo que pretenden es mostrar la última generación de tecnología inalámbrica, conocida como "5G". Los saltadores de esquí nunca saben exactamente qué tan lejos llegarán después de abandonar la rampa, pero tampoco está claro hasta dónde llegará el 5G.

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En teoría, la nueva tecnología debería llegar lejos. La Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU, por sus siglas en inglés), un organismo de las Naciones Unidas que ayuda a desarrollar estándares técnicos, ha acordado un conjunto ambicioso de requisitos para la tecnología. Debe ofrecer velocidades de descarga de al menos 20 gigabits por segundo, tiempos de respuesta o "latencia" de menos de un milisegundo y la capacidad de conectar al menos un millón de dispositivos en un kilómetro cuadrado. Por tanto, se supone que las redes 5G pueden transferir una película de larga duración en alta resolución en dos segundos, responder a las solicitudes en menos de una centésima del tiempo que lleva parpadear y dar servicio sin esfuerzo a las ciudades densamente pobladas de humanos con sus dispositivos conectados.

Cuando el 5G se despliegue correctamente, el ancho de banda inalámbrico parecerá infinito, dijo Alex Choi, hasta hace poco el director de tecnología de SK Telecom, el segundo operador más grande de Corea del Sur, y quien ahora trabaja para el operador alemán Deutsche Telekom. Eso permitirá todo tipo de servicios voraces de datos, que SK está probando en su "Campo de Juegos 5G", cerca de Seúl. Uno de ellos es un servicio de realidad virtual que permite a las personas transmitirse ellas mismas en espacios digitales compartidos, como un estadio deportivo virtual.

Otra muestra de ingenio de la tecnología 5G está a la vista en Ericsson, el fabricante de equipos de red. En lo que alguna vez fue una fábrica, al lado de su sede central cerca de Estocolmo, está mostrando la técnica de segmentación o rebanado de red ("network slicing" en inglés), para crear redes a medida. Las antenas son capaces de crear redes inalámbricas separadas, para servir tanto a teléfonos inteligentes y sensores inalámbricos, como a robots industriales y automóviles autónomos.

"Cada conjunto de dispositivos obtendrá exactamente la conectividad que necesita", dijo Nishant Batra, quien dirige los productos de redes inalámbricas en la empresa sueca.

Esta versatilidad, junto con los requisitos del ITU, podría hacer del 5G el tejido conectivo para el "internet de las cosas", como se llama colectivamente a los dispositivos conectados, dijo Pierre Ferragu, de Bernstein Research. Las redes basadas en 5G podrían conectar y controlar robots, dispositivos médicos, equipos industriales y maquinaria agrícola. También podrían permitir el cómputo en el borde ("edge computing" en inglés), la idea de que no se harán más y más cálculos de datos en los centros de datos centralizados, sino en los márgenes de las redes.

La industria de las telecomunicaciones tiene mucho que ganar con la tecnología 5G. Los fabricantes maduros de equipos de red, como Ericsson y Nokia, quieren que resurja la demanda de sus productos, que ha disminuido notablemente desde que la inversión en 4G alcanzó su punto máximo, hace un par de años. Los fabricantes de chips de radio, como Qualcomm, también están ansiosos.

Los países también son impulsores del 5G. Tras haber quedado rezagados en la generación inalámbrica anterior, las naciones asiáticas quieren liderar el camino en la próxima. Usar los Juegos Olímpicos para exhibir y lanzar el 5G no es exclusivo de Corea del Sur. Japón lo hará en el 2020, cuando Tokio sea sede de los Juegos Olímpicos de verano, y NTT Docomo, el operador más grande del país, quiere comenzar a ofrecer servicios 5G de manera comercial. En China, el gobierno, los operadores y los fabricantes locales de equipos como Huawei y ZTE están a punto de lanzar pruebas de 5G a gran escala.

En EEUU, donde la competencia entre AT&T, Sprint, T-Mobile y Verizon ya ha acelerado el desarrollo de la tecnología 5G, las políticas industriales pueden precipitar aún más su despliegue: en un memorando filtrado dirigido a la Casa Blanca, un funcionario del Consejo de Seguridad Nacional llegó a solicitar una red 5G nacionalizada. Tal proyecto, argumentaba, le permitiría a Estados Unidos "adelantarse a la competencia mundial y proporcionar al pueblo estadounidense una infraestructura segura y confiable". El memorando fue descartado, pero la idea podría volver a surgir.

A pesar de todo este respaldo, existen obstáculos para el 5G. Uno de ellos es el espectro de radio, que está cada vez más saturado en las bandas de baja frecuencia, utilizadas habitualmente por las redes móviles. Abunda el espectro libre en las bandas más altas (en particular donde la longitud de las ondas de radio se mide en milímetros). Sin embargo, cuanto más alta es la frecuencia, más difíciles son las cosas, explicó Stéphane Téral, de la empresa de investigación IHS Markit. Las ondas milimétricas proporcionan una gran cantidad de ancho de banda, pero incluso la vegetación puede bloquearlas. Necesitan para funcionar ya sea una línea de visión directa o rebotar alrededor de obstáculos, lo que requiere mucho poder de cómputo.

El hardware es otro factor adverso. Algunos vendedores de equipos han promocionado sus productos como "listos para 5G", que supuestamente solo necesitan actualizaciones de software para trabajar con los nuevos estándares. En realidad, incluso si el equipo es fácilmente actualizable, la mayoría de los operadores tendrán que reconstruir sus redes. Las ondas de radio de alta frecuencia no viajan demasiado lejos, por lo que las empresas deberán instalar más estaciones base, las computadoras que alimentan las antenas de una red. En cuanto a los dispositivos móviles, se deben hacer grandes cambios para que estos puedan usar ondas milimétricas. Con la tecnología actual, la potencia informática para procesar las señales agotaría las baterías en un abrir y cerrar de ojos.

El mayor freno para el 5G, sin embargo, será económico. El año pasado, cuando el grupo industrial GSMA preguntó a 750 jefes de telecomunicaciones sobre el principal riesgo de ofrecer 5G, más de la mitad citó "la falta de un modelo claro de negocio". Parte de este pesimismo es táctico: si los operadores se mostraran más entusiastas, los vendedores de equipos aumentarían sus precios. No obstante, tal como están las cosas, el consultor de telecomunicaciones Chetan Sharma opinó que es poco probable que el 5G sea una gran fuente de ingresos.

Esto se debe a que, aunque la gente quiera más ancho de banda, a menudo no está dispuesta a pagar por ella, una actitud que quizá ni siquiera con las más sofisticadas ofertas de realidad virtual pueda llegar a cambiar. Los ingresos por gigabyte de datos ya se han desplomado en más del 50% entre el 2012 y el 2015, estimó Sharma. Los costos por gigabyte no han bajado tanto, y construir el 5G no será barato.

Debido a las frecuencias más altas, el 5G requerirá más antenas, más estaciones base y más cables de fibra óptica para conectar. Además, antes de que las compañías puedan aprovechar al máximo la segmentación o "rebanado de red", por ejemplo, deberán actualizar las computadoras en el núcleo de sus redes.

"Tendremos que trabajar más para dar un empujón a la tecnología 5G", admitió Lauri Oksanen, que supervisa la investigación de redes en Nokia, el fabricante de equipos finlandés.

Es poco probable que los operadores aumenten rápidamente sus inversiones en 5G, predijo Bengt Nordstrom, de Northstream, una consultora de telecomunicaciones. Las implementarán gradualmente donde los números cuadren, comentó.

Algunos usarán primero la tecnología para proporcionar enlaces inalámbricos "fijos" superrápidos entre dos antenas estacionarias, lo que es menos complicado de hacer. Tanto AT&T como Verizon han dicho que comenzarán a ofrecer este servicio en EEUU este año. Otros operadores usarán el 5G para obtener más del espectro que poseen. Algunos más tejerán redes 5G para atender ciudades densamente pobladas, probablemente en Asia, mientras que otros lanzarán sistemas privados, por ejemplo para proporcionar conectividad en minas y puertos.

En otras palabras, la trayectoria del 5G probablemente difiera de la de un saltador de esquí: podrá volar bajo durante años antes de despegar. Si este es el caso, se desarrollará de manera similar al 3G, una tecnología móvil introducida a principios de la década del 2000 y que desilusionó hasta que se le encontró una "aplicación revolucionaria" en los teléfonos inteligentes, a finales de la década. Fue solo con el 4G que las redes móviles cumplieron con las promesas que había hecho el 3G, como la posibilidad de ver emisiones de video en continuo.

"A las generaciones impares no parece irles demasiado bien", bromeó Dean Bubley, un experto en telecomunicaciones. "Es posible que tengamos que esperar al 6G para obtener lo que el 5G promete".

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